¿Era necesario?
¡Hola!
Bueno, está es mi primera historia para este fandom y espero que sea de su agrado :')
(Basada en unos fan arts)
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Genos había recibido una llamada de la agencia de héroes temprano en la mañana, por lo que estuvo casi todo el resto del día fuera de casa.
El cyborg no podía evitar sentir algo de preocupación por su sensei, no le gustaba cuando este pasaba mucho tiempo a solas. ¿Habrá comido? Dejó comida preparada en la casa, así que no debería pasar hambre el otro. ¿Tendrá frío? Eso tenía un porcentaje más de probabilidad, ya que él se encargaba de mantener caliente el pequeño hogar que compartían en estos días de frío, gracias a las funciones que su metálico cuerpo le brindaba.
Algún día de estos instalaría cámaras en el hogar para así poder ver fácilmente lo que estaría haciendo el mayor y así no terminaría llenando de pensamientos negativos en su cabeza.
Aunque analizando mejor la situación y y la reacción que tendría su sensei si viera cámaras en su pequeño departamento, a este simplemente no le gustaría.
Un teléfono móvil será entonces, aunque las cámaras eran algo que estarán presente en su memoria como una segunda posibilidad de cuidar a Saitama.
Ya era algo de noche cuando el rubio abrió la puerta de su hogar, anunciando su llegada. Traía consigo algunas bolsas ya que al volver pasó a alguna de las pocas tiendas que seguían abiertas en ciudad Z. Analizó el pequeño lugar y todo parecía estar en orden, literalmente claro, su sensei ya había conseguido dejar algunas cosas tiradas por allí y por allá, pero eso no le molestaba. Lo que importaba es que sensei se encontraba bien.
— Llegaste. — Comentó inexpresivamente como siempre lo hacía Saitama mientras miraba la televisión, pero el cyborg notó algo distinto en su voz, como un tono diferente. Casi como si estuviera... ¿Contento?
El menor miró con curiosidad a su maestro mientras se sacaba los zapatos, dejándolos en la entrada. Desde allí tan solo podía observar a Saitama sentado frente a algo pero no alcanzaba a ver qué era ese "algo".
Apenas se acercó unos pasos, logró sentir con sus sensores el ambiente más cálido. Qué extraño. El cyborg ni siquiera había activado las partes de su cuerpo para comenzar a calentar el hogar. — Saitama sensei, mis sensores me indican que...— Se interrumpió el mismo al fijarse en aquel objeto que se encontraba al frente de su maestro.
Un calefactor.
Sensei había comprado un calefactor.
—¿Sensei qué es eso? —El cyborg se sentó en su usual pose seiza, al lado de su maestro, dejando las bolsas descansar en su regazo.
—¿Eh? — Saitama despegó su mirada de la televisión para observar a su discípulo. — Un calefactor, ¿Nunca has visto uno? — Preguntó con curiosidad aunque su expresión no lo demostraba. Quizás el chico no tenía recuerdo acerca de cosas así o tan solo se le cortó un cable y repentinamente perdió justamente su base de datos acerca de los objetos para el hogar.
El rubio negó con la cabeza. — No me entendió, maestro. ¿Por qué está eso aquí? — El cyborg simplemente no lo entendía. ¿Por qué Saitama sensei trajo a casa un objeto así? ¿Acaso no le gustaba cuando Genos calentaba la casa? ¿El calor que el irradiaba no era suficiente para el mayor?
—¿Te encuentras bien Genos? ¿Te pasó algo en la asociación? ¿Te cambiaron alguna parte o algo? — Saitama acercó su rostro al del rubio, intentando ver si notaba algo diferente en el menor, pero todo le parecía normal. Entonces, ¿Por qué Genos hacia estas preguntas? — Por el frío, ya estamos en invierno, ¿No? —
Genos simplemente se quedó en silencio procesando la información, ni si quiera se había dado cuenta que la expresión de su rostro había cambiado, sus cejas se habían juntado levemente y su entrecejo se había arrugado un poco. Aún no lo entendía. Analizaba y analizaba la situación, pero nada le hacía entender, dirigió su mirada a su maestro analizándolo a él también, observando los datos que aparecían en su interfaz. La temperatura de su maestro era algo más baja en diferencia a cuando Genos calentaba el departamento. Eso lo confundía más.
— Oí, basta, te he dicho que no me gusta que me analices. — Protestó el mayor al darse cuenta lo que hacía el otro, posando con suavidad su mano en el rostro de Genos y empujándolo hacia atrás levemente.
El cyborg reaccionó despertando de ese pequeño trance analítico. — Lo siento mucho, Saitama sensei, le prometo que no volverá a suceder. Solamente me encontraba analizando el ambiente y la temperatura de este, además de analizar la suya también y gracias a esto me pude percat-...— Se calló al notar la expresión exasperada en el rostro de su maestro. — Lo siento nuevamente maestro. — Se disculpó rápidamente el rubio, inclinando su cuerpo hacia adelante y agachando su cabeza.
— Resumen, Genos. —
—¿Por qué compro un calefactor, sensei? —
— Pues como tú no estabas, me aburrí más de lo normal, así que salí y me encontré con una tienda que tenía muchos descuentos, y pues me traje esta joya, ¿Genial, no? — El mayor estiró uno de sus brazos hacia el calefactor, acariciando suavemente su superficie.
Genos sintió algo extraño en el pero no le podía poner un nombre. Como que esa pequeña acción de su sensei hacia el nuevo objeto le irritó un poco. — Ya veo, pues fue usted muy inteligente, Saitama sensei. — Fingió una pequeña sonrisa en sus labios sintéticos. —Traje ingredientes para la cena, iré a guardarlos, con su permiso, maestro. — El cyborg se levantó de donde estaba, dirigiéndose a la cocina.
Saitama se quedó observando cómo el menor se dirigió a la cocina. Bueno, eso fue raro. Pensó que su discípulo se alegraría al ver que compro algo para mantener caliente su hogar, y así cuidarse de molestos resfríos como el cyborg le había advertido al inicio de invierno. Pensó que lo felicitaría por estar cuidándose de él mismo, ya que para ser sincero no lo compro porque quiso o por necesidad, Genos fácilmente podía hacer eso y mucho mejor, solo lo compro para demostrarle al menor que si se cuidaba de el mismo y para así dejar más tranquilo a este. Se encogió de hombros, dirigiendo su atención a la televisión nuevamente, maldiciendo a lo bajo cuando se dió cuenta que se perdió la mitad del episodio de las caricaturas que estaba viendo antes.
Por otro lado, Genos aún seguía sin comprender porque sensei había decidido gastar de su dinero para traer algo así a casa. ¿Por qué desperdiciaría dinero en un objeto que ni siquiera lo mantiene más caliente de lo que él lo hace?
Decidió a ignorar el asunto por ahora, si su sensei se encontraba feliz por su compra, él lo aceptaría.
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Una semana más tarde y Genos ya se encontraba harto del calefactor que había traído su maestro. Siempre lo encendía y permanecía así todo el día hasta que se iba a dormir. Otra cosa era que sensei no paraba de hablar de lo genial que era y que fue una muy buena compra.
Genos extrañaba ser el que mantenía así de contento a Saitama, extrañaba sus cumplidos cuando su pequeño hogar se encontraba en la temperatura perfecta.
"Que genial eres, Genos", "Ni siquiera tengo ganas de salir de casa", "Esto es perfecto"
Extrañaba mucho esos cumplidos, pero lo que más extrañaba eran las extrañas ocasiones en las que Saitama sensei se acercaba lo suficiente como para posar su cabeza en el hombro de Genos, mientras veían alguna película, disfrutando del calor que irradiaba el cyborg, o de las noches en las cuales el mayor acercaba su futón al del rubio, para luego despertar casi encima de él. Esas noches le encantaba porque luego cuando Saitama sensei despertaba, podía ver varias expresiones en su rostro.
Genos se encontraba limpiando el departamento, estaba a solas, ya que su maestro se encontraba aburrido y decidió a salir a buscar algún monstruo con el cual luchar. El cyborg pidió acompañarlo pero este se negó, ya que la popularidad del rubio siempre lo hacía quedar en menos con los demás, no es que a Saitama le importase, pero si quería seguir subiendo de lugar en la asociación de héroes, no podía estar siempre acompañado por el héroe clase S.
El rubio estaba ordenando los mangas de su maestro alfabéticamente, limpiando algunos que tenían algo de polvo. Cuando terminó, se limpió las manos en el delantal rosado que siempre usaba cuando hacia las cosas de la casa. Analizó el pequeño lugar, viendo si se había olvidado de alguna tarea, pero los resultados le indicaron que ya se había ocupado de todo.
Se sentó bajo la pequeña mesita de centro, no es que estuviera cansado físicamente, pero su cerebro necesitaba algún respiro de vez en cuando. Su maestro llevaba fuera algunas horas. Su maestro...
El cyborg dirigió su atención al pequeño calefactor que se encontraba a su lado, casi como si le hiciera burlas. Genos, negó con su cabeza, nunca creyó encontrarse en una situación así.
Celos a un objeto inanimado.
Se levantó, acercándose al calefactor, inspeccionándolo. No era ni de tan buena calidad, ni de tan mala calidad. No sabía que le veía tanto sensei a esto.
De pronto unos pensamientos se le pasaron por la cabeza. ¿Y si al calefactor le pasa algo? ¿Si dejase de funcionar? Su sensei volvería hacia el, como antes.
El rubio ni se percató de la pequeña sonrisa que se encontraba en su rostro, pero rápidamente desapareció.
No, no podía hacerle esto a su sensei. Su dinero habrá sido en vano... Pero, analizando la situación, el dinero ya fue en vano en el preciso momento que decidió comprarlo, no necesitaba esto, Genos cumplía esa función muy bien.
No, no podía, no debía.
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Ya era tarde cuando Genos se percató de la presencia de su maestro nuevamente en el departamento, extrañamente le era algo difícil detectar a Saitama sensei con sus sensores, aunque habían otras veces que le era fácil. No sabía si era un error en su sistema o tan solo su maestro de vez en cuando se movía muy rápido.
El rubio había decidido a dormir sin esperar al mayor, ya que había recibido una llamada por parte de King, el cual le comunicaba que se encontraba junto a su maestro y que este no volvería en unas cuantas horas más. Tuvo que rechazar la invitación que le hizo el otro héroe, ya que era bueno que de vez en cuando su sensei socialice con otras personas.
Su interfaz le indicaba que eran aproximadamente las una de la mañana, y podía sentir y también escuchar al otro moviéndose en la habitación. No quería enfrentar a su maestro aún.
Se sorprendió un poco cuando sintió al otro acostarse a su lado como lo había hecho hace unas semanas atrás. Si hubiera tenido un cuerpo humano hubiera sobresaltado en su lugar al sentir heladas manos rodear su torso. Sus sensores le transmitían toda la temperatura del otro.
—Genos, deja de hacerte el dormido. — Saitama apoyó su cabeza en el hombro del menor, el cual le daba la espalda a este.
El cyborg abrió los ojos, ¿Cómo sabía que estaba despierto? — S-Sensei, bienvenido. — Tartamudeo, podía sentir sus sistemas comenzar a activarse lentamente. —¿Cómo estuvo su día junto a King?—
—Bien, bien, pero ahora tengo frío, ¿Podrías hacer tu magia, por favor?— Pidió descansando su cabeza en el cuerpo del otro.
—Claro, sensei. — El rubio tuvo que evitar no sonreír por miedo que el mayor lo descubra. Inició a irradiar calor lentamente con su cuerpo, y sonrió levemente al sentir a su maestro, relajarse a su lado.
Saitama soltó un suspiro, contento al sentir su cuerpo rodeado de un tibio calor. Como extrañaba esto. —¿Genos? —
—¿Si, sensei?—
—Eres genial. —
—¡Ú-Usted también, Saitama sensei! —
Pasaron varios minutos, y el menor se preguntaba si su maestro ya se había dormido. Todo resultó bien después de todo. Dejó escapar un suspiro, relajando su cuerpo al igual que su maestro, el cual aún lo sostenía.
—¿Genos? —
—¿S-Sensei? Pensé que dor-...—Fue interrumpido.
— ¿Era necesario? — Preguntó el mayor como cuando alguien pregunta el clima.
El cyborg se quedó callado, ¿A qué se refería su sensei? — ¿Disculpe? Sensei, temo decirle que no entendí su pregunta. — Intentó girar su cabeza un poco para así ver al otro.
—¿Era necesario destruir el calefactor? —
Hubo un pequeño silencio, pero Saitama espero pacientemente, la situación le parecía muy divertida y extrañamente tierna también.
—No es por criticar su juzgamiento, Saitama sensei, pero, ¿Cómo concluyó que fui yo el que destruyó tal objeto?— Preguntó el menor con ganas de saber el procedimiento de su maestro al descubrir quién fue el que destruyó su calefactor, pero fue rápidamente decepcionado al recibir una de sus típicas respuestas cortas.
— Simple intuición, Genos. Buenas noches. — Termino de hablar Saitama, relajándose nuevamente y disfrutando del calor que irradiaba su discípulo.
—... Buenas noches, Saitama sensei, que descanse. — Respondió suavemente. Sintió un alivio al ver que su maestro no se había enfadado con él por haber destruido esa máquina fastidiosa. El rubio decidió por cerrar sus ojos y dejar su sistema descansar, posando una de sus manos tentativamente sobre unas de las de su maestro, la cual se encontraba sobre su estómago.
A unos cuantos pasos de distancia, se encontraba tal fastidioso objeto, con un claro y grande agujero en el centro donde principalmente, cuando este funcionaba irradiaba calor.
Quizás Saitama no se terminó enfadando como Genos temía.
Quizas Genos no se percató de la tonta sonrisa que Saitama portaba.
Pero ambos podían asegurar, que la terrible muerte del pequeño calefactor fue para mejor.
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Help! He caído en este fandom, y no me puedo parar(?)
OPM, se ha tomado mi vida últimamente, estos dos en especial, son sumamente adorables :'3
La verdad, me costo escribir esto por qué el huevo y la tostadora son tan... ¿Inexpresivos? xD Espero que no haya quedado tan OOC :'c
Y nada, probablemente siga escribiendo cosas acerca de estos dos, según lo que me vayan diciendo, son muy adorables y puros para no hacerlos c':
Comentarios son siempre muy apreciados y más en esta, que es mi primera historia <3
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