BONDADOSA

Hasta que un día una mujer divina apareció, ella era una viuda bondadosa muchos la conocen con el nombre de Coatlicue después de su gran pérdida lloro desconsolada a las orillas del mar, la bondad de sus lágrimas alertó al mar, mientras ella sollozaba por si desdicha, solo vestía una vieja falda rota, sentía dolor.

El dolor de un corazón roto que la estremecía, aquel cabello largo lo devoraba el mar una y otra vez, su cuerpo se perdía, quería volverse espuma, quería ser mar.

Estaba mal y poco a poco la luz la sumergió en el agua mientras las olas del mar intentaban salvarla llevándola ante su mirada, a pesar de eso ella no quería.

Bajo el agua al fondo, grito lo más que pudo, su llanto y aire se lo llevó el agua, llena de dolor se estremecía en el fondo, las olas la salvaban una y otra vez.

El dolor en ella la hacía dejar de dar las gracias, molestas las olas la llevaron hacia él, hasta finalmente volvió a respirar, tocia y escupía el agua.

Llegó hasta él, un árbol que le imponía un profundo arrepentimiento, se quedó callada, aunque el llanto dentro de ella lo decía todo, aún salían lágrimas que se perdían con el agua, una falta de oxígeno que la devoraba y quemaba por dentro, aunque el mar no había sido el culpable.

Una enorme bola de fuego la rodeó como una hermosa estrella fugaz, mientras se dio cuenta de aquello en lo que estaba.

- ¿Por qué me salvaste? - Se dijo a sí misma, lo quería gritar, pero lo guardo en lo poco vivo que quedaba, entre aquel dolor, a pesar de eso el, la entendió y escucho.

Escucho el sonido de las ramas del árbol, no sentía el viento, pero estás se movían, las lágrimas se perdían en su mejilla, ella deseaba su muerte, lo deseaba tanto, que la llamaba le gritaba.

Sin embargo, escucho una voz, no era del árbol, si no de un hombre que a pesar de su forma reconoció.

¿Era el aquel dios?, se preguntó o era lo que parecía podía recoger, una oscuridad sobre el que apenas podía ver.

Él se adaptó a un humano y está vez mostró lo que realmente era, sus ojos negros como la oscuridad y cuerpo distante, tenía marcas en la piel, cuál forma de un árbol.

Su aspecto no le dio miedo, pero tampoco estaba dispuesta a verlo, crujía y gruñía a cada paso que daba la vio y tomo del mentón.

-Ellas te vestirán y cubrirán - una vez que lo miro serpientes comenzaban a salir de la tierra la cubrían poco a poco, curaron sus heridas y una vez que estaba cubierta sin hacerle daño el volvió a hablar.

-Te protegieran solo por un tiempo querida mía bondadosa- y con la otra mano tocó su vientre, el ligero cambio de su voz, el viento se lo llevó, el color de sus ojos hacia que se perdiera en ella.

Ese no era aquel dios, las dudas dentro de ella existían, pero no sentía dolor no sentía nada más que paz.

-Por qué hay vida dentro de ti, has sido fecundada- él se quedó, aunque antes de irse, beso si frente.

-Sera una niña hermosa e inteligente como su madre y tendrá el poder de su padre, ahora madre de estrellas y de la tierra que toques, serás madre de la tierra serás bondad eterna - ella no dijo nada, pues tenía una rara sensación.

El dolor de su corazón, poco a poco se desvaneció, ante sus palabras y el tiempo en lo que era.

Cerro los ojos una vez que él se alejó, y entonces despertó, a la orilla del mar, la mañana la despertó y el sol le dio calor, sentía su vientre y lloraba.

No de dolor o mucho menos tristeza, si no de alegría, aquel árbol desapareció como la arena que ocultaban las suelas de sus pies.

Aquella bella pieza que la cubrió se convirtió no más que en una hermosa falda con serpientes bordadas aquellas que la cuidan y alimentan durante su camino cada persona a su alrededor se alejó de aquello que era esa hermosa bondad fue utilizada y no masque el destierro fue dado para ella.

Tomo lo último que le quedaba y se dispuso a alejarse a vivir en paz camino por lugares que no conocía el dolor le recordaba por quién vivía y finalmente encontró un lugar.

A este le llamo el Tlalihyak tan grande como para descubrir y tan asombroso como para vivir, comenzó a construir una pequeña cabaña que apenas pudo con trabajo realizar, un techo y calor apenas pudo tener.

Los hombres y las mujeres del pueblo más cercano la miraban con desprecio sus palabras y toda cosa que le decían cada una ella las entendía, pero a pesar de eso su bondad aún seguía.

A pesar de todo cada noche cantaba a su vientre sentía lo que tenía dentro de ella, el fuego le recordaba el calor que le daba, la luna la luz que era y llegaba a brindarle.

La tierra aquella vida que germinaba dentro de ella hasta que su propia espera termino y una hermosa niña nació, a costa de dolor y sus propias palabras fue lo que recordó, como madre bondadosa, tomo a su niña en brazos y siguió cantando.

El llanto de esta pequeña enfureció al pueblo entero si voz la calmaba, pero no era suficiente, él llanto no se culminaba enfurecido el pueblo entro al bosque en su búsqueda la llamaron nahualli la oscuridad que la cubría, bruja, hechicera le tenían miedo y no se detuvieron le gritaban y atacaban.

Ella tenía al ser más bello en sus brazos ellos se lo arrebataron, lloraba mientras se llevaban a su pequeña, con dolor intentaba salvarla.

Lloraba tanto indagando por su madre pues necesitaba de ella gritaba desconsolada y luchaba por su hija ponía resistencia para salvar a su bebé cuando la arrebataron poco a poco el dejo de escuchar un lamento incontrolable lleno de furia la inválida al escuchar el último sollozo de su pequeña hija, entre lo más profundo de su alma, una bocanada de aire acababa con ella.

El dolor que ella sufría, un grito desconsolado en el fondo de su corazón, lleno sus pulmones tan fuertes que todo el bosque se vio en terror, los pájaros volaron de los árboles cayó al suelo y dejo de escuchar, los ciervos y conejos se alejaron a toda costa de aquel lugar.

Aquellas serpientes bordadas en su falda salieron a la luz los gritos desesperados salieron del pueblo, la llevaron al centro del pueblo donde planeaban quemarla o degollarla, ella gritaba de furia y dolor, todo su dolor y llanto, recordaba a aquel ser que un día la salvo.

Se pregunto de nuevo el por qué y miro al cielo debajo de aquel lugar en el que la tenían atada las hojas de los árboles se movían de un lado para otro, los hombres que intentaron terminar con su vida ser dieron cuenta de su error.

La bondad en ella aún perduraba, pero aquellos monstruos pagarían por su acto grandes raíces brotaron de la tierra, los desterró y atrapó con ellas los silencio sus gritos no fueron escuchados y sus cuerpos sepultados.

Su público la observó con miedo, la oscuridad cubrió al pueblo y aquélla hermosa hija subió al cielo asustados sin saber que hacer en un arrebato de ira ella solo reía, la degollaron en un solo golpe su miedo fue mayor.

Cuando miraron la cabeza de la mujer su cuerpo inerte desapareció aquellas serpientes la protegieron, y su cabeza algo admiraba, con los ojos abiertos admiraba mirando hacia el cielo.

Miro a aquel que amaba y la salvó una estrella en el cielo como su hija resplandeció unas últimas palabras se oyeron entre el viento y el sonido de la tierra acabo con la vida de bondad que les queda.

El pueblo entero paso sequías y el sol jamás volvió a salir no le daba al rostro a nadie, el bosque comía y creía cada vez más y más.

Pues aquella mujer realmente era una diosa y aquellos a los que desterró éramos los humanos, nuestras acciones nos castigaron, nuestro comportamiento nos mato y poco a poco dejamos de existir.

Pude escuchar toda la historia y me quedé dormida, entre el sueño y el cansancio.

-No es una linda historia, pero me gusta - dije en voz baja mientras sentía como mamá se iba.

Abrí los ojos, podía ver a mi madre, la puerta estaba entre abierta escuchaba su voz.

-Mi hija no puede ser ella- hablaba con alguien más, pero no podía ver más haya solo observaba por una pequeña rendija en la puerta.

-Sabemos qué pasará si no se hace ya sabemos las consecuencias, y sabe que es y lo fuerte que será - mamá se veía asustada, su rostro y manos, parecía que iba a llorar.

-Es ella - dijo otra mujer, jamás la había visto vestida de negro daba miedo el hecho de tenerla cerca, se acercó mamá.

-Sabias que esto pasaría, te guste o no es lo que tiene que pasar - mamá respiro profundo y acomodo su postura.

-No solo la flor más bella necesita cuidados, esa es nuestra regla, a eso se debe el poder y si no lo hacemos todos moriremos- limpio las lágrimas de sus mejillas.

-Entonces a si será- cerré los ojos y no dije nada, ante lo que dijo mi madre y me alejé de la puerta.

Cada noche lo sentía ella estaba ahí, la miraba y observaba como un sueño que sentía la muerte una y otra vez, eso era lo que mamá decía aquello que me hacía su elegida tal vez, pero elegida por qué.

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