Capítulo 39: Hasta pronto.

Capítulo 39: Hasta pronto.

EVE

Apenas había notado el cuchillo de Alexa entrar dentro de mí, el resto de mis dolencias eran tan  grandes que bloqueaban mi capacidad para aguantar más dolor. Me sentía como si estuviese en otro plano de mi conciencia, veía y analizaba todo lo que pasaba a mí alrededor, pero era incapaz de moverme, incapaz de hablar, incapaz de seguir con vida.

- Eve cariño, lo siento pero te va a doler. – dijo la mejor voz del mundo.

Solo que para mi eran dos mensajes contradictorios. Mi mente asociaba esa voz con el amor, la ternura y la salvación, pero el significado de sus palabras contradecía todo lo anterior. A pesar de todo, si antes me creí incapaz de sentir más dolor, aquella voz cumplió con su palabra.

Fue como si desgarrara algo en mi interior, quizás hasta sea así. Ni siquiera chillé, ni me moví, eso hubiese sido peor, solo deje que el dolor me llevara hasta donde él quisiera, sabía que esto solo era cuestión de tiempo y que pronto todo el dolor pasaría.

Esa melodiosa voz volvió a hablar, o más bien a chillar, pero mi cerebro ya no tenía fuerzas para comprender esas palabras. Me estaba apagando, me sentía una de esas maquinas que funcionan con las pilas casi gastadas, iba consumiéndome poco a poco y cuanto más me consumía, menos dolor sentía.

De repente un rayo de dolor me cruzó por el costado, cosa que me activó ligeramente, lo suficiente para poder conseguir entender lo que pasaba a mí alrededor.

- Isa, tapona la herida. – dijo Kai.

¡Eso era! mi rayo de dolor eran las manos de Isa rozando mi herida. Debía de estar tumbada en algo duro, el suelo quizás… Notaba más manos encima de mí, pero mis ojos solo veían oscuridad, sentía que los tenía abiertos aunque todo estaba negro. 

- Aguanta cariño. – me susurró la melodiosa voz en mi oído.

Entonces sentí la segunda cosa que consiguió activarme ligeramente, sus labios encima de los míos. Fue como si su amor entrase en mí y ayudara a palpitar mi corazón, un corazón que ya apenas notaba, cuyos latidos los sentía torpes y lentos.

- Tenemos que darnos prisa, su pulso está decayendo. – dijo una voz.

Mi conciencia volvió a caer, la oscuridad envolvía cada parte de mi cerebro, era como una masa que mataba todo lo que encontraba a su paso y provocaba un dolor tan fuerte, que ya ni siquiera sentías por donde venía.

Una luz blanca apareció al final de tanta oscuridad, apenas era un pequeño puntito, pero se agrandaba a cada paso. Algo en mi interior me decía que ahí estaba el fin de mi dolor, que debía llegar a él si quería dejar de sufrir. Pero por otra parte, una terrible sensación se posó en mi estomago. Era esa sensación, la que solo la separación de Kai provocaba.

Debes regresar – dijo una voz que parecía llegar de cualquier sitio.”

Esa voz me era dolorosamente familiar. Solo escuchar esa voz hacía que me entraran ganas de seguir hacia delante. Era la voz de mi madre.

¿Mamá? – pregunté mentalmente.”

No es tu hora cariño – dijo ahora otra voz, una masculina, mi padre.”

¿Dónde estáis? Quiero veros. – ahora si estaba ansiosa por llegar a la luz y esta se hacía cada vez más grande conforme me acercaba, como si estuviese corriendo hacia ella.”

No puedes vernos, si decides hacerlo, ya no volverás. – me amenazó mi padre.”

“No quiero volver, ahí solo hay dolor. – me sentía una niña caprichosa que anteponía mi bienestar a… ¿a qué lo anteponía? ¿qué dejaba atrás?”

De repente era como si hubiese olvidado todo lo ocurrido, como si la felicidad de ver a mis padres después de tantos años, fuese suficiente como para alejarme de mi anterior vida, de ese dolor.

¿Y Kai? ¿Él también es dolor? – dijo mi madre dulcemente. Kai, eso era lo que dejaba atrás. De repente me paré en seco, la luz blanca dejó de crecer y por primera vez, miré atrás. – Puedes elegir, cariño. Esto es solo una prueba más, los elementos te necesitan tal como eres, sin nada en la cabeza que te haga diferente.

“¿Por eso no puedo veros?”

“Exacto. – contestó mi padre. – Pero puedes dejar de sufrir si así lo deseas, puedes seguir y llegar a nosotros si no quieres enfrentarte otra vez a ella.”

Ella, la sombra que me había hecho esto, la sombra que me había hecho cosas mucho peores. Tenía que morir.

No puedo seguir. – contesté en un susurro.”

Lo deseaba, deseaba abrazarles, hundirme en la tranquilidad de sus brazos y en la protección que ellos me proporcionaban. Pero Kai, él me necesitaba, no podía hacerle esto, no podía dejarle solo.

“Seguiremos aquí, Eve. Dentro de muchos años, cuando hayas vivido de verdad, cuando hayas alcanzado la felicidad y la hayas disfrutado, seguiremos aquí. – me apoyó mi madre.”

Prométemelo.”

Te lo prometemos. – contestaron los dos a la vez.”

Os quiero. – era una despedida, lo que nunca había tenido. Pero no era un adiós, era un hasta pronto.”

Te queremos y estamos muy orgullosos de ti.

La luz blanca empezó a disminuir y cuchillas afiladas empezaron a entrar en mi cuerpo. La paz había terminado, estaba de vuelta y eso dolía. Dolía mucho más que cuando me fui, hasta sentía como ese dolor recorría mi cuerpo como miles de culebras que pasaban por todos los puntos dolorosos, por todas las heridas y contusiones.

Creía que moriría después de todo, no me veía capaz de aguantar tanto, pero el mero hecho de sentirlo me hacía sentirme viva también.

Entonces todo pasó. Fue de repente, las miles de culebras que me mataban por dentro, retrocedieron su paso hasta salir de mí, dejándome en un extraño sentimiento que se parecía al recuerdo de un dolor, pero sin que hubiese ninguno.

- Eve amor, ¿abre los ojos? – oí la voz de la única persona a quien deseaba ver en estos momentos.

- ¿Kai? – pregunté con un excelente tono de voz.

Era como si ya no me pasara nada, como si me hubiese curado de forma milagrosa, nada de lo que había sufrido estos días parecía existir, el dolor solo era ese recuerdo en mi mente que se esfumaba poco a poco.

Una vez comprobé que estaba bien, me atreví a abrir los ojos. Y ahí estaba, el rostro que acompañaba a esa encantadora voz, guapo como siempre aunque con semblante preocupado y triste.

- Mi niña, - dijo abrazándome. – menos mal, sin ti estaría perdido.

- Causo ese efecto. – dije atrayéndole más contra mí.

Oí las risas de las tres personas que había a mí alrededor, todos rostros conocidos y todos pendientes de mí, cosa que les hacía desconocedores de lo que pasaba detrás de ellos. Solo me costó un vistazo para que mi mente se pusiera en plena alerta. Entonces otra voz conocida habló a espaldas de los elementos:

- ¿Podríais echarnos una mano? – el rostro de Adalia se enfureció al momento, como si le hubiesen dado la peor de las noticias y eso me sorprendió, ya que quién había hablado era Matt.

Y de repente todo sucedió muy rápido. De reojo vi como Alexa se levantaba del suelo, lanzaba algo en nuestra dirección y como alguien se interponía con su cuerpo entre ese objeto e Isaura.

No pude ver quien era ya que Kai me había levantado de un tirón y me había quitado de en medio, pero si pude escuchar el golpe seco de un cuerpo al caer y el chillido de Isaura que parecía hacer temblar cada hueso de mi cuerpo.

MATT   

Las linternas no eran suficientes para tanta oscuridad, apenas veíamos más allá de donde pisábamos y así iba a resultar imposible encontrarles. Solo nos quedaba el factor de su fragancia, la seguíamos como perros policía siguen a la droga, pero ni siquiera eso era suficiente.

- Tal vez Malak tenga razón. – dijo ahora Leia.

Llevábamos demasiadas horas en esto, si no me rendí antes, no pienso hacerlo ahora.

- Sigamos. – dije simplemente.

Ellos no entendían mi dolor, no eran capaces de comprender el vacío que sentía en mi interior, no me dejaba respirar, mi mente ni siquiera era capaz de concentrarse en otra cosa que no sea en su búsqueda y me daba igual que fuese de noche, que nos cayera un rayo o que la mismísima tierra nos tragase, seguiré buscándola en vida o muerte.

- Creo que Matt tiene razón, - dijo ahora Malak para mi asombro. - ¡Mirar ahí!

Ambos miramos al lugar que nos indicaba con el dedo. Me resultaba increíble no haberme dado cuenta antes de que eso estaba ahí, era como una gran pared de fuego que parecía trepar por la roca de una montaña.

- Debe ser ella. – dije en voz alta.

Ni siquiera lo pensé, salí corriendo hacia la dirección del fuego a pesar de los gritos a mis espaldas para que parase. Supongo que esto era una imprudencia más en mi vida, pero qué más daba si ella estaba ahí, a tan solo unos metros de donde yo estaba y posiblemente en peligro.

Llegué a lo que parecía un pequeño claro de apenas cuatro o cinco metros de ancho. En uno de los lados se extendía una pared de piedra hasta donde llegaba la vista. Lo más extraño de esa pared, era una cortina de fuego que parecía taponar la entrada de la cueva.

Busqué por todos lados con la esperanza de verles fuera de esa cueva, Adalia nunca hubiese taponado la salida estando ellos dentro, a no ser que temiese que los sombras pudiesen salir, claro…

- Eso parece obra de Adalia. – dijo Malak una vez llegaron a mi lado.

Y tras la gran deducción de Malak, pasaron varias cosas a la vez, la cortina de fuego perdía fuerza a la misma vez que una melena roja se dejaba ver de entre los arbustos, al otro lado de la pared.

- Malak, Leia, atentos ahí. – dije señalando el fuego.

Ambos tensaron sus cuerpos a la vez y se concentraron en todo lo que tenían a su alrededor, señal de que estaban listos para el combate.

Mientras, yo me dirigí hacia los arbustos como una exhalación, si la pared de fuego estaba cayendo, nada bueno debía estar pasando ahí. Pero esta vez mi imaginación me jugó una mala pasada, Adalia estaba bien, era Eve la que tenía mala pinta.

Los cuatro elementos estaban tendidos sobre ella, todos en un extraño trance que les hacía estar casi inconscientes. Por eso el fuego de Adalia estaba cayendo, habían entrado en el cuerpo de Eve para intentar curarla.

Lo había visto antes, en la batalla donde la secuestraron, pero esta vez era diferente, normalmente los heridos gritaban de puro dolor al ser curados, pero en esta ocasión, Eve ni siquiera parecía estar viva.

- Matt, esto cae. – dijo Malak refiriéndose a la protección de la cueva.

Corrí a ayudarles, no podíamos permitir que se acercaran a los elementos, no mientras ellos estuviesen en trance y no pudiesen protegerse. 

- No pueden acercarse allí. – les dije un segundo antes de que la protección de fuego cayera por completo y decenas de cosas empezaran a volar hacia nuestra posición.

Era un ataque defensivo, ni siquiera veían donde lanzaban, solo lo hacían para obligarnos a frenar los objetos en lugar de atacarles a ellos. Así consiguieron salir de la cueva, eran cuatro hombres y una mujer, todos con las defensas activadas. Mi mente empezó a hacer cálculos, casi nos doblaban en número y dudaba que fuésemos a aguantar mucho tiempo si los elementos no espabilaban.

Durante un segundo ambos grupos nos miramos sin atacar, la mujer buscaba con la mirada a los causantes de su encierro en la cueva y pareció verlos cuando una sonrisa maliciosa se posó en su hermoso y terrorífico rostro. Tenía ese atractivo maligno que la hacía más peligrosa aún, pero lo fue más cuando de su mano se encendió un mechero y lanzó una bola de fuego por encima de nuestras cabezas.

Leia lanzó una ráfaga de aire justo a tiempo, tan solo hubiese hecho falta unos centímetros para que esta cayera encima de Kai, la bruja iba a por él y sabía que no tendría una oportunidad mejor que esta.

Malak aprovechó el momento en que Leia frenaba el ataque para ir a por ella, sabía que era el punto clave y que sin ella, los demás se sentirían perdidos. Así que lanzó una ráfaga de aire que impactó contra su estomago y que la hizo volar hasta que su espalda chocó duramente contra la pared.

Uno de los sombras que había a su alrededor vio lo que pretendía Malak e intentó impedirlo. Lanzó una ráfaga de piedras que intercepté como pude, aunque nada me libró de que otro sombra me atacara por la espalda y me hiciera caer al suelo.

Caí en apenas un metro de los elementos, los cuales parecían haber salido del trance y ser totalmente inconscientes de lo que pasaba a su alrededor. Aunque he de reconocer que algo pareció relajarse en mí cuando vi que los ojos de Eve se posaron en los míos, ella estaba viva.

- ¿Podríais echarnos una mano? – dije con tono sarcástico, aunque pude ver como los hombros de Adalia se tensaban al escuchar mi voz.

Y de repente pasó. El rostro de Eve se tiñó de miedo por algo que sucedía detrás de mí, me giré a tiempo de ver como algo salía de la mano de la bruja y como Malak volaba para interceptarlo. El objeto iba hacia Isaura, la cual ni siquiera estaba mirando y ya era tarde para hacer nada. El cuerpo de Malak apareció entre el objeto e Isaura, y este impactó contra su cuello.

Fue como si todo hubiese pasado a cámara lenta, pero sin ser capaz de hacer nada para evitarlo. El cuerpo de Malak caía al suelo y antes de tocarlo, ya supe que estaba muerto.

Pude sentir como mi respiración se cortaba, como el mundo parecía más gris y como todo parecía dejar de tener sentido. Si le hubiese hecho caso, si hubiésemos parado a pasar la noche en lugar de seguir… no podía dejar de pensar en eso y en lo tozudo que había sido al negárselo.

Pero si todo parecía malo de por sí, el chillido de Isaura al ver el cuerpo sin vida de nuestro amigo, hizo que todos tembláramos por dentro, pero fue el rostro de Leia lo que hizo que terminásemos de darnos cuenta de que Malak había muerto de verdad. 

KAI

- No, no, no… por favor, no te mueras. – decía Isaura entre sollozos mientras apoyaba su oreja en el pecho de Malak. – Por favor, por favor… Lo siento tanto.

Adalia había levantado un muro de protección para que los sombras no pudiesen interrumpir nuestros segundos de duelo, pero mi ira ante Alexa hacía que viese ese muro como una cárcel. Solo me salvaba tener a Eve entre mis brazos, pero pensar por todo lo que ella había tenido que pasar estos últimos días, me revolvía las tripas.

Matt intentó acercarse a Adalia, la cual miraba a Malak con lágrimas en los ojos, aunque ahí también había furia y rabia.

- ¿Qué hacéis aquí? – dijo Adalia muy enfadada al cabo de unos minutos. - ¿Cómo nos habéis encontrado?

Leia ni siquiera la miraba, estaba de pie junto al cuerpo de Malak y sin ser capaz de apartar los ojos de él.

- ¿Acaso no me conoces, Adalia? ¿Te crees que me vas a dejar una nota como esa y no voy a remover cielo y tierra para encontrarte?

- ¿No te has parado a pensar que no quería que lo hicieras?

- ¿Y tú que a mí me da igual lo que quieras?  - se iban encarando con cada pregunta.

- Mira lo que habéis conseguido. – dijo señalando a Malak. – Esto era cosa nuestra, estamos destinados a esto, pero no tenía que morir más gente. – eso último provocó un sollozo más fuerte de Isaura y que Dayan corriera a abrazarla.

Pero no fue lo único que provocó, Matt tenía una ligera idea de a lo que veníamos hacer aquí, pero Eve no sabía nada de nuestro destino.

- ¿Qué es lo que pasa aquí? – me preguntó con las cejas juntas.

- Sí, eso, contesta… - dijo Matt sabiendo que Eve se pondría de su lado.

Todos nos miramos con furia, este era el motivo por el que Adalia se había ido sin despedirse, era este numerito lo que quería evitarse. Pero ahora mismo nuestros planes parecían haber pasado a un tercer plano, dejando a nuestro amigo muerto en el primero y a la venganza contra Alexa en el segundo.

- Hay que destruir la cueva. – contesté al cabo de un rato.

- ¿Y cuál es el problema? – preguntó Eve.

No pude contestarla y mi silencio le indicó lo que quería saber, no saldríamos de la cueva.

- Pues tendréis que dar con otra solución. – dijo al comprender.

Me mataba la pena que sentía ahora mismo. Ni siquiera me imaginaba como iba a sentirse ella cuando ya no estuviese, estos últimos días para mí habían sido un completo infierno, pero a pesar de eso, siempre tenía un rayo de esperanza de encontrarla con vida. Pero ella, ella me perderá para siempre.

Y de repente me soltó un bofetón que me cruzó la cara.

- Entonces ¿para qué narices me has salvado? ¿por qué no has dejado que la puta esa me matase? ¿por qué vas hacer que pase por tu perdida?

 - Tú no tienes la culpa de mi destino. Y nunca podría hacer lo que tengo que hacer si no me aseguro una vida para ti.

- ¿Qué clase de vida me espera?

No supe contestarle a eso. Era como si estuviese manteniendo la peor discusión de mi vida en el peor momento posible. Mi mente pensaba en Malak y en la vida que ya nunca tendría, mientras pensaba en la que sí tendría Eve, llena de dolor.

- ¡AARRGGHH! – gritó Isaura desesperada. - ¿Acaso ninguno lo entendéis? ¿pensáis que es lo que queremos? ¿por qué solo pensáis en vosotros? Esto es lo que tenemos que hacer para que no haya más muertes como la de… - no se atrevió a decir su nombre. – Ambos sabíais a lo que os enfrentabais cuando os unisteis a esto. Este es nuestro destino y si con él podemos salvar el resto de las vidas destinadas a morir en esta absurda guerra, pues que así sea. No enterraré a más amigos.

La muerte de Malak había dado la convicción al grupo, ahora hasta Adalia estaba dispuesta a dar su vida por salvar la del resto de brujos. Podría haber sido Eve la que hubiese muerto hoy, o Matt, pero el destino había querido que fuese Malak y con ello íbamos a conseguir que el resto entendiera nuestro sacrificio. No era fácil, pero nunca nadie dijo que lo fuera.

Adalia se abrazó a un Matt roto por el dolor y la impotencia de no poder hacer nada, mientras que yo acogí a mi rubia entre mis brazos y la susurraba al oído:

- Prométeme que intentarás ser feliz.

- ¿Cómo voy a prometerte eso? – dijo entre sollozos. – Te amo y siempre lo haré, nada cambiará eso.

- Eso es más que suficiente, amor mío.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, unos llorando por las futuras perdidas y otros, como Isa y Leia, llorando por Malak y por su heroicidad, el mundo nunca debería olvidar que él murió por salvar a un elemento, por salvar el futuro del resto de brujos. Pero ese tiempo que tanto necesitábamos, fue interrumpido por la persona de la que ya nos habíamos olvidado, Alexa.

- ¡WILLIAM! ¿Cuánto tiempo crees que necesitas para llorar a ese imbécil? – preguntó a gritos al otro lado de la muralla de fuego. - ¡Me aburro!

Solté a Eve de golpe y volví a mirar ese muro como si fuese una prisión para mi instinto de acabar con ella.

- Déjame que la abrase viva, será más fácil que respirar. – dijo Adalia poniéndose a mi lado.

De pronto sentí que tanto Isa como Dayan se colocaban en línea, paralelo al muro y todos con odio en la mirada.

- No, ella es mía. – dije en un tono de voz que no dejaba el tema a discusión.

Miré de reojo a Eve y vi la aprobación en sus ojos, ella la quería tan muerta como yo, pero para mí la venganza era algo necesario. Había amargado los últimos meses de mi vida y eso le iba a constar la suya.

- A la de tres bajo el muro. Kai, tu encargarte de Alexa, nosotros nos ocuparemos de que ninguno de sus amigos intente impedírtelo. – Adalia ya tenía su plan formado en su cabeza, como siempre había hecho. Todos aceptamos con la cabeza y ella inició su cuenta. - ¡Uno…dos…tres!

ALEXA

El chillido de la chica no indicaba que la hubiese dado, sino que había dado a uno de los suyos. Sabía que no iba a tener tanta suerte como para haber dado a un elemento, pero sin duda había matado a alguien.

Desde ese momento volvemos a estar encerrados entre una cárcel de fuego y la pared de la cueva. Odiaba a la pelirroja, era la segunda vez que me dejaba encerrada en el día de hoy y no iba haber una tercera, en cuanto nos libere, mataré primero a mi William y luego a ella.

Aunque también había otra cosa que me hervía la sangre, a parte de la jaula de fuego. No estaba segura, pero justo antes de lanzar esa enorme piedra ardiendo contra el cuello de aquel brujo, me había parecido ver a la puta rubia levantarse. No podía estar viva, no después de haberle clavado el cuchillo y haberla tenido desnutrida durante días. Simplemente no podía estar viva.

- ¿Qué vamos hacer ahora? – preguntó Jhona asustado.

En estos momentos, si no fuera porque estábamos en inferioridad numérica, le clavaría un cuchillo en esa boca que tanto usa.

- ¿Acaso hay algo que podamos hacer? Volvamos a la cueva, ahí estaremos a salvo de momento. – dije intentando disimular mi enfado.

Todos me miraron sin comprender, como si no entendiesen porque solo ahí estaríamos a salvo temporalmente. Estaba claro que la cueva podría beneficiarnos en muchos aspectos, pero también podría ser nuestro final, nunca tendríamos escapatoria en el caso de que decidieran atacarnos.

- Quizás debamos buscar la manera de huir. – dijo Billie para mi decepción. Le lancé una mirada envenenada que supo interpretar correctamente. – Eres obstinada y cabezota, Alexa y eso nos va a matar. Son más que nosotros solo en número, pero es que encima son los elementos. ¿Qué hacemos aquí?

- Tenemos la cueva. – repliqué.

- Sí, pero ya no tenemos ningún motivo para obligarles a entrar. Perdiste tu oportunidad, asúmelo y huye.

- NO HUIRÉ. – grité una vez llegué a la cueva. – No dejaré que venza.

Mi enfado empezaba a convertirse en ira a pasos agigantados. Todo a mi alrededor parecía temblar, como si la cueva estuviese de mi parte en esto, como si ella necesitase, tanto como yo verlos muertos.

- ¿Qué…qué está pasando? – preguntó el asustadizo Jhona mientras reculaba hacia la salida.

- Creo que la cueva opina lo mismo que yo. – dije sonriendo a Billie, el cual miraba con la boca abierta a cada punto del túnel de acceso.

Y de repente se me ocurrió probar algo, hasta me sentía estúpida por no haberlo intentado antes. Giré mi cuerpo hasta acabar mirando la salida de la cueva y obligué a todo el mundo a colocarse detrás de mí. Busqué en mi mochila una pequeña botella de agua y la vacié contra el suelo. El agua nunca había sido uno de mis fuertes, pero debía probar.

Fue más fácil de lo que pensaba, como si hubiese nacido para esto, tardé tan solo unos segundos de concentración para que esa agua derramada por el suelo se multiplicase, y tan solo un segundo más para levantarla y hacerla crecer en el aire. Era más de lo que había conseguido con este elemento en toda mi vida, hasta ahora, tan solo era capaz de mover pequeñas cantidades, pero esto superaba a cualquier cosa que hubiese hecho.

- ¡Increíble! – oí que decía Billie a mi espalda.

- Lánzalo contra el fuego. – dijo uno de los soldados que me habían seguido.

Y por primera vez dijeron algo sensato. Lancé mi increíble agua hacia la salida de la cueva y según se alejaba de mí, más crecía, como si fuese un río saliendo de un pequeño charquito del suelo.

Para verlo mejor, me acerqué hasta la línea fronteriza, pensé que el poder disminuiría según me iba alejando, pero eso no estaba pasando, tan solo pasó cuando mis pies salieron de ese límite fronterizo, entonces todo el agua cayó a la tierra como si de repente  hubiese aparecido la gravedad. 

Volví para dentro sin decir una sola palabra, necesitaba pensar en lo que acababa de ocurrir, darle una explicación lógica a todo esto. Pasé de largo entre el pequeño grupo que me miraba con los mismos ojos que debía tener yo, pura incomprensión, y me fui hasta la cámara de la cueva, donde estos objetos parecían simbolizar un anti-elemento y lo más importante aún, parecían estar vivos.

Ahora esta sala la veía como un santuario, como si aquí estuviesen los restos de un Dios, uno al que rezar y venerar. ¿Acaso la cueva estaba viva a la espera de alguien dispuesta a usarla? Y si es así, ¿por qué ser una cueva y no brujos de las sombras como los elementos? Entonces habría una lucha épica, en igualdad de condiciones, elementos contra anti-elementos…

- ¿Por qué eres una cueva? – dije en voz alta, quizás demasiado alta.

Durante unos segundos me quedé callada a la espera de que unas piedras me contestasen, pero obviamente no lo hicieron y me sentí una estúpida por esperar lo contrario. Esto era algo que antes no teníamos, volvía a tener cartas para jugar esta mano, volvía a tener una posibilidad de victoria, siempre y cuando no salga de esta cueva, claro…

Regresé donde mis compañeros, mi cabeza ya maquinaba un plan de ataque.

- ¿Qué has pensado? – dijo Billie nada más verme aparecer.

Sin duda él era el que más me conocía, el único que podría saber que me había ido para meditar en lo que acababa de pasar y seguramente el único que confiaría en mí en estos momentos.

- Intentaré que ellos mismos hagan caer ese muro, pero si no, creo que puedo librarme de él y matar a los elementos con el poder que me da esta cueva, pero no puedo hacerlo sola. – odiaba admitirlo, pero necesitaba ayuda para mi plan.

- ¿Qué necesitas? – preguntó, para mi sorpresa y el de todos, uno de los soldados sin nombre.

- Una distracción. 

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Hola hola!! sé que llevo mucho tiempo desaparecida, pero prometo compensaros... jajajaja!! he aquí un nuevo capítulo, pero eso no es todo, ahora mismo corregiré un mini-capi que subiré en unos minutos... estar atentos porque viene otro uuhh!! jajajaja!! 

He de confesar que me costó mucho escribir este capítulo, algo dentro de mí no me dejaba escribir el final de Malak. Muchos de vosotros sabéis el especial cariño que le tengo a ese personaje y cuando al organizar este libro me di cuenta que él no iba a acabarlo, sentí un gran pesar por llegar a este punto. Pero nada puede ser perfecto...

Capítulo dedicado aaaa.... (redoble de tambores, por favor) Julia Salerno. Aunque ya te lo he dicho, muchas gracias por creer tanto en mí y sobretodo, por ponerme deberes para estas vacaciones...jajajajaja!! Espero que te guste :D

Y ya sin más, aunque ahora venga otro capi, no se olviden de votar este... eeehh!! jajajaja! Besos :D

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