OSCURIDAD
SUS PALABRAS FUERON CLARAS, AUNQUE JAMAS ALEGO FUERAN SINCERAS.
-¿compraste lo que necesitabas?- pregunto mirando el vestido en la cama, no dejaba de ver hacia la ventana.
-También compre otra cosa- dije sacando los anillos con la pequeña bolita.
-¿Que es eso?- dijo mientras la acariciaba.
-Es hayri amarillo- respondí mientras bostezaba.
-Te va ser daño suéltalo- lo deje sobre la cama.
-No hacen daño, cuidan las plantas y ayudan a los pájaros a realizar sus nidos- lo acomode en una almohada .
-Ketzaly no puedes quedarte con el es ilegal- lo mire.
-No me importa si lo dejo afuera morirá, tienes idea del por que son ilegales- repuse.
-Dame la cajita- le dije al hayri.
-Son impuros, impropios y hacen daño- repuso-
-Cierra los ojos, y coloca tus manos juntas- me miro sin entender.
-Vamos confía en mi- respiro profundo y trago saliva, cerro los ojos y coloco las manos, tome a hayri y lo coloque en sus manos.
-No abras los ojos- le dije colocando mis manos junto a las del.
-Respira profundo- cerré los ojos, y mi cabello se volvió blanco.
Ambos abrimos los ojos, Mic se asusto por la oscuridad que ahora nos rodeaba.
-Creí que solo hacías eso cuando dormías- dijo mirando mi cabello, me ruborice y comencé a ver a hayri.
-Eres una bruja- dijo alejándose un poco de mi.
-Soy muchas cosas- respondí.
-¿Que pasa con nuestros cuerpos?- miro como estábamos parados, como dormidos.
-Estamos en los recuerdos de hayri, los animales, criaturas ,arboles, plantas todo aquello que goce de vida tiene recuerdos, estos recuerdos yo los puedo leer, hasta los tuyos- se alejo de mi.
-¿Por que me trajiste aquí?- hayri quería cruzar la puerta de la habitación.
-Quiero que veas- comenzamos a seguirlo por los pasillos del castillo, para el todo era sombrío, aun mas que para nosotros, Mic parecía cansado, sus ojos parecía que se apagaban.
Hasta que pasamos una gran habitación, ahí estaba la Ivana junto a Leónidas, ambos estaban parados viendo una vieja caja con llave.
-¿No quiero que esos dos vengan a este lugar?- dijo Ivana molesta.
-No creo que esto sea bueno Ketzaly- respondió Mic.
-Guarda silencio y escucha- lo tomo de la mano y lo vi a los ojos, se asían oscuros aunque no dije nada.
-Ivana, Mic es uno de los mejores en combate, a salvado este reino mas veces de las que he podido contar, y ya lo sabes, el es especial- Ivana miro al rey.
-Tu lo viste morir ese día- Ivana se alejaba.
-Tenemos que regresar Ketzaly- hayri intentaba robarse una galleta.
-Yo misma me había asegurado de eso- golpeo la pequeña caja.
Podia verlo, Mic llegando, la comida que Ivana había echo para dársela a todo el escuadrón, a el lo quería envenenar.
-La reina Clory y Mic sabían sobre ella- el rey se levanto tomando la llave.
-Ketzaly vámonos- dijo Mic tomándome de los hombros.
-Gracias a Mic la reina Victoria desapareció- me tomo con fuerza y regresamos, tome a hayri y lo avente.
-¿Que le hiciste a mi madre?- replique molesta.
-Por favor Ketzaly escúchame- intente levantarme pero me detuvo.
Sus ojos brillaban, me soltó y me aleje solo para ver como una oscuridad en todo el lugar se hacia presente, me deje caer sobre la cama mientras una figura se hacia presente.
-La vida tiene un ciclo, no puedo cuidarte sin un cuerpo el cual poseer- una garra oscura me dio la mano, su voz era sincera.
-Yo no se todas las respuestas y tu tampoco- sentí su mano en mi mejilla, helada.
-Pero juntos podemos hacerlo- no tenia un rostro aparente, la oscuridad tiene unos ojos hermosos.
-Seremos nosotros de nuevo- mis ojos y mi cabello se volvieron blancos.
Había una vez, un dios que era el todo, pero se encontraba muy solo, así que partió una parte de el en dos podia destruir y dar vida a todo lo que deseara, pero tenia que seguir un equilibrio por eso todos le tenían miedo, era una sombra que conducía a la muerte y emanaba vida.
Una vez que se partió a la mitad de el salió una luz, alguien que lo acompañaba, era todo lo contrario una luz salía de ella, pero una plaga la mato.
Un par de lagrimas pasaron por mis mejillas, cuando el las limpio.
-No llores mi reina, nadie merece esas lagrimas- lo tome de la mejilla.
Y lo bese la oscuridad se desvaneció a solo crear un cuerpo firme, hizo lo mismo sus labios todo era frio.
-Tu y yo acabaremos con esto- entro de nuevo al cuerpo de Mic, tocaron la puerta pero el me tomo de la mano de nuevo, me tomo de la cintura y me acerco a el, me beso con deseo, era diferente el beso ahora.
No se alejaba mi cuerpo lo sentía un frio recorría toda mi piel, seguían tocando la puerta, el vestido le estorbaba pero eso no impedía que me pegara contra la pared, levanto mi pierna y continuo besándome.
-Señor Mic el rey pide hablar con usted- dijeron del otro lado de la puerta, me separe de el y le di un ultimo beso.
-Perdón sobre pase tus limites- me acomode el vestido.
-Creo que nos dejamos llevar- tome los anillos.
-Son muy lindos- dijo mirándolos.
-La piedra- dije mientras comenzó a verla.
-Solo hay de estas por donde se encontraba mi prisión, junto a ti mi verdadera forma sale a la luz- se puso de rodillas.
-Mañana estaremos casados, pero hoy ante este anillo te doy el poder de controlar lo que realmente soy, te doy la certeza de que seremos uno solo por que te entrego lo que soy así como la mitad de mi que te doy, se mía, se mi reina- coloco el anillo y yo hice lo mismo.
Abrió la puerta y se fue.
Abrí las ventanas y vi la luna su brillo.
-Enséñame, muéstrame- dije con una lagrima.
-Mi madre, mi padre- me quite el corset, solo para quedarme con un faldón.
-Te mostraré lo que dejaste atrás- las palabras me dieron escalofríos por todo el cuerpo, pequeñas mechas de fuego alumbraron el lugar solo para dejar a atrás aquella sombra y sus palabras, una puerta se abrió en el espejo.
Voy a entregar me dije a mi misma intentado evitar el miedo, trague saliva y caminé mi cabello estaba lleno de hojas caminaba lento mientras sentía a alguien a mis espaldas.
Había agua antes aquí abastecía al pueblo, las grandes fuentes no se seco aunque si alguien hizo que el agua dejara de llegar hasta aquí.
-No estás sola- escuché decir a unos pasos frente a mi.
-Jamás estás sola linda, linda princesa- dijo otra voz a mi espalda me di la vuelta enseguida y las luces se apagaron.
-Siempre hay alguien- no visualizaba nada.
-A delante o atrás- entonces sentí sus manos grite de pavor simplemente me jalo hacia dentro, no deje de gritar.
-Si no lo ves eres ciego de corazón si lo escuchas eres libre de alma- me dejó caer y abrí los ojos poco a poco.
-Ciegos estamos gracias a ella- escuché decir de nuevo.
-Ella es una bruja no se nombra o te cortará la lengua- reclamó la otra voz.
Era un lugar bastante pequeño una pequeña mesa, un caldero con agua, en la mesa una pequeña vela alumbrando el pequeño lugar, las sombras se reflejaban del otro lado gracias a la llama de las velas, y el fuego del caldero.
-¿Quiénes son?- pregunté sin levantarme en su totalidad, simplemente me arrastré con cuidado al otro lado de la mesa para verlos.
-¿Quién ese ella?- los mire a los dos y se asustaron escondiéndose entre los muebles, estaba llena de polvo y telarañas.
-Nos van a encontrar gracias a tu indiferencia- dijo una de las criaturas.
-La necesitamos- dijo la otra molesta, traían una capucha ensimisma sus manos arrugadas, los observé intentando averiguar de que se trataba.
-Nahuales- dije mirando.
Mire al otro lado mi reflejo en el espejo.
-Pueden quitarse la capucha los dos y decirme que hago aquí – dije mirándolos.
-¿Qué peculiar voz tiene princesa?- dijo uno de ellos si voz parecía ser la de un hombre viejo.
Su estatura era pequeña nariz punteada piel café y arrugada vivían entre las sombras sus pies eran grandes y solo tenían un dedo , sus ojos pequeños y cerrados nariz punteada con unos cuantos pelos, nadie confiaba en ellos por su apariencia.
-¿Por qué me necesitan?- pregunté mirándolos con un poco más de confianza.
-Si ayuda necesitamos- dijo el otro caminando por el lugar sus pasos dejaban pequeñas huellas en la tierra.
-Ayuda necesitamos- explico el otro se subió uno encima del otro para alcanzar un cajón y estar a mi altura.
-La esperábamos la llamamos por mucho tiempo y ustedes es es usted- brinco de alegría.
-Fue la única que nos escuchó- respondió entregándome una caja, intente abrirla, pero me detuvieron.
-No aquí no- dijo asustada, mostrando unos cuantos dientes.
-Hay tantas criaturas por descubrir- sonrió dando vueltas.
Uno de ellos comió un escarabajo que encontró en la tierra, chupo sus dedos y sonrió.
-Tienen hambre y sed- dije entre dientes.
-Criaturas buenas y otras se hicieron malas- comenzó a pelear por otro escarabajo tome el baúl y respire profundo, tomé el escarabajo y lo partí a la mitad y se los di aunque me dio un poco de asco.
-Busca la llave abre el cofre- sonrió dándome la caja.
-Dorada colgando, entre joyas y dinero, entre piel y vejez- ambas criaturas sonrieron.
-Abre el libro y encontraras la fe- se alejaron de mi.
-Cuida de hayri y confiaremos en ti- me dieron un pequeño baso con agua.
-Bebe, bebe- me empinaron el vaso.
-Duerme dulce princesa.
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