LA MUERTE Y LA MADRE
La muerte la persigue cuando su vientre tiene vida.
Los niños aún corrían sus cuerpos escondidos entre las paredes
sus ojos no mostraban nada sus manos colgando, no miraba hacia un lugar particular, la herida de su garganta mostraba cada parte de su pecho, sus pulmones y corazón se notaban de una forma delirante con cada color que lo distinguía.
No mostraba señales de golpes, ni en la cara ni en la piel, solo se podía ver eso y nada más, un cascarón sin alma caído del cielo.
Las moscas no se paraban en su cuerpo, ni un solo animal ni gusano que quisiera comerlo , su cabello parecía intacto, cerré los ojos y deje de mirar el olor a muerte penetraba todo el lugar.
Sofi corría en busca del párroco y Mic, yo solo seguía inundando en la oscuridad, derramando sangre.
-¿Qué fue lo que te hicieron?- pregunté entre llanto al niño que tanto seguía, me agache ante su mirada aún con marcas sangre y sintiendo dolor.
-Tu no tienes miedo – dijo mientras yo escondía mi llanto.
-No – le respondí mientras me tomaba de las mejillas.
-no se puede vivir con miedo, nisiquiera a la oscuridad – como si fuera una vela de luz se apagó, me deje caer vomitando .
-¿Qué sucede Sofi?- dijo el párroco.
-La chica ella- Mic la miro.
-¿Le pasó algo a keyzali?- dijo mientras otra mujer salía corriendo en su búsqueda.
-Ella entro a la zona Provida – tanto el párroco como Mic salieron corriendo en mi búsqueda.
No vi más que los pequeños zapatos de aquellos niños, los tome en mis manos y subí las escaleras, su sola mirada me hizo ver qué parecía un fantasma, el vómito me hizo llenarme la ropa, sudaba frío del miedo, mi cabello se había desatado.
-Te perdona Sofi - dije cayendo al piso soltando aquellos pequeños zapatos.
No hay dolor más grande que aquel que no tiene nombre el de perder un hijo, respire profundo y sentí agua caliente por todo mi cuerpo, abrí los ojos y me desperté, tenía la mano de Mic limpiando mis heridas.
-¿cómo te sientes?- pregunto mirándome a los ojos.
-¿Por qué esto no lo está haciendo Sofi?- pregunté mirando que aún tenía aquella bata blanca llena de sangre.
-No se que le dijiste no a salido de la parroquia- respire profundo y me hundí en el agua.
-No hagas eso- dijo tomando un poco de jabón.
-Lo siento mucho - dije saliendo del agua, su mirada bajo mirando mi cuerpo y mi cabello.
-Sal de aquí- dije hundiéndome de nuevo en el agua, se ruborizó y salió.
-¿Recuerdas algo de lo que pasó ahí?- pregunto detrás de la puerta, salí del agua y mi cabello comenzó a brillar junto con mis heridas.
-No recuerdo nada - contesté, dándome cuenta que estaba en mis días del mes.
Me deje caer de nuevo al agua con un dolor en el vientre.
-No le encuentran explicación, el párroco dice que asido gracias a una brujería de parte de las brujas del alba- salí del agua.
-El lugar donde estarás te fue la salida de muchas por algo está prohibido y tú estuviste ahí sin autorización- salí del agua.
Y me quite la ropa, respire profundo y pide persivir un olor dulce.
-Puedes traeme algo de ropa- escuché como se alejaba de la puerta para después tocarla.
-Tambien me puedes traer unos pañuelos- asintió con la cabeza.
-¿Segura que estás bien no nesecitas ayuda?- me termine de vestir y me dio los pañuelos.
-No te da asco - dije saliendo del baño.
-Por que me daría asco algo normal del cuerpo - contesto acomodando un par de almohadas para sentarse en la cama.
-No te conozco Ketzaly y tú tampoco me conoces a mí, pero desde ahora eres mi responsabilidad y eso tiene consecuencias en mi ante la sociedad y en ti para que no te maten por bruja o cualquier otra cosa- respire profundo y me senté junto a el.
-vi a un niño, creí que nesecitaba ayuda es por eso que baje a ese lugar- se quedó callado y acomodo su postura.
-Dijiste que no recordabas nada- baje la cabeza.
-Recuerdo ver a un niño correr a lado de Sofi despuésbajo pidiendo ayuda – brujas de alba negué con la cabeza.
-Las brujas del alba, no eran más que personas inocentes creyendo que se les daría ayuda y apoyo junto a sus hijos, terminaron muertas al igual que todos esos niños, cada una murió ahora son aquellas vestidas de azul - lo mire molesta.
-Ahora tenemos que pagar por la consecuencias - contesto.
-No te importa en absoluto - respondí para después arrepentir me del comentario.
-Yo salí de ahí Ketzaly, claro que me importa pero no puedo cambiarlo ahora en un par de minutos vendrá Sofi no quiero más problemas tengo que cuidar de ti- me tomo de la mano.
-Si te matan si tan solo te hacen daño depende de mí, se supone que por eso estamos aquí- le quite la mano.
-Sabes quien eres, todos tenemos enemigos pero no quiero ser el tuyo- salió de la habitación y la cerro.
Respire profundo y sentí un olor a comida podrida comencé a buscar por la habitación, había libros viejos matemáticas y geometría, ropa de Mic por todos lados, botas viejas cubiertas de lodo, armas y cuchillos.
El olor aún seguía ahí, seguí buscando entre los cajones, los baúles y las cajas, documentos debajo de la cama hasta que me metí más abajo de la misma.
Y encontré una pequeña bolsa que emanaba ese olor lo solté y comencé a vomitar estaba envuelto en una especie de tela roja, tenía sangre de conejo y un corazón de pollo con espinas de rosal.
Definitivamente esto era de las tres diosas pensé, aunque alguien tuvo que dejarlo ahí, no respiraba sostuve la bolsa, y la dejé en el baño.
-Señorita ya está lista – abrí la puerta con cuidado, aunque la dejé entre abierta.
-Bueno traigo todo para su baño – la mire los ojos y me do cuenta que había estado llorando.
-Sofi puedes hacerme un favor- asintió con la cabeza.
-¿Que nesecita señorita?- trage saliva.
-Mi esposo sabe que amo las plantas y me regaló una linda flor pero no tengo tanta tierra ni maceta para colocarla crees que puedas conseguirme algo así- Sofi parecía no entender.
-Hay un huerto fuera de la capilla puede plantar ahí su flor señorita - intento entrar.
-Es qué es mía y me gustaría ponerla y cuidarla junto a la ventana para que el la vea - se detuvo y después entro con fuerza.
-No se preocupe seguro que el lo entenderá- miro la habitación.
-Sofi - dije en voz baja.
-¿Donde está aquella planta?- pregunto entrando al baño.
-Pero si es hermosa- dijo cuando un escalofrío paso por todo mi cuerpo.
Tomo aquella cosa entre sus manos, con fascinación, ella realmente veía una flor, cuando yo solo veía algo asqueroso que olía horrible.
-Voy a ponerlo donde dijiste está bien Sofi - lo tome y salí corriendo a dónde dijo enviando respirar profundo, le robe algo de sal a Sofi antes.
Hice un hoyo y lo puse ahí para después llenarlo de tierra, con un poco de sal que tenía escondida.
Te entierro la madre tierra te liberará los gusanos te comerán y la sal no te permitirá hacer daño.
Me aleje y camine hacia mi habitación , Sofi parecía estar bien una vez que llegue.
Me metí al baño y una vez que salí ella ya tenía todo listo para arreglarme, respire profundo intentando pensar lo primero que le preguntaría.
-Lamento lo de hace rato - dije mientras me miraba el vestido que utilizaría.
-No se de que habla- contesto con indiferencia.
-Si lo sabes llevas los pequeños zapatos en tu mandil- respondi para ver cómo metía las manos a ese pequeño mandil.
Me ayudó a acomodar mi vestido y no dijo nada, hasta que escuche como bostezaba.
-Son míos y ese niño era mi hermano – saco los pequeños zapatos y comenzó a llorar.
-Nacimos en este lugar lamentablemente el no les era de ayuda como yo y las demás, madre murió en el parto pues éramos criollos – la mire así llamaban a los nacidos aquí pero tenían padres y raices de los reyes.
-Una vez que comencé a crecer solo quería olvidarlo simplemente hice como si nada hubiera pasado cuando ahí sucedieron cosas infames que no tienen nombre algunas mujeres nisiquiera eran brujas había tan poca comida que simplemente morían de ambre como mi querido hermano – toqué su mano.
-lo lamento mucho Sofi – a pesar de querer darle un abrazo se alejó limpió sus lágrimas y comenzó a acomodar mi cabello.
-Tiene alguna otra pregunta señorita – me senté frente al espejo y me mire junto a ella .
-Mic sabe algo sobre el - comenzó a tranzar mi cabello aunque no todo.
-No señorita, el párroco lo encontró un día lluvioso, aun lo recuerdo había salido por provisiones como de costumbre cuando llegó con el niño en brazos estaba bastante débil y apunto de morir, lo había encontrado entre las calles cubierto tenía la sensación de que había sido dejado ahí para que muriera o los animales lo devoran, lo cuido y poco a poco se destacó.
Una vez que la escuché sabía quién mentía.
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