13. Mía o de nadie

Personajes: Alexer, Natassia
Historia relatada en base a la cronología y argumento del sidestorie The Cygnus History. Tomando como referencia la primera parte del capítulo 5, ''La armadura del cisne'' Donde Alexer le da muerte a su padre Piotr después de la invasión al castillo azul.

Si te gustan mis historias, por favor deja una estrellita o algún comentario diciendo que te pareció este capítulo.
Te lo agradecería muchísimo.

Desde muy pequeño Alexer se crió con la idea de que sería un gobernante excepcional, inclusive mejor que su padre. Cuando cumplió dos años una pequeña princesa vino al reino, su nombre era Natassia, de facciones delicadas y a diferencia de él, cabellos rubios como los de su madre. Pero en todo lo demás era muy similar a él, después de todo era su hermana.

El tiempo pasó, Alexer al igual que Natassia crecieron juntos, Alexer cuidaba de la princesa Natassia y ella de él. Su pueblo por poco quedó extinto después de que su tierra se viera envuelto en una profunda tormenta invernal. Tras la muerte de su madre, Alexer se dio cuenta que no quedaba mucho tiempo para que su padre pareciera por igual, por eso es que tomó la iniciativa de expansión hacia el sur.

Esto por supuesto no le agradado a su padre. Así que cuando el muchacho tenía catorce años fue exiliado, su enfermo y débil padre tuvo que deshacerse de él debido a los pensamientos de poder con el terror a la tierra del sur. Alexer solo llevo consigo unos cuantos guerreros a los cuales se les otorgaron protecciones y corazas resistentes al crudo invierno, renaciendo así la historia de los legendarios Guerreros azules, aquellos que seguirían a su regente, el guardián de la tierra azul y el que por supuesto les daría tierras cálidas donde el sol brillaría todos los días.

Para cuando el joven príncipe se hizo lo suficientemente fuerte y su ejército era el doble del que su padre, pudo volver al castillo de Blue Gard, donde un viejo Piotr aguardaba pacíficamente. La conquista fue rápida, muy pocas bajas para el bando del guardián, su hijo optó por hacerlos jurarle lealtad, aquellos que se negaban eran enviados al tocón donde perdían la cabeza.

— ¿Dónde está? — Pregunto el nuevo señor del castillo azul, acercándose hasta un hombre con prendas azules.

—En su habitación, mi señor. — Respondía de inmediato, bajando la mirada en forma de respeto.

Alexer asintió un par de veces, frotando las propias manos. — ¿Ha comido? — Continuo, caminando por los pasillos del castillo con el hombre detrás, quien además sostenía una bandeja con comida.

—No mi señor, se ha negado nuevamente. — Respondió el soldado.

—Esa pequeña...— Alexer extendió las manos hacia el subordinado, tratando de coger la bandeja con comida. — ¡Quédate aquí! Que nadie me moleste. — Ordenó poco después.

—Si mi señor. —

El príncipe se adentró a la habitación de la princesa. Aquella se encontraba parada de frente hacia la ventana por donde se podían ver los restos de la invasión en el patio del castillo. Natassia era el nombre de la muchacha, tenía el cabello de oro, pero sumamente corto, vestía los colores tradicionales de los gobernantes, azul marino, azul pálido y plata. Tenía una figura deseable, además de que sus facciones eran muy delicadas similares a Alexer, demasiado para una pequeña joven de sólo catorce años.

—Me han dicho que te has negado a comer — Irrumpió en el silencio, dejando la bandeja sobre un mesón. Natassia no respondió, ni si quiera volteo a verle.

— ¿Te negarás a hablarme también? — Alexer se había sentado en una de las sillas, tomando un trozo del pan dulce en la bandeja. Nuevamente no hubo respuesta alguna.

—Bien, entonces no te dejaré ver a padre. — Comentó con el bocado en la boca, esta vez él no le veía, por lo cual no se dio cuenta la reacción de su hermana.

— ¿¡Que le has hecho, Alexer!? — Natassia se dio media vuelta, viendo por primera vez en años a su hermano mayor.

Tenía los cabellos castaños, un poco largos en la parte trasera, pero era muy apuesto, llevaba un jubón en azul zafiro, todo lleno de tachones en hilo de plata, botas largas y una capa blanca a juego. Tenía la imagen de un perfecto gobernante.

—Nada, solo hacer lo que él no ha podido en mucho tiempo. Conquistar el sur, gobernar. — El muchacho continuaba comiendo lo que había en el plato.

— ¡Déjame verlo por favor! — La rubia se encaminó hasta su lugar, colocándose de rodillas frente a él, estaba suplicando por su padre.

— Lo haré, hermanita... — Alexer sonrió acariciando el rostro de su hermana con el pulgar. —Apenas te entregues a mí —

— ¡¿Que dices?!— Su rostro denotó sorpresa y negación, no podía creer lo que su hermano había dicho. Se había separado de inmediato, poniéndose de pie una vez más.

El hombre la imitó poniéndose de pie, mostrándole una sonrisa de malicia en el rostro. Sin embargo, no se había acercado a ella. —Tú y yo querida hermana somos los últimos soberanos de esta sagrada tierra. Seremos como en la mitología, donde hermanos y hermanas compartían el lecho para preservar la raza. —

—¡No lo haré Alexer!, ¡No lo haré, dejaré de comer! — Se negó, la pequeña princesa comenzaba a derramar un par de lágrimas, su rostro se había puesto más pálido que de costumbre, sus labios temblaban como si quisiera decir algo más, pero simplemente no podía, se le había hecho un nudo en el estómago.

—Entonces padre también lo hará. Si dejas de comer, padre no recibirá comida, si dejas de respirar, él también lo hará. — Advirtió el castaño sin siquiera moverse del sitio. — Si me das un heredero padre estará libre. — En tan solo dos zancadas Alexer ya estaba de frente a Natassia, sosteniéndola por los brazos sin llegar a lastimarla. — Lo nombraremos nuevamente guardián del norte. — Comentó con esa sonrisa en el rostro por segunda vez.

Natassia se negó a verlo, ¿acaso de verdad ese hombre era su hermano?, ese enorme Niño que juró protegerla cuando eran pequeños, ese príncipe que creció y aprendió junto a ella, ahora se había revelado en contra de su propio padre, más aún, estaba pidiéndole hacer actos pecaminosos.

Un tenue toque sobre sus labios la hizo volver a sus sentidos. Alexer la había besado. — Ahora desvístete. — le ordenó con cierta fuerza, haciendo que se encaminara hasta la cama. La joven doncella no podía creer nada de lo que estaba ocurriendo, ni cómo es que había llegado hasta estar frente a la cama.

— ¿Tengo que pedirlo una segunda vez? — De nuevo la voz dura del mayor. —Odiaría pedírtelo una segunda vez, Natassia. — Advirtió el joven, provocando que las lágrimas de aquella muchacha rodaran continuamente.

Natassia estaba herida por lo que su hermano hacía, esa sed de venganza que había obtenido en los últimos años le daba miedo. No quería que su padre sufriera, mucho menos su amado pueblo, si entregarse a él era la opción más conveniente lo haría sin importar la aberración que sería aquel acto. Inclusive si tenía que ser flagelada noche a noche lo soportaría, una princesa haría lo que fuera necesario para el bienestar de los suyos.

Sus manos solo daban vuelta a los listones que detenían el vestido en la parte frontal, no sabía que debía hacer, nadie le había enseñado eso. Las doncellas que le asistían decían que cuando fuera más grande le mostrarían cómo debía complacer a un hombre, siempre cacareaban que la noche de bodas debía ser la primera vez que un hombre le viera desnuda, pero ese día no era su boda, tampoco era de noche, y por supuesto se trataba de un gran guerrero como las ancianas le contaban, pero también se trataba de su hermano. Fue entonces que los movimientos de su hermano la hicieron despertar, sintió su respiración tras el cuello. Alexer había rasgado su vestido, haciendo que el frío del ambiente se colara en su espalda. Sus manos recorriendo la zona recién descubierta fue algo que la dejó en shock.

Poco a poco la hizo inclinarse hacia la cama, ya no podía ser peor, no había vuelta atrás. La rasgadura del vestido se extendió hasta por debajo de los muslos. Su rostro estaba restregándose a las pieles de la cama, las sostenía con fuerza gracias a sus puños. Fue entonces que sintió como algo verdaderamente endurecido se deslizaba hasta el punto de irrumpir entre sus piernas; Natassia no podía hacer nada más que sollozar y aferrarse a la cama.

La intromisión fue lenta y dolorosa, al siguiente segundo su hermano se movía en contra de ella, atrás y adelante, atrás y adelante, cada una de las embestidas más fuerte que la anterior, sentía que su rostro iba a lacerarse después de restregarlo contra las pieles tantas veces seguidas. Por si el dolor no fuera el suficiente la piel de su hermano creaba un ruido cada vez que chocaba contra sus glúteos a la par de los crujidos en la cama. Parecía que su sufrimiento nunca terminaría, los jadeos de su hermano eran más seguidos y pesados, tanto como los de un animal salvaje. Natassia ni siquiera podía ver el rostro de su hermano, cada que intentaba levantarse la mano del hombre la hacía volver a su posición sobre la cama.

Hasta un momento sentía la parte baja de su cuerpo colapsar, ardía todo ese contacto. De repente ya se había detenido, pero tan pronto se enderezó el miembro de su hermano ya estaba dentro de ella nuevamente con brusquedad. Alexer solo se había detenido para abrir el jubón y dejar sentirle más de su piel. ¿Cuánto más tendría que soportarlo? Sería mejor que la matara de una buena vez. Pensó en repetidas ocasiones.

En ese momento Alexer se levantó, y consigo llevo a Natassia, una mano la había posicionado sobre los pechos donde estimularía de mejor forma el cuerpo de la pequeña princesa. Con su mano libre se deslizó hasta la entrepierna de la femenina, introduciendo dos de sus dedos entre los labios vaginales, esto con la finalidad de hacerle sentir mucho más placer; lamentablemente nada hacía que la expresión de asco y dolor desapareciera del rostro de la pobre mujer.

El mayor por su parte estaba más que encantado, su cuerpo encajaba perfectamente contra el suyo, la tersa piel de Natassia era como la seda favorita que vestía. Recorrer su cuello con sus labios era lo que más le había gustado, al contrario de él, ella se sentía atemorizada, sobre todo por la forma tan brusca en la que se había comportado esas últimas embestidas. Algo dentro de ella se había desprendido y emergía de entre sus piernas, algo líquido y caliente.

—¡Guardía! — Llamó el príncipe para sorpresa de Natassia quien se sentía más ultrajada que antes.

—¡Sí señor! — El soldado entró, pero de inmediato desvió la mirada para no ver a la joven ni a su señor.

— ¿Está listo el prisionero? — Pregunto aun sosteniendo los senos de la muchacha, dando un par de estocadas de último.

—Sí señor, el caballero de cisne está en la celda. — Respondía sin modificar su posicionamiento.

Alexer había terminado, su virilidad había derramado todo el líquido seminal dentro de la pequeña princesa. Inclusive había salido del interior.

—Bien, vamos. — Comentó poniendo en orden sus ropas, dejando el jubón abierto a la vez que se retiraba de la habitación.

En su partida Natassia noto como las manos de Alexer estaban manchadas de sangre, fue inevitable no echarse a llorar nuevamente pues sabía de dónde provenía aquel color rojizo. Natassia había sido despojada de su hogar, de su padre y ahora de su pureza, todo el mismo día, todo a causa del mismo hombre. Su hermano mayor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top