♐CAPÍTULO -6-♐


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SETH

— Sigo sin verme como uno de ellos — me aflojo por décima vez la corbata que había sido colocada en mi cuello.

El traje que Jeremy me había conseguido era precisamente a mí medida, tela suave de un color burdeo oscuro, camisa negra y corbata del mismo color del traje, pero no era usual que tuviera que ocupar uno por lo que estaba muy incómodo. Viviane le dió unos cortes a mi cabello y ya no estaba tan largo, también me habían peinado todo hacia atrás, dándome esos aires de empresario que se ven en las películas o se leen en los libros, pero al mirarme al espejo no me agradaba nada la imagen que veía, no me sentía como yo.

— Sí te ves como uno de ellos, deja de quejarte por todos los dioses — me regaña Viviane terminando de acomodar un mechón de mi cabello que se había despegado de todo el gel que me había aplicado, mi pelo azabache era algo rebelde.

— Ni siquiera se darán cuenta que solo tienes 19 años — me intenta animar Archie.

— Me acabas de decir viejo — bromeo sin cambiar mi expresión seria y este solo suelta una carcajada.

— Cada día más parecido a Génesis, esa umpalumpa creó un mounstro — dice entre risas.

— ¿Ya está listo? — entra interrumpiendo Scott.

— Ya casi — informa Viviane — Ahora sí, no vuelvas a tocar esa corbata — me apunta con el dedo a lo que yo solo asiento.

— Jeremy nos espera abajo — se me acercó Scott y me mira de pies a cabeza.

— Qué — hundo el ceño.

— Te ves bien — me muestra sus pulgares arriba.

— Le diré a Génesis que me estás coqueteando —

— ¿Qué? No te coqueteo — se defiende — no le digas o me va a matar.

— Sí le coqueteas, bien ahí Scott — Archie se mete a la discusión molestando al chico.

— Tú que sabes, no te das cuenta de nada. Ya vamos y dejen al pobre Scott — Viviane toma sus cosas y camina a la puerta.

— Ahora es pobre Scott, pero hace una hora no era así — digo y me gano una mirada asesina de su parte que logra hacerme elevar mis manos, rindiéndome.

Los cuatro salimos del cuarto para encontrarnos con el resto abajo. Las gemelas habían dicho que ya debían volver o su abuelo las regañaría, pero que nos encontrarían en la conferencia de prensa más tarde. Al ver a los chicos, los veo a todos de traje al igual que Archie, Scott y Viviane, que se habían vestido en nuestro cuarto.

Jeremy no era de extrañar que diera la imagen de un magnate y heredero, prácticamente lo era, Eloy se veía diferente y todo aire de introversión había desaparecido de su rostro, cosa que volvía al hablar debido a su tartamudeo. Kay y Liam, llevaban trajes a juego y los hacía ver muy elegantes.

— Vaya cambio, Kane — se burla Jeremy del pelirrojo.

— Aunque no lo creas, tengo elegancia mi estimado Jonny Bravo — le regresa la broma.

— Otra vez ese maldito apodo, te juro que si lo vuelven a usar los mato con mis propias manos — pone en puños sus manos frente a su rostro.

— N-No me parece un mal apodo... Me gustaba Jonny Bravo de niño — habla Eloy jugando con sus dedos y mirando el suelo. Con Archie intercambiamos miradas.

— Jum, de todos modos, no lo usen — noto sus mejillas algo sonrojadas e ingresa al auto que aparcó frente a nosotros — Ya suban.

— ¿Pasó algo entre ustedes? — le susurra Archie al oído, pero alcanzo a escuchar. El peli azul solo niega y se sube también al auto.

— Pasó algo — digo al mismo tiempo con el pelirrojo.

— ¿Van a subir o no? — nos apresura Scott desde el interior de otro auto, en donde también estaba Liam y Kay.

— Yo iré en el auto de Jeremy y Eloy — indica con una sonrisa cómplice que comparte con Archie.

— Bien, vamos — suelto una pequeña risa y doy una palmada en la espalda de Archie.

Luego de un viaje en auto de quince minutos, estábamos frente a la gran mansión y casa presidencial, en donde se llevaría a cabo la conferencia. Muchos periodistas rodeaban todo el terreno, siendo algunos pocos con pases los que se les permitía el ingreso, el resto debía esperar afuera en donde habían instalado muchas pantallas para ver desde aquí al canciller.

— Toma este pase, solo puedes ingresar con un acompañante... El resto debemos esperar afuera — Eloy me entrega un colgante con mi foto y mi nombre.

— Yo iré con él —

Karla iba vestida con un traje azul marino, una camisa de color blanca y su cabello negro iba recogido en una cola de caballo; ella también llevaba un colgante parecido en el que ponía "secretaria".

— Informa tu estado con esto — Jeremy saca un par de auriculares negros y me hace entrega de uno — Con esto te estaremos hablando y así puedes informar lo que ocurre allí dentro.

— Donde conseguiste todo esto — lo mira extrañado Archie.

— No te importa. Ya va siendo hora de que entren — Con Karla asentimos ignorando la cara molesta que le dedica Archie al rubio.

. . .

— Por aquí por favor — nos indica una chica morena de ojos azules claros, en un traje negro y una falda de tubo.

— Gracias — Digo siguiendo su mano a donde nos apunta.

— Esperen unos minutos, el ministro los recibirá en seguida — nos sonríe para luego cerrar la puerta y dejarnos solos en el cuarto.

— ¿Ministro de qué es el tío de Eloy? — pregunta Karla en voz baja a mi lado.

— Creo que era ministro de justicia — hago una mueca, la corbata y el cuello de la camisa me estaban molestando.

— Señor Mitchell — una voz masculina y suave llega a nuestros oídos, ingresando por la gran puerta que daba a su oficina.

— Señor King, es un gusto — ambos nos estrechamos las manos.

— El canciller ya terminó los últimos detalles de la conferencia y está descansando en su oficina. Sólo tienen cinco minutos con él. Espero que eso les sirva —

Dice con una sonrisa dulce en su rostro, sus expresiones, todo e incluso el color de su cabello era ver a Eloy en unos años más. Tenía unas cuantas arrugas en su frente y sus ojos eran de un negro un poco más claro que el de mi amigo, incluso podía decir que tenía algunos matices de un color morado en ellos.

— Es más que suficiente, señor. De verdad le agradezco que haga esto — hago una sutil reverencia con la cabeza y Karla me imita, ella se mantiene en silencio.

— Cualquier cosas por los amigos del pequeño Eloy — sonríe abotonando su saco — Ahora por favor, siganme.

Sin decir nada, con Karla asentimos y seguimos al ministro por un gran pasillo lleno de cuadros y estatuas que representaban la cultura e historia de Alemania. Giramos por un par de curvas hasta que llegamos a un gran salón con unos sofás grandes en él, un candelabro de cristal brillaba majestuoso sobre el gran cuarto y las paredes blancas simulaba ser grandes trozos de la joya más preciosa.

— Aguarden un poco aquí, iré a traerlo — se despide de nosotros y toca a la gran puerta de madera.

— Nach vorne — se oye una voz gruesa, ronca y seria, que me eriza la piel.

Bundeskanzler Scholz, die Leute, von denen ich Ihnen erzählt habe, sind hier — dice luego de abrir un poco la puerta e ingresar a la oficina.

Lass sie rein — demanda.

Avanzo al ver que Karla es la primera en moverse, a pasos temerosos, supongo que esa era nuestra invitación a entrar, veo de reojo como Karla afirma con más firmeza la pequeña libreta que lleva en sus manos y como aprieta los labios en un intento de darse fuerza para enfrentar al Canciller Federal. Una vez dentro, el ministro nos hace paso para que quedemos de frente con el gran escritorio de madera negra en la cual, un hombre con expresiones duras se encuentra observando unos papeles con el ceño fruncido. Su piel era clara, sus ojos azules y su cabello iba peinado hacia atrás, pero aún así se le escapaban algunos cuantos de ellos. Estaba apoyado sobre su mano y en cuanto nos posicionamos dentro de su oficina, él eleva sus ojos filosos en nuestra dirección, podía llegar a cortar el aire con ellos.

— Hablen — su voz de verdad me daba escalofríos pero me repongo y trago saliva.

— Soy Seth Mitchell y ella es... — no alcanzo a terminar de hablar cuando veo su sonrisa de lado.

— Karla Bauer, la nieta del viejo — se pone de pie dejando de lado los papeles — Puedes retirarte, King.

— Sí, señor — este hace una reverencia y se despide de nosotros con una sonrisa para luego abandonar la oficina y la gran sala.

— Estás grande, niña. La última vez que te vi fue en una de las clases de mi hijo, cuando recién era un kind — Su expresión es suavizada por una dulce sonrisa nostálgica.

Nada parecido a lo que me esperaba.

— Señor, estamos aquí por algo importante... Se trata de su hijo y de la chica geminiana que trajo — dice con voz firme.

— Karla, de nuevo con ese tema — su expresión vuelve a cambiar, tomando asiento en su escritorio, afirmando la cuenca de su nariz.

— Señor, si me permite... — hace un ademán con su mano para que siga — Esa chica que trajo Gayle... Es mi novia...

Sus ojos caen en mi, serios, inexpresivos y sin una pizca de brillos en ellos. Se incorpora y da pasos lentos en mi dirección hasta quedar frente a frente. Me mira hacia abajo, sin una pizca de gracia y se mantiene en silencio, yo no retrocedo y le afirmo la mirada.

— Tú novia — yo asiento y deja escapar una sutil risa amarga — Gayle no me habló de ningún novio. Dijo que ella estaba aquí por que se habían enamorado.

— ¿Qué? Debe ser una broma — interrumpe Karla ganándose nuestras miradas.

— Mi hijo no sabe hacer bromas — dice con bastante naturalidad.

— Señor... — vuelvo a tragar saliva — su hijo se llevó a Génesis... Y destruyó la ciudad de la que vengo.

— No es cierto — frunce el ceño y aprieta la mandíbula.

— Señor... Si es cierto — Karla suelta un suspiro y se acerca a él — Amenazaron a Génesis con asesinar a su padre... Y... Seth estuvo secuestrado por Gayle y otra persona con la cual confabuló... Le hizo prometer a Génesis que si lo ayudaba, ella vendría con él a Alemania.

— Tienes una gran imaginación desde pequeña, siempre leíste libros y esas cosas. Pero no puedes venir a mentirle al Canciller — una ráfaga de viento movió los papeles de su escritorio, haciéndolos caer al suelo y despeinando nuestros cabellos.

— Tengo pruebas — ella saca su teléfono y le da a reproducir a un audio.

>> Geyle, de que se trata todo esto... <<

>> Tengo que casarme Karla, así puedo convertirme en el canciller de este país<<

>> ¿Obligando a Génesis? Ella no quiere eso <<

>> Se acostumbrará... No se irá de aquí por que le dije que mataría a su padre si se le ocurría huir <<

>> ¿Acaso te volviste loco? <<

>> No lo entenderías <<

>> Y que hay... De nosotros ... <<

>> No eres géminis... No me sirves Karla, lo paso muy bien contigo... Pero nada más, ahora debo marcharme, no me vuelvas a buscar <<

Miro el rostro de ambos, Karla se mira triste y el Canciller sorprendido, el audio se encuentra en Alemán por lo que no estoy entendiendo nada, pero tengo la impresión de que hablaban sobre Génesis en él. Les doy algo de espacio y retrocedo un poco observando la oficina, hay cuadros de señores que no conozco y otros de la misma mansión vista desde fuera. Las paredes no tenían ninguna pizca de vida, todo era muy sombrío y monótono, pero algo en el suelo llama mi atención. Una foto se había caído con la ráfaga, en ella se veía al canciller sonriendo en compañía de una señora de expresión fría y gélida, junto a ellos dos, un par de niños sonrientes abrazados el uno del otro, sus ojos brillaban y podía notar el aprecio que había entre los dos.

— ¿Ese es Gayle? — me atrevo a preguntar, tomando la fotografía entre mis manos.

— Sí... Es él ... — El canciller tiene que tomar asiento nuevamente — Todo esto es mi culpa... Desde niño que le enseñé lo que debía hacer para poder llegar a mi posición actual... Pero nunca creí qué haría algo como esto para conseguirlo...

— ¿No fueron ustedes mismos los que investigaron la academia Zodiaco y lo enviaron allí? — pregunto con un tono molesto, pero el niega.

— Por lo menos yo no estaba enterado... Quizás su madre... —se frota la cara frustrado — Tengo que dar una conferencia. Cancelaré este matrimonio... De verdad no sabía, me disculpo a nombre de mi familia — se pone de pie y posa una mano en mi hombro, con la otra toma la fotografía que descansaba en mis manos y la observa con nostalgia.

— Señor... — habla Karla.

— Tampoco sabía lo que tú y él tenían... — mira a la chica con calidez — También me disculpo contigo...

Yo solo miro a Karla, como se muerde el labio y como sus ojos se llenan de lágrimas, al parecer había una historia entre ella y Gayle. Los dejo seguir conversando, la chica le cuenta más sobre lo que ha ocurrido frente a sus narices mientras yo me acerco a la ventana de la gran oficina, con cortinas grises; desde aquí podía ver a todas las personas que se habían reunido afuera para poder estar presentes en la conferencia. Algo extraño capta mi atención a lo lejos, las aves emprenden su vuelo en bandada, apresuradas escapan de algo que se va acercando y levantando polvo, bajo mis pies unas vibraciones extrañas llaman mi atención y los vidrios en las ventanas comienzan a vibrar.

— Algo está pasando — anuncio retrocediendo y los dos presentes me observan guardando silencio — Tiene que cancelar la conferencia y debe evacuar el lugar.

— Seth... ¿Qué... —

Las vibraciones que empezaron suaves se volvieron más fuertes, estaba temblando. Pierdo el equilibro y caigo al suelo, mis ojos observan lo que ocurre afuera. El cielo se había enrojecido, se escuchaba el crepitar de los árboles, el viento golpea las ventanas con furia, queriendo atravesar todo a su paso.

¡Canciller! Debe evacuar — un hombre interrumpe en el lugar.

— ¿Qué ocurre? — pregunto.

— Al parecer están atacando la ciudad y vienen para acá — Dice Karla con su rostro pálido viendo la pantalla de su celular.

— Tienen que salir de aquí — Dice el Canciller tomando un maletín de su escritorio — Ve por tu abuelo, Karla.

Ambos asentimos y seguimos al hombre hasta que por fin salimos de su oficina, pero somos interceptados por unos hombres vestidos de negro, parecían soldados. El canciller se relaja y con una sonrisa abre sus brazos.

— Han llegado mis guardaespaldas, en el mejor momento. Uno de ustedes acompañe a... —

No se que pasó pero de un segundo a otro, el canciller estaba tirado en el suelo, retorciéndose de dolor. Me apresuro a ver el estado de él y noto una herida sangrante en su pierna, mis ojos viajan de Inmediato a uno de esos hombres que se encontraba con una mano en nuestra dirección, en la pierna del mandatario una púa de piedra se encuentra enterrada causándole dolor.

— ¡¿Quienes son ustedes?! — grita Karla.

— Sólo queremos al Canciller — responde uno de ellos.

— ¡Llamaré a seguridad! — grita el hombre que llegó anteriormente a prevenir de lo que pasaba, tomando la radio de su bolsillo.

— No queda seguridad — una mujer de pelo rosado sale de entre todos ellos y levanta al hombre inocente del suelo, cortándole el aliento.

— ¡Qué haces! — grito.

— Lo ahogo con el agua de su cuerpo — ladea la cabeza como si hablara de algo cotidiano.

— ¡Quienes son ustedes! — grita ahora el canciller con una mueca de dolor.

— No es necesario que lo sepas... — la mujer suelta al hombre dejándolo inconsciente a un lado de nosotros — Un muerto no puede hacer nada al respecto... Encargense de él.

Ordena perdiéndose al final del pasillo, me pongo de pie poniéndome delante de él canciller y de Karla quien corre a socorrer al hombre que cayó, la miro pero ella niega, estaba muerto.

— Tendrán que pasar sobre mí — hago emerger llamas desde las puntas de mis dedos hasta mi brazo, quemando las mangas del traje que traía.

— Entonces morirán —

🖤 🖤 🖤

Helou Berseckers ! Al fin otro capítulo c: y un poco más largo que el anterior jijiji

Ya empezó el desmadre osi osi xDD

Espero les haya gustado c:

Me está costando mucho escribir, tengo todas las ideas pero me cuesta mucho ponerlo en palabras ... Lo siento xd

🖤 Nos leemos, Berseckers 🖤

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