Capítulo 35: La desesperante espera.

Capítulo 35: La desesperante espera.

KAI

El viento envolvía todo mi cuerpo, rozaba mis desnudos brazos y los golpeaba con fuerza por culpa de la velocidad. El rugido entre mis piernas indicaba que ya no podía ir más rápido, que había llegado a su límite.

“Mi Ninja nunca se hubiese rendido tan pronto, eso seguro. – pensé.”

Pero esta no era mi Ninja, era una Suzuki mal cuidada y con demasiadas reparaciones encima. Era la única moto que Ralph había conseguido desde que regresamos de la batalla. Ni siquiera se la había pedido, pero ayer por la mañana, tras recibir aquel odioso e-mail, se presentó en la casa con ella y sin que nadie la viera, incluso sin dar las gracias si quiera, me subí y desaparecí de la vista de todas las miradas compasivas.

Desde entonces pasaba el menor rato posible en la casa, solo iba a las comidas y a las cenas, luego me volvía a ir. Y cuando llegaba por la noche, era tan tarde que todos dormían.

No iba a ningún lado en particular, solo conducía y conducía hasta que llegase la hora de volver, aunque siempre pendiente de notar algún rastro que pudiese ayudarme a encontrarla.

Todo parecía estar cambiando en mí. Mis pensamientos se oscurecían con las horas, ya empezaba a desear más el encontrar a Alexa que a Eve, porque cuando la encuentre, la mataré con rabia. Deseo que sufra todo el dolor que siento yo, mataré antes a todos los que la rodean, la haré sentirse tan sola, que ni siquiera conciba su futuro. Y luego acabaré con su vida.

- ¡NOOOOO! – grité mientras frenaba la moto en seco, consiguiendo que se desviara hacia el arcén y casi caerme de ella.

Mis pensamientos me habían hecho chillar, era como una llamada de atención de mi yo interior. Sabía lo que quería, que guardase la calma, que me concentrara en la búsqueda de Eve y no en la muerte de Alexa. Pero claro, es mucho más fácil decirlo que hacerlo, soy yo el que tiene que vivir con el vacío en mi pecho, con la falta de aire en mis pulmones y con mi imaginativa mente que no para de deducir cada golpe que le habrían dado. Ella era mi chica y la necesitaba. Es mi punto de apoyo en el lado bueno, si no llega a ser por ella, yo sería un sombra.

- Eve, te necesito. – dije en un susurro mientras tiraba la moto de cualquier manera.

Me adentré en el bosque, simplemente por hacer algo. Deseaba perderme aquí, deseaba poder escapar de todo, deseaba que Eve estuviera a mi lado.

“Siempre estoy a tu lado. – dijo una voz dentro de mi cabeza, solo que parecía que ella lo había dicho.”

En parte me asusté, ¿me estaba volviendo loco? La había escuchado de verdad y aunque sabía que era imposible, solo deseaba volver a oírla. ¿Acaso era mi obsesión por tenerla lo que me hacía tener alucinaciones? Y por irracional que pareciera, me puse a hablarla:

- Dime qué debo hacer, me siento perdido sin ti. – dije con la misma pena que había dicho antes “te necesito”.

Deseé con todas mis fuerzas volver a oírla, hasta hacía fuerza por escuchar para no perderme nada. Y como si estuviese a mi lado, dijo:

“No me necesitas. Tu eres William Kai, tu puedes con esto.”

Su voz sonaba dulce y fuerte, como si realmente se creyera lo que decía, pero lo cierto es que ni yo me lo creía, sin ella no era nada, un simple chico que había perdido la razón por la que querer levantarse por las mañanas.

- ¿Cómo voy a poder si no estás a mi lado?

“Tú solo sigue, me encontrarás.”

Y como si fuese una promesa hecha por la Eve de verdad, confié en ello. Ya no tenía ninguna duda de que acabaría teniéndola entre mis brazos otra vez, de que la encontraría viva y de que juntos acabaríamos con Alexa. Aunque seguía sintiendo la necesidad de matarla de forma cruel.

No volví a oírla en toda la tarde, pero no hizo falta, sabía que ella estaba conmigo, que pensaba en mí y que confiaba, al igual que yo, que acabaría encontrándola.

ADALIA

La falta de noticias parecía estar haciendo mella en todos nosotros, desde que recibimos el mail de la sombra con la foto de Eve, no habíamos sabido nada de ella y todos nos empezábamos a temer lo peor, aunque ninguno nos atrevíamos a decirlo en voz alta.

Por supuesto, Kai era el que peor estaba de todos. Desaparecía todas las mañanas y solo volvía a la hora de comer, para luego volver a marcharse hasta la noche. Así llevábamos ya dos días. Gadreel nos decía que no podíamos hacer nada, aunque sabíamos que Ralph había cogido a un buen grupo de soldados y se estaban recorriendo todos los pueblos de los alrededores y todas las zonas boscosas. Quisimos participar, pero solo yo me encontraba en mejor ánimo, Dayan e Isaura sufrían en silencio por su amigo y Kai ni siquiera estaba para opinar.

- Será mejor así. Cuando volvamos a recibir noticias, estaremos todos juntos para ir a por ella. – me había dicho Matt ante mis quejas de no hacer nada.

Pero a pesar de eso, yo también intentaba pasar el menor tiempo posible en la casa. Salía con Gadreel y Paul a controlar a todos los soldados, por supuesto Matt me seguía, pero la que no esperaba que lo hiciera también era Alyson, la cual no parecía estar siguiéndome a mí concretamente.

Ella era otro punto extraño en toda esta ecuación, el mismo día que recibimos la foto de Eve, ella apareció con la noticia de que Madre la había abandonado. Ella había sido la culpable de que, mientras nosotros luchábamos, Alyson estuviese en un extraño y profundo coma. Dice que ahí se sentía libre por primera vez, sin que nadie la vigilase ni le dijese lo que tenía que hacer, pero que al regresar, volvió a tener a su madre dentro de la cabeza. Hasta que le dijo que estábamos solos, que nos guiáramos por nuestros instintos y que el destino estaba en nuestras manos. Muy oportuna…

Pero eso no era todo lo que me preocupaba de Alyson. Llevaba prácticamente dos días siguiendo a Paul, todo lo que él decía, ella estaba de acuerdo y viceversa. Parecían haber hecho buenas migas, aunque ni siquiera sé cuando empezó todo esto. Lo que sí sé es que no quiero que Paul sufra, ella no es de este mundo, no debe hacerse ilusiones.

Aunque sin duda, la noticia de que Madre ya no estaba guiándonos, parecía haber hecho mucho daño en la moral de todos. ¿Qué íbamos hacer ahora? O mejor dicho, ¿cómo íbamos acabar con todo esto? Por más que pensábamos, no se nos ocurría nada. Isa había vuelto a obsesionarse con el libro que conseguimos, el que se supone que está escrito por Madre y por los elementos originales.

- He leído esta mierda de libro unas tres veces. – dijo Isaura desesperada. Habíamos terminado de cenar y Kai aún no había hecho su rutinaria desaparición. – He parado detenidamente en cada uno de los puntos y excepto la cueva, no he encontrado nada relevante. Sigue hablando del equilibrio, de no desequilibrar la naturaleza a no ser que quieras que se revele en tu contra y todas esas cosas que ya sabemos. Pero nada de cómo acabar con los sombras. 

- Tranquilízate. Seguro que acabamos encontrando la manera. – dijo Dayan para que se calmara.

- ¿Qué me tranquilice? Eso mismo dijisteis antes de partir hacia la batalla cuando buscaba a Alan y ahora mira… - Isaura no era de golpes bajos, pero desde luego esto lo había sido. – Lo siento. – se disculpó de inmediato. – Solo quiero que esto acabe ya, quiero volver a casa, quiero mi antigua vida.

En el fondo la entendía y la consideraba valiente por ser la única en atreverse a decirlo en voz alta. Esta espera nos estaba minando a todos, estábamos aquí para algo y ese algo no era quedarse en la casa viendo la televisión y leyendo libros.

- Quizás debamos centrarnos en esa cueva. – dije como si nada.

- Eso mató a los elementos originales. ¿Qué te hace pensar que no nos pasará a nosotros lo mismo? – me replicó Isa.

- Ellos no sabían que eso podía matarles. Nosotros sí lo sabemos, eso ya es algo.

 Hubo un pequeño silencio en el que pude notar la duda en el ambiente. Tan solo estábamos los cuatro y Matt, así que supuse que cualquier decisión que se tomara, tendría que ser luego discutida de nuevo ante el resto.  Aunque sabiendo lo que podía hacer esa cueva, no tenía muy claro que quisiera que vinieran, ni siquiera tengo claro que quiera que venga Matt.

En el silencio, pude ver como Dayan me hacía sutiles señales referente a Matt, movía la cabeza con pequeños espasmos y abría los ojos en señal de atención. Le miré sin comprender, no entendía que intentaba decirme ni porque no lo hacía en voz alta, así que él esforzó más esas señales. Estuvo así un rato más hasta que Matt le pilló, aunque al menos él fue lo suficientemente elegante como para no decirle nada.

- Iré a ver si puedo llamar al resto para discutirlo entre todos. – dijo mirando a Dayan con una sonrisa torcida, lo que provocó que yo soltara una risa que solo nosotros tres entendimos.

Me guiñó un ojo y se fue en busca del resto. Yo fulminé a Dayan con la mirada, ¿le había echado? ¿era eso lo que quería decirme con sus sutiles y no tan sutiles gestos?

- ¿Por qué le has echado? – ni Isa ni Kai entendían de que iba esto, ya que ellos no habían tenido que ver las humillantes señales de Dayan.

- Lo siento. Pero tengo ciertas dudas que discutir y la conclusión a la que estoy llegado yo solo, no es agradable. Pensé que no querías que él estuviese.

- ¿Qué dudas son esas? – exigí saber.

- Por lo que sabemos, la magia oscura vino a este planeta por culpa de un desequilibrio en la tierra. Pero… - y ahí fue cuando empezó a poner caras raras. - ¿cómo vamos a acabar con los sombras sin acabar con los de la luz? Es decir, si conseguimos nuestro propósito y acabamos con la magia oscura, ¿podría volver a haber otro desequilibrio? ¿no?

Las palabras de Dayan sembraron un ambiente sombrío entre los cuatro. Había sido como un cubo de agua fría, solo que en lugar de agua, había sido una teoría muy válida, algo que bien podría ser verdad. ¿Qué íbamos hacer? Y sobre todo, ¿cómo íbamos hacerlo? Se supone que es nuestro destino acabar con todo, ¿acaso eso significa la muerte de millones de personas? Al fin y al cabo, esas personas solo eran culpables de nacer con un don, ellos nunca eligieron ser así, no es algo de lo puedas transformarte.

Todo eran especulaciones, no teníamos ni idea de que era lo que teníamos que hacer y lo peor de todo, es que tras llevar tanto tiempo en esta comunidad, nos habíamos dado cuenta que los brujos estaban igual de perdidos que nosotros. Solo teníamos a la profeta, la cual seguía instrucciones de Madre, pero nos ha abandonado. Perfecto.

- Es más que eso, - dijo Isaura. – ni siquiera podemos acabar con la cueva. Acordaros de la historia del libro, la de los amantes opuestos, hablaba de cómo los dos bandos, al unirse, crea un equilibrio que elimina la magia. Si conseguimos acabar con la cueva, esta solo nos quitaría nuestros poderes, sino es algo peor… - todos entendimos que era lo peor que podía pasar y agradecía que Matt no estuviese en esta discusión. - Ahí estaríamos en un completo equilibrio. Pero… los sombras y los brujos de la luz seguirán estando.

- Entonces, ¿cómo vamos hacerlo? – preguntó Dayan lo que todos teníamos en la cabeza.

Kai aún no había dicho nada y aunque se había quedado con nosotros, parecía estar ausente. Ni siquiera parecía estar pensando en lo que estábamos hablando. El problema que teníamos es que no conseguíamos imaginarnos su dolor, lo solo que debe sentirse y la rabia y la impotencia que debía tener. Si nosotros nos sentíamos impotentes ante esta situación, él debe estar a punto de estallar.

Pero de repente habló. Fue solo un susurro, pero lo suficiente como para hacernos temblar a todos.

- Tenemos que morir junto con la cueva.

El silencio era tan profundo, que oíamos crujir los cimientos de la casa, oíamos los pájaros del jardín piando y estaba segura que se oiría hasta un alfiler caer.

¿Morir? Sabía que era una posibilidad cuando decidí venir a la comunidad, morir en batalla o algo así. Pero el hecho de morir  por el bien común, ir a algún sitio dispuesta a morir, simplemente no creo estar preparada para ello. Esto ya no se trataba de morir por accidente, él se refería a morir sabiéndolo, ir a propósito.

- Explícate. – exigí.

- Creo que aparte de destruir la cueva, deberíamos morir. No creo que solo seamos “los elementos” por nuestros poderes, al fin y al cabo, fuimos elegidos al nacer y no fue hasta nuestro cumpleaños, cuando tuvimos los poderes al cien por cien. – paró un segundo para coger aire, lo había dicho todo tan deprisa, que ni siquiera nos dejó asimilar todo lo que había dicho. – Acordaros de lo que dijo Albert, la cueva es la consecuencia de la llegada de la magia buena en la tierra, es la maldad pura y nosotros somos todo lo contrario. Creo que al eliminarnos de este planeta, a los dos, eliminamos la magia, como en la historia de los amantes.

Vi como la respiración de Isa se detuvo y como su mirada la condujo a Dayan. Al menos ellos tendrían una muerte juntos, yo debía afrontar el hecho de dejar a Matt solo, en el caso de que Kai tuviese razón, claro…

Pero no podía tenerla, el destino no es tan cruel como para hacérnoslo pasar tan mal y acabar muertos después.

Cuanto más pensaba en ello, más furiosa me ponía. Lo habíamos dejado todo por esta misión, por este supuesto destino que nunca pedí, pero al que me vi arrastrada. Solo podía dar gracias por Matt y por mis hermanos, ellos eran lo único que hacía que todo esto mereciese la pena. Y ¿todo para qué? ¿para acabar muertos? Imposible que sea así.

- No moriré por una especulación, así que más vale que sigamos buscando. – dije rotundamente.

- Pero…tiene sentido. – dijo Isa dudosa.

- No. Simplemente no puede ser así.

- Quizás Madre también llegó a la misma conclusión. Quizás por eso abandonó a su hija, no quería ser partícipe de nuestra muerte. – dijo Dayan.

- HE DICHO QUE NO – grité golpeando la mesa.

La imagen de mis padres no hacía otra cosa que pasar por mi mente. Ya habíamos renunciado a mucho, como a nuestro primer año de universidad, el cual empezaría en poco y no teníamos ni las matriculas echadas. O como nuestra vida, tenía suerte de que al menos mi padre sabía dónde estaba, pero veo las caras de Isa y de Dayan cuando acaban de venir de mentir a sus padres y son de puro arrepentimiento. En algún momento tendrán que dejar de llamar y que ellos les den por desaparecidos o algo así. 

- Adalia… - volvió a insistir Isa.

- No Isa. – la corté antes de que pudiese decir más. - Hemos dado todo por esta historia de brujos, ¿acaso quieres que tus padres pierdan a la única hija que tienen? Porque yo desde luego no.

- Prometimos intentarlo.

- No creo que nadie nos pida dar la vida. – pero vi la mentira en cuanto la dije.

Sí que habría gente que nos lo diría, al fin y al cabo, si Kai tenía razón, nuestra muerte salvaría muchas vidas en el futuro. Esta es una guerra que se lleva librando desde hace siglos, quizás milenios. Ya vimos lo cruel que puede ser la guerra, si se supiera que todo eso acabaría con nuestra muerte, ¿quién podría culparles por desearla?

Pero debía de pensar en los demás, en mis padres, en Paul, en Matt…él no soportaría mi muerte, lo sé porque yo no soportaría la suya. Yo moriría antes de saber que viviré sin él el resto de mi vida y no quería ser la responsable de que él pudiese pensar lo mismo.

- Ninguno queremos esto, Adalia. Pero ¿y si tiene razón? Debemos afrontarlo ahora antes de que sea demasiado tarde, debemos estar dispuestos a hacerlo. – volvió a insistir Isaura.

- Pero… ¿estás escuchando lo que dices? – pregunté de forma retórica. - ¿Quieres que decidamos si estaríamos dispuestos a morir por una especulación? ¿y si lo hacemos y no funciona? Todo habrá acabado ahí, habremos muerto por nada y los sombras seguirán matando gente. Seguro que somos los elementos más tontos de la historia. – dije esa última frase con un suspiro.

- Solo digo que deberíamos pensar si estaríamos dispuesto a tanto si surgiera la ocasión. No digo que nos vayamos ahora a morir, solo que estemos preparados, de que nos concienciemos que es una opción como otra cualquiera.

- Debemos estar todos de acuerdo en esto. – dijo Dayan.

Nosotros tres empezamos a mirarnos unos a otros, todos menos Kai, el cual tenía la mirada apuntando al suelo y el semblante serio. Entre él y yo siempre ha habido una conexión, pero por muy fuerte que fuesen sus sentimientos, no era capaz de sentir nada de él, es como si algo se lo estuviese llevando.

- Por muy duro que sea todo, - empezó diciendo Isa. – sé que no podría vivir sabiendo que otros mueren solo porque no nos atrevimos a hacer lo correcto.

Vi el dolor en el rostro de Dayan ante las palabras de su novia. No me creía que él fuese a consentir algo así, sabía que no importaba lo que decidiese ahora, hará todo lo posible porque ella no tenga que morir.

- Si ella dice que sí, yo no puedo quedarme sin ella. – dijo Dayan, aunque vi la promesa en sus ojos de que antes de tener que llegar a eso, probaría todas las opciones posibles.

Ya eran dos sí, ¿cómo podían tomar una decisión así? ¿están locos o qué? Mi esperanza era Kai, pero ya ni siquiera confiaba en que él tuviese el sentido común que requería esta conversación. Al menos daba gracias a que Dayan por haber echado a Matt, ni siquiera me imagino lo que él les diría en esta situación.

Grité el nombre de Kai dentro de mi cabeza, quería que dijese que no estaba de acuerdo en dejar a Eve sola. Él sentaba en la misma situación que yo, Dayan e Isa estarían juntos, pero nosotros debíamos de pensar en otras personas que harán todo lo posible porque esto nunca llegase a suceder.

Pero por más que insistí en una comunicación mental con Kai, este parecía estar en otro mundo, en uno más oscuro. Y pasados unos minutos de incomodo silencio, dijo:

- No haré nada hasta asegurarme que Eve estará a salvo. Una vez tenga eso, haré lo que digáis. – y se marchó de la cocina.

Eso era otro casi sí. Era como decir que hará lo que decida la mayoría y si él no votaba, la mayoría era un sí.

- Creo que no sabéis lo que decís. – dije muy enfadada a Dayan y a Isa. – Ni siquiera vosotros os creéis que dejaréis morir al otro.

- Pero Adalia, ¿y si es la única solución? ¿y si es ese nuestro destino? – dijo Isa.

- Pues entonces moriré de vieja buscando otra manera de solucionarlo.

- Tienes miedo, ¿acaso crees que nosotros no? – dijo Dayan. - ¿Acaso crees que ese es el futuro que he soñado tener junto a Isa? Tener una casa, niños, un trabajo, una vida… Son cosas que Alan ya no tendrá y no las tendrá por esta estúpida guerra. Moriré sabiendo que mi muerte salva otras vidas.

¿Miedo? Esa era una palabra demasiado blanda para lo que sentía en estos momentos. Sentía mucho más que miedo, sentía temor por el futuro, por el dolor, por las oportunidades que dejo. Pero sobretodo, temo por el dolor que llegará a sentir Matt ante mi perdida.

Por todo eso, decidí que mi mente no era capaz de escuchar ni una sola palabra más de mis hermanos. Ellos llevaban razón, debía dar mi voto que sí, siempre y cuando no haya ninguna otra opción. Pero a pesar de saber que llevaban razón, mi mente no lo asimilaba y en lugar de dar una contestación, me levanté y salí de esa casa de la tortura en dirección a la sede.

Mientras corría, mi cuerpo no podía más, mis emociones estaban desbordadas y por más que intentaba controlarme, entre la desesperación por no saber nada de Eve, por no poder hacer nada por ayudarla, por no saber cuál es nuestro destino y por la acabada conversación, mis sentimientos explotaron en un fuego de lágrimas.

Todo era relajadamente cálido. Notaba como las lágrimas caían de mis ojos en forma de agua caliente, mi piel había dejado de estar fresca por la temperatura de la noche, más bien parecía Arizona al sol en pleno verano. Y aún así, me sentía muy cómoda. No sabía si me encontraba en la calle, si había conseguido llegar a la sede o si en su lugar, realmente estaba en Arizona. Lo que sí sabía, es que deseaba quedarme aquí para siempre.

La curiosidad pudo conmigo y abrí los ojos, los cuales ni siquiera sabía que tenía cerrados. Era como ver a través de las llamas, no es que las cosas ardieran a mí alrededor, es que la que ardía era yo. Toda yo era una enorme llama que me cubría de pies a cabeza, mis ojos parecían tener una lentilla que te permitía verlo todo de color naranja y a pesar de las llamas, mi piel no sentía ninguna quemadura, solo calidez.

Estuve varios minutos más así, sabiendo que cada segundo que pasaba, podía poner en peligro a alguien… así que, tras esos minutos en los que disfruté cada segundo, apagué toda la llama que me envolvía y mi piel quedó congelada con la fresca noche.

- Adalia, ¿estás bien? – dijo la voz de Matt que salía, justo ahora, de la sede.

No había visto mi numerito, pero desde luego, verme plantada en medio de la plaza, daba a preguntar si me ocurría algo.

- Estoy bien. – dije acercándome a él y mirándole directamente a sus hermosos ojos.

- ¿¡Tus ojos!? – dijo algo asustado. – Están como… ¿encendidos? - Parecía que había apagado todo menos algo, lo único que no podía ver… - ¿Qué ha pasado? – preguntó con determinación.

Era obvio que verme con los ojos en llamas, no era señal de buen presagio. Pero aún así, preguntase lo que preguntase, yo debía mentirle. Él nunca puede enterarse de la conversación que acabábamos de mantener en casa, nunca puede saber que, quizás, nuestro destino acabe con nosotros.

- Adalia, háblame… - volvió a insistir.

- No es nada, ahora estoy bien. – y me hundí en sus brazos.

Me acogió con ternura y protección. Y aunque el fuego me proporcionase calidez, estar en sus brazos era como estar en el cielo. Aquí me sentía protegida, querida, amada, me sentía viva y segura. Y todo esto, era lo que hacía tan difícil decir el sí.

EVE

El dolor es lo que nublaba mi vista, ni siquiera sabía que parte me dolía más, si el moratón del pómulo o mis costillas fracturadas. Pero a pesar de eso, debía abrir los ojos todo lo posible para no tropezar con ninguna rama o roca.

Ni siquiera sabía dónde estábamos, era un espeso bosque, con altos árboles de grandes copas que impedían el paso de la luz. La humedad era intermitente, señal de que por algún lado había un río del que íbamos acercándonos y alejándonos a placer de Alexa y de un GPS que le indicaba el camino.

Me llevaba casi arrastras. Había atado una cuerda a mi muñeca y como si fuese un perro al que sacan a pasear, iba tirando de mí para exigirme más velocidad en mis pasos o simplemente para provocar que me cayera.

Sus torturas dejaban bien claro sus intenciones, hacerme daño sin matarme. Pretendía cambiarme por un elemento, pero ¿cómo podía siquiera planteárselo? Ella ya había visto el poder que tienen los cuatro, incluso uno solo sería capaz de acabar con ella. Entonces, ¿qué planeaba? ¿y qué hacíamos en este bosque? 

- ¿Acaso piensas enterrarme viva y enviar mis coordenadas para que me encuentren? – dije intentando sonsacarla algo.

- ¿Y quedarme sin mi juguete preferido? No, gracias. – contestó sin darse la vuelta.

Detrás de mí tenía a dos sombras que parecían dudar de la cordura de su jefa, pero junto a ella, iba un sombra algo mayor que yo, moreno y siniestro, que parecía confiar en ella y en lo que tuviese planeado.

- Sabes que te matarán, ¿no? – seguí intentándolo.

- Eso ya lo veremos. – dijo tirando de la cuerda y provocando que me desequilibrara hacia delante.

Intentaba guardar el equilibrio mientras en mi costado, se clavaban miles de finas agujas que me recordaban la paliza que me había dado hace dos días. Intentaba no pensar mucho en ello, ya que la peor tortura fue cuando al terminar, sacó una cámara de fotos y me fotografió con ella. No había duda que era un mensaje para Kai y solo de pensar en lo que pasaría cuando lo viera, me volvía loca.

- ¿Acaso no vistes las exhibición que hicieron en aquel prado? Convirtieron a tu ejército en aire y cenizas. – cuanto más hablara, más posibilidades tenía de que contara algo sobre su plan. Aunque también de enfadarla…

Se paró en seco y al intentar no darme con ella, un dolor en mis costillas provocó que me desequilibrara y cayera al suelo. Alexa no dudo ni un segundo en poner su pie en mi cuello y apretar.

- Eso no volverá a pasar. No solo voy a matar a tu querido amado William, sino que mataré al resto de sus hermanos. ¿Y sabes qué? Te obligaré a mirar como mueren. – y tras eso, apartó su pie y yo pude volver a respirar de nuevo.

- Buena suerte. – dije entre toses.

- No la necesito. – volvió a emprender su camino. – Vamos putita, levántate y anda.

Sus movimientos empezaron a ser más bruscos que antes, eso era señal de que la había molestado mi comentario. Si seguía por este camino, acabaría perdiendo los estribos y ahí es cuando podría contarme algo.

- ¿Sabes lo que pasa cuando unen sus poderes? Hacen que el que se encuentre en el centro, se desintegre en apenas un segundo. – el compañero de Alexa se estremeció, al igual que mis dos guardaespaldas, pero ella ni siquiera parecía sorprendida. Entonces caí en algo. - ¡Ah claro! Tú ya lo sabes, ¿no le pasó eso a uno de los tuyos en Minnesota?

El GPS que llevaba en la mano impidió que me contestara. Empezó a pitar como loco y a encender y apagar todas las luces que tenía, era como si tuviese un cortocircuito o algo así.

- Parece que se ha roto. – dije en otro intento de provocarla.

- No. Parece que estamos cerca. – dijo con una enorme sonrisa.

No entendía nada de lo que estaba pasando, era como si tuviese un magnifico plan que cumpliría todos sus propósitos, solo que no era capaz de imaginar de que plan se trataba y eso me estaba desquiciando.

- ¿Cerca de dónde? – ya no podía más y le pregunté claramente, necesitaba saber que tramaba para luego intentar trasmitírselo a Kai.

Pero antes de contestar, hizo una seña con la cabeza a uno de los sombras que tenía detrás y este sacó un pequeño bote de su mochila.

- Cerca de la cueva de las sombras. – dijo como si eso tuviese que decirme algo.

Entonces apartó un matorral con la mano y nos permitió ver a todos la entrada de una cueva. De repente el ambiente a nuestro alrededor empezó a cambiar, a veces húmedo y a veces tan seco que te quemaban los pulmones, aunque solo yo parecía notar tal cambio.

- No puede ser. – dije en un susurro.

Ya había oído hablar de una cueva así, Isaura lo leyó del libro que trajeron aquel día. Era…no, no podía ser… ni siquiera me atrevo a pensarlo. Era la cueva que mató a los elementos originales.

Mi corazón dejó de latir, mis pulmones dejaron de coger aire y hasta mi vista parecía estar nublándose. Ella había encontrado lo único que podía matarles. Esta puta quiere matar a mi Kai.

Pero justo cuando empecé a revolverme para intentar soltarme e ir a avistar a Kai, uno de los sombras que tenía a mi espalda, me puso un pañuelo húmedo en mi boca y nariz. Intenté no respirar, pero todo fue en vano. Ahora sí que empezaba a dejar de ver y pronto caería en un profundo y provocado sueño.

“Kai, no vengas a por mí. – pensé en mis últimas fuerzas.”

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Muy buenas!! Pues hasta aquí el capítulo!! Sé que ahora mismo me odian un poco, pero he estado de viaje (como he dicho ya muchas veces en dos días jajaja!!) y claro, de viaje y fuera del país es muy dificil escribir.

Capítulo dedicado a.... (redobles de tambores por favor) Wendy Torres!! biennnn...!! ¿Creías que se me había olvidado? pues no, aquí lo tienes.

También deciros que voy a empezar a editar Soledad, bueno, de hecho ya he empezado...hoy subiré también los primeros capis modificados. Les recomendaría, que si les gustó la historia y están tan deseosos como yo de la segunda parte, se vuelvan a leer Soledad 1, aunque esta vez editado... habrá algún cambio influyente, pero sobretodo...habrá más momentos entre Diana y Jeremy o entre Diana y Laurent...mmm...!! jajajaja!! 

Bueno, ya solo deciros que si os ha gustado el capi, le den a la estrellita. Y si desean decirme algo, comenten lo que quieran. Besos y abrazos para todos. Estoy feliz de estar por aquí de nuevo!! :D

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