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2 años después...
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Su teléfono celular comenzó a sonar de nuevo y SeokJin suspiró brevemente antes de continuar señalando las figuras proyectadas en la pantalla.
Y aunque las constantes vibraciones chocando contra su muslo le sobresaltaron por un instante se mantuvo indiferente a ellas.
Era la sexta llamada que recibía en menos de quince minutos y sabía perfectamente quién le estaba llamando con tanta insistencia.
Sin embargo decidió ignorar su teléfono nuevamente y continuó con su clase.
Los alumnos universitarios le respetaban a pesar de ser sólo un par de años mayor que casi todos ellos, y por nada del mundo quería perder su atención ni por un segundo, porque sabía que sería extremadamente difícil recuperarla de nuevo y no podía arriesgarse a que no le tomaran con seriedad.
Así que sabía que no debía responder llamadas a la mitad de su clase. Y menos cuando sabía con exactitud quién le llamaba y lo que probablemente quería.
Taehyung siempre le llamaba con cualquier pretexto.
Pero esta vez no iba a permitirse atenderle. En su cambio de clase podría llamarle para explicarle sus razones. Mientras tanto, no.
Así que SeokJin se mantuvo firme, parado al frente del salón, explicando los conceptos jurídicos fundamentales que debían ver como lección del día y dejó que el teléfono continuara vibrando en su bolsillo.
Un par de estudiantes comenzaron a preguntar un par de cosas y SeokJin las respondió con gusto. Disfrutando la dinámica que habían adoptado en esa clase.
No quería ser un maestro dictador. No quería que le temieran u odiaran tampoco. Él mismo sabía el suplicio que era soportar a un maestro que simplemente hablaba sin parar desde el inicio hasta el fin de sus temas, aburriendo y durmiendo a todos los universitarios enfadados en sus asientos.
Así que en todas las clases evitaba utilizar distractores como el teléfono celular lo era. Dinamizaba las lecciones y aplicaba usos de la vida cotidiana para que fuesen temas más fáciles de digerir y comprender.
SeokJin amaba dar clases y sus alumnos le adoraban.
Y aunque tenía otro trabajo que le redituaba más, ser maestro en la universidad le hacía sentir bien. Era como un pasatiempo que le generaba un poco de dinero.
Y con ese monto podía darse sus lujos y mantener el estilo de vida al que ya se había acostumbrado con su sueldo en el juzgado.
Él vivía solo en su departamento desde dos años atrás, su familia vivía a horas de su nueva ciudad y SeokJin había aprendido a sobrevivir sin compañía.
Independiente y sin compromisos.
Tenía pocos amigos pero era feliz. Se sentía satisfecho con sus decisiones. Su estructura de vida estaba bien planificada y no tenía nada de qué quejarse.
Se sentía pleno consigo mismo…
Su clase se encontraba a tan solo una hora de finalizar cuando su teléfono celular por fin dejó de vibrar.
Y SeokJin se sintió un poco más tranquilo, prometiendose llamar a Taehyung tan pronto el último alumno saliera del salón de clases.
Pero al cabo de unos minutos la puerta del salón fue tocada de manera ansiosa y baja, un extraño llamado que hizo al omega detener sus palabras. Levantó la vista y se acercó a la puerta, abriendola con confusión al ver a uno de los secretarios de la universidad jadeando en busca de aire.
El beta le reverenció y SeokJin correspondió con torpeza cuando se dio cuenta de que algo no andaba bien.
— Señor Kim, tuvo una llamada de emergencia… — Le dijo el joven y el omega en SeokJin de inmediato se alertó. — Vine tan pronto como colgué…
— ¡¿Qué ocurrió?! — Preguntó con miedo.
Sabía que había gritado cuando escuchó los jadeos sorprendidos y murmullos curiosos provenir de los alumnos mirándole la espalda. Así que se obligó a respirar tranquilamente antes de salir del salón de clases.
Y cerró la puerta detrás de él para poder exigir respuestas sin alertar más a sus alumnos.
Su corazón comenzó a agitarse y de inmediato buscó el celular olvidado en el bolsillo de su pantalón. Tentando a ciegas. Sus manos helandose de pronto al odiarse por ignorar la llamada.
Estaba imaginándose lo peor y su estómago se contrajo al ver la mirada ensombrecida del joven secretario.
— No me dijeron con exactitud qué ocurrió, pero creo que uno de sus hermanos sufrió un accidente. — Murmuró el beta con lentitud. Tan bajo como un secreto que SeokJin tuvo que parpadear aturdido.
Porque él no tenía hermanos.
Sacó su celular y encendió la pantalla de inmediato, observando todas las llamadas perdidas que se habían registrado en él.
Y el alma salió de su cuerpo cuando el mismo remitente había dejado un par de cortos y desesperados mensajes en su bandeja de entrada.
En todos ellos Taehyung le pedía ayuda.
Jadeó cubriendo su boca con una mano al ver las palabras torpes que fueron escritas por él. Sus súplicas para que respondiera las llamadas.
Y su corazón se oprimió dentro de si al darse cuenta de que no había respondido a ninguna de ellas.
Su estómago se contrajo en un doloroso espasmo, sintiendo ganas de vómitar. De gritar o llorar.
Se sentía la peor persona del mundo.
Tragó el nudo de su garganta y comenzó a rebuscar en su pantalón las llaves de su camioneta.
Necesitaba encontrar a Taehyung. Saber dónde estaba.
Necesitaba saber que estaba bien.
No podía perderlo.
— ¿Señor Kim? — Le llamó el beta con cautela al verle desorientado y ansioso. — Lo lamento… no debí decirle de esta manera…
— ¿Dónde está? — Le interrumpió SeokJin histérico. — ¡¿Te dijeron dónde estaba?!
El beta negó asustado y desvió la mirada de él.
— Me dijeron que se comunicara al número de él… — Susurró sombrío y SeokJin asintió frenético.
Se sentía torpe y lento. No sabía que hacer. Pero necesitaba actuar ya.
Giró su cuerpo de inmediato y ni siquiera se detuvo a pensar en sus alumnos, corriendo por el enorme pasillo en busca de la salida. Buscando desesperado en la pantalla de su celular el número de Taehyung, marcando de inmediato y sin pensar.
Sus manos estaban temblando. O tal vez su cuerpo entero lo hacía. Sólo sabía que sus piernas estaban ardiendo por el esfuerzo y sus pulmones se quemaban la jalar aire con torpeza.
Sabía que tenía la mirada de varias personas fijas en él, pero no podía importarle menos.
Simplemente siguió corriendo.
Necesitaba saber que Taehyung estaba bien. Porque si algo le pasaba jamás se lo perdonaría.
Y su mente le torturaba con miles de posibles escenarios en los que él yacía inerte. Lastimado.
O sin vida…
Ahogó un sollozo ante el horrible pensamiento y salió de la universidad con prisa. Dirigiéndose en automático hacia el enorme estacionamiento universitario en busca de su camioneta.
La llamada que hizo fue rechazada y gimió angustiado. Intentó de nuevo y esperó, rogándole a los astros para que cuidaran de Taehyung.
Que estuviera bien. Que le protegieran y mantuvieran con vida.
Y cuando la línea del otro lado del teléfono se abrió, casi sollozó aliviado.
— ¿Hyung?... — La voz de Jungkook le hizo abrir los ojos con sorpresa.
Y se sintió ligeramente más tranquilo al saber que por lo menos ellos dos estaban juntos.
— ¡¿Cómo está Taehyung?! ¡¿Dónde están?! — Exigió desesperado y entró a su vehículo.
— Vamos a casa. Él está bien. Sólo está un poco herido… No te preocupes.
SeokJin sintió un poco de la pesada carga ser removida de su cuerpo y se permitió exhalar el aire retenido cuando escuchó el eco de los rugidos de Taehyung sonar en algún lugar cerca de Jungkook.
— ¿Qué ocurrió? — Preguntó encendiendo el motor. — Ya voy en camino... Sólo... Por favor dime qué le pasó…
— No ha querido decirme nada. Cambió cuando le quise llevar al hospital y se niega a volver a su forma humana.
SeokJin suspiró rodando los ojos.
— ¿Podrías ponerme en altavoz? — Pidió y Jungkook hizo un sonido de aprobación con su garganta.
— Es Jin hyung… — Dijo Jungkook de forma simple y el omega mordió su labio inferior. Esperando hasta que escuchó un gruñido molesto por parte de su amigo.
— Taehyung… Por favor, tienes que cambiar para sanar… Tus heridas tienen que curarse… — Pidió SeokJin de la manera más firme que pudo. — Deja tu forma animal…
Un nuevo gruñido se escuchó, más profundo y potente que el anterior y el omega suspiró con cansancio.
— Tae… Perdóname… por favor… — Suplicó de nuevo y su voz falló. — No sabía que… L-lo lamento…
— No va a escucharte a ti tampoco. — Intervino Jungkook y el omega asintió aún si nadie le estaba viendo.
Apretó su agarre en el volante y cerró con fuerza su mandíbula. Intentando encontrar su voz y fuerza antes de continuar.
— Llegaré pronto. Limpiaré tus heridas y te cuidaré… — Prometió en un bajo y roto susurro. — Te quiero, Tae. Estaré contigo en 15 minutos.
El omega terminó la llamada y lanzó su celular al asiento del copiloto.
Inhaló lentamente y fijó su vista en el camino.
Su omega estaba totalmente encogido dentro de él. Dolido y herido por el rechazo de Taehyung.
Pero sabía que tenía la culpa. Taehyung le había necesitado y simplemente le ignoró...
Aún sentía restos del miedo que le dominó al imaginar lo peor.
Taehyung lo iba a venir matando tan pronto como siguiera poniendo su vida en riesgo a cada oportunidad que se le presentara.
Y SeokJin sabía que le destrozaría si algo le llegaba a ocurrir a Taehyung.
No sé imaginaba una vida sin su mejor amigo en ella…
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Sé que el capitulo es un poco corto pero pronto subiré el siguiente.
En unas horas más actualizo Al Anochecer, también.
Muchas gracias por todo ♡
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