HECHIZÓ

La presa siente y la fiera observaba.


Un escalofrío y miedo paso por todo mi cuerpo, no dejaba de verme me acerque a mi mochila con cuidado, mientras el solo me observaba y movía sus manos cerca de su arma, la posición de sus dedos sus ojos eran azules uno que podía notar gracias a la luna, un cuervo se encontraba detrás de el entre las ramas de los árboles.

Sus miradas parecían una sola, su uniforme era negro con rayas, al verlas solo espere, un fuerte sonido de las afueras del bosque se hizo presenté, el simplemente se distrajo y no hice más que salir corriendo.

-Oye espera - pude escucharlo mientras solo quería escapar mi pelo brillaba.

-Cambia el color vuelve invisible, lo que se ve y no se ve confunde, deja de brillar deja de mostrar - entre al pueblo.

-Detengan a esa chica - grito a mis espaldas mi cabello cambio de color a café.

Me perdí entre los callejones y subí al primer lugar, la vista desde lo alto, seguí corriendo hasta dejar de escuchar a los guardias.

Tomé aire está frío y me invadía cada parte de mi cuerpo intenté buscar algún rastro de mi magia, me ate el cabello y me cubrí.

Entre a la caverna por la ventana del baño me quite la ropa y acomode como si de salir de la ducha se tratara, una cucaracha pasaba por los hoyos de la madera, me cubrí mientras me veía al espejo.

Estaba nerviosa, cubrí cada una de mis cicatrices, escuchaba la música de la parte de abajo de burdel, la vela me alumbraba se apagó, mi reflejo me sonreía.

Una estela de espinas cuál rosas salió de cada una de mis cicatrices.

-Princesa de terror, busca y encuentra respuestas y amor dinero y perdón, se y serás amada por todos traicionada por muchos segada de corazón libre de pasión- cerré los ojos y un cuerpo se golpeó contra la ventana.

Los gritos de las chicas y la fiesta, los guardias, entre a la habitación de las chicas y tome un viejo vestido, me desate el cabello.

-¿Que haces ?- dijo Xóchitl mientras me pintaba los labios.

-Es hora de trabajar - respondí mientras colocaba unas rosas rojas en mi cabeza.

- Creí que no arias ésto - mire a los generales.

-Se nos une Ketzaly - contesto una de las chicas saliendo de unas de las habitaciones con el labial corrido.

-los generales de verde tienen bien reloj, los de la derecha están bebiendo mucho tal vez en la cartera de la izquierda, busca en el saco y el chaleco y no muevan sus armas- me espere de ellas y baje las escaleras.

-¿Que bonitos ojos tienes?- dije para comenzar a cantar.

Que bonitos ojos tienes

Debajo de tus dos cejas
Debajo de tus dos cajas

Que bonitos ojos tienes

Ellos me quieren mirar
Pero si tú no los dejas
Pero si tú no los dejas
Nisiquiera parpadean

Malagueña salerosa

Cada uno de ellos caían uno por uno se distinguían por seguir la tonada, las chicas sonreían entre ellos, junto a mi se unieron Fer y Lara, un frío y helado frío recorría todo mi cuerpo.

Apesar de parecer segura cantando sobre la mesa, poco a poco terminamos mientras los hombres vaciaban sus bolsillos.

Una sombra entraba y pasaba a mi alrededor, me detenía con un dolor pensante en cada una de mis cicatrices una vez que dejaron de verme desaparecí a mi habitación.

-Una bella dama como tú no debería trabajar de esta forma - dijo un hombre detrás de mi antes de cerrar la puerta.

-¿Cuánto cobra la noche?- pregunto mientras veía sus ojos, ese color así, una vez que lo noté erizo mi piel.

-yo no doy servicio de esa manera señor solo cantó - contesté con cautela.

-A si me encantaría escucharla cantar a solas- Intentaba abrir la puerta y poder entrar.

-Disculpe general pero por ahora ella no está disponible - contesto Emilia afuera.

-Cuanto cobra por ella- mostro oro y Emilia no hizo más que sonreír .

-Ya le dije ella no está disponible- de la nada un sonido asisto a todos.

Un cuervo enorme, sus alas negras, abrieras cuál demonio parecía, se golpeó contra la ventana asiendo correr a las chicas, de la habitación de alado.

Tanto el general como Emilia se fueron pude ver al cuervo salir escondiéndose de todas.

Abrí la puerta para dejarlo pasar y después simplemente me encerré dentro.

Me me solté el cabello encendí una vela y me mire al espejo, me quite el maquillaje y el vestido, mire al cuervo intentar curarse un ala.

-Pajaro bendito libre serás alas cuál fugaz burla lejos, libre pájaro, sanaraz con el viento miedo causaras ten cuidado vuela lejos y libre serás- era lo menos que podía hacer, le quite un pétalo a las flores que había puesto en la cabeza y la coloque en la herida.

La hoja se perdía con su sangre y se volvía una con su carne, en unos segundos tenía plumas de nuevo y parecía nada había sucedió.

-Gracias por salvarme - abrí la puerta y lo deje ir, simplemente salió dejamde una pluma.

La tomé y la guardé en mi bolsa, sane mis cicatrices, parecían heridas abiertas, había algo que me detenía aún no sabía que ni de que manera.

Me deje caer a la cama mientras simplemente pensaba, estaba suave pero no lo suficiente.

Apenas cerraba los ojos cuando tocaron mi puerta, los cerré con fuerza intentando evitar el sonido, y tocaron de nuevo.

El tapiz de mi habitación parecía moverse, las flores viejas se despertaba y parecían cada vez más marchitas.

-Me dijeron que aquí dormía la hermosa cantante- dijo un general menos lo mire de arriba hacia abajo, sin abrir la puerta por completo.

-No se a que se refiere con hermosa mujer cantante - un escalofrío recorrió mi cuerpo al ver sus ojos.

Había sangre en sus manos sangre pura, sangre inocente, las flores del tapiz huían del, como si le tuvieran miedo.

Saque la mano solo para que la tomara, cambio de forma mis uñas se hicieron más largas y mi mano más suave.

Lo visualice bastante bien no muy alto , algo fuerte , tenía una daga y una espada, era un caballero, su traje y colores negro con franjas azules y verde a mi parecer estaba horrible.

Se quedó paralizado al tocar mi mano, mis ojos y mis labios mi rostro, cada parte de mi cambio solo para el, para darle lo que deseaba y se merecía ver.

-Lamento mucho yo no soy una cantante, no es algo que se me de bien, creo que se equivocó de habitación señor - me miró con miedo y un pavor que me daba felicidad.

-Sun hay habitaciones saliendo del pasillo tal vez ahí encuentre a su cantante - mi cabello era más largo y mis labios más delgados.

-No eres tú - dijo como si de un fantasma se tratara.

-Al lado hay varías chicas - respondí como si no lo ubiera escuchado.

-No puedes ser tu- me señaló solo para intentar correr, deje de sonreír y me hacer que.

-Creo que me confunde- negó con la cabeza, me hacer que a él y le dije al oído.

-Lorenzo, aún me recuerda - salió corriendo y me lleve un cabello entre a mi habitación y cerré la puerta.

Tomé la vela y queme el cabello.

-Sueño profundo hazle saber el dolor que creo la muerte que causó, miedo y dolor pesadilla con temor, hazlo sufrir como las sangre de los que mato, yo te ato para cerrar la boca no dirás solo verás, escucharás y loco te volverás.

Sin olor, sin color mi magia se borrará nadie sabrá pues un fantasma es el que te perseguirá.

Me deje caer a la cama y me quedé profundamente dormida.

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