Tres dias.
William colgó el teléfono y le sonrió a Aisha que regresaba con los helados que había ido a comprar, ella también sonreía pero al ver su mirada ansiosa supo que algo no estaba bien, por ello se sentó, le dio un beso el helado y luego suspiro al tiempo que comenzaba a degustar su helado de chocolate y freses.
―¿Tan grave es?
Will miro el helado que comenzaba a derretirse en su mano.
―Depende.
―¿De que? ― pregunto mirando a los niños que correteaban no muy lejos de ellos en el parque que se encontraba justo delante del lugar en el que se detuvieron a comprar ― come tu helado cariño, lo que sea que suceda lo arreglaremos, pero no puedo ver que el delicioso helado se derrita de esa manera.
Will asintió comiendo el helado y mirando a su alrededor con cautela, mientras le susurraba para que ella sola pudiera escucharlo.
―Cariño, me temo que no fui del todo sincero contigo.
―¿Sobre que exactamente? ― pregunto Aisha sin perder la calma y manteniendo la vista en los niños que jugaban.
―Sobre las cosas que sucedieron en Boston.
Se que eso no concluyo del todo y que tu idea de esta... luna de miel repentina tiene mucho que ver ― lo miro ahora directamente y sonrió ― mi amor no me creas tan despistada, era cuestión de tiempo que tu lo admitieras... o que algo te llevara a admitirlo.
―Pues algo me llevo a admitirlo.
―Soy toda oídos.
William le hablo sobre sus sospechas, le contó sobre lo pensaban de Richard y los micrófonos que encontraron en la oficina.
Aisha termino de comer su helado mientras Will hablaba, acomodo su cabello y lo miro de costado sonriendo apenas.
―Eso significa que el peligro para nosotros no termino y que ahora mismo alguien entre toda estas alegres personas podría querer hacernos daño ― replico a modo de resumen sobre lo que Will le contó.
―Lo siento cariño, te amo y solo deseaba alejar las preocupaciones de ti, quería que te sintieras segura.
Aisha tomo la mano de Will que no estaba pegajosa por todo el helado derretido y se apretó con fuerza.
―Mi amor, debes aprender a confiar mas en mi capacidad para comprenderte y aceptar tus decisiones, se que intentas mantenerme a salvo y a nuestro hijo pero deberías tu también confiar mas en mi a la hora de aceptar y ayudar.
Will tiro el helado en el cesto de la basura, se limpio la mano como mejor pudo con la servilleta y asintió.
―Nunca dejas de sorprenderme amor ― comento ―¿lista para lo que sigue entonces?
―Sin dudarlo.
―Lo primero es que debemos aparentar que nada sucede, que paseamos y hacemos todo del mismo modo que siempre.
―Esta bien.
―Regresaremos a la cabaña y tu prepararas algo de ropa para ambos en un bolso, nada pesado, solo lo necesario.
―De acuerdo.
―Mientras yo preparare nuestra vía de escape, para que sea lo menos agotador para ti y el niño.
―Supongo que ya algo tienes listo ¿verdad?
―Bueno amor... veras...
Aisha acaricio su vientre cuando sintió que su hijo se movió y rio al mismo tiempo ante la cara de culpa de su esposo.
―Te amo.
―También te amo.
El regreso a la cabaña fue tranquilo, Aisha aparentaba normalidad y de cierto modo disfrutaba el ultimo de sus paseos en calma, pues sabia que seria el ultimo, quizás por mucho tiempo.
Hacer las maletas en esta ocasión fue mas sencillo que en otras ocasiones, Aisha tomo ropa cómoda para ella y para Will pero solo lo básico y necesario, lo único que si se empeño en llevar fue todo lo que compro para su hijo o que le fue obsequiado por parte de las personas que lo amaban incluso antes de llegar al mundo.
Cuando acabo de hacer las maletas y mientras esperaba que Will regresara de donde sea había ido, se sentó en el borde de la cama y observo a su alrededor preguntándose que había hecho mal en la vida para tener que vivir todo eso.
En lugar de estar con sus amigos y familiares en ese momento tan importante de su vida, se encontraba huyendo como si fuera una delincuente.
Se levanto, se sujeto el cabello, se vistió cómoda y se recostó quedándose dormida sin siquiera darse cuenta. Alrededor de dos horas mas tarde despertó porque sintió ruidos en la planta baja, algo somnolienta se sentó en la cama y tardo en recordar que no estaba a salvo como siempre pensó, sino que el ruido podría ser peligroso para ella, así que se levanto, tomo el arma que estaba sobre la mesa de noche, la cual le había dado Will antes de irse y bajo sin hacer intentando no hacer ruido alguno.
Decidida a lo que sea, tenia el arma lista y apuntando hacia el frente cuando de pronto apareció Will y levanto las manos con una media sonrisa en los labios y al mismo tiempo el susto reflejado en las pupilas.
―¡Hey amor, cuidado con eso! ― advirtió sacandole el arma de las manos con rapidez.
―¿Donde estabas? ― pregunto mirándolo embelesada.
Ese hombre era simplemente hermoso, tenia la camisa a medio poner y el torso marcado al descubierto le provocaba acariciarlo y besarlo.
Desvió la mirada algo acalorada y se dijo que el embarazo y las hormonas la estaban enloqueciendo.
Will sonrió porque noto su sonrojo, guardo el arma en su cintura y la abrazo con fuerza.
―Siempre que te miro o te pienso siento lo mismo ― le susurro al oído, le dio un beso en el cuello y luego termino de vestirse ― vi que dormías tan cómoda que no quise despertarte, me di un baño y baje a preparar algo de comer.
Aisha sonrió mordiéndose los labios.
―¿Arreglaste todo?
―Si.
―Entonces...
―En la mañana nos iremos.
―¿Recién mañana, no es peligroso?
―Al contrario mi amor, no te preocupes, todo estará bien.
―Confío en ti.
―Vamos a cenar... alimentos ― le dijo rendo divertido.
Aisha le saco la lengua y se metió en la cocina para ver que había de cenar...
En la mañana llegaron una pareja, una chica y un hombre, llevaban ropa deportiva y gorros tan calados sobre el rostro que apenas se les reconocía las facciones.
Aisha se los quedo mirando sorprendida, pues la chica incluso llevaba una falsa panza de embarazada.
―Will...
―Ellos se harán pasar por nosotros, cuando se vayan aprovecharemos para huir, debemos despistarlos mi amor, termina de alistarte que debemos irnos.
―Esta bien.
Alrededor de una hora mas tarde, la pareja salia de nuevo, la chica vestía como ella y el hombre como Will, se subieron al auto llevando maletas y se alejaron.
Dentro ambos permanecieron ocultos en un sótano por unos minutos, luego caminaron por una especie de pasillo que llevaba a la parte trasera de la casa. Mientras caminaba de la mano de Will, Aisha comprendió que el desde el primer momento había escogido esa cabaña justamente por la vía de escape oculta y que jamas había bajado la guardia ni un solo instante.
Después de la caminata de cinco minutos mas o menos, llegaron a una escalera que daba al exterior, Will la ayudo a subir y una vez que estuvieron fuera y a salvo, la guio por el bosque por un sendero que a simple vista y por ser tan angosto no lo parecía en realidad. Hasta que llegaron a un camino de tierra donde esperaba un auto y las maletas que ella había preparado la noche anterior, que no supo cuando el las llevo hasta ese lugar.
―Sube cariño, pronto estaremos a salvo.
Aisha asintió, se acomodo en el asiento del pasajero y cuando se abrochaba el cinturón como le indico, lo vio trastabillar, apoyarse en el auto y luego subir apenas con movimientos lentos.
Extrañada por su repentino cambio lo miro con atención. Su rostro estaba contraído como si algo le doliera.
―¿Will?
―Baja la cabeza lo mas que puedas y mantente así ― le ordeno Will.
Tensa porque el jamas utilizaba ese tono con ella, obedeció de inmediato, lo vio colocar las llaves en el arranque y luego salir disparado a toda velocidad como si el demonio lo siguiera.
―¿William que sucede?
―Manten la cabeza baja... solo quedate quieta...
aferrada al cinturón de seguridad, fue notando los cambios en sus expresiones, tensión, dolor, preocupación, conducía tan deprisa que parecía que en cualquier momento chocarían contra algo, sudaba y las manos las tenia fuertemente apretadas sobre el volante, hasta que tomo una carretera muy transitada, entonces redujo la velocidad y pareció mas relajado.
―Ahora estamos a salvo ― le dijo Will apoyando la espalda en el asiento ― ¿estas bien?
―Si...
―Bien.
Will condujo por una media hora mas, luego se orillo y la miro con una leve sonrisa en los labios, ya para ese momento su palidez era tan intensa que Aisha se sintió realmente atemorizada.
―¿William que te sucede?
El bajo la mano hacia el costado opuesto a ella, se lo toco y le mostró la mano que estaba llena de sangre.
―Creo que había un tirador en algún lado... ― le respondió agitado ― tendrás que conducir tu amor.
Aisha comenzó a temblar y a llorar.
―Tenemos que ir a un hospital ― le dijo.
―No, creo que los perdí pero debemos seguir moviéndonos, conduce tu Aisha, en la... guantera tienes un mapa que trace anoche usalo... sin hospital... sin moteles en la carretera... usa solo el efectivo que tenemos, no llames a nadie, hay comida y agua en...
―¡Will! ― casi grito cuando el pareció perder el conocimiento.
―Tienes todo en el auto... sigue la ruta que te marque... no te detengas... no hables con extraños...
―Necesitas un hospital... por favor dime como ayudarte...
―Por ahora solo conduce hasta llegar al primer punto que te marque, solo ahí podrás descansar... promete que no te detendrás hasta llegar...
―Pero Will...
―!Aisha prometelo!
―¡Esta bien... lo prometo!
Will se bajo del auto, se metió en la parte trasera y se acostó en el asiento apretando la herida con un vendaje que tomo de un bolso que tenia allí mismo.
―Conduce ―ordeno.
Aisha tomo aire con fuerza, se paso al asiento del conductor y condujo como el le indico sin detenerse hasta llegar al punto rojo que marcaba el mapa.
*
―Greg algo paso ― le aseguro Yamil.
―Aun falta para que se cumpla el plazo ― respondió Greg mirando el reloj ― aun tiene unas horas para llegar al día tres.
―¡Te digo que algo paso! Tengo un mal presentimiento.
Greg apretó los dientes con fuerza, dejo salir el aire y clavo la mirada en el reloj y el teléfono celular con insistencia.
―Preparare todo para salir a Francia hoy mismo ― comento al fin.
―Voy contigo.
―No, tu tienes que permanecer aquí para cuidar a Demian, si es verdad que algo les sucedió a Will y Aisha, el siguiente es el.
Yamil desvió la mirada con enojo y asintió.
Greg tenia razón.
Continuara...
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