Capítulo 16: Un shock post-traumático.

Capítulo 16: Un shock post-traumático.

ALEXA

Estaba exultante, apenas cabía en mi gozo. Aunque no llegara a conseguir nada con esta misión, habíamos secuestrado a una bruja y no una cualquiera, al parecer la había capturado en un estado de conexión total con la naturaleza, algo muy raro y muy difícil de hacer. Es cuando unes los cuatro elementos y entras en sincronía con ellos, solo brujos muy experimentados son capaces de hacerlo, de hecho, mi padre me lo enseñó como un mito o leyenda urbana.

Aún así debía comprobarlo por mi misma antes de sacar conclusiones, ya había visto a sombras cagarla antes. Por lo general eran tontos y confiados, lo único por lo que rezaba es porque no la dejaran escapar o los de la luz aparecieran para rescatarla. Claro, que como la mitad de mi ejército estaba aquí, en Forest City, quizás hasta los maten a todos.

Todos estaban alojados en un motel a las afueras de la ciudad, ninguno, excepto Billie, se habían adentrado en los terrenos de Forest City para no dejar rastro de su presencia, cosa que agradecí. Pero aún así, seguía preocupada por lo que los elementos pudieran hacer.

Fuimos los tres al motel y mandé a Jhona junto con Claudio, un miembro de mi ejército y al que veía más cualificado después de Billie y yo, a vigilar la casa e informarnos de cada movimiento que se produjera, luego a la mañana ya cambiaríamos turnos. Mientras necesitaba estar asolas con mi segundo al mando, tenía que tener unas palabritas con Billie y no quería hacerlo con nadie mirando.

Este me llevo a una habitación que era solo para nosotros. Nada más cerrar la puerta, Billie se encaró a mí y me dijo:

- ¿Te has vuelto loca? Casi me matas. – era gracioso que él me recriminara eso, cuando él era el loco que me había desobedecido.

- No, tú lo hiciste. – dije sin relajar la postura ni un centímetro. Mi mirada desafiante y mi puño cerrado estaba tal y como debía estar, listos para usarse. – Te di una orden, Billie. La desobedeciste y nos pusiste en peligro.

Él dio un paso hacia atrás y su postura se relajó, pero su mirada seguía siendo severa y había un poco de oscuridad en ella.

- Pensé que estábamos juntos, que no recibía tus órdenes. – dijo mientras se tumbaba en la cama y ponía las manos detrás de la cabeza.

- Pues te equivocas. Siempre has recibido mis órdenes y el que te haya dado ciertos privilegios, no te exime de cumplirlas. No volveré a perdonarte la vida, ¿lo has entendido? – eso último se lo dije señalándole con el dedo y con una amenaza implícita.

En un movimiento rápido, me cogió el dedo con el que le estaba señalando y con un movimiento de artes marciales, me lanzó contra la cama y se subió encima de mí mientras me aprisionaba el cuello con las manos.

- Podría matarte aquí y ahora. – la fuerza que hacía no era para matarme, pero si podía dejarme inconsciente por falta de oxigeno. – Dame una razón por la que no deba hacerlo.

Le sonreí con malicia, se me ocurría una muy buena razón por la que no debía hacerlo y no era la que él esperaba. Sé que lo que quería era que me lanzara a sus labios y volviéramos a practicar sexo de manera salvaje y agresiva, pero mi razón no era esa y no me vio venir. Me incorporé ligeramente para besarle y de un movimiento tan rápido como el suyo, puse mi mano en su boca y lancé una bocanada de aire que le hizo volar por los aires hasta que chocó contra la pared.

Quedó inmóvil en el suelo, su espalda subía y bajaba en señal de que respiraba, así que me tumbé en la cama a esperar a que despertara. Billie me gustaba, sexualmente me atraía mucho, pero era un completo cretino. ¿Qué era lo que esperaba de mí? ¿un amor de los que hablan en los libros para niñas? ¿uno de esos en los que el príncipe azul aparecía para rescatar a su bella amada? ¡Pues va a ser que no, guapito! No necesito un príncipe que me rescate, solo a un hombre que me tenga la cama bien caliente y de esos hay muchos.

Al final despertó y según lo hizo, salió de la habitación sin apenas mirarme. Me reí por dentro al verle marchar, parecía un niño al que le habían robado su juguete y su mamá no le hacía caso. No me importaba perder a Billie como “juguete”, por lo que he podido comprobar, Jhona puede apañárselas igual de bien que él y seguro que con menos dramas.

Dormí un par de horas hasta que el sol empezó a asomar por el horizonte. Busqué a Billie por todas las habitaciones pero no aparecía por ningún lado y por primera vez me dolió pensar que se hubiera marchado de verdad, no por nuestra extraña relación, sino por lo que teníamos que conseguir, por nuestra misión de acabar con todos los elementos.

Pero al no encontrarle, me fui a una habitación donde estaban alojados algunos de mis soldados y cogí uno al azar para que me llevara hasta donde estaban Jhona y Claudio. No es que no quisiera ir sola, pero al no saber que esperar del día, quise usarlo como protección para mí, como mi guardaespaldas.

Ni siquiera le pregunté su nombre, me daba igual, él solo conducía hacía donde le decía y ni siquiera le permitía hablar. Aparcamos justo detrás del Impala y tanto Jhona como Claudio se bajaron del vehículo y se subieron al nuestro.

- ¿Novedades? – pregunté algo ansiosa por saber.

- Ninguna, no han salido y tampoco ha entrado nadie. – contestó Claudio con un perfecto tono militar.

Estuvimos alrededor de una hora, los cuatro vigilando la casa y sin que pasara absolutamente nada, hasta que ocho personas salieron de ella como si nada malo les acechara. Al menos siete personas de las ocho andaban tranquilas hacia una de las calles que cruzaba en frente nuestra. Pero claro, ella no podía pasar de largo sin sospechar, aquella puta rubia tenía que estar siempre dando la nota.

La rubita se paró en mitad de la calle y empezó a mirar en nuestra dirección, ya estábamos escondidos para cuando hizo eso, pero el mero hecho de que sospechara era un peligro para todos.

Reconocí a William de inmediato, su mirada se había dulcificado, pero seguía igual de atractivo que en Londres. También reconocí a la chica aire del otro día en el bosque y de sus dos acompañantes, incluida la chica a la que habían pillado fisgando entre los matorrales, ¿qué tramaran todos juntos?

Esperamos a que cruzaran la calle para seguirles en una muy larga distancia, no quería cometer el más mínimo error. Había que ser sensatos, ellos eran ocho y nosotros cuatro, ni igualándoles en número podríamos con ellos. Pero al menos debía averiguar todo lo posible.

Les seguimos hasta los límites de un bosque y esperamos unos diez minutos antes de seguirles a pie. Mi corazón latía a mil por hora a causa de la excitación que esto me proporcionaba, quería encontrar información, necesitaba saber algo más.

No tuvimos problemas en encontrar el rastro de los elementos, pero una vez lo hicimos nos alejamos de él todo lo posible, eso sí, sin perder la fragancia en ningún momento. No podíamos seguirla y ya está, puesto que nos notarían y si eso pasaba, estábamos perdidos. Así que seguimos a unos cien metros de distancia por encima de ellos en la montaña y unos veinte metros por detrás. Esperaba que la rubita no nos aguara la fiesta con su desarrollado olfato canino.

Cuando nos topamos con ellos, la imagen era de lo más peculiar. Ahora si distinguía perfectamente a los otros dos elementos que no conocía, puesto que los cuatro estaban en el suelo y formaban un círculo mientras se cogían las manos. Era obvio lo que hacían, se comunicaban con alguien. Los que no conocían era Tierra y Fuego y ambos me daban algo de respeto, sobretodo Fuego dado a su pose de guerrera y a su melena al rojo vivo. Estaba claro que el fuego era un elemento peligroso y que esa chica estaba en sintonía con él.

Los otros cuatro, los dos que ya conocía del bosque, Eve y un chico al que no había visto nunca, observaban tanto a su alrededor como a los cuatro chicos que había en el suelo. No hablaban y apenas respiraban, estaba claro que deseaban que su comunicación acabase para que volvieran a estar cien por cien activos.

De esos cuatro luchadores, la única que me preocupaba era la rubita. Era la única que miraba hacia todos los lados buscando lo que sabía que había, sombras. A pesar de su búsqueda, estábamos lo suficientemente lejos como para que nos notara o nos viera, de hecho estábamos tan lejos que dudaba que les pudiese oír si decían algo.

Bajé por detrás de unos árboles e intenté acercarme unos metros más hacia el grupo, sabía que esto era jugarse la vida, pero había venido aquí a por información y si nos quedábamos tan lejos, no nos enteraríamos de nada para cuando despertaran del trance.

Eve miró hacía mi dirección y yo ni siquiera me moví, apenas cogía aire y notaba que el que me acabaría delatando era mi corazón, el cual bombardeaba mis oídos con cada latido. Pero me salvé por el momento gracias a que los elementos parecieron volver en sí.

Tardaron unos segundos en hablar, pero fue la pelirroja la primera en abrir la boca para preguntar algo sobre un cofre, no lo entendí muy bien dado a lo lejos que estaba y mucho menos la respuesta de la chica castaña, Aire.

Bajé unos pasos más y desde arriba, las manos y los gestos de Jhona me pedían que retrocediera a la zona segura. Pero necesitaba oír.

- En ese cofre está el libro. – oí que decía el chico Tierra.

¿Cofre? ¿Libro? No entendía nada.

- ¿El libro de la mujer de la reunión? – preguntó la rubita mientras volvía a mirar hacia todos lados.

Esta vez estaba más a la vista, solo necesitaba poner bien los ojos para verme y yo apenas me movía para no llamar su atención.

- Sí – le contestaron los cuatro a la vez.

- Pero… ¿qué ha pasado? – preguntó uno de los chicos con algo de desesperación.

Sí, contestad a eso de manera clara y concisa para que lo pueda entender. Necesito saber sobre el libro, sobre el cofre, sobre todo.

- Gadreel reconoció a la mujer en el momento, ni siquiera me hizo falta mostrarla más veces, dijo que era la profeta que predijo nuestra profecía. – empezó a explicar la pelirroja con una voz dura y algo autoritaria. – Nos dijo que…

- ¡Sshh! Creo que no estamos solos. – interrumpió Eve.

Al principio todo estuvo en calma, pero una bola de fuego procedente de la rubita estúpida, vino volando hacía mi posición y me obligó a moverme para que no me diese.

A partir de ahí todo fue un caos. Yo corrí todo lo que mis piernas me daban y pronto empecé a notar cómo me seguían. Tenía miedo de mirar hacia atrás y caerme de bruces, pero al oler, noté que era  el chico sin nombre el que me perseguía.

Corrí algo más tranquila al sentirme protegida por mi guardaespaldas. Pero esto fue un error, una bola de fuego me rozó la garganta provocándome quemaduras en la barbilla y obligándome a respirar el fuego que acababa de pasar por debajo de mi nariz. Los pulmones me abrasaban del calor y del esfuerzo de la carrera y aún así, giré la cabeza para ver quién me había mandado la bola de fuego.

- ¡ESTAS MUERTA, PUTA! – grité a la causante de todos mis problemas.

Si no llega a ser porque de repente el chico tierra apareció a su lado y me envió una rama hacia mi cuello, hubiese bajado a partirle el suyo. Pero tuve que tirarme al suelo para esquivar la rama y luego seguir corriendo en otra dirección para intentar despistarles.

Oía pisadas por encima de mí y por debajo, sabía que me estaban rodeando y no tenía muy claro cómo iba a salir de esta. Entonces el chico sin nombre, aquél al que me había traído y ni siquiera había sido capaz de preguntarle cómo se llamaba, lanzó una ráfaga de viento a los que corrían por debajo nuestra y eso me dio ventaja para lanzarme en picado en esa dirección e ir en busca del coche para conseguir escapar.

Mientras corría oí una explosión que me mandó volando un par de metros hacia delante. Caí encima de unos setos que amortiguaron mi caída y eso me permitió seguir hacia delante, no sin antes ver como volaban motitas de polvo por todo el bosque.

Llegué al coche con la lengua fuera y con la sensación de que la muerte me acechaba por la espalda, pero en lugar de eso eran Jhona y Claudio que habían conseguido escapar también y me pedían a gritos que arrancara el motor.

Salimos tan rápido como nos dio el coche, Claudio llamó al motel para que el resto de los sombras desaparecieran y acabé ordenando que todos se dirigieran hacia el pueblo abandonado, nuestro cuartel.

- ¿Y el otro chico? – pregunté una vez llevábamos varios kilómetros fuera de la ciudad.

- Murió.

ADALIA

- ¡Sshh! Creo que no estamos solos. – me interrumpió Eve.

Todos miramos hacia donde ella miraba, todos nos levantamos del suelo a la vez que Eve encendía un mechero que llevaba en el bolsillo y mandaba una bola de fuego en dirección a los setos que había varios metros por encima nuestra.

Al principio todo era paz, la bola fue volando por el aire y apenas se oía una mosca, los pájaros hacía rato que nos había abandonado y no se oía ninguna pisada de animal. Hasta que la bola empezó a descender y una sombra salió corriendo de entre los setos donde segundos después cayó el fuego.

Eve, Dayan e Isaura salieron corriendo detrás de ella, varios metros por debajo pero en paralelo a la sombra.

- ¡POR ARRIBA! – gritó Malak.

El resto le seguimos y entendimos la intención de flanquear esa parte para que no pudiese escapar corriendo bosque a través. Pero una vez llegamos arriba, dos nuevos sombras salieron corriendo en dirección contraria a la de la primera sombra y Malak y Leia le persiguieron sin ni siquiera pensarlo.

Kai, Matt y yo seguimos con el plan original y llegamos justo a tiempo para ver como un cuarto sombra corría junto a la primera, la cual acababa de ser rozada por una bola de fuego y le gritaba a Eve:

- ¡ESTAS MUERTA, PUTA!

Era ella, la misma que había matado a aquel joven brujo en la comunidad, la que llevaba persiguiendo a Kai y a Eve desde Londres y la que ahora mismo podía tener más información de la que nos gustaría.

Dayan lanzó una rama hacía el cuello de la sombra sin mucho éxito, esta se tiró al suelo para esquivarla y volvió a correr hacia delante.

Tanto el cuarto sombra como ella se empezaban a dar cuenta de que les estábamos rodeando, nosotros ya estábamos más cerca y Dayan e Isaura les impedían ir hacia abajo. De repente el cuarto sombra se paró de golpe y mandó una ráfaga de aire en dirección a Isaura. Todos nos detuvimos para ver como Isa frenaba el viento sin problema y como si las cuatro mentes estuviesen sincronizadas, todos mandamos nuestro poder hacia el cuatro sobra.

Kai mandó un buen chorro de agua, Dayan levantó la tierra del suelo y la mandó volando hacía su dirección, Isaura le devolvió la ráfaga de aire que él mismo había enviado y yo le envié tal fuego que hasta notaba el calor en mi frente. Los cuatro elementos chocaron contra el chico a la vez y en cuestión de un segundo, este explotó como si de polvo se tratase.

La explosión nos hizo perder el equilibrio y mandarnos varios metros hacia atrás. ¿Qué había pasado? ¿Cómo podía ser posible? ¿Acaso esta era otra manera de unirnos?

La sombra salió corriendo y excepto Eve y Matt que intentaron seguirla, el resto estábamos en una especie de shock post-traumático.

JHONA

¡Dios, con lo buena que está y lo rápido que la van a matar!

Una bola de fuego fue mandada hacia la zona donde estaba Alexa y a esta no le quedó más remedio que salir corriendo.

Tres de los brujos de la luz corrieron en paralelo a ella, mientras el resto subían hacia nuestra dirección. Cuando miré a mi derecha para pedir consejo a Claudio, el niño que Alexa había traído corría tras su ama para intentar protegerla. Estaba buena pero yo no era tan estúpido, primero me salvaba yo y luego los demás.

Claudio me empujó para que corriera en dirección contraria y entendí su propósito, dividir es vencer y esto era dividir el grupo en tres. Dos de ellos, los que parecían más mayores pero los que no eran elementos, nos siguieron con rabia y con mucha velocidad. La chica no dejaba de lanzarnos piedras y fuego con la intención de darnos, pero fallaban casi todas y las que no, apenas nos rozaban las ropas.

Por otra parte el chico era más cuidadoso, él apenas había atacado pero se le veía con la intención de esperar al momento oportuno y eso me dio la pista, él era el mejor luchador de estos dos y era el que debía morir primero.

Fui preparando una bola de fuego a escondidas de sus ojos y cuando la tuve lista, fui retrasando la carrera para que me alcanzaran. Claudio ni siquiera se paró, el siguió corriendo hacia delante sin importarle lo que me pasara. Cuando vi que estaba lo suficientemente cerca, paré en seco y mandé la bola de fuego directa al corazón del brujito.

La chica, a pesar de ser peor luchadora que él, era más rápida de lo que pensaba y consiguió ponerse entre la bola y el brujo. Ni siquiera sé donde la dio, solo sé que cayó al suelo y que el chico se paró a auxiliarla. Y yo aproveché mi ventaja para correr monte hacia abajo y llegar al coche lo antes posible.

- ¡¿PERO QUE MIERDAS HACES?! – le pregunté a Claudio cuando tiró de mi codo y me obligó a correr en dirección los elementos.

- Alexa. – fue lo único que dijo.

No podía creerlo, iba a morir por salvar a una tía buena de un puñado de superdotados. Esto era de locos.

Pero cuando llegamos a la zona donde estaban los elementos, vimos lo más espectacular y a la más vez terrorífico, que jamás habíamos presenciado en toda nuestra vida. Llegamos justo a tiempo para ver como el chico que había traído Alexa era convertido en ceniza al ser alcanzado por nada menos que los cuatro elementos en su pleno esplendor.

Una gran explosión lo convirtió en cenizas y pudimos ver como gracias a eso, Alexa escapaba monte abajo, exactamente como yo quería hacerlo minutos antes.

Corrimos tras de ella y no éramos los únicos, dos brujos nos perseguían y una vez llegamos al parking y vimos a Alexa en el coche, gritamos:

- ¡Arranca, arranca!

Ella arrancó mientras nosotros nos subíamos en marcha y huíamos de este maldito pueblo del que ya había huido en dos ocasiones. No habrá una tercera.

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¡OMG! qué final de capi....jajajaja!!

Dedicado a Diego Andres Perez por su apoyo en esta historia. Espero que te haya gustando.

Y para el resto, sí...ya sé...soy muy muy mala y queréis saber por Leia...pues a esperar al siguiente hahahaha (risa maligna) jajaja!!

Ahora enserio, espero que les haya gustado y ya saben...voten y comenten que les ha parecido. 

¡¡Kisessss!!

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