Capítulo 4: Diferentes viajes.

Capítulo 4: Diferentes viajes.

ALEXA

Desaparecen dos excursionistas en los montes Tridam. Uno de ellos es el ejecutivo Cristián Handel que dejándose guiar por su amigo, Michael Martín, se adentraron en las montañas de…”

- ¡BILLIE! – grité mientras apagaba el televisor.

Estaba más que harta de ese chisme, no decían nada interesante, los elementos aún no habían hecho nada o al menos no salían en las noticias y a mí la casa de Billie se me empezaba a caer encima. Necesitaba hacer algo, los puntos empezaban a cerrarse y ya me encontraba mejor.

Billie entró por la puerta y se quedó mirándome para ver que quería. Sabía que le tenía hasta las narices, siempre le estaba gritando y ordenándole que hiciera cosas para mí, pero es que me aburría.

- Necesito salir de aquí, necesito hacer algo. – usé un tono de ruego, quería ablandar su duro corazón para que accediera a mis suplicas.

- Aún es pronto. – dijo él.

- No y no tenemos mucho más tiempo. ¿Cuánto crees que pasará hasta que los elementos aprendan todo lo que tienen que aprender y lo usen en nuestra contra? – no dijo nada, tenía que aprovechar este momento de dudas – Cogeré el próximo vuelo a Montana, si no quieres venir iré sola, sabes que no tengo problema en eso.

Seguía sin decir nada, pero de su bolsillo sacó un teléfono móvil y se puso a navegar por Internet.

- Esta noche sale un vuelo a las once y media, pero es demasiado pronto. – dijo mientras buscaba el siguiente. – El siguiente es pasado mañana, cogeremos ese.

- Yo cogeré el de esta noche, tú coge el que quieras.

Me levanté como pude de la cama y empecé a recoger todas mis cosas, que no eran muchas he de añadir. Si Billie no quería hacer esto, lo haría sin él. Sabía que le debía la vida y que estaré en deuda con él, pero esto era mucho más importante para mí que todo lo demás. Y no solo para mí, si la leyenda no falla, ellos están aquí para erradicar a los sombras del planeta, lo cual nuestra especie corre peligro.

Ya tenía todo recogido y la actitud de mi observador me estaba poniendo enferma. Se había quedado plantado en la mitad de la habitación, solo me seguía con la mirada mientras yo me movía.

- Te das cuenta todo a lo que vas a renunciar, ¿verdad? – dijo al fin.

Sus palabras me dolieron más de lo que quise admitir. Había hablado solo de mí, como si él no fuera a renunciar a lo mismo  que yo por venirse conmigo ¿era por qué no iba a venir? Pero no me importaba mucho, prefería tenerle a mi lado pero no me importaba que no fuera así.

- Sabes lo que pasará si no se les detiene, ¿verdad? – dije usando su mismo tono. Pero él empezó a mover la cabeza de forma negativa y antes de que me dijera lo que sabía que me iba a decir, le dije: - Erradicaran a todos los sombras, así es la leyenda. Tú eres un sombra, yo soy una sombra. Si no les detenemos moriremos y no quiero morir sabiendo que podía haber hecho algo para evitarlo.

Volvió a quedarse callado, me estaba empezando a cabrear, así que cogí la bolsa que ya tenía lista, me la colgué al hombro y me dispuse a salir de la habitación por primera vez en más de una semana.

- Tú, llévame esto y sal a pedirme un taxi. – dije mientras le lanzaba mi bolsa a un chico joven que había en la puerta haciendo guardia.

Ni siquiera dijo nada, cogió la bolsa y salió corriendo en busca de un taxi. Estábamos en una casa de dos plantas y él bajó los escalones saltando hasta llegar a la calle. Yo ni siquiera miré atrás, me podía imaginar a Billie mirando mi trasero y sin ser capaz de hacer o decir nada, no quería contemplar algo así y mucho menos sentir una mínima pena por abandonarle. Yo llevaba razón y si él tenía miedo de enfrentarse a esto, pues es mejor que se quede donde está.

Bajé como pude las escaleras, los puntos me tiraban y cada escalón suponía un gran esfuerzo, pero gracias a mi gran orgullo, mi cara no reflejaba ni pizca de dolor.

Cuando conseguí llegar a bajo, el taxi ya me esperaba y mi bolsa de viaje ya estaba en el maletero. El guardia de la habitación me abrió la puerta y me sonrió, pero le ignoré, no podían darme más pena la gente así, odiaba a las personas que intentaban agradar por encima de su dignidad.

Al final entré y un segundo después de que la puerta del taxi se cerrara, volvió a abrirse y entró Billie diciendo:

- Al Heathrow

ISAURA

Me había cambiado de ropa como unas cinco veces, no tenía nada adecuado para un entierro, mi ropa negra brillaba por su ausencia y lo que era más adecuado, se había quedado en el armario de mi habitación en Forest City.

- Isa, ¿te queda mucho? – preguntó Dayan desde la puerta.

- Sí, ¡lárgate de aquí! – le dije casi gritando y con lágrimas en los ojos.

Le asusté, estaba enfadada conmigo misma por no ser capaz de encontrar que ponerme y ahora también por asustar a Dayan. Pero sobretodo empezaba a notar la pena, era algo que ya había dejado de lado y esta volvía a mí, era tan insoportable que ni siquiera me dejaba concentrarme en las cosas más sencillas como cambiarme o lavarme los dientes, los cuales creo que me he lavado tres veces por no ser capaz de recordar si lo había hecho.

La puerta sonó y yo ya había desistido conmigo misma, estaba tirada en el suelo en posición fetal, sujetándome las rodillas con las manos e intentando no hiperventilar.

- Te he dicho que te largaras. – dije bien alto para que Dayan me oyera.

Pero la puerta se abrió igualmente y yo ni siquiera levanté la vista del suelo para verle.

Desde el primer momento he pensado que esa persona era Dayan, pero en cuanto se tumbó delante de mí y sus ojos rojizos se posaron en los míos, supe que estaba equivocada. Aunque no pude evitar asustarme al no ver a quien esperaba ver.

- Perdón, debí haberte dicho que era yo. – dijo Adalia mientras me sonreía. Intenté devolverle la sonrisa pero no fui capaz. – Dayan me ha dicho que tenías un problema de chicas.

- No tengo nada digno para ponerme. – dije sollozando. – Toda mi ropa es demasiado colorida y cuando hice la maleta, nunca pensé que acudir a un entierro sería lo primero que tuviese que hacer en público.

Y si nos poníamos, tampoco había pensado en eso porque no quería ir a ningún entierro. Pero la verdad era que para los elementos, sería nuestro primer acto social entre los miembros de la comunidad. Todos sabían que estábamos aquí, pero aún no habíamos sido presentados como  ellos esperaban.

Adalia se levantó corriendo y salió de la habitación. Yo aproveché para levantarme y volver a mi armario, como si fuese a salir algo de ahí que no haya visto ya.

A los pocos segundos, Adalia apareció con un montón de ropa bajo el brazo, toda era de colores negros, grises, blancos y alguna roja.

- Seguro que hay algo que te puedas poner. – dijo muy animada por poder ayudar.

Y sí, encontré lo que se suponía que era una mini falda, pero que como Adalia era tan alta, a mi me quedaba por encima de las rodillas. También encontré una camisa de vestir blanca con rallas negras, sé que no era perfecto, pero era mejor que cualquier cosa que tuviese en mi armario.

Una vez lista bajamos al comedor donde ya nos esperaba todo el mundo. Ninguno, excepto Matt, íbamos adecuados para un entierro. Kai se había puesto un polo negro con unos vaqueros oscuros, Eve una camiseta de deporte gris oscuro y unos pantalones negros, Dayan iba con una camiseta azul oscura y pantalones marrón oscuro, Adalia iba con una falda larga negra y camiseta granate. El mejor era Matt, traje negro, corbata negra y camisa blanca, parecía recién salido de los “Men in Black”, pero iba adecuado para un entierro.

Salimos de la casa y andamos por las calles de la zona este, aún no habíamos pasado por estas calles. Eran muy tranquilas y residenciales, solo faltaba ver a los niños con bicicletas y coches aparcados en los garajes. Pero en lugar de eso, estaba todo desértico.

- Hay zonas de la comunidad que no están habitadas y esta es una de ellas. – dijo Matt al ver mi cara de desconcierto. – Mi casa está unas calles más hacia allá. 

Señaló con la mano hacia el este, pero las palabras rebotaron en mi cabeza, ¿el tenía su propia casa? Supongo que preferiría vivir con Adalia y esta preferiría vivir con nosotros, pero la idea de intimidad se me hacía muy tentadora.

No es que en la casa no hubiese intimidad, es decir, dentro de las habitaciones si las había, pero a veces necesitaba la casa en silencio para poder concentrarme en la lectura o simplemente para descansar la mente, pero esa casa siempre era un caos.

Matt era el que guiaba y su paso era igual de lento que el de todos, ninguno queríamos ir al entierro, pero a la vez queríamos que este pasara lo antes posible. También tenía esos sentimientos respecto a Malak y Derek, tenía ganas de verlos, pero no sabía si soportaría el dolor de sus caras.

Nos guió por el interior del bosque, por un sendero estrecho pero bien cuidado hasta que llegamos a unas puertas de ladrillo en forma de arco, encima de estas había el símbolo de doble infinito, recuerdo como Dana me explicó que era un símbolo mágico ya que la magia era infinita.

Suspiré un par de veces antes de entrar, pero al hacerlo los pulmones se me bloquearon. Era un cementerio de caídos en batalla, cada tumba que veías era de gente demasiado joven para morir, con treinta, treinta y dos, otro con veinte, una con veinticinco… Estaban ordenados por año de fallecimiento, las primeras tumbas, que estaban situadas al lado de la puerta, eran de mil ochocientos sesenta y seis. Pero según te adentrabas iban subiendo de años, hasta que a unos trescientos metros de la puerta, empezamos a verse los años dos miles.

Había once tumbas en el año dos mil doce y con las dos de hoy, serían trece. Un número realmente malo para todo lo que nos iba a tocar vivir.

- ¿La gente no muere de viejos? – preguntó Kai entre susurros.

- Esta zona del cementerio es solo para los caídos en batalla. Hay una zona más pequeña, andando por ese sendero de ahí y al final del todo, donde se encuentran los ancianos o los que mueren por acusas naturales. – dijo Matt señalando un sendero que se perdía en una pequeña montaña.

Una vez aquí ya era fácil saber donde debíamos ir, la gente ya había llegado y mis manos empezaron a temblar. Al ser un acto oficial para los elementos, Adalia tenía que decir unas palabras al final del entierro y nosotros debíamos estar ahí apoyándola, cosa que hacía que mis manos sudaran y temblaran como nunca.

La idea del discurso había sido cosa de Gadreel. Ayer, cuando interrumpió los entrenamientos, fue para explicarnos lo que se iba a pedir de nosotros y entre muchas cosas obvias como el pésame y la educación, estaba el dar un discurso delante de todos.

Todas las miradas iban entre los que debían de ser los familiares de Dana y Shina y nosotros, incluso los familiares de estas nos miraban de vez en cuando. Nos acercamos a ellos y les dimos el pésame con un afectuoso abrazo y nos colocamos a la derecha de Gadreel.

- No hay nada que me disguste más que tener que despedir a dos grandes luchadores. Shina y Dana sirvieron para su comunidad como dos autenticas brujas de la luz. Les debemos a ellas más de lo que seremos capaces de agradecer, nos dieron un motivo por la que seguir luchando, nos dieron a los elementos…

Tuve que aislarme de las duras palabras de Gadreel, las lágrimas caían por mis mejillas sin control. Los dos féretros parecían tener un luminoso que decía “Vosotros sois los culpables” y las palabras de Gadreel no ayudaban en mucho.

Intenté concentrarme en otra cosa, pero si mi mirada se despegaba de los féretros, se posaba en Malak y Derek, los cuales no dejaban de mirar las cajas e intentaban no llorar. Ambos iban con la misma vestimenta que Matt, el cual estaba justo al lado de ambos para darles su apoyo y ya de paso, sentir también su perdida.

Malak levantó la mirada durante un segundo y la posó en mí, el corazón se me paró durante unos segundos al ver la pena en sus ojos, pero acabó guiñándome un ojo para que dejara de preocuparme por él.

Al final y tras varios larguísimos minutos, el discurso de Gadreel terminó y pasaron la palabra a Adalia.

ADALIA

El discurso de Gadreel estaba siendo especialmente duro. Isa parecía estar totalmente desconectada de él y la envidié por eso, ya que en muchas frases mencionaba a los elementos y en como ambas brujas habían muerto para que nosotros pudiésemos vivir. Eso, aunque cierto, era muy difícil de oír.

Para colmo mi gran apoyo se había ido de mi lado. Matt estaba junto con Derek y Malak en la zona de familiares y necesitaba su mano para que la mía dejara de templar, necesitaba sentirle para que mis pulmones dejaran de hiperventilar. El discurso de Gadreel estaba llegando a su fin y eso no hacía otra cosa que empeorar la situación.

Miré a Kai, si Matt no estaba él podría ser un buen sustituto, al fin y al cabo, Eve se había quedado en la zona de visitas ya que no era ni amiga ni familiar de ninguna de ellas. Este me devolvió la mirada y me cogió de la mano apretándola fuertemente e infundiéndome valor.

- … Ahora, el elemento del fuego quiere decir unas palabras en nombre de los cuatro. – dijo Gadreel dándome paso. – Adalia, por favor.

Ayer, después de la sesión de entrenamientos con cuchillos, Gadreel nos hizo llamar a su despacho para informarnos del protocolo en los entierros y de que sería un buen detalle que alguno de los cuatro hablase en el funeral.

Por supuesto y tras el silencio de mis compañeros, me presenté voluntaria para hacerlo. Shina y yo no nos habíamos llevado muy bien, pero después de mi visita al más allá y de cómo me ayudó a volver, me sentía en deuda con ella, decidí hacerlo para agradecérselo. Pero ahora ya no estaba tan segura, las piernas me fallaban y dudaba que mi voz fuera a salir.

Me coloqué en el lugar en el que segundos antes había estado Gadreel, todos me miraban y la ayuda de la mano de Kai ya no estaba, ahora estaba sola ante ellos.

Iba a ponerme a rebuscar en mi bolso el discurso, pero me lo sabía de memoria, no quería que pareciese algo tan programado y quería que las palabras llegasen a los familiares.

- Pensar en las palabras adecuadas en un momento así, no es fácil y lo único que se me ocurre decir es, gracias. – empecé diciendo. La voz me falló un par de veces, pero el coraje parecía venir a mí con cada palabra. – Me costaba entender como una persona estaba dispuesta a dar la vida por alguien a quien no conocía, por un sueño, por una profecía. Pero me di cuenta que eso no era lo más importante, lo más importante era la esperanza.

“Shina y Dana nos han dado la esperanza de un mundo mejor, la posibilidad de un mundo sin violencia y sin maldad mágica. Debemos agradecer a estas dos mujeres el hecho de tener una oportunidad para vivir mejor, para que futuras generaciones puedan nacer sin el temor de morir jóvenes. Pero sobretodo, para que el cementerio se llene de personas mayores en vez de jóvenes chicas.”

La gente empezó a asentir con la cabeza. Supongo que mis palabras no ayudaban a sentirse mejor, pero al menos esperaba conseguir que tuvieran esperanza y que no pensaran que su muerte fue en vano. Quería que supieran que lucharíamos y moriríamos por ese sueño.

Volví a mi sitio y Gadreel me hizo un gesto afirmativo con la cabeza, pero yo solo quería coger la mano de Kai para que me tranquilizara levemente.

Por fin el entierro estaba llegando a su fin y los féretros empezaban a descender lentamente en sus respectivas tumbas. Los familiares se levantaban para lanzar flores y dar el último adiós a las luchadoras. Mientras, nosotros cuatro nos echamos para atrás y dejamos sitio a las personas que querían acercarse y dar el último adiós.

Al cabo del rato aparecieron Matt, Malak y Derek. Los tres traían muy mala cara, pero en cuanto vi la cara de Derek no lo pude evitar, le abracé con fuerza, quería que sintiera el apoyo y la fuerza para seguir adelante.

Hubo momentos de abrazos y lágrimas, pero al cabo de varios minutos, Gadreel apareció para darnos las noticias:

- Han venido personas que debéis conocer. Esta tarde se celebrará una reunión de ancianos en la sede. Es a las siete. – Se le veía agobiado, como si tuviese que preparar un evento y solo tuviese cinco horas. Pero al igual que ayer, se le veía sumamente agotado, las ojeras no habían mejorado y su postura indicaba un claro cansancio.

- ¿Quiénes debemos ir? – preguntó Dayan al ver que no había especificado.

Gadreel le miró con una ceja levantada, como si la respuesta a esa pregunta fuese tan obvia que no se molestaría en contestarla. Pero para mí no lo era, había contado el plan de la reunión delante de Eve, Matt, Malak y Derek, ¿ellos también venían? Gadreel se fue y fue Derek quien contestó a la pregunta.

- A una reunión de ancianos no acude cualquiera, solo podréis ir los cuatro y… yo – dijo eso último con miedo.

Todos, incluido Matt y Malak, no le quedamos mirando. ¿Por qué él sí y el resto no? Vale que en Arizona él fuera el jefe, pero no entendía porque aquí también debía serlo. Aún así, casi agradecía tener a alguien conocido en esa reunión.

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Uououo!! Alexa está en camino, los chicos se van a una reunión...jajaja!! Espero que les haya gustado el capítulo.

Este va dedicado a @Miicca_000 por su fantástico dibujo. Mil gracias, me encanta!!

Para el resto también gracias, es estupenda la acogida de esta historia y sobretodo....TENGO 800 FANS...!!! uuuuoooo!! es una locura!! jajajaja!! así que este capi va en plan celebración...jajajaja!! 

Besos y no os olvideis de votar y comentar *--*

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