Capítulo 29

¡BUENOS DÍAS A TODOS!

     ANTE TODO AGRADECER A LOS QUE LEEIS MI HISTORIA, OS GUSTE O NO, A LOS QUE COMENTAN Y A LOS QUE VOTAN. 

        ¡NO SABEIS LA ILUSIÓN QUE ME HACE!    ;-)  ;-)  ;-)

        ESTE CAPÍTULO SE LO DEDICÓ A    " AseABC" PORQUE HOY 06/10/13 ES SU CUMPLEAÑOS.

       ¡FELICIDADES!

     ESPERO QUE TE GUSTE EL CAPITULO  ¡DISFRÚTALO!

     TAMBIÉN QUIERO QUE LO DISFRUTEIS EL RESTO.... PERO NO QUIERO QUE ME RIÑAIS, AMENACEIS O GRITEIS CUANDO VEAIS, O MEJOR DICHO LEAIS, EN DONDE LO HE DEJADO PERO LA VERDAD NO HE TENIDO TIEMPO DE MÁS Y NO PODRÉ ESCRIBIR NADA HOY. LO SIENTO. 

        ESPERO QUE OS GUSTE Y COMO SIEMPRE DIGO. ....¡BESOTES ENORMES!

       AHORA SÍ QUE SÍ COMIENZA LA LECTURA.......

    

         **************

Nick estaba llegando al límite de su paciencia con su dulce esposa.

¡Ja!, dulce era demasiado simple, ella podía ser amarga como la hiel cuando se lo proponía. 

Después de haberle ordenado, educadamente eso sí, que lo esperara en casa a que él llegara para que pudieran hablar, ella había decidido no aparecer.

Cuando preguntó por su mujercita a Sanders, éste le informó que no se encontraba allí, pero que le había dejado una nota.

Nick sintió que la temperatura corporal se elevaba hasta notar el calor en los ojos. Tomó la misiva y la desplegó bruscamente.

  "Laughton.

       Siento no encontrarme en casa esperando, como tan amablemente me pediste, pero Marión no se encuentra demasiado bien, un resfriado creo, y como mi tía tiene un compromiso ineludible me veo en la necesidad de prestarle compañía.

       Regresaré mañana.

                                                                           Meredith."

Laughton. Lo había llamado Laughton. Ni siquiera Nick o "Querido", simple y llanamente Laughton, como si se tratara de un desconocido que falta a una cita. Arrugo el papel entre los dedos y lo dejó con mucho cuidado sobre la mesa demostrándose a si mismo que todavía podía controlarse un poco más. Que todavía podía aguantar otro giro de tuerca sin explotar.

Su primera reacción fue la de ir a buscarla y obligarla a las buenas o a  las malas a que regresara y mantuvieran la conversación que deberían haber tenido la noche anterior, pero no, ella se empeñaba una y otra vez en posponerla. Había juzgado y condenado sin darle la menor oportunidad de defenderse.

Se pasó la mano por la nuca. 

Siempre se consideró un hombre paciente, racional en extremo, comedido en sus acciones pero Meredith lo llevaba una y otra vez a rebasar los límites que hasta ahora habia creido que era incapaz de sobrepasar.

Bien, dejaría que ella  se calmara, pensara en lo  que esperaba conseguir al eludirlo y se tranquilizara  lo suficiente para no tener que gritarse uno al otro. El por su parte intentaría estar lo más tranquilo  posible,  pero al día siguiente, ni aunque se abriera la tierra y todos los demonios del inframundo salieran para celebrar una gran bacanal, ella tendría que enfrentarlo y más le valía que su pésimo humor fuera a mejor porque no respondía de sí mismo. 

Necesitaba distraerse   y no pensar. 

Miró el reloj que en ese momento daba la hora con fuertes campanadas. Damon y Gabe estarían en ese momento en White's. Le vendría muy bien una copa en compañía.

Paseó la mirada buscando a sus amigos y los localizó como siempre en el mismo lugar. Había dudado por un momento el porder encontrarlos y se había planteado el beber solo, pero no le apetecía  demasiado. Quería  rodearse  de otros que  le ayudaran a sobrellevar el mal genio y quien mejor que Arlington y Stanton.

Se acercó hasta el rincón donde se encontraban y se dejó caer sobre una de los sillones. Damon lo miró sorprendido.

   - ¡Vaya,! Pero si es nuestro amigo, Nick. Pensaba que estarías con Meredith, ultimamente no se te ve muy a menudo sin ella.- Se repantingó en el sillón de piel colocando la copa sobre uno de los brazos.

Nick gruñó pero no dijo nada, en cambio, se sirvió una buena porción de licor y la bebió de un trago. Sintió que la bebida le bajaba por la garganta y el calor le proporcionaba  algo de calma a sus exaltados nervios.

   Arlington y Stanton se miraron entre sí.

    - ¿Problemas en el paraiso?.- Damon habló imprimiendo a sus palabras la seriedad que requería el momento.

      - Damon... - Gabe le reprendió.

      Arlington lo miró sin entender el porqué de la amonestación, simplemente se interesaba por los problemas de su amigo.

      - Déjalo, Gabe. No me molesta su curiosidad.- Starling se volvió a llenar la copa.- Meredith y yo tenemos,  temporalmente, - Dudó por un momento-diferente puntos de vista. Está en casa de tu tía. Volverá mañana.

     Calló esperando que la explicación fuera más que suficiente para impedir que siguieran preguntando.

     - ¡Oh!, lo siento. A veces las mujeres son demasiado suceptibles, por eso yo no me casaré, al menos  a corto plazo.- Damon sonrió confiado.

       Gabe no pudo dejar de sonreir ante la afirmación de su amigo. Se jactaba de ser un soltero feliz de su condición y no pretendía que ésto cambiara por nada del mundo. Tenía a las mujeres que quería revoloteando a su alrededor, su fortuna y atractivo eran lo suficientemente grandes para que nunca le faltaran y él no se tomaba a ninguna de ellas en serio. Disfrutaba una o dos noches y después se alejaba para buscar a otra que acaparara su atención durante otro corto periodo. Pero siempre se había asegurado que la dama en cuestión entendiera la base de su relación.

     - ¿Teneis planes para esta noche?.- Nick tenía algo en mente y se disponía a realizarlo aunque ellos no pudieran acompañarlo.

     - Nada importante.- Respondió Gabe.- Espero que si propones algo al menos sea entretenido.

   - No penseis por un segundo que podreis divertiros sin mi. Soy el alma de la fiesta y si dependiera de vosotros dos lo más parecido a pasarlo bien sería quedaros en éste club y emborracharos hasta que no os podais mantener en pie.- A pesar del tono insustancial de Damon ellos sabían que podían contar con él.

      Nick sonrió de verdad por primera vez en los últimos días.

     - No hablo de ir a divertirnos en ninguno de los aspectos que pensais.- Miró la cara decepcionadas de sus amigos y soltó una carcajada.- Sabeis  que el encontrar ,de forma rápida, a ese par de ratas para dar con el responsable de todo lo que está ocurriendo está cada vez más complicado. - Colocó la copa sobre la mesa y apoyó los codos en las rodillas inclinando el cuerpo hacia delante.- He pensado....

    - ¿Piensas...?.- lo interrumpió Damon.

    Nick pasó lo pasó por alto.

    - He pensado..- Volvió a repetir esperando que ésta vez le dejara acabar.- que podía animar algo a aquel que me diera una pista fiable sobre mis amigos, Cicatriz y Bestia. Nadie, absolutamente nadie es incorruptible y si ofrezco una suma elevada, muy elevada, por la información  no creo que me falten candidatos para ofrecerme lo que quiero saber. Con el dinero podían irse de Londres y quizá el olor de una buena ganancia supere con creces el miedo a las represalias de esos matones.

    Gabe sonrió ante la idea.

    -¿Cuánto piensas  ofrecer?.- Preguntó.

    - Tenía pensado mil libras.- Nick no se inmutó al decir la cantidad.

    Damon silbó.

    - Chico, veo que no escatimas en gastos. Muchos de los que componen nuestra sociedad viven comodamente con una renta de  dos mil quientas. Sabes hacer las cosas a lo grande.

    -  Tengo el dinero. No me importa ofrecer esa recompensa, siempre y cuando me sirva para poder resolver éste asunto.- Sus ojos brillaron fríos.- Quiero acabarlo cuanto antes y creo que éste es el mejor modo.

     -¿Que necesitas de nosotros. Nick?.- Gabe preguntó sin interesarle realmente la respuesta. Nick quería ayuda y la tendría. Era así de sencillo.

     - Se me había ocurrido que esta noche podíamos pasearnos por algun que otro antro del East End. Ya sabeis, dejamos caer aquí y allá que se ofrece mucho dinero por información fiable del paradero de esa escoria y esperamos a que la avaricia  actúe pronto y alguien los traicione. Así de simple.- Nick se encogió de hombros.

     Un par de cabezas  afirmaron sus palabras mientras apuraban las copas y se ponían de pie.

     Se dirigían hacia la salida sumidos cada uno en sus propios pensamientos.

    - Hace bastante tiempo que no frecuentamos esa  zona.- Dijo divertido Damon.

    Y los tres sonrieron ante los recuerdos.

   - Me debes una, Meredith. hoy precisamente era el baile de los Craddok y todos esperaban con expectación la aparición de su nueva esposa. Nadie la  ha visto aún y se dice que fue una cortesana.- Marión fingió estar  enfadada por no poder asistir y frunció los labios para demostrar su enojo.

   - Lo siento, pero no se me ocurrió otro excusa.- Dijo Meredith compungida.

   - Pero, Meredith, alguna vez tendrás que enfrentarlo y por el humor, o más bien dicho, el poco humor que tenía hoy cuando nos lo encontramos no creo que sea lo mejor que lo estés evitando.-

    - Lo sé.- Suspiró con pesar.- Realmente lo sé, pero estaba tan enfadada por su tono tan autoritario cuando debería ser yo la que le gritara hasta que  le  explotaran los oidos que me negaba a esperarlo mansamente hasta que el se dignara a aparecer.

      Marión se sentó a los pies  de Meredith y se apoyó en sus piernas.

   - ¿Estás  completamente segura de que se  estaban besando?.- Preguntó por décima vez en media hora.

    - Por supuesto que sí. Nick la sostenía por la cintura.....-

Se detuvo al rememorar la escena y ya no estaba tan segura de si sus manos   atraían a Lady Margaret hacia él o le impedían acercarse más. ¿Sería posible que no hubiera ocurrido nada y ella estuviera equivocada?. Movió la cabeza de un lado a otro. No era posible. Nick no había aparecido en toda la noche después del incidente y eso quería decir algo ¿no?. Y ella le rodeaba  los hombros con su brazos y sus manos acariciaban su pelo......¡Basta! Ya había analizado la situación bastante en las últimas horas y necesitaba  desconectar. 

     - ¿Meredith?.- Marion la sacó de su ensimismamiento.

    - Tanto pensar me da dolor de cabeza..- Se levantó con rapidez provocando que la cabeza de Marion casi chocara con el borde del asiento cuando le faltó el apoyo.

     - Bien no te preocupes más. Mañana será otro día, y con una buena noche de descanso tal vez amanezcas con las ideas más claras.- Marión la cogió de las manos  mientras tiraba de ella.- Vamos a pedir chocolate y tarta y me contarás lo que signifíca tener relaciones con tu marido.- Puso la mejor cara de "por favor" que tenía cuando vió que Meredith la miraba avergonzada.- Ese es el pago por prestarte el amparo de mi casa. ¿ O acaso  creías que era gratis?.-

  Las dos rieron mientras salían en dirección a la cocina.

  La taberna  "El perro y el zorro" se hallaba esas  horas de la noche repleta de toda clase de maleantes, vividores, borrachos y de tres  caballeros  sentados en una de las mesas  del local. Destacaban entre todos porque no disimulaban, ni con su aspecto ni en sus maneras, que eran personas  encumbradas pero que podían divertirse como el resto.

  El ambiente estaba cargado de humo y otros olores  que Nick se negaba  a intentar discernir. Las velas de cebo alumbraban poco o casi nada alguno de los rincones  donde imaginaba, y creía no equivocarse, que algún que otro parroquiano realizaba  turbios negocios.

  Era  el cuarto establecimiento que visitaban y todos y cada uno de ellos eran exactamente  iguales, pero en este se encontraban como en casa y esperaban que el dueño apareciera para darles la bienvenida. Era un antiguo conocido de los años en que ellos, jovenes  y despreocupados, recorrían de arriba a abajo todos los tugurios y tabernas  de mala muerte de esa zona de la ciudad.

    - Echaba  de menos la cerveza de este local.- Damon bebió de  la  jarra hasta vaciarla.

     Gabe se la llenó de nuevo hasta arriba y los tres brindaron derramando parte del líquido despreocupadamente.

     Starling observaba, sin demostrar demasiado interés, a su alrededor. Estaba con todos los sentidos alerta porque  nunca se sabía lo que podía pasar, una pelea se formaba de un momento a otro con o sin motivo. Habían procurado hacer saber, en cada sitio que habían visitado esa noche, que existía una muy generosa recompensa por cualquier información que los llevara hasta los hombres que buscaban pero hasta ahora estaban sembrando esperando recoger.

       Una risa, que más bien parecía un trueno, retumbó a través del abarrotado bar y los tres se pusieron de pie para recibir al hombre que se les acercaba empujando a todo aquel que se  le interponía en el paso.

       -¡Big Jim!.- Dijeron casi al unísono.

       - ¡Por todos los infiernos! Los cachorros reunidos de nuevo.- Big Jim aprisionó con un abrazo de oso a Nick y lo mantuvo allí dándole palmadas en la espalda hasta que éste se separó para poder respirar.

        - Me alegra verte.- Nick se  apartó para que pudiera saludar a los demás.

        Entre risas y bromas se acomodaron en la mesa. Big Jim hizo que trajeran una jarra tras otra de cerveza para celebrar el tenerlos allí después de tanto tiempo.

        - Recuerdo aquella vez que Damon, se subastó a él mismo entre las mozas que trabajaban para mi.- Rió estrepitósamente.- ¡Diablos! Era la primera vez que veía que una de ellas pagaba por hacer lo mismo que todas las noches pero pareció no importarle lo más mínimo porque bajo mucho más tarde pavoneándose se  haberse llevado a la cama a uno de vosotros.

     Todos brindaron por ello.

   Big Jim era un hombre  rudo que llevaba su negocio con mano de hierro pero que era amigo de sus amigos y así lo había demostrado a través de todos los años que hacia que lo conocían.

Había trabajado allí sirviendo bebidas, echando a borrachos y mil cosas más y cuando el antiguo dueño le propuso venderle la taberna, Big Jim, no tenía el suficiente dinero para ello. Una noche en la que andaba más bebido de la cuenta les contó al trío de amigos su sueño de ser propietario de su propio negocio. Ellos le prestaron el dinero necesario ya que aunque para ellos no era una gran cantidad para Big Jim significaba todo. Desde entonces  y a pesar de los años transcurridos cada vez que se veían se trataban como si lo hubieran hecho el día anterior.

  - He oido que alguien no te quiere bien, Nick.- Big Jim habló cambiando de tema.

  Todos lo miraron con seriedad.

  -¿Sabes algo?.- Starling se acomodó en la precaria silla de madera.

  - Si lo supiera te  habría informado pero nadie suelta prenda. Esos dos no se andan con tapujos a la hora de quitar a alguien de su camino.- Dijo preocupado.- Pero según he oido has ofrecido una  recompensa enorme para saber donde encontrarlos.

  - Las noticias vuelan.- Gabe sonrió porque al menos esa noche ya todos los habitantes  de los bajos fondos sabrían que podían ganar mucho dinero por hablar.

   - Sí, pero tened cuidado. No me gustaría que le pasara nada a ninguno de mis cachorros. Tendría que buscar al causante y eso no le gustaría mucho a Molly.- Dirigió la mirada donde se encontraba una mujer atendiendo a las mesas.- A ella le gusta mi cara tal como está.

     Todos  rieron ante el comentario ya que de sobra era sabido que Big Jim no era conocido por su apostura.

    

   Miraba  por  la ventana mientras  Marion parloteaba sin cesar. Meredith se sentía inquieta. Extrañaba muchísimo  a Nick y sabía que había sido una niña al quedarse en casa de su tía pero en su momento le había parecido una buena idea para que a él se le bajaran esos humos de superioridad  con los que le había hablado.

    Suspiró de nuevo al pensar que tarde o temprano tendría que verlo y no sabía bien si mostrarse lo más fría posible o tirarse directamente a sus ojos y jugar con ellos después de arrancárselos para que no mirara a ninguna otra mujer.

   Se estremeció ante  las ideas tan macabras que le pasaban por la mente. Sin duda tendrían que arreglar aquella situación pero, ¿y si él le decía que seguiría manteniendo relaciones con la arpía o con alguna otra?¿Lo soportaría ella  con el mismo estoicismo que las demás damas? No tenía muchas alternativas, desgraciadamente en el mundo en el que vivían se permitía que los esposos mantuvieran una amante siempre y cuando no se mostrara con ella abiertamente en sociedad, y las mujeres tenían que soportarlo ya que era lo normal. Pero ella no estaba segura de poder hacerlo y seguir adelante como si nada pasara.

   Se giró y con decisión se empezó a quitar el camisón para vestirse de nuevo. Marión se calló y la miró con gesto interrogante.

  - ¿Crees que será mucha molestía que me lleven de vuelta a Laughton house?.- Dijo con determinación.

   - ¡Bravo! Sabía que recapacitarías. El toro se coge por los cuernos, Meredith. Y tu has enfrentado muchos problemas con Starling como para esconderte ahora.- 

  Marion la ayudaba a vestirse sin dejar de animarla y media hora más tarde entraba  por las puertas  de Laughton House.

  Sanders la miró con un brillo en la mirada que ella interpretó como bienvenida. Al menos alguien estaba feliz de que no pasara la noche fuera.

   Se despojo del abrigo y de los guantes y con la mayor indiferencia que le fue posible  preguntó por la única persona que le importaba  en esos momentos.

   - Y bien Sanders, ¿Podría decirme si el conde se encuentra en casa?.- 

   - Su excelencia no se encuentra. Salió y no ha dejado dicho cuando volverá.- Aclaró.

    Meredith no supo bien que hacer. Tenía pensado hablar con él en cuanto llegara pero no se imaginó que no lo encontraría. A decir verdad, era normal que estuviera en algún compromiso social ya que ella le había informado que no regresaría hasta la mañana siguiente, pero de alguna forma se desilucionó al pensar  con la facilidad que podía seguir con su vida a pesar de no tenerla cerca. A pesar de estar enfadados. 

   - Bien, hasta mañana Sanders. Buenas noches.- Le dijo algo desanimada.

   Lo esperaría hasta que regresara y entonces podrían discutir el problema. No, discutir no. Solucionar el problema. Eso sonaba mucho mejor. Definitivamente muchísimo mejor.

La noche había sido larga y si a eso le añadíamos la anterior....Se podía decir que Nick no estaba en su mejor momento. Despues de visitar "El perro y el zorro"  habían ido a dos antros más dejando caer a todo aquel que quisiera escuchar lo rico que podrían hacerse  por hablar. 

La cabeza le dolía tanto que parecía que le fuera a reventar. Estaba amaneciendo cuando pisaba el primer escalón de acceso a su casa. Soñaba despierto con deslizarse entre sábanas frescas y dormir al menos una semana. Eso era  lo único que tenía en mente cuando escuchó tras de sí el piafar de un caballo. Se volvió para ver quien llegaba a tan temprana hora de visita o quizá fuera Meredith, aunque no la esperaba tan pronto. 

El jinete era un muchacho que desmontó junto a él.

   - Disculpe señor, ¿sabe si esta es Laughton House? Suelo equivocarme siempre con las direcciones y eso que siempre  me dicen, Danny, presta atención o te perderás, pero parece que mi cabeza es incapaz de reterner cierto tipo de información por lo que ando preguntando de aquí para allá cada  vez que me tengo que dirigir a algun....

      Nick levantó la mano para hacerlo callar. El dolor de cabeza se había convertido en tormenta desatada.

     - Esto es Laughton House.- Dijo de forma cortante. Cuánto antes lo despachara, antes podría descansar.

       - Bien, entonces esta nota es para .... a ver.- Se sacó la misiva del bolsillo de la chaqueta y la leyó.- Sí, eso es. Es para Nicholas Starling, conde de Laughton.- Dijo como si hubiera ganado una guerra el solito.

       - Ese soy yo.- Le tendió la mano.

     Nick observó como el muchacho lo miraba con desconfianza y lo taladró con la mirada. No pensaba ni por un momento que se negara a dársela. Lo puso tan nervioso que la nota se le cayó de la mano y se agachó raudo a recogerla para entregársela sin más dilación, después montó de nuevo y se alejó.

       Starling la abrió allí mismo y tras leerla se  quejó. Necesitaba descansar y ahora tendría que posponerlo porque los hermanos  Bowser lo requerían con urgencia. Debía ser algo importante así que el sueño reparador tendría que esperar. 

    Meredith volvería hoy. Quería estar en casa cuando lo hiciera porque no iba a dejarla escabullirse de nuevo. 

         Se había acabado el ser considerado con ella. Ahora tendría que imponer sus deseos y éste era el que todo volviera  a la normalidad, en su vida y en su cama. 

         Se había quedado dormida en el sillón. 

         Se estiró intentando que sus articulaciones dejaran de dolerle. Sentía el cuello engarrotado por el dolor y la espalda no le ganaba por poco.

           ¿Qué hora sería?.

           Se levantó y descorrió la cortina. El sol le deslumbró durante unos segundos. Era mucho más tarde de lo que había pensado. Le extrañó que Mandy no hubiera entrado en la habitación pero seguramente al verla dormida la dejó para no molestarla aunque le habría agradecido que lo hubiera hecho al menos no notaría que  su huesos crujían con cada paso que daba.

               Miró a la cama. Nick tampoco estaba y la ropa de cama estaba sin una arruga siquiera. No habia venido a dormir. 

        Muy bien, pensó, así que el señor se pasa dos noches fuera. Fenomenal. Fantástico. Magnífico....... Era un completo y auténtico desastre. Entendía que él no tenía porque saber de su vuelta la noche anterior pero eso no significaba que  cada vez que no estuvieran bajo el mismo techo pudiera salir a  hacer Dios sabe que cosas ¿o sí?. No, claro que no. Ella no se lo permitiría. Era  su mujer y si no estaba con ella no iba a darle carta blanca para que estuviera con nadie más.

              Llena de rabia llamó a Mandy para que la ayudara a vestirse.     

           La doncella al percibir el estado de irritación de la condesa mantuvo un prudente silencio mientras la arreglaba pero no paraba de lanzarle miradas intentando averiguar que es  lo que ocurría entre el matrimonio. Todo el servicio estaba es ascuas. El conde había pasado dos noches fuera y ésta ultima ni siquiera había aparecido aún, mientras, la condesa se había encerrado en su habítación hacía dos noches y después había aparecido cuando se suponía que estaría  en casa de su tía. Definitivamente le mataba la curiosidad. Suspiró resignada de que la señora no soltaría prenda y ella lo lamentaba profundamente.

        Meredith bajó a desayunar y se reunió allí con Abby. Fueron de compras, volvieron para almorzar y Starling aun no había dado señales de vida. A esas alturas estaba que hechaba chispas. Si pensaba que podía ausentarse sin decir nada a nadie de nuevo......   Se marchó junto a Lady Abbigail al té que ofrecía Lady Sutton, y por la noche se arregló para acudir al baile de los Maddock.

            Si llega a salir diez minutos después se hubiera encontrado con su esposo en la puerta.

            Nick subió los escalones con prisa, llamó a la puerta y le abrieron inmediatamente.

            - ¿Mi esposa se encuentra?.- Preguntó impaciente.

       - No, excelencia, acaba de salir con Lady Abbigail. Han decidido acudir al baile de  los Maddock.- Informó con precisión.

            ¡Diablos! Había tenido un día de perros. En cuanto llegó a la oficina de los Bowser, éstos le informaron que tenían un soplo de donde se podían hallar las personas que buscaban pero después de estar muchas  horas  esperándolos a las afuera de Londres, había resultado ser una falsa alarma.
    Si, uno de los  tipos tenía una cicatriz en la cara pero no era ni mucho menos el que buscaban.

   Decidió reunirse con Gabe y Damon en cuanto volvió, puesto que habían ido a otro lugar donde también aseguraban haber visto al par de matones, sólo  para comprobar si habían tenido más suerte que él, pero el  resultado había sido el mismo. Nada. Por lo visto iban a tener que investigar más de una información falsa por parte de aquellos que querían ganar el dinero de la recompensa.

    Y ahora tendría que ir a buscar a su esposa a un baile. Pensaba llegar y llevársela de allí en el mismo momento. 

    Y no aceptaría un no por respuesta.

   El salón de baile estaba abarrotado. Acababa de llegar y ya estaba deseando irse. Lo habían detenido un par de veces para saludarlo e intercambiar unas cuantas frases de cortesía. Era lo último que le apetecía, ser educado. Sólo quería encontrar a Meredith, regresar a casa, aclarar el maldito asunto de una vez por todas y decansar con ella acurrucada en sus brazos. Exactamente por ese orden.

    La vió junto a uno de los ventanales y camino hacia ella. Estaba preciosa y sonreía al hombre que estaba  a su lado. No sabía quien era pero en cuanto llegara se encargaría de espantarlo. Las sonrisas de Meredith eran suyas y solamente suyas. 

   Ya casi la tenía al alcance de la mano cuando se alejaron hasta la pista de baile. Apretó los puños. Un baile, sólo era un baile y podrían irse.

    La observó mientras giraba. La forma de ladear la cabeza mientras prestaba toda su atención a su acompañante. Cómo el muy idiota la sujetaba muy cerca de  su cuerpo y como ella no se daba cuenta de que ese estúpido estaba tratando de seducirla. 

    Su paciencia llegó a su límite en el mismo momento en que el imbécil acercó su boca para susurrar algo íntimo, sin duda alguna, junto al oido de Meredith.

     Gruñó y no lo pensó dos veces. El día había sido demasiado largo y él estaba cansado. Muy cansado.

   Meredith se arrepentía  de haber ido al baile y no haber esperado a Nick. Lo echaba muchísimos de menos. Necesitaba hablar con él pero tenía un miedo atroz a lo que él pudiera decirle. Se armaría de valor y afrontaría lo que fuera que ocurriera.

  Sonrió a su acompañante. Sabía que le estaba diciendo algo pero la verdad es que no lo escuchaba, simplemente se dedicaba a asentir y sonreir como una idiota. En cuanto terminara ese baile le pediría a Morgan que la llevara de vuelta a casa y que volviera de nuevo para recoger a Abby en cuanto ésta quisiera retirarse.

  Notó como la mano de Lord Norfolk bajaba algo más de la debido. Le pisó un pie y el hombre se quejó pero siguió sin parar de bailar. Le volvió a sonreir de forma inocente pero fue un error, ya que pensó que le estaba animando y se acercó demasiado para susurrarle un discreto encuentro más tarde. Volvió a pisarle, ésta vez con mucha más fuerza y estaba  a punto de  dejarlo allí plantado cuando notó que lo separaban de su lado de forma abrupta.

  Gritó cuando lo vió caer al suelo después de que Nick... ¿Nick?, lo tumbara de un sólo golpe dirigido con precisión a su mandibula. 

    El silencio se hizo en todo el salón y la música cesó. Los que lo habían visto no podían apartar la mirada de la escena que se desarrollaba en la pista de baile y los que no sabían que ocurrían preguntaban en susurros si alguien les  podía informar.

    Merediht enrojeció. Miró atónita a su marido que  parecía estar poseido. Tenía sus negros ojos clavados en ella y vió como le  tendía la mano esperando que se la estrechara. 

    Retrocedió un paso.

    - ¿Nick? Que...- Apenas murmuró unas palabras pero no pudo seguir porque la interrumpió.

    - Sí, soy Nick. Al menos recuerdas mi nombre ya que no te has dignado a hablar conmigo en estos dos últimos días.- Nick habló en voz tan baja que apenas se le escuchaba.

     Meredith notó como las personas más cercanas se inclinaron para intentar oir lo que él decía. Tragó con dificultad al ver lo enojado que estaba pero ¿Ella no tenía motivos también para estarlo?¿Cómo se atrevía a dar ese tipo de espéctaculos? ¡Dios! Todo Londres hablaría de ello durante días, no, más bien durante semanas.

     -Meredith, vamos.-  Ordenó Starling  muy suavemente.

     Ella fue incapaz de dar un paso, ni hacia él ni para huir en dirección contraria, pero parece ser que Nick  interpretó de diferente forma su  quietud porque sin pensárselo un instante, se acercó a ella y se la cargó sobre su hombro.

      Meredith ni siquiera soltó un sonido debido a la impresión de saberse sacada de esa manera, pero en cuanto pudo reaccionar comenzó a patalear  y a golpearle con los puños en la espalda.

     No consiguió nada, pero sí que pudo ver como todos los presentes los miraban boquiabiertos y comenzaban a elevarse los murmullos en el salón.

     No podría salir a la calle nunca más. No después del bochorno que estaba pasando. Se encerraría en su habitación y allí languidecería hasta que dejara éste mundo.

     Una rabia inmensa comenzó a apoderarse de ella. Nick no tenía ningún derecho. Ninguno en absoluto a tratarla de aquella manera. 

  

    

            

            

      

     

        




   

        

  

     

      

   

      

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