Capítulo 32
QUIERO AGRADECEROS A TODOS LOS QUE ME LEEIS (HOMBRES Y MUJERES, JOVENES Y NO TAN JOVENES, ME ENCANTA LA VARIEDAD), LOS COMENTARIOS Y VOTOS QUE ME DEJAIS. SOY FELIZ DE PODER CONTESTAROS A CADA UNO DE ELLOS Y NO ME IMPORTA ESTAR HASTA UNA HORA Y MEDIA MUCHAS VECES SENTADO FRENTE AL ORDENADOR PARA HACERLO.
GRACIAS POR LEER ESTA HISTORIA Y TAMBIÉN A LOS QUE EMPEZARON A LEER "REBELDE RENDICIÓN".
A ESTAS ALTURAS YA SON 600,000 LECTURAS Y 13000 VOTOS ;-)
¡QUIEN ME IBA A MI A DECIR HACE UNOS MESES CUANDO ME PROPUSE ESCRIBIR POR PRIMERA VEZ QUE MI HISTORIA IBA A SER TAN BIEN ACOGIDA !
BUENO, YA OS DEJO PARA QUE DISFRUTEIS DEL CAPÍTULO Y NO OS MOLESTO MÁS.
¡¡¡¡¡ BESOTES ENORMES Y BUENA LECTURA !!!!!
AH, SE ME OLVIDABA. ESPERO QUE OS GUSTE LA CANCIÓN DE VANESSA MARTIN. CREO QUE DEFINE PERFECTAMENTE LO QUE SIENTE UNA PERSONA ENAMORADA....... YA ME CONTAREIS QUE OS HA PARECIDO!!!
***
- ¡¡Tenga cuidado al moverme, maldita sea!!.
Los gritos de Carmichael se podían oir en toda la casa, desde su habitación en la segunda planta hasta la cocina que era el lugar más apartado de la casa.
Era un paciente insufrible y cuando la servidumbre escuchaba el constante tintineo de la campanilla de su habitación solicitando la presencia de alguno de ellos, se miraban entre sí, para ver si alguien se ofrecía voluntario para ser el objeto de la lengua ácida del señor.
Invariablemente le tocaba al ayuda de cámara y al primer mayordomo la penosa tarea de acudir a la habitación a la que habían llegado a llamar "La cueva del ogro", no tanto por la estancia en si,sino más bien por el que allí se postraba sin poder moverse.
Aunque nadie lo había expresado en voz alta, todos ellos se alegraban de que Carmichael hubiera recibido aquella golpiza. Y en silencio lamentaban que el caballero que se la había propinado no hubiera puesto mas empeño en ello.
Las doncellas encargadas de la limpieza de la habitación salian invariablemente llorando sin poder soportar el despotismo del señor, no sin antes recibir su buena ración de imprecaciones y maltratos. Las tenía completamente aterradas.
Carmichael tiró un plato a un criado que salía corriendo de la habitación tras una de sus demostraciones de mal genio. La porcelana chocó contra la puerta, quedando una muesca profunda en la madera, y quedó hecha añicos en el suelo.
- ¡Déjenme solo!¡Marchaos!.- Escupía de pura rabia.
Llevaba unos días sin poder moverse apenas de esa maldita cama y parecía que los imbéciles de sus criados no se lo estaban facilitando. En cuanto se recuperara lo suficiente como para mantenerse en pie sin molestias los despidiría a todos sin contemplaciones.
Se apoyó sobre los almohadones y se llevó una mano a los ojos para intentar aliviar tensiones.
Ese perro le había dado la mayor paliza de su vida. Lo había pillado desprevenido y no había podido defenderse.
¡Maldito fuera mil veces!.
Si pensaba que aquello terminaría allí estaba muy equivocado. Le haría saber, de la peor de las maneras, que con él no se jugaba.
Hasta ese momento no le habían importado demasiado los continuos fracasos en hacerlo desaparecer porque tarde o temprano darían sus frutos, pero ahora quería que sufriera antes de que ocurriera.
Sí, es lo que haría. Conseguiría que se revolviera en su tumba por el temor a las personas que dejaba atrás.
Su madre, su mujer...
Pensar en Meredith hizo que se excitara al momento. Su miembro se puso duro como una piedra y con el brazo que menos le dolía, el otro lo tenía inmovilizado, apartó la ropa de cama que lo tapaban para poder tener fluidez en sus movimientos. Deslizó la mano entre su ropa y capturó el pene con sus dedos que brincó ante su contacto deseoso de atención.
Se la imaginó desnuda en su cama, invitándolo, con las piernas abiertas para él y con esa imagen la sangre le bullía de excitación.
¡Oh, sí! Cómo disfrutaría al follarla sabiendo que el perro volvería a morirse en el caso de que consiguiera levantarse de su lecho eterno.
Intensificó los movimientos de su mano. Casi podía sentir la humedad que lo rodearía al clavarse en ella una y otra vez.
Jadeaba con los dientes apretados. La jodería de toda la maneras posibles quisiera ella o no y casi prefería que se defendiera porque los orgasmos siempre eran mejores cuando oponían resistencia.
Al imaginar como le apretería los pechos hasta hundirle los dedos en su delicada piel, sintió que se corría de forma brutal pero no paró de estimularse hasta conseguir un segundo orgasmo.
Ya más calmado supo exactamente cual sería su siguiente paso.
Estaba sentada con los ojos cerrados dejando que los tibios rayos del sol le calentaran el cuerpo. Escuchaba a Abby parlotear a su lado y ella asentía de vez en cuando.
Se sentía feliz. Completamente feliz.
Esperaba un hijo de Nick. Estaba completamente segura de que sería niño y desde el momento de la noticia, su marido la mimaba como si fuera una obra de arte con peligro de fracmentarse al menor roce.
Abby mostraba una sonrisa todo el día y le daba mil y un consejos de como no fatigarse demasiado, pero ella realmente no se encontraba más débil que antes de quedarse embarazada.
Aún no se le notaba nada, estaba lisa como una tabla, pero en unos meses eso cambiaría hasta hacerla parecer redonda como un tonel y entonces no podría aceptar invitaciones para ir a una cena, o a algún baile porque no estaba bien visto que una mujer en su estado se dejara ver en publico hasta que tuviera al bebé.
Ella no estaba muy de acuerdo en quedarse encerrada, la mayoría se recluía en alguna propiedad en las afueras, pero si a ella le apetecía quedarse en Londres y salir de compras, al teatro o a cualquier otro sitio lo haría.
Se felicitó por haber tomado aquella desición. Sabía que Abby y su tía no estarían de acuerdo con ella, incluso se había hablado de que pasara los últimos meses de embarazo en Dreams y de que Nick se trasladaría allí para poder estar junto a ella cuando diera a luz.
Se acarició el vientre soñando despierta con la imagen de su pequeño.
- Merdith, tendríamos que entrar. Se está levantando un poco de aire.
Abby se levantó y se cubrió mejor con la capa.
- Tienes razón, pero es tan agradable estar fuera que es una pena que las pocas horas de sol las estropee el viento.- Se quejó Meredith al observar como las nubes iban cubriendo poco a poco el cielo.
Se apresuraron a entrar en la casa cuando vieron a Marion acercarse a ellas con una sonrisa radiante pintada en el rostro.
- ¡Marion, querida! Entrábamos en éste mismo instante.- Abby le ofreció la mano para saludarla.
- Me parece bien. Sólo pasaba para saludar a Meredith y poder hablar con ella un momento.- Dijo volviendo sobre sus pasos.
- Te lo agradezco, pero no te olvides que nos veremos esta noche, recuerda que tu y mi tía estais invitadas a cenar.- Meredith se lo recordó auque sabía que no hacía falta.
- Sí, claro.Como olvidarlo Llevas recordándomelo durante días..- Puso los ojos en blanco.
Las tres entraron en la casa entre risas.
Nick estaba en el saloncito verde con Gabe y Damon. Esperaban a que Marion y Lady Remington llegaran para empezar con la velada.
Había decidido celebrar el que Meredith y él estuvieran esperando su primer hijo. No sería una cena con muchos invitados sólo los más allegados. Sus amigos, su madre y la familia de Meredith. No necesitaban a nadie más ni recibir felicitaciones de personas que no se alegrarían de verdad. Para eso ya habría tiempo los próximos meses. En cuanto se corriera la voz todos querrían darle la enhorabuena por la feliz notica, pero ese momento era exclusivamente para las personas que eran importantes en su vida y para nadia más.
Esa misma tarde había mantenido una conversación con su madre y parecía que las cosas podían solucionarse entre ellos.
Abby lo había buscado en su despacho y él se había sorprendido de que lo hiciera y lo demostró en cuánto la tuvo frente a él. No era muy común que ninguno de los dos se buscaran para nada en absoluto y mucho menos si el encuentro podía significar el encontrarse a solas en una habitación.
- Madre.- Saludó con formalidad.- ¿Puedo ayudarte en algo?
Abby se sentó al otro lado del escritorio y a él le pareció la situación un poco incómoda, así que se levantó y ocupó un asiento a su lado para darle a la charla un aire más desenfadado.
- No tengo ningún problema, si es lo que te preocupa.- Mantuvo silencio mientras pasaba los ojos por la habitación con nerviosismo.- Realmente, sólo quisiera algo que no sé si podrás concedérmelo.
Nick mantuvo su postura relajada pero supo lo que vendría y era algo a lo que él le había estado dando vueltas ultimamente. Había pasado mucho tiempo, demasiado, ignorando a su madre, culpándola por lo ocurrido a Violet, pero para ser sincero ella no era más culpable que él mismo de lo ocurrido a su hermana. De acuerdo que no había sido una madre ejemplar pero al final había intentado enmendarlo y él nunca la había dejado acercarse demasiado por temor a que lo volviera a defraudar.
Además no quería irse de este mundo, más valía que lo hiciera más tarde que temprano, sin hacerle saber que la perdonaba y que a pesar de todo la quería. Iba a costar que la relación fuera todo lo normal posible pero estaba dispuesto a intentarlo.
- Madre.- Garraspeó sin saber bien como empezar.- Sé lo que tratas de decirme y puedes ahorrarte tus palabras...
Vió como Abby se quedaba muda ante sus palabras y rapidamente se levantaba para marcharse.
¡Era un completo imbécil y lo sabía!. No tenía ni el tacto ni la sensibilidad necesaria para tener ese tipo de conversación.
Con un agil movimiento le impidió el paso y ella lo miró con ojos vidriosos que lo hicieron sentir aún más miserable.
- Lo siento.- Dijo.- No me siento cómodo con esta conversación.
Le indicó con una mano que volviera a sentarse y esperó a que lo hiciera. Respiró tranquilo cuando vió que no tenía que pedirlo por segunda vez y se acomodó a su lado.
Escogió las palabras con todo el cuidado del que fue capaz.
- Lo que he querido decir es que sé que quieres que nuestras discrepancias, por decirlo de alguna forma, desaparezcan y que no hacía falta de que dijeras nada porque yo opino lo mismo que tu. Ha pasado demasido tiempo y no quiero tener que arrepentirme el día de mañana de que mi hijo no disfrute de su abuela como se merece..- La miró para ver el efecto que sus palabras hacían en ella y vió que asentía con los ojos brillantes, pero ésta vez debido a la alegría.- Además no quiero pasarme el resto de mi vida sin saber lo mucho que me quiere mi madre y sin que ella sepa lo mucho que la quiero yo.
Se levantó y tomándola por los brazos hizo que ella lo hiciera también. La abrazó con firmeza y sintió como ella lloraba en silencio mientras le rodeaba fuertemente la cintura y se apoyaba contra su cuerpo.
Bueno, no había sido tan difícil después de todo y suspiró satisfecho.
***
Starling estaba complacido de la forma en que su vida se iba encauzando poco a poco, tenía a Meredith a su lado y pronto ampliarían el círculo familiar. Había hecho las paces con su madre y ahora estaba disfrutando de un magnífico brandy en compañía de sus dos mejores amigos.
Se reclinó contra la chimenea mientras Damon y Gabe discutían entre ellos, como siempre.
- Vamos, Gabe, no querrás decirme que la dama tenía algo que objetar. ¡Por Dios! Estaba más que claro que en el momento que le chasquearas los dedos te seguiría como una mansa ovejita.- Damon lo miraba incrédulo en ese momento.
- No estoy diciendo eso, Arlington, sé lo que ella quería pero también sé lo que deseaba yo.
- Sí, sí, sí, no me lo repitas de nuevo.- Le interrumpió impaciente.- Querías irte a casa a dormir solo. Pero sabes qué, no me lo trago. Tu tienes a alguien pero no lo quieres decir.
Damon se acercó a Gabe y le colocó una mano en el hombro de forma amistosa.
- Venga, somos amigos, ¿Quien es ella?.- Preguntó más que interesado en la respuesta.
Gabe lo miró con su acostumbrada seriedad y se llevo la copa a los labios sin contestar.
- ¡Maldita sea, Gabriel!.- Damon sólo lo llamaba por su nombre completo cuando se sentía frustado.- No es justo que no nos lo cuentes.- Se volvió hacia Nick que sonreía pero que cambio su expresión cuando Arlington lo incluyó en la conversación.- Díselo tu, Nick. Dile que está siendo de los más estúpido al no decir que tengo razón.
Gabe y Nick se dirigieron una mirada complice.
- Bueno, Damon, si Gabe quiere proteger la identidad de la dama, a mi me parece bien.- Se encogió de hombros acompañando a sus palabras.
Damon los miró alternativamente.
- Ya veo, sabeis que no puedo soportar la curiosidad y estais haciéndolo a propósito.- Rió por lo bajo.- Bien, no preguntaré más. Sólo espero no morir debido a la ansiedad, aunque no estaría del todo mál que me ocurriera porque así os haría sentiros fatal por ser la causa de mi muerte.
- No hay nadie, Damon, ya te lo he dicho cien veces, pero prefieres no creerme.- Dijo burlón Gabe.
- No te creo porque te conozco y sé cuando tienes algún lío de faldas. No me engañas querido amigo, pero lo descubriré. No tengas la menor duda.- Y con un movimiento florido se sentó en el sofá y dió por terminada la conversación.
En ese momento Meredith y Abby hacían su entrada en la habitación y los caballeros se apresuraron a saludarlas.
- Ya nos ha dicho Nick, que proximamente serán padres. Enhorabuena.- Gabe le obsequió con una de sus raras sonrisas.
- Muchas gracias, milord.- Meredith se sonrojó ante su mirada.
- Gabe....deja de una vez que intentar robarme a mi esposa.- Nick se acercó y le rodeó la cintura con su brazo posesivamente.- No creas que no me he dada cuenta de que lo intentas a la mínima oportunidad.
Todos rieron ante la puya. Era una broma muy común entre los dos hombres.
- Si yo la hubiera visto antes, no dudes que ella me habría preferido. Soy mucho más guapo.- Lo aguijoneó una vez más complacido de que Nick le siguiera siempre el juego.
- De eso se trata, Stanton, de que yo la vi primero y cuando tu apareciste ya la tenía atada a mi por los lazos del matrimonio. Así que te agradecería que dejaras de intentar robármela.
Gabe palmeó el brazo de su amigo.
- Es toda tuya, Laughton, toda tuya.- Dijo con regocijo.
Sanders anunció a Lady Remington y a su hija. Después de los oportunos saludos pasaron al comedor donde la cena trancurrío de manera agradable y en un ambiente festivo.
Se brindo varias veces por el futuro niño, si el brindis venía de parte de Meredith, y si el brindis lo iniciaba Nick, invariablemente era por la llegada de su preciosa hija.
Todos disfrutaban del desacuerdo poniéndose de un lado u otro y hasta comenzaron a proponer nombre de uno y otro sexo.
Merdith no se había divertido tanto en mucho tiempo. Miró a las personas que habían sentadas a la mesa y sintió que aquella era su familia. Unas de sangre, Nick era su esposo, pero los dos hombres que reían junto a su marido se habían ganado su corazón. Damon la apoyó desde el principio de su matrimonio y Gabe, aunque de un caracter serio, era una persona íntegra en la que se podía confiar.
Dirigió su atención a su prima que parecía mucho más tranquila que las últimas semanas. Había estado muy preocupada por ella pero parecía que todo estaba bien. Incluso la animosidad entre ella y Stanton parecía haber desaparecido en gran medida. Era cierto que no se dirigían apenas la palabra pero al menos podían estar en la misma habitación sin lanzarse miradas asesinas.
Observó a Nick a través de la mesa y el corazón le comenzó a martillear en el pecho. El sólo placer de mirarlo la agitaba. De pronto sus miradas se cruzaron y él le guiñó un ojo. Meredith le lanzó un beso y se puso totalmente colorada cuando se dió cuenta que la mayoría había visto el gesto.
Garraspeó incómoda y censuró a Nick con la mirada cuando éste comenzó a reirse de su bochorno.
- Podemos pasar al saloncito verde. No tiene sentido que nos dividamos después de la cena. A no ser que los caballeros deseen fumar. - Meredith lo dejó a su elección y todos se levantaron de la mesa.
Sanders junto con otro lacayos sirvieron las copas de Champagne entre los invitados y los brindis se reanudaron.
Meredith sólo se mojaba los labios, no le gustaba mucho el champagne, tomaba alguna que otra copa dependiendo de la ocasión, pero generalmente prefería una copita de jerez o de oporto.
- Brindo, por mi futuro ahijado.- Damon alzó la copa seguido por todos los demás.
- Creo que has contado por descontado que serás tu.- Nick le habló sin mirarlo.- No creo que para mi hija sea muy beneficioso que su padrino sea un completo irresponsable.
Damon lo ignoró por completo y volvió a llenar las copas vacías.
- Querido, amigo, no dudo en ningún momento en que seré el elegido porque eso es algo que nos prometimos mutuamente hace muchos años. Que seríamos el padrino del primer hijo que tuviera el otro. Y en cuánto a lo reponsable que pueda llegar a ser.- Sonrió picaramente.- Supongo que cuando la muchacha tenga edad suficiente para saber apreciarlo yo habré encontrado una buena mujer que me mime como un rey y me deje hacer lo que yo quiera.
Meredith rió con ganas. Sabía que Damon sería un hueso duro de roer por la mujer que quisiera conquistarlo para llevarlo ante el altar, pero ella esperaba que encontrara el amor y temía que él más bien veía el matrimonio como un fin ineludible.
- Y yo brindo porque los dos solteros más guapos de todo Londres, se casen algún día por amor.- Meredith no pudo evitar decirlo.
Observó como Damon aceptaba el comentario con indiferencia y Gabe se bebió parte de su copa con la mirada perdida.
Nick rió sin poder contenerse.
- Ay, Meredith, me encantaría poder ver a este par bajo el yugo del amor. Y me encantaría que no se lo pusieran fácil a ninguno.- Siguió bromeando porque en el fondo esperaba que encontraran a alguien que les hiciera sentir lo que él sentía por su mujer.
La acercó más a su lado para poderla sentir cerca.
Sí, le encantaría que sus amigos se enamoraran perdidamente. No había nada en el mundo que pudiera compararse con la sensación de estar enamorado y ser correspondidos.
- Pero tengo algo que decir con respecto a tu brindis, querida.- Le sonrió restándole importancia a sus palabras.- No creo que sean los más guapos de Londres porque sino dónde ¿ me deja eso a mí?.-
- He dicho los solteros más guapos, y tu estás casado, así que no entras en esa categoría. Además tengo que decirte que eres el hombre casado más atractivo de toda Inglaterra y eso me convierte en una mujer muy afortunada.
Alzó el rostro para recibir el beso que sabía que vendría después de su comentario y Nick no la decepcionó. La atrajó hacia él y le dió un beso tierno que la dejó con ganas de más.
Nick notó que Sanders intentaba llamar su atención. Se excusó y se acercó a él. Había pedido expresamente no ser molestado bajo ningún concepto esa noche y sentía curiosidad por saber que es lo que había hecho que su fiel mayordomo desobedeciera sus ordenes.
- Excelencia, lamento mucho interrumpirlo, peor ha llegado ésta nota para usted.- Le tendió el papel doblado pulcramente pero con ningún sello distintivo en el lacrado.- El muchacho que lo ha entregado ha insistido mucho en que era urgente que la recibiera.
Nick la tomó y le permitió que se retirara.
¿Quién podía enviarle una nota urgente?Todos los que le importaban lo suficiente como para que él se preocupara estaban allí, reunidos tranquilamente en uno de los salones de su mansión.
Desplegó la hoja y la comenzó a leer con curiosidad.
¡Malditos fueran todos los demonios del infierno!. La sostuvo, esta vez entre sus dos manos, y volvió a leerla, pero esta vez se empapó de cada palabra.
¡ Ese malnacido!.
Una fría rabia lo inundó por completo haciéndolo temblar.
Arrugó el papel entre sus dedos e inconscientemente se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. Levantó la mirada y se topó con la de Meredith que lo miraba intrigada. Intentó sonreir para no preocuparla pero fracasó estrepitosamente porque ella ya se acercaba para interrogarlo.
Se puso en movimiento. Pasó al lado de ella y la tomó por el codo, regresándola junto al resto de invitados.
- Lo siento mucho pero ha ocurrido un imprevisto en el puerto y no puedo evitar tener que marcharme para solucionarlo.- Trató de no demostrar lo impaciente que estaba por salir corriendo en ese mismo momento.
- ¿Qué ha ocurrido?.- Lo interrogó Meredith.
Nick miró a sus amigos y ambos notaron que el asunto era mucho más grave de lo que quería aparentar. Ambos asintieron dándole a entender que podía contar con ellos.
- No es nada grave, Meredith. Simplemente algún idiota ha olvidado hacer bien su trabajo y el Syrene, el barco que tenía que partir mañana ha sufrido un percance y se requiere de mi presencia. Eso es todo.
Meredith lo miró desconfiada. Sabía que le ocultaba algo. Lo había estado observando cuando leía la carta y el cambio de actitud había sido alarmante. Incluso pudo sentir su ira al verlo aplastar el papel entre sus dedos.
Nick la miró a los ojos con determinación. Sabía que quería que lo creyera pero eso no era posible. Sentía que algo grave ocurría y él no quería que ella lo supiera.
- Ten cuidado.- Le dijo preocupada.
Starling la abrazó brevemente antes de soltarla.
- Lo siento señoras, pero tengo que marcharme. Espero poder invitarlas en otra ocasión.-
Lady Remington y Marion asintieron sin decir nada más. No eran necesarias las palabras para saber que algo urgente requería la presencia del conde.
- ¿Stanton?.- Nick se dirigió a Gabe solicitándole que lo acompañara sin mediar otra palabra.
- Te acompañaré ya que el Syrene es también mío.- Se despidió de las damas con una leve inclinación de cabeza.
- Yo también iré, si no os importa.- Damon habló de manera superficial para relajar el ambiente.- Quizá necesiteis mi ayuda para sujetaros al bribón perezoso que no ha cumplido debidamente con su deber.
Los tres salieron de la mansión momentos después y se dirigieron al puerto de Londres montados en un carruaje que volaba por las calles desiertas de la ciudad.
Todas mantuvieron silencio durante varios minutos. Había sido muy extraño el comportamiento del conde auque había tratado por todos los medios de disimular su preocupación.
De pronto hablaron a la misma vez y con diferentes grados de intranquilidad.
- ¿Qué creeis que habrá ocurrido?.-Lady Remington se abanicó nerviosa haciendo sonar las varillas al chocar contra su pecho.
- No creo que sea nada grave, podemos estar tranquilas.- Abby trató de apaciguar los ánimos pero hasta ella se había quedado muy inquieta por la forma en que Nick había tratado de fingir que el problema era una mera tontería. Había sido demasiado evidente que algo grave había sucedido y también que no pensaba decir nada al respecto.
- Ha sido de lo más extraño.- Marión hablaba más para si misma que para ser escuchada pero aún así Meredith la miró comprendiendo lo que quería decir.
- Yo opino lo mismo, Marion. Algo importante ha ocurrido y pretendo averiguarlo esta misma noche, así tenga que esperara a Nick sentada en la escalera hasta su regreso.
- No creo que haga falta que llegues hasta esos extremos, niña.- Abby la regañó suavemente.- Puedes esperarlo, si es lo que quieres, pero lo puedes hacer en tu propia habitación y metida en la cama. Nadie quiere que en tu estado te enfríes por una tontería.
Meredith asintió.
Se quedaron charlando vanalidades unos instantes más pero en la cabeza de todas rondaban las más descabelladas ideas sin querer ninguna darles forma mediante palabras.
Se despidieron prometiéndose que al día siguiente serían informadas de lo sucedido sin demora.
Meredith paseó tanto por la habitación durante las largas horas de esa noche que no se sorprendió que le dolieran las piernas debido al ejercicio.
No se quedaría tranquila hasta que Nick apareciera por esa puerta y ella comprobara con sus propios ojos que nada grave le había ocurrido.
-¿Qué ha pasado, Nick?.- Preguntó Gabe en cuánto estuvieron instalados en el coche.
Hasta el momento ninguno de ellos había hablado. Parecía como si al evitar hablar del asunto en cuestión éste desaparecería sin dejar rastro.
Nick no le contestó sino que le tendió la arrugada nota para que la leyera.
Gabe la leyó con calma y soltó una maldición aún peor de la que Nick había pronunciado.
Damon le arrebató la misiva y la acercó a la luz para poder leerla.
Querido amigo:
Siento mucho que debido a su testarudez en dejarse matar haya tenido que llegar a estos extremos.
No querría que nadie resultase herido pero eso no está ahora en mis manos y todo es debido a su continuo empeño en llevarme la contraria.
Primero, permitió que su amigo interfiriera en aquella pequeña escaramuza en la taberna ¿recuerda?. Impidió que recibiera su merecido.
Segundo, prefirió que fuera su bella esposa quien sufriera las consecuencias de lo que con tanto cariño estaba preparado para usted. Lamenté profundamente que fuera ella la que cayera del caballo en aquella ocasión.
Tercero, se empeñó en no dejarse atropellar por aquel carruaje.
Ha sido usted un verdadero incordio y por eso me he propuesto que esta vez sienta usted una perdida, lamento en el alma que no sea usted el que desaparezca, pero espero que ésto al menos le haga tener la certeza de que llegara el momento en que la suerte no le acompañe.
Por último, me alegra comunicarle que mientras lee esta carta uno de sus barcos, el Syrene concretamente, arde alegremente dando luz y color a la noche londinense.
Agradecería que en ésta ocasión no interfiriera en mis planes, aunque sé que no me hará caso.
No se preocupe, , porque tengo algo reservado para usted y también para su encantadora condesa.
Atentamente
Un admirador.
Damon le devolvió la nota a Nick y éste se la guardó en el bolsillo de nuevo.
- Hijo de perra.- Arlington apretó los puños impotente.
- Ahora mismo el Syrene está en llamas y lo único en que puedo pensar es que ese bastardo intenta hacer daño a Meredith.- Nick le arrancaría gustoso la cabeza al reponsable de todo aquello.
- No te preocupes, Nick, de todas formas es un barco. Esperemos que nadie haya resultado herido.- Stanton intentó tranquilizarlo.- Y por Meredith no tienes que temer los hombres que vigilan tu casa son de lo mejor que puedes encontrar y no permitiran que nada le ocurra. Hasta ahora han hecho un buen trabajo.
Starling no podía pensar con claridad. Por una parte se planteaba el hecho de que podía haberse equivocado al permanecer en Londres intentando encontrar a ese mal nacido, pero por otro lado tenía la firme convicción de que si huía no iba a evitar el problema porque siempre tendría la incertidumbre de vivir bajo amenaza.
¿Tendría que mandar a Meredith lejos de él o sería demasiado tarde? No se perdonaría nunca si ha ella o a su hija le ocurría algo por su culpa, por haber estado relacionadas con él.
¿Qué sería lo que había hecho para que alguien quisiera perjudicarlo tan gravemente? No encontraba una respuesta por mucho que se devanara los sesos. Le había dado vueltas al asunto una y otra vez y no había estado cerca de hallar la respuesta.
Se mesó los cabellos frustados por no poder solucionar el maldito problema de una vez por todas.
El carruaje se balanceaba de un lado a otro con fuerza. Morgan estaba sacando todo lo que podía del tiro de caballos. Giraron rapidamente hacia la izquierda y por un momento temieron que el coche volcara porque su mantuvo unido al firme con sólo dos de sus ruedas. Milagrosamente el carruaje volvió a estabilizarse sin aminorar la velocidad.
Unos instantes después irrumpían estrepitosamente en las cercanías del puerto.
Los tres hombres observaron como la noche estaba teñída de una extraño color rojizo.
El fuego lamía sin piedad la cubierta del barco.
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