Capítulo 18: Hemos ganado a uno por el camino.

Capítulo 18: Hemos ganado a uno por el camino.

ADALIA

Kai no dejaba de preguntarle a Isa sobre su manera de bajar de aquella roca, estaba absolutamente flipado con la manera de hacerlo, decía que había sido como si volara. En cambio Isaura le restaba importancia, decía que solo había usado lo de siempre, salvo que esta vez para sujetarla a ella, que no creía que pudiese volar.

Con cada palabra de ambos, el chico nuevo más  abría los ojos. No podía creerme como Isaura había sido tan irresponsable, precisamente ella entre todos, la chica solitaria enfrascada en libros y más libros, comete una locura de esta envergadura.

Llegamos a la casa y sentaron a Alan en el sofá. Yo ya no me aguantaba más, estaba apunto de reventar a causa de mi enfado monumental.

- ¿¡Pero en que pensabas!? – le dije a Isaura casi gritándola – No solo te escapas después del ataque en el bosque, sino que te dejas ver por… él.

No sabía cómo catalogarlo, había estado apunto de decir humano, pero la verdad era que todos los éramos.

- Necesitaba salir, me estaba agobiando. – me contestó, si a esto se le puede llamar una contestación.

- ¿Agobiando? Estamos en TÚ casa. Si te agobias aquí, ¿qué pasará cuando nos marchemos? – dije casi de manera irónica.

Sus ojos empezaron a humedecerse, pero no estaba dispuesta a que la pena me ablandara, nos había puesto en peligro a todos y al menos exigía una explicación mejor.

- ES QUE ESE ES EL PROBLEMA, YA NO ME SIENTO EN CASA. – me dijo gritando y derramando todas esas lágrimas que había acumulado. – No me siento parte de esta vida, desearía que mi magia desapareciera y volver a sentirme en casa, volver a ir a la roca y sentirla mía. Quiero que esto acabe, necesito que esto acabe.

Todos nos quedamos en un absoluto silencio. Los cuatro nos mirábamos y comprendíamos esa sensación, si yo me ponía a pensar en Arizona, en mi casa, en mis antiguos amigos, ya no los sentía como tales. Ahora tenía una nueva vida, había muerto para volver a empezar de nuevo y por las miradas de Kai y Dayan, ellos debían de pensar lo mismo.

- ¿Puede alguien explicarme que pasa? – dijo aquél chico desde el sofá, sabiendo que interrumpía un momento de reflexión. Le fulminé con la mirada por eso.

Todos miramos a Isaura para que ella se explicara, pero ella miró a Malak como pidiéndole permiso, como si él pudiese hacer algo para evitar lo inevitable. El chico ya había visto demasiado, no había alternativa para él.

- No podemos hacer otra cosa que esperar a que lo entienda. – contestó Malak a la pregunta no formulada de Isaura.

Entonces Isaura se sentó en la mesilla auxiliar, justo enfrente de aquel chico, y empezó a explicarle todo de manera pausada y sin prisas. Empezó por la parte en la que compartieron el momento, antes y después de su activación, antes de que ellos desaparecieran para ir a la comunidad y por lo que parece, en el momento en que salían juntos.

¿Este era Alan? ¿el Alan del que tanto me había hablado? Sé que había mencionado su nombre en el bosque, pero no le había asociado con su antiguo novio. El día que estuve en el hospital y que no me dejaban salir por estar haciéndome pruebas, Isaura no salía mucho de la habitación. Normalmente se tiraba las horas leyendo y era una compañía pésima, pero las pocas veces que habló era para hablar de él y de lo culpable que se sentía por la manera en que todo acabó.

Con cada palabra de Isaura, la mirada de Alan era de más interés y algo de miedo. Entendía que sintiera miedo, había visto a su amiga provocar un huracán y a mi apunto de achicharrarle vivo. Entonces Isaura le explicó que éramos de los buenos, que solo estábamos  para acabar con los que intentan hacer daño a gente como él y le explicó la profecía y cual se suponía que era nuestro destino.

- Pero… si sois los elementos y entiendo que tú eres aire y la pelirroja es fuego, ¿Quiénes son los otros dos? – dijo mirando al resto de nosotros.

- Bueno, este de aquí es Kai y es el elemento de agua. – dijo mientras señalaba al nombrado. Entonces el rostro de Isaura cambió a uno más comedido y dijo: - Dayan es tierra.

Los ojos de Alan parecían apunto de salirse de sus cuencas, solo que ese asombro no iba dirigido a Dayan, sino a Isaura.

- ¿Es por eso? ¿le elegiste a él por esto? – vaya, esto era algo muy personal para estar con tanta gente.

- ¿Qué? – Isaura tardó en comprender las palabras de su amigo. Pero al final su mriada se endulzó, señal de que lo había entendido y dijo: - En parte sí, sentimos lo que llaman “Embrujo”. Es algo más poderoso que el amor, es casi como una necesidad. Nunca he entendido porque me sentía tan obsesionada con él, desde pequeña le amaba. Pero era algo más poderoso, estamos unidos en magia y en corazón.

Creo que quizás la descripción había sido demasiado precisa para tratarse de su ex, pero también sabía que era necesaria, lo que menos necesitábamos era más líos de faldas por aquí.

Isaura terminó de explicarle todo sobre la comunidad y sobre nuestro temprano viaje hacia ella.

- Tendré que ir con vosotros, ¿no? – dijo él con algo de pesar.

- Sí. – dijo Isaura con un susurro. – Al menos deberás hablar con Gadreel y ver qué opina él.

Gadreel nos iba a matar, esto era un problema más a los ya añadidos anteriormente. Si no tenía bastante con el secuestro de la profeta, el organizar a todos los soldados que vienen para la guerra y en preparar la estúpida fiesta, ahora también tenía que lidiar con esto. Sí, nos iba a matar.

Al menos aún nos quedaban veinticuatro horas para partir hacia nuestro funeral. Veinticuatro horas en las que Isaura y Dayan se pasaron buena parte de ellas con los padres de este, comiendo, cenando y hasta pasando la tarde con ellos. Por la noche, muy de noche, Isaura llamó a China y habló largo y tendido con sus padres. Se mantuvo bastante entera, apenas soltó una lágrima mientras hablaba con ellos.

Por otra parte, Alan nos estaba facilitando mucho la tarea de su traslado. Al parecer él solo había ido para visitar a su madre y que tras esa visita, tenía pensado retomar el viaje que estaba realizando. Así que solo hizo falta que pasara el día con ella y que al día siguiente se presentara en casa de Isaura. Y sorprendentemente así lo hizo, no sé si por miedo o por interés, pero estuvo a la hora fijada.

El resto de nosotros matamos el tiempo con curar a  Leia, la cual parecía estar empezando con la fiebre y su cara iba cada vez a peor. También hicimos turnos de patrullas por todo el barrio en busca de más sombras, no hubo señal de ninguna, pero conseguimos encontrar el lugar donde se alojaban y la zona donde habían aparcado sus vehículos para espiarnos, eso me producía escalofríos.

Y al fin pasaron esas odiosas veinticuatro horas y los siete nos subimos a los dos todoterrenos mientras Isa y Dayan seguían con su paripé del viaje. La idea era que irían al aeropuerto en taxi, pero solo llegarían hasta el siguiente pueblo donde se cambiarían de coches y se subirían al que iban Leia, Malak y Alan.

- Iré yo delante. – le dijo Malak a Matt. – Llegaremos de noche a la comunidad y no sabrás cual es la entrada.

Matt se rió, pero accedió de todas formas, no tenía ganas de discutir.

ALEXA

Avisamos a todo el mundo para que salieran de ese pueblo, la visión de las motas de polvo volando por lo aires no dejaba de rondar mi cabeza, ¿cómo era eso posible? Según Jhona y Claudio, aquellas motas de polvo habían sido el chico que había llevado como guardaespaldas.

Tanto nosotros, como el grupo que había salido tras nuestro aviso, llegamos casi a la vez al pueblo abandonado. Billie no aparecía por ningún lado y empecé a temer que no se hubiese enterado del aviso.

- ¿Has visto a Billie? – le pregunté a uno que se acaba de bajar de uno de los coches que nos seguía.

- No señora, anoche dijo que se iba y que no esperásemos tener noticias de suyas. – contestó casi con miedo.

- Pero… ¿A dónde fue? – algo dentro de mí me había revuelto el estomago, ¿Billie me había abandonado?

- No lo sé señora, no lo dijo.

Ni siquiera le di las gracias, no podía creer que me hiciera algo así, ¿para qué había venido conmigo si pensaba abandonarme?

Agité mi cabeza para quitarme pensamientos estúpidos de mi mente, había algo mucho más importante de lo que preocuparse, había a alguien a quien tenía que conocer. Busqué a Braulio por todos lados, era un tipo demasiado grande, no sería muy difícil encontrarle. Pero al final me tuvieron que guiar hasta lo que parecía una antigua oficina de policía.

Cuando llegué, lo primero que noté es el olor a alcantarilla obstruida, era asqueroso y casi daban ganas de vomitar. Pero cuando intenté oler a la bruja que Braulio tenía atada y amordazada en una jaula de hierro y hormigón, no pude notar ningún olor de brujo. Pensé que sería por la pestilencia del lugar y no le di mucha importancia.

- Braulio, Braulio, Braulio… ¿No te he dicho que hay que tratar mejor a nuestros invitados? – dije con sarcasmo mientras contemplaba a aquella mujer de aspecto descuidado.

Parecía tener unos cuarenta años, aunque aún tenía rasgos hermosos en su rostro, sino llega a ser por la cicatriz que le cruza la zona inferior de la cara. Su piel era demasiado clara para tener unas ojeras tan grandes. Sus labios estaban secos debido a la desnutrición y su cabello era un único enredón en todo el pelo.

- Te ves horrible. – dije mientras cogía un vaso de agua y le pedía a Braulio que abriese la celda y que se marchara. – Estoy segura que tienes sed.

Le quité la mordaza de la boca y le hice beber un par de sorbos.

- ¿Quieres más? – ella aceptó con la cabeza y levantó los morros para beber más.

Entonces metí un dedo en el agua del vaso y la hice crecer según caía a su boca. Apenas podía moverse a causa de las cadenas y ataduras, lo que provocaba que no pudiera rechazar el agua que le ofrecía y como consecuencia, se ahogaba.

Tiré el resto del agua sobre su cara y ella empezó a toser y a vomitar todo el líquido que había entrado en sus pulmones.

- ¿Cómo te llamas? – pregunté una vez terminó de toser.

- Alyson. – contestó ella mientras me miraba con todo el odio que tenía.

- Bien Alyson, esto es muy fácil, yo pregunto y tu respondes. Si las respuestas me satisfacen, no te torturaré. Ahora, miénteme y sabrás lo que es estar apunto de morir de asfixia.  – su rostro tembló ligeramente y eso me provocó una sonrisa interior.

Pero entonces mi sonrisa se desvaneció cuando empecé a ver la suya. Se enderezó en el asiento y se puso todo lo coma que podía, mientras me miraba con suficiencia.

- Alexa, ¿acaso crees que funcionarán tus trucos conmigo? Creo que deberías informarte con quien estás hablando antes de amenazarme. Yo no soy un joven brujo al que puedes torturar para sacar información. Solo te diré lo que quiera decirte, lo que me convenga que sepas. ¿Has entendido?

Cerré el puño y la golpeé con todas mis fuerzas en el lugar donde empezaba la cicatriz. Apenas cambió su expresión de suficiencia y entonces volví a olerla, seguía sin oler a nada, no era un brujo.

- Tú no eres una bruja. – dije con asombro.

- No, no lo soy. – dijo ella mientras escupía sangre y una de sus muelas.

- ¿Qué eres? – pregunté sin rodeos.

- No Alexa, hablemos primero de ti. – ella volvió a ponerse cómoda y siguió hablando. No sé porque la dejaba hablar. –Tu novio te acaba de abandonar, eso debe de doler. ¿Por eso estás aquí? ¿intentas superarlo viniendo a visitar esta mugrienta celda y a darme una paliza? Seguro que muchos psicólogos se morirían por tenerte entre sus pacientes.

Seguía riéndose de mí, pero esta vez no podía pegarla, ella sabía mucho más de lo que decía y sobretodo, sabía mucho más de lo que debía saber. Era imposible que supiese lo mío con Billie y mucho menos que me había abandonado. Yo solo lo sabía de hace unos minutos.

- ¿Cómo sabes tanto de mí? – dije intentando calmar mi rabia.

- ¿Sabes? Es una pena que el destino de los sombras dependa de ti. Tus motivos son honorables para los de tu especie, pero te mueven los celos y esos serán los que te mataran. – dijo ella sin contestar a mi pregunta. – Recibir calabazas es muy duro, pero el chico Agua no era tu destino, asúmelo.  – dijo eso último con una sonrisa petulante.

Volví a golpearla, pero ahora no una vez, sino dos y tres veces. Su ojo derecho empezaba a hincharse y la mitad de la cara estaba cogiendo un color carmesí que pronto se convertiría en morado.

- ¿¡QUÉ ERES!? – gritaba mientras la golpeaba.

- No te enojes Alexa, - dijo una vez se recuperó de los golpes – estoy aquí para guiar tu destino. No soy tu enemiga, pero tampoco soy tu amiga.

Sus palabras me desconcertaban, apenas era capaz de entenderla, no sabía que me decía o que intentaba decirme con ellas. Y lo peor, ¿desde cuándo mi interrogatorio se había convertido en esto? Parecíamos dos colegiadas hablando de ser amigas. Respiré hondo unas diez veces antes de decir cualquier cosa, no quería seguir dejando a mis instintos dominarme, quería empezar a controlar esta situación.

- Entonces, ¿que eres? – el respirar me había calmado, aunque seguía con las ganas de saber y eso hacía que su mirada de superioridad me desconcentrara de puro odio.

- Soy la voz de la magia, la que guía en momentos difíciles, soy neutral y sí, soy humana.

Retrocedí hasta dar con los barrotes en mi espalda. No podía ser, simplemente no podía, ¿era el profeta? ¿Quién predijo la llegada de los elementos?  ¿Qué sabía yo del profeta? Que había aparecido de la nada hace dieciocho años y que había predicho el nacimiento de los cuatro niños de los elementos, la magia había decidido y había creado a sus hijos.

Eso era todo lo que sabía de la profeta, nunca nadie había hablado con ella lo suficiente como para escribir libros sobre este ser. No sabía cómo tenía que actuar ante ella, lo único que sabía es que no podía morir, hasta que supiese más sobre ella, debía seguir con vida.

KAI

Apenas me había recuperado del cansancio de un viaje, cuando nos metíamos en otro. Eran demasiados kilómetros para hacerlos en tan pocos días y más si Malak se empeñaba en no parar salvo para repostar y hacer nuestras necesidades. Ni siquiera habíamos comido en condiciones, gracias a que Isa preparó unos sándwiches antes de salir de casa, sino moriríamos  de hambre.

También agradecí la carrera del día anterior y la mala noche que había pasado, eso me permitió dormir parte del camino y así que se me pasara más rápido. Pero al final me dolía todo el cuerpo, el coche empezaba a parecerme algo claustrofóbico y solo deseaba oír las palabras que decían:

- Ya estamos llegando – que aunque se hicieron de rogar, llegaron a eso de la una de la madrugada.

Tardamos más de lo normal en recorrer el camino que empezaba en la carretera y llegaba  hasta la comunidad, y eso que la conducción de Malak estaba siendo muy agresiva desde hace unos cien kilómetros. Pero era una noche cerrada y la única iluminación era la de nuestros faros.

Al final la fachada del centro médico apareció delante de nosotros y Malak paró como una exhalación delante de la puerta de urgencias mientras llamaba pidiendo auxilio.

ISAURA

Todo el viaje estaba yendo bien, Alan había empezado a soltarse y no paraba de hablarme sobre el viaje de la costa oeste. Yo le escuchaba con mucha atención mientras notaba la tensión que eso le generaba a Dayan. Pero fue aún peor cuando Alan dijo:

- ¿Te acuerdas de los amigos de los que te hable? Pues hay uno que es abogado y que solo desea que lleguen sus vacaciones para quitarse el traje e ir de mochilero por cualquier lado…

No le había contado a Dayan que seguía escribiéndome con Alan y él no lo pasó por alto, no dijo nada en ese momento, pero estaba segura que me lo acabaría reprochando en cuanto nos quedásemos solos.

Pero a falta de unos cien kilómetros para llegar a la comunidad, Leia perdió el conocimiento en su asiento y el coche se convirtió en un autentico caos. Toqué su frente y estaba ardiendo, la fiebre le había subido y por la pinta de las heridas y a pesar de la crema, parecían estar muy infectadas.

- Leia, Leia despierta por favor. – dije mientras abría su ventanilla y dejaba pasar el aire fresco con la esperanza de que le bajara la temperatura.

Malak pisó el acelerador mucho más y la conducción pasó a ser más brusca y violenta. Se le notaba ansioso por llegar y la verdad, yo también. No podía volver a esto, tenían que haber venido en cuanto la hirieron, se quedaron por nosotros y eso no había estado bien.

Me tiré los siguientes cien kilómetros rociándola de agua y dejando que esta se enfriara con el aire. Pero en cuanto entramos en la zona de acceso a la comunidad, tuve que ponerme el cinturón para no acabar estampada contra el techo o la ventanilla del coche por culpa de tanto bache.

La siguiente media hora se me hizo interminable, pero en cuanto llegamos los gritos de Malak se escuchaban por todo el edificio del centro médico.

- UN MEDICO, TRAEMOS A UN HERIDO. 

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Capítulo dedicado a Arlenys por su paciencia y por su apoyo. Espero que te guste.

Espero que os haya gustado y sé que tendrán muchas dudas acerca de la profeta, pero son dudas que no puedo contestar ya que serán parte clave del final de la saga. Así que por favor, comentarme vuestras impresiones pero sabed que no podré contestar preguntas acerca de ella, sorry!! :D

Y ya saben, no se olviden de votar y comentar... :D

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