Capítulo 3: Si un cuerpo se agota, la mente se agota.

Capítulo 3: Si un cuerpo se agota, la mente se agota.

ADALIA

Me estaba volviendo loca, ¿qué hacia aquí? Le miraba y la rabia se apoderaba de mí, era tan diferente a como le conocí hace más de dos años, que ni siquiera parecía el mismo chico. Pero sin duda lo era, por lo testarudo y lo imbécil. Me había dicho que se iba a ir, ¿dónde estaban ahora esas palabras? Y sobretodo, ¿qué hacía con esos dos?

- ¿No hemos quedado en que te largabas? – dije bien alto para que se enterase. – Pues lárgate.

Gadreel me miró sorprendido para luego mirar a Paul y preguntarle con la mirada que era lo que me pasaba.

- No tengo que darte explicaciones, Adalia. – me dijo Paul sin hacer caso a Gadreel.

Se acercaba más y más a mí y Kai no me dejaba moverme de mi sitio.

- Kai, suéltame o te achicharro vivo. Voy a darle una lección a ese imbécil. – y me soltó.

Me acerqué varios pasos hacia él y nos encaramos el uno al otro. Ninguno decíamos nada y nuestras miradas no se apartaban de las del otro ni para pestañear. Todos nos esperaban expectantes, esperaban algún movimiento de ira o de pelea, que perdiese el control o que le echara dándole una patada en el culo. Pero no podía, Paul representaba mi antigua vida, lo que más echaba de menos de ella y le quería a mi lado. Soy una egoísta.

- ¿Por qué no te vas, Paul? – dije ahora más calmada.

- Porque no puedo irme y además, este numerito de “no te quiero aquí” no ha colado, te conozco demasiado bien, Pecas. – eso provocó que mi postura se relajara, ya no estaba enfadada, ahora estaba triste.

- Pero debes irte. ¿Qué clase de vida te espera aquí? – le dije todo lo seria que pude y reprimiendo las lágrimas que hoy parecían querer salir a trompicones.

- Aún no lo sé, pero si sé lo que me espera si me voy y es nada… No tengo nada fuera de aquí, ni siquiera me espera una carrera o un futuro, aprobé el instituto por los pelos y no tengo intención de ir a la universidad. – eso ya lo sabía, pero seguro que cualquier cosa era mejor que esto. – Además, ya te lo dije, ¿cómo esperas que viva sabiendo todo lo que hay en el mundo?

Le abracé, le abracé bien fuerte hasta dejarle sin respiración. Paul se quedaría conmigo y aunque era una egoísta, me sentía aliviada de tenerle.

Al cabo de unos minutos, en los que no me atreví a soltarle, Matt apareció por detrás de mí y me cogió de la cintura. Quería que me separase y dado que era él quien lo pedía, se lo concedí. Pero agarré el brazo de Paul, no dejaría que se lo volvieran a llevar, él se quedaría con nosotros.

Ahora quedaba una cuestión más sin resolver, ¿quién era ese hombre misterioso? Era alto y muy musculado, no era precisamente atractivo pero su cuerpo te quitaba el hipo. Debía andar alrededor de los treinta y pocos, era moreno de pelo corto y con mirada severa, de esas que te hacían mirar al suelo solo por respeto y temor.

Gadreel y el misterioso hombre se acercaron a nosotros y nos observaron con determinación. Nadie parecía atreverse a decir nada y la verdad, dado que ellos se habían presentado aquí, creo que lo lógico es que empezaran ellos. Y así fue, solo que no como esperamos.

- ¿A esto es a lo que se dedica el futuro de nuestro pueblo? – dijo aquel hombre misterioso que ya empezaba a caerme realmente mal. – En vez de aprovechar para descansar y prepararse psicológicamente para todo lo que van a tener que pasar, salen de fiesta, se emborrachan y montan estúpidos dramas. – eso último iba por mí.

- Es mucho mejor que quedarse en casa sin hacer nada, al menos mantenemos la mente activa. – dije muy enfadada.

Sé que nadie me había nombrado portavoz ni nada de eso, pero aquel hombre se merecía dos bofetones por atreverse a hablarnos así, sobretodo cuando llevábamos días esperando poder hacer algo de provecho.

Pero todo el enfado se me pasó en cuanto vi su cara, tenía una sonrisa de maldad de esas que te hacían pensar que estabas en un buen aprieto, que te ibas acabar arrepintiendo de tus palabras. Y así fue.

- Bien, pues dado que estáis tan aburridos. Mi nombre es Oliver y os quiero a las siete de la mañana preparados para entrenar. – todos miramos el reloj a la vez. – Sí, os quedan cinco horas para llegar a vuestra casa, dormir algo y estar aquí frescos para un largo día de entrenamientos. – se giró para marcharse y en el último momento le dijo a Matt. – Usted también señor Esbeck y tráigase a la rubita con usted.

Gadreel y Oliver se fueron sin despedirse. Todos nos quedamos mirándonos los unos a los otros. Las caras de todos, incluida la de Matt, estaban pálidas, pero por alguna razón Eve parecía exultante, como si deseara que la hicieran entrenar hasta reventar.

- Oliver siempre me ha odiado. – me dijo Matt en la oreja mientras me abrazaba dulcemente. – Esto me pasa por salir con jovencitas con destinos de guerra.

Le golpeé suavemente en el hombro y él me cogió la cara para fundirme en un tierno beso.

KAI

El despertador sonó y fue como si me acabase de dormir, ni siquiera había amanecido y mis piernas estaban igual de dormidas que el sol. Rodé en la cama hacia la zona de Eve, solo ella conseguía despertarme del todo y la necesitaba, pero no estaba.

Me incorporé en la cama y miré por toda la habitación, ni rastro de ella. Al final no me quedó más remedio que despertar a mis piernas y salir de la cama. Miré en el baño pero estaba vacío. Salí al pasillo, pero ni siquiera mis hermanos se habían levantado aún.

Entonces empecé a oír ruidos en la cocina y bajé. Era demasiado pronto para Maura, la madre de Matt, que se pasaba al medio día y nos preparaba deliciosas comidas. Me asomé por la puerta intentando no ser visto, una melena rubia fue lo primero que llamó mi atención, seguido de una hermosa figura, con unas hermosas caderas y…

“Para Kai – me ordené”

Me acerqué a mi rubia por detrás y la agarré de la cadera para atraerla hacia mí y besarla la oreja, solo que ella se asustó e intentó darme con un rodillo de amasar que llevaba en la mano, lo esquivé por los pelos.

- ¡Por dios Kai! ¿Acaso quieres matarme de un susto? – dijo ella mientras me besaba y me rodeaba el cuello con sus brazos.

- Lo que quiero es despertarme contigo. ¿Qué pasa? ¿te ha salido la vena cocinera? – dije al ver su cara llena de harina y el arma en forma de rodillo que llevaba en la mano.

- He hecho el desayuno. Ya que supongo que será un entrenamiento duro, al menos ir bien nutridos. – dijo ella feliz de que fueran a matarnos a entrenar.

No hice ningún comentario al respecto, suponía que ella echaba de menos su vida, todo lo que ella había conocido antes de mí y eso solo eran entrenamientos. Por eso estaba tan feliz y deseosa de entrenar, porque en el fondo la recordaba a su hogar y aquí todos buscábamos eso que nos hiciera recordar de dónde venimos.

Tras otra pequeña sesión de besos, fui a despertar al resto de mis hermanos. Todos desayunamos sin apenas hablar, apenas éramos capaces de mantener los ojos abiertos como para entablar una conversación.

Y tras una sesión de duchas, preparativos y al final algo de prisas por no llegar tarde, aparecimos ante un Oliver sonriente y mágicamente despejado y despierto.

- Buenos días, ayer no tuve ocasión de conoceros y espero que puedan presentarse y decirme cual es su elemento. – dijo él mientras nos echaba una de esas sonrisas de profesor feliz por fastidiar a sus alumnos.

Nos miramos para ver quien empezaba, pero fue Adalia la que dio el primer paso.

- Mi nombre es Adalia y soy fuego.

- Mi nombre es Kai y soy agua. – dije para apoyarla.

- Mi nombre es Dayan y soy tierra.

- Mi nombre es Isaura y soy aire.

Realmente parecíamos un equipo, uno de esos que salen en las películas de ciencia ficción y que como nosotros, están destinados a salvar a la humanidad.

Pero Oliver no parecía para nada impresionado, es más, parecía que ni siquiera le importaba quienes fuésemos, él solo miraba a Eve, parecía expectante porque ella se presentara, pero esta no lo hizo y le obligó a actuar.

- Tú debes de ser Eve. Hablé con tu jefe de comunidad y me dijo que serías una buena ayudante – a Eve se le iluminaron los ojos ante tales palabras y por alguna razón, mis celos empezaron a asomarse por mi estomago.

- Lo que sea mientras haga algo. – aunque sus ojos seguían mostrando ese brillo, lo dijo de manera severa.

Entonces Oliver miró a Matt y este pareció encogerse en el sitio. Anoche dijo que nunca se había llevado muy bien con él y ahora sus palabras se constataban con hechos, la mirada que le lanzó fue de puro odio y a Matt no le quedó otra que agachar la cabeza.

- Tú entrenarás como el resto, ayudarás cuando los elementos necesiten ayuda y estarás bajo mis órdenes, ¿entendido? – prácticamente le escupió las palabras.

- Entendido. – dijo sin rechistar.

Eso me sorprendió, Matt no era de los que se callaban las cosas y si no le había dicho las palabras que se merecía oír, era porque algo más gordo se oculta detrás. Me moría por saber, pero eso fue hasta que Oliver empezó a entrenarnos.

- Supongo que en vuestra sesión de no hacer nada, no se os ocurrió conocer el bosque. – pasó su mirada por cada uno, pero nadie se molestó en contestarle. – Bien, pues os hartareis de bosque.

Y con ese inicio empezó nuestra simple y tortuosa sesión de entrenamientos. No estábamos haciendo nada especial, simplemente era un entrenamiento muy físico, carreras, estiramientos, saltos…y algo que nos sorprendió mucho, trepar por árboles. Fue tan agotador que ni siquiera podíamos pensar en lo decepcionante que era.

Todos esperábamos que nuestros entrenamientos fuesen más divertidos, que supusieran un reto para nuestra magia. Yo aún no había probado todos los elementos, sabía que el agua era cien por cien mía, pero quería aprender el resto igual que Adalia. Pero cuando le preguntamos a Oliver que cuando empezaríamos con la magia, él nos contesto:

- Si un cuerpo se agota, la mente se agota. Hay que entrenar el cuerpo para no desfallecer con la magia. – y seguimos entrenando.

Llegó la hora de comer y lo único que deseábamos era irnos a la cama. Ahora echábamos de menos el no hacer nada, el levantarse tarde, el aburrirse y el meternos los unos con los otros, ni siquiera para eso teníamos fuerza.

- Os doy dos horas para comer y descansar. Luego os quiero en la puerta de la sede. – dijo Oliver antes de subirse en su moto para irse él también a comer.

Admiré la moto como yo solo podía hacerlo. Echaba de menos mi Ninja negra, me imaginaba recorriendo las calles y los bosques con ella. Tenía que conseguir una moto.

Entramos en la casa y la madre de Matt ya nos había preparado la comida, macarrones con carne. Devoramos la comida para no perder tiempo de dormí y como si nuestras mentes estuviesen conectadas, nos levantamos a la vez y nos fuimos a la cama. Todos menos Eve claro, ella parecía una flor en primavera y se quedó en el salón con un libro en la mano.

DAYAN

Estábamos sentados en las escaleras de la puerta de la sede esperando a que llegase Oliver. Casi podía imaginarme la próxima tortura que nos tendría preparada, su semblante severo y su mirada de psicópata.

Todos habíamos descansado después de comer, todos menos Eve. Estaba claro que ella era la mejor preparada físicamente, había hecho los mismos ejercicios que nosotros y a pesar de eso, todavía tenía ganas de más. Pero cuando nos hemos levantado de la siesta, ella no estaba. En su lugar había dejado una nota que decía: “Nos vemos en la sede. Eve”, pero aún no había aparecido.

Del otro lado de la plaza aparecieron Eve y Oliver, ambos venían hablando y riéndose, cosa que provocó que Kai se revolviera en el asiento.

- ¿Listos para otra sesión de trabajo físico? – dijo Oliver con una extraña sonrisa en la cara.

No es que su sonrisa fuese extraña, más bien era el hecho de que sonriera. Todos le seguimos y Kai cogió de la mano a Eve, un claro movimiento para marcar su territorio, pero ella no se quejó, más bien parecía encantada.

Entramos en la sede y tras un complejo laberinto de pasillos y escaleras, llegamos a los sótanos del edificio. Una puerta de metal nos impedía el paso, pero Oliver sacó una tarjeta, la pasó por un lector y la puerta se abrió sin hacer ni un solo ruido.

Dimos un paso al interior y las luces se encendieron solas, eran una larga fila de fluorescentes, espejos, colchonetas y toda clase de cosas que debe de tener un gimnasio.

- ¿Cómo se os dan los cuchillos, espadas y demás cosas punzantes? – dijo Eve con una risa mientras golpeaba a Oliver en el brazo.

La tensión de Kai aumentó, pero la del resto disminuyo. Se habían acabado las carreras, los saltos y las cosas sumamente agotadoras. Ahora aprenderíamos algo que nos sería útil en una guerra, aprenderíamos a luchar.

Empezamos por lo que se suponía que sería más fácil, en esto solo participamos los cuatro, Matt había dicho que la práctica no era un problema para él y Oliver aceptó su retirada. Se trataba de lanzar un cuchillo y dar en el centro de una diana que había a unos diez metros de nosotros.

Empezó Isaura, la cual ni siquiera llegó a la diana. Seguidamente fui yo, lancé el cuchillo con más fuerza de la necesaria y este golpeó la diana pero no se clavó.

- ¡Así, muy bien! sino le matas por la punzada, al menos le dejaras un cardenal. – se burló Eve.

Kai fue el siguiente, viendo lo mal que nos había ido a los primeros, él se concentró al máximo. La lanzó con destreza y golpeó justo en el centro de la diana, solo que lo hizo con el mango en vez de con la punta.

- Espero que con la magia sean mejores que con las armas. – dijo Oliver a Eve dándonos por perdidos.

- Aún quedo yo. – dijo Adalia que le miraba con rabia.

Cogió un cuchillo, respiró hondo unas tres veces, se concentró solo en el punto amarillo del centro de la diana y lanzó.

El cuchillo temblaba en el corcho, se había clavado en las líneas rojas, que son las siguientes al punto amarillo. Todos la miramos con sorpresa y Oliver hizo que lo repitiera para comprobar que no había sido suerte.

Todos los cuchillos se clavaron, algunos más lejos del círculo central amarillo y otros tan cerca que nos hacía dudar si había entrado o no. A Oliver eso no le gustó y todos sonreímos de felicidad.

Estaba a punto de decir algo cuando la puerta del gimnasio se abrió y apareció un Gadreel con excesivo cansancio en la cara, parecía llevar días sin dormir.

- Los elementos, debéis venir conmigo. – la voz era igual de cansada que su mirada.

A Oliver no pareció gustarle el comportamiento de su jefe. Estaba seguro que le hubiese gustado estar un rato más humillándonos. Pero era el jefe y debía ceder.

- Por hoy hemos terminado, mañana más. – dijo con rabia.

- Mañana es el entierro de Dana y de Shina. – dijo Isaura con voz dura.

- Pues pasado. – y tras eso, se largó de la sala enfadado.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Y aquí otro capítulo de nuestros chicos... Prometo que habrá más sesiones de entrenamientos y más espectaculares...pero estamos empezando, debemos ir poco a poco.

Capítulo dedicado a 24yessy97, muchas gracias por tu apoyo :D 

Y bueno, como siempre...muchas GRACIAS POR LEER ;-)) y no se olviden de votar y comentar...

P.D. La carita después del Gracias por leer va para @ToyPet...jajajaja!! Besos

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top