Capítulo Treinta y Uno
HOLA A TODOS!!!
AQUÍ TENÉIS EL CAPÍTULO DE ÉSTA SEMANA, ESPERO QUE OS GUSTE, LA SEMANA QUE VIENE ESCRIBIRÉ LO QUE QUEDA POR QUE NO ME HA DADO TIEMPO DE TERMINARLO, ME VOY A LA FERIA, LA FIESTA DE MI CIUDAD. AÚN QUEDA OTRO CAPÍTULO, QUE ES LO QUE FALTA DE ÉSTE, Y EL EPÍLOGO Y EL CAPÍTULO ESPECIAL.
LAMENTO NO HABER PODIDO ACABARLO HOY PERO SÉ QUE COMPRENDERÉIS QUE TAMBIÉN NECESITO DIVERTIRME!!
¡¡¡¡ BESOTES ENORMES Y HASTA PRONTO!!!
***
- Estás preciosa.
Lady Remington miraba a su hija con lágrimas en los ojos. Se las enjugó con un pañuelo sin dejar de sonreír en ningún momento. Había esperado ese día demasiado tiempo y por fin podía decir que su pequeña contraería matrimonio con un buen hombre. Sería sin duda un excelente marido y un magnífico padre porque a pesar de su seriedad era alguien íntegro y cabal.
No le había agradecido lo suficiente el que hubiera descubierto las maquinaciones de Whilock porque en aquel momento estaba muy preocupada por Marion pero en ella tendría una verdadera madre y todo el cariño que le hiciera falta y no porque se casara con su hija sino porque se lo merecía. Al menos había dejado de tener remordimientos por impedir que huyeran en el pasado porque desde ese día, Marion, no había vuelto a ser la misma y ella se sentía responsable de ello, pero ahora, todo había vuelto al inicio y eso la hacía inmensamente feliz.
Lady Abbigail le acarició el brazo para demostrarle que estaba de acuerdo con ella.
- Tienes razón Amanda, es una novia deslumbrante.- La voz enronquecida hablaba por sí sola de la emoción que sentía en esos momentos.
- En cuanto Gabriel te vea querrá llevarte con él lo antes posible. Pareces un ángel.- Meredith le recolocó, por enésima vez, la falda del vestido de seda.
Marion miró a las tres mujeres que la rodeaban y no pudo decir una palabra debido a los sentimientos que amenazaban con desbordarla de un momento a otro, así que se conformó con asentir con la cabeza a cada frase de elogio.
Volvió a mirarse al espejo y tuvo admitir que el vestido de novia era precioso. Era el mismo que había llevado su madre y siempre había soñado con casarse llevándolo puesto. Ahora se haría realidad ese deseo pero los nervios la estaban comiendo por dentro haciendo que su estómago se contrajera con fuertes espasmos.
Respiró profundamente y acarició la seda del vestido. La calmaba porque le hacía pensar que si estaba vestida de aquella forma, todo saldría bien. Gabriel estaría esperándola como le había asegurado Nick y Meredith.
- Tengo que reconocer que modificar un poco el escote del vestido ha sido muy acertado.- Admitió Lady Remington apreciando la piel cremosa que quedaba ahora al descubierto.- Era demasiado cerrado y en realidad parece otro totalmente diferente con las mangas cortadas justo hasta debajo del codo.
Cuatro pares de ojos miraron exactamente lo mismo. Madame Chloe había hecho un buen trabajo a pesar de que ella no hacía arreglos de ninguna prenda que no hubiera sido confeccionada por ella, pero había accedido a realizar algunos cambios a ese traje en particular, porque le tenía bastante aprecio a las dos primas.
Les había asegurado que el vestido era de corte elegante y que con unas pocas modificaciones sería espectacular y así había sido. Marion se veía como una reina con él puesto y lo completaba unos sencillos pendientes y un collar de perlas de tres vueltas que Meredith había insistido en que tendría que llevar.
El pelo lo llevaba totalmente recogido mostrando la elegancia de su cuello. Varias horquillas con perlas terminaban de rematar el peinado y a ella le gustaba el efecto que producía. No demasiado llamativo ni recargado, sino más bien sencillo y distinguido.
Miró a Meredith y ésta la intentó calmar con un apretón de manos.
- Todo irá bien, no te preocupes.- Le susurró sonriéndole comprensiva.
- Bien, creo que Laugthon se estará preguntando que nos entretiene tanto.- Lady Remington caminó por la habitación para coger su abanico que lo había dejado con descuido sobre una de las sillas.- Creo que deberíamos marcharnos, la novia puede hacer esperar al novio pero no es de buen gusto retrasarse demasiado.
- Tienes razón, Amanda.- Lady Abbigail entrelazó su brazo con ella y ambas salieron de la habitación.
- Te esperamos en la iglesia.- Dijo Lady Remington mientras desaparecía casi a la carrera.
Meredith se acercó a su prima y la abrazó con fuerza.
- Te deseo todo lo mejor, Marion, de corazón.-
Marion le correspondió el abrazo con todo el cariño que le fue capaz de transmitir.
- Lo sé. Yo por mi parte, procuraré hacer que lo mejor se convierta en especial.
- Vamos Nick te aguarda. Se ha tomado muy en serio eso de ser el hombre de la familia y el tener que ser tu padrino, así que no lo hagamos esperar más.
Las dos se miraron antes de abandonar la habitación que había sido de Marion durante los últimos veintiún años.
***
- Bien, pareces un hombre a punto de casarse.- Damon miró a su amigo de arriba a bajo dándole el visto bueno.
- De eso se trata, de que estoy a punto de hacerlo.- O eso esperaba, pensó, Gabriel, mientras se terminaba de abrochar la chaqueta que le quedaba como un guante.
- Si ella decide no presentarse, yo me casaré contigo.- Bromeó Damon pero al momento se arrepintió de la elección de sus palabras.- A veces debería de pararme a pensar antes de hablar.- Masculló entre dientes.
- No te preocupes, Damon, sé que tu intención ha sido la de decirme que en el fondo siempre has estado enamorado de mi, pero lamento decirte que yo no te profeso el mismo cariño.- Gabriel le sonrió hasta conseguir que Arlington se volviera a relajar.
- Eso será porque no lo he intentado en serio contigo, creo que prefiero a Robson.
El mayordomo no se desconcertó por el comentario, estaba bastante acostumbrado a escuchar al conde de Arlington decir barbaridades sin sentido, así que siguió recogiendo todo como si se encontrara solo en la habitación.
Los dos amigos se miraron y sonrieron.
- Es la hora de irnos.- Damon se puso en pie y se ajustó los puños de la chaqueta.- Nunca pensé que en poco más de una año mis dos amigos me dejarían solo disfrutando de los placeres de la soltería.- Añadió sin atisbo de burla.
Gabriel esperaba que eso fuera verdad y que el día terminara con Marion a su lado para siempre.
- Te llegará la hora, ya lo verás, por mucho que te resista caerás. Estoy deseando verlo.
***
El carruaje descubierto con el blasón de Laughton en la puerta se desplazaba por las calles de Londres llevando como únicos ocupantes a Marion y al conde.
El día había amanecido con niebla pero a medida que las horas iban pasando se había despejado por completo y un tibio sol parecía dar la bienvenida a todo el que quisiera disfrutar de él.
Marion mantenía las manos relajadas sobre el regazo pero realmente tenía unas ganas enormes de retorcerlas. Esa semana había sido demasiado dura para ella y a pesar de que sabía la razón por la que Gabriel no había podido volver con antelación, eso no le impedía haber preferido hablar con él antes de ese día. Ahora tendría que enfrentarlo en la iglesia y lamentaba que él no supiera lo mucho que lo adoraba.
Suspiró resignada. Su confesión tendría que esperar a que la ceremonia y la posterior recepción acabaran. No era justo. Si de ella dependiera dejaría a todos los invitados en BeCastle House y se marcharía tras decir el "Sí, quiero" .
- Cálmate, Marion. Te aseguro que Gabriel no tiene intención de faltar a ésta cita.
Nick se alegraba de que su amigo se casara con el amor de su vida y si la persona que era la responsable de volver loco a Gabriel era la prima de su mujer, mejor que mejor. Quería para Gabriel lo mismo que el poseía. Amor a raudales y felicidad a manos llenas.
¿Qué más se podía pedir?.
- No lo creeré del todo hasta que lo vea allí.
Marion lo miró avergonzada cuando se dio cuenta que lo había dicho en voz alta.
Nick rió bajito sin saber ya que decir para convencerla.
- ¿Sabes, Marion?. Me alegro enormemente de que seas tu la mujer que el corazón de Stanton ha elegido.- Su mirada estaba impregnada de cariño.- No podía haber escogido una mejor.
El carruaje se detuvo pero ninguno de los dos lo apreció sumidos en la conversación.
- Estoy totalmente de acuerdo.- Marion bromeó haciéndolos reír a ambos.- ¿Te ha contado alguna vez...?
- ¿Lo que sucedió?.- Nick miró el reloj de bolsillo y lo volvió a guardar sin más.- Sí, lo sé. No justifico su actitud para contigo en cuanto volvió a Londres, pero puedo llegar a comprender el porqué se comportó así.
Marion se sonrojó al saber que Starling conocía todos los detalles de su relación, pero eso demostraba que Gabriel confiaba en él con los ojos cerrados.
- El amor a veces duele demasiado como para poder olvidarse y Stanton lo sufrió en sus propias carnes. Ahora necesita confiar en que realmente es dueño de ese amor y tu puedes convencerlo de ello con unas simples palabras.
Marion le agradeció la sinceridad con la que hablaba con una tímida sonrisa.
- Creo que cuando se las diga, todas sus dudas se desvanecerán por completo.
Los dos se miraron comprendiendo de lo que hablaban pero sin tener que decirlo en voz alta.
***
La mayoría de los invitados se encontraban en el interior de la iglesia acomodados en las bancos y sólo unos pocos aguardaban la llegada de la novia en el exterior.
Lady Remington, Lady Abbigail y Meredith charlaban entre ellas mientras vigilaban el lugar por el que tendría que aparecer el carruaje de un momento a otro.
Gabriel golpeaba el suelo con la punta del pie y no paraba de cambiar de postura. Cruzando los brazos continuamente.
- ¿Quieres quedarte quieto?.- Damon le clavó la mirada.- Conseguirías poner nervioso a un santo. Se están retrasando pero seguro que algo debe de haber ocurrido. Todo tiene una explicación.- Le golpeó el hombro y dejó la mano allí.
- ¿Cuarenta y cinco minutos?
Gabriel no sabía que pensar. Cada segundo que pasaba, un nudo cada vez mayor se le formaba en la boca del estómago.
¿Y si ella había decidido en el último minuto no aparecer?.¿Y si no lo consideraba lo suficientemente bueno para ella?.
Se palmeó el bolsillo donde llevaba la nota que Marion le había escrito días atrás. En ella le decía que lo quería y él tenía que confiar que aquello era cierto.
Sabía que era cierto, pero era un hombre desesperado, no le daba vergüenza admitirlo, y eso hacía que cualquier retraso alimentara sus inseguridades.
Se pasó la mano por el pelo y miró de nuevo el reloj.
¿Qué podía haber sucedido para que se retrasaran tanto?.
El corazón le palpitaba desenfrenado debido a la ansiedad y el cuello de la camisa le apretaba demasiado para poder respirar con facilidad. Estaba deseando que terminara ese día y poder decir que había conseguido sobrevivir a el, porque en esos momentos dudaba que pudiera aguantar un minuto más la espera.
***
- ¿Cuánto tiempo tardarán en retirarlo?.
Laughton estaba harto de escuchar siempre la misma respuesta.
- No creo que más de ... -
- Sí, sí, sí. Más de diez minutos, pero ya llevamos aquí parados más de media hora.
Los hombres lo miraron y se encogieron de hombros siguiendo con su tarea.
Nick miró hacia donde estaba Marion, que miraba ansiosa hacia donde él se hallaba y se encaminó hacia ella sorteando otros carruajes que se encontraban en la misma situación de paciente espera.
Un carro había volcado al romperse el eje de las ruedas y todos los toneles que cargaba habían caído al suelo haciendo que varios jinetes y carros no pudieran evitarlos y sufrieran accidentes. Como resultado la calle estaba totalmente bloqueada y tampoco podían dar la vuelta porque detrás de ellos los carruajes se acumulaban cada vez en mayor número.
Todo era un tremendo lío y el pensar en lo que estaría imaginando Gabriel debido a la tardanza de la novia en aparecer...A grandes males, grandes remedios.
Sorteó con prisa un faetón y a sus caballos y subió a su propio carruaje con decisión.
- Nos vamos.- Anunció sin preámbulos.
Marion lo miró sin comprender.
- Esto parece que se va a largar demasiado y ya hemos perdido demasiado tiempo.- La ayudó a bajar con cuidado.- Morgan, en cuanto puedas vas a la iglesia y si ya no estamos allí te diriges a BeCastle House.
El cochero asintió y se dispuso a esperar pacientemente a que todo aquel embrollo se solucionara.
- Tendremos que darnos prisa.- Nick daba grandes zancadas y Marion trataba de igualarlo.- No quiero imaginar que Gabriel piense que no te presentarás.- Susurró para que nadie más que ella lo escuchara.
Sorteaban a los viandantes y los curiosos que observaban el caos generado por el accidente y a la misma vez miraban a la mujer vestida de novia que casi corría por la acera.
- ¡Si el novio no la espera, yo me caso con usted, milady!.- Gritó alguien y un coro de risas lo acompañó.
Marion se sujetó el vestido para evitar pisárselo.
- Gabriel no puede pensar eso, Laughton.- Aunque un miedo incomprensible comenzó a adueñarse de ella.
Nick frenó de golpe y la giró con delicadeza hacia él.
- Puede pensar que se repita lo mismo que sucedió en el puerto. Es su mayor temor, por eso debemos de darnos prisa. No quiero imaginar lo que haga si se deja vencer por esa loca idea de que puedes abandonarlo de nuevo.
Nick comprendía que estaba siendo demasiado sincero al decírselo de aquella manera pero quería que Marion comprendiera lo que se estaba jugando si no conseguían llegar lo antes posible.
La mirada de Marion cambió de dubitativa a decidida en un instante.
- Bien, entonces tendré que improvisar.-
Nick la vio salir corriendo como un galgo por la calle y se lanzó en su persecución.
Demonios, la muchacha era bastante rápida, pensó con una enorme sonrisa en el rostro.
***
- Aparecerá.
Damon no sabía que más decir en esos momentos.
Gabriel cabeceo de acuerdo con él. Estaba seguro de que lo haría.
No dejó un momento de pasearse inquieto sin importarle que cada vez más invitados lo observaran murmurando y haciendo conjeturas sobre lo que habría hecho retrasarse a la novia.
***
Marion hacía oídos sordos a lo que le decían a su paso. Su principal objetivo era llegar junto a Gabriel. Sabía que Nick la seguía y no se preocupó de mirar atrás.
Pasó junto a un tonel que estaba justo en mitad de la acera y siguió su camino. Cuando rebasó la zona del accidente se concentró en encontrar un medio de transporte. Si tenía que suplicar para que la llevaran, no dudaría en hacerlo.
Cuando vio al jinete que se encontraba mirando todo aquel desastre, agradeció al cielo porque Cribbs siempre estuviera donde se necesitaba.
Recordó aquella otra vez en la que le pidió el caballo para salvar a Meredith y ahora era para su propio beneficio. Se recogió la falda para evitar que se mancharan y corrió a su encuentro.
-¡Cribbs! ¡Cribbs!.- Le llamó mientras se acercaba.-
El muchacho se volvió al escuchar su nombre y abrió los ojos como platos cuando la vio acercarse a la carrera.
-¿Señorita Remington?.- Dijo incrédulo.
- Necesito su ayuda.- Marion jadeaba.- ¿Podría dejarme su caballo, de nuevo?. Ha habido un accidente y mi carruaje no puede sortearlo. Llego tarde a mi boda.- Le suplicó con la mirada.
Nick llegó en el mismo instante en que Cribbs desmontaba del caballo algo contrariado.
- Por supuesto, aquí lo tiene.
- Es usted mi héroe. Nunca podré agradecerle lo suficiente todo lo que ha hecho por mi.-
Nick la subió al caballo y le guiñó un ojo.
- Yo llegaré tan pronto pueda. Me buscaré mi propio medio de transporte. Corre.
Golpeó al caballo para que éste se pusiera en movimiento y vio como se alejaba.
- Dígame, Cribbs, pensé que no podría acudir a la boda porque se encontraría fuera de Londres por estas fechas.
El muchacho no le contestó pero Starling sabía que había rehusado asistir porque estaba enamorado de Marion e imaginaba que no se encontraría con las fuerzas suficientes de soportar verla casarse con otro que no era él.
El amor no correspondido era la peor manera de amar, pero esperaba que pronto se recuperara y encontrara a alguien que se adaptara mejor a él. Marion era demasiado impulsiva para el bueno de Cribbs.
Nick miró alrededor suyo y eligió a uno de los caballistas curiosos que estaban cerca de él.
Tenía una boda a la que acudir.
Él era el padrino.
***
- ¿Stanton, sería posible que enviáramos a alguien para averiguar del porqué tardan tanto?.- Lady Remington había comenzado a ponerse nerviosa. Realmente lo estaba hacía rato pero ahora era cuando estaba dejando que se le notara.-
- Creo que sería lo mejor.- Gabriel estuvo de acuerdo.
Todos comenzaron a opinar sobre la manera mejor de actuar cuando escucharon los cascos de un caballo que se aproximaban a galope.
Se volvieron a la vez, para ver como Marion aparecía con el pelo suelto, sin rastro ya del precioso peinado, y manejando al caballo como la amazona experta que era.
Gabriel no le puedo quitar la vista de encima por un instante. El corazón pareció parársele y retomar sus latidos aceleradamente. Ella subió las escaleras con el caballo haciendo que todos los que estaban allí se apartaran apresuradamente para dejarle sitio.
- A eso le llamo yo, una entrada triunfal.- Le susurró Damon al oído pero él no se dignó a mirarlo siquiera. Toda su atención estaba puesta en ella.
Marion lo miró fijamente. Una vez allí y sintiéndose observada por todos, se percató de lo que debía de parecer su llegada y que eso provocaría algunos chismes durante un buen tiempo, pero no le importó lo más mínimo. Lo importante era que Gabriel estaba allí, esperándola.
Stanton se acercó muy lentamente y alzó las manos tomando las de ella para besárselas, una después de la otra.
- Estás aquí.- Apenas le salían las palabras.
Marion lo escuchó susurrar y se le saltaron las lágrimas.
- ¿Cómo podía no estar?. Te amo.- Le dijo sin importarle quien la escuchaba.
Gabriel elevó el rostro hacia ella y sus ojos brillaron de felicidad.
- Eso espero, porque el amor que yo siento por ti, no podía conformarse con menos.
Lady Remington lloraba viendo la escena y Meredith le ofreció su pañuelo quitándose ella sus propias lágrimas con la punta de los dedos.
Gabriel la bajó del caballo y la abrazó. Se contuvo de besarla delante de todos por respeto a ella, aunque se moría por hacerlo, pero sabía que una vez que tocara sus labios no podría parar hasta mucho más tarde.
- Creo que debemos de arreglar un poco a la novia. Luego nos contará lo ocurrido.- Lady Abbigail se acercó hasta Marion y casi tuvo que arrancarla de los brazos de Gabriel.- Tu pelo ......bueno, haremos lo que podamos.
Se la llevó seguida de varias damas que ofrecían horquillas y todo tipo de ayudas.
Gabriel la siguió con la mirada y soltó el aire que retenía en los pulmones.
- ¿Más tranquilo?.- Damon no admitiría nunca que hasta él había comenzado a ponerse nervioso.
Gabriel no pudo más que sonreír con alegría al mirarlo.
- Creo que debemos esperar a mi futura esposa en el interior.
Damon se sorprendió de lo que su amigo había cambiado en un solo minuto y se alegro por ello.
- Esperemos que Nick no tarde en aparecer, me muero por saber que demonios puede haber pasado.
***
Gabriel no supo cuanto tiempo transcurrió desde que Marion apareció al final del pasillo hasta que por fin fue su esposa. De lo único que pudo estar pendiente fue de la forma en la que ella se acercaba hasta él por el suelo alfombrado de pétalos de rosas que una sonriente Cynthia iba dejando caer, de la manera de mirarlo, transmitiéndole amor, porque eso es lo que era, un amor pleno y sincero. Él le sonrió y le devolvió la mirada, pero cargada de promesas por lo que Marion se sonrojó haciéndola parecer más adorable aún.
Nick se la entregó al llegar al altar y no pudieron dejar mirarse mientras pronunciaban sus votos. Habían tardado mucho más tiempo del que deberían pero al fin eran el uno del otro.
Habían superado muchos obstáculos creados por orgullo, tozudez y situaciones malinterpretadas pero ahora estaban allí, dispuestos a compartir el resto de su vida dejando atrás el pasado, no olvidándolo, porque eso es lo que les había llevado hoy hasta allí, pero sí perdonando errores y desconfianzas. La vida era una suma de vivencias y ninguno de los dos estaba dispuesto a renunciar a lo que los había unido definitivamente.
Ambos confirmaron sus votos con el corazón en cada palabra pronunciada y un murmullo se alzó hasta la bóveda de la iglesia cuando el novio tomó a su esposa entre sus brazos y no le dio el recatado beso que se esperaba de él, sino que la aprisionó entre sus brazos y no la soltó hasta que no estuvo seguro de dejarle los labios hinchados y marcados por él.
Nick carraspeó mirando al cura que los miraba atónitos y Damon se limitó a cruzarse de brazos y esperar pacientemente a que terminaran con el espectáculo.
- Creo que deberíamos de marcharnos. Esta pareja necesita algo de intimidad.
Damon le susurró esto a Nick al oído pero Gabriel lo escuchó y estuvo totalmente de acuerdo.
***
Los invitados parecían estar contentos con lo que se había dispuesto para la celebración y les habían deseado a la feliz pareja la mayor de las suertes en su vida de casados.
Todo eran risas y felicidad y si a Marion le preguntaran con quien había hablado hacía tan solo unos minutos, ella no podría responder con total seguridad. Todo lo que veía y todo lo que sentía, era a su esposo, a Gabriel, que no se había separado un minuto de su lado.
Estaba tan relajada ahora, que se preguntaba si la tensión sufrida hasta hacía unas pocas horas no había sido producto de su imaginación. Tendría que hablar con él, necesitaba explicarle algunas cosas que no quería dejar en el aire, pero eso podría esperar otras horas más, ahora quería disfrutar de su cercanía y de la manera que la sostenía contra él con el brazo rodeándole la cintura.
- ¿Estás feliz?.- Le preguntó besándola en la sien.
- Soy feliz.- Le aseguró elevando los ojos para encontrarse con los suyos.- ¿Y tu?
No necesitaba que se lo dijera con palabras porque su rostro lo decía todo pero si las escuchaba era mucho mejor.
- ¿Lo dudas?. Te he esperado tanto tiempo que ahora creo que ha merecido la pena.- Le acarició con los nudillos el rostro. Devorándola con una simple mirada.- Lo único que lamento es que mi madre y mi hermana no estén aquí para compartir éste día.- Su mirada se enturbió con sus palabras.
- No dudo de que las encontrarás. Tardes lo que tardes, algún día estarán con nosotros.
Marion deseó poder estar a solas con él y no rodeados de otras personas. Gabriel pareció averiguar lo que sentía porque asintió con la cabeza y se llevó la mano a la boca para besársela mientras la miraba con ardiente deseo.
- Ha llegado la hora de que nos vayamos.
- Pero aún es demasiado pronto.- Marion lo dijo mientras se dejaba arrastrar por Gabriel a lo largo del salón.
- Nadie nos echará de menos hasta dentro de un rato y no me importa lo que piensen cuando descubran que nos hemos marchado. ¿y a ti?.- Le preguntó rogando porque ella no pusiera ninguna objeción.-
- Creo que a mi tampoco me importa demasiado. Deseo estar contigo a solas.
Gabriel rió por lo bajo al ver como ella apartaba la mirada algo avergonzada por sus palabras.
- Estoy totalmente de acuerdo.
Los dos abandonaron el salón creyendo no ser vistos pero los condes de Laughton y Damon los seguían con la mirada.
- ¿Dónde pensáis que van?.- Bromeó Damon.
- Supongo que como tu no te has casado nunca, no entiendes de estas cosas, ¿verdad querida?.- Nick le siguió el juego a su amigo.
- Creo que a Damon no le hace falta pasar por ese trance para disfrutar de los placeres que podría darle un matrimonio.- Meredith se echó a reír con ganas.
- Tienes razón. Yo disfruto de los mismos placeres que los casados pero sin los quebraderos de cabeza que suponer cargar con una esposa.
Nick lo miró de reojo.
- ¿Sabes?. Cuánto más reniegas del matrimonio más convencido estoy que cuando te cases, lo harás totalmente enamorado de tu mujer y la seguirás como un perrito faldero a todas partes.
- Jamás.- Damon lo miró escandalizado.- Si eso ocurre, te permito que puedas burlarte de mi todo lo que quieras.-
- Lo haré, no lo dudes que lo haré.
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