Capítulo 15: La mujer de la capucha y la cicatriz.
Capítulo 15: La mujer de la capucha y la cicatriz.
ALEXA
Era muy de noche cuando entramos en aquella calle residencial, Jhona me dijo cuales eran las casas de los elementos y ni siquiera me atreví a bajarme del coche para comprobar si estaban por aquí, simplemente pasé todo lo rápido que pude por la calle y aparqué al final de esta, en un punto donde podían verse las casas, pero lo suficientemente lejos para que nuestro olor no les hiciera sospechar.
Bajé las ventanillas y a pesar de que estábamos muy lejos, ya se notaba el olor de los elementos.
- Madre mía, es mucho más fuerte de lo que recordaba. – dijo Jhona llevándose la mano la nariz.
Llevaba razón, el olor era casi insoportable, vale que aquí se encontraban los cuatro juntos, pero creo que el olor va unido a su poder y cada vez se hacen más fuertes.
Estuvimos un buen rato sumidos en un increíble y agradable silencio. Jhona parecía no callar ni debajo del agua, incluso pensé que se había quedado dormido y por eso no hablaba. Pero pronto empezó a preguntar por mi historia con Will y en cómo acabé aquí. Y sin saber muy bien porque, supongo que por aburrimiento, se lo conté todo, le conté como habíamos trabajado durante años para meternos dentro de la vida del chico, como los brujos de la luz siempre estaban rondándole para truncar nuestros planes y como Samantha se metió de lleno en los pantalones del padre.
- ¡Guau! Eso es llevar muy alto tu papel.
- Esto no es un juego, Jhona. Si fallamos, estamos muertos. – dije de forma brusca.
Seguí con mi historia y en como intenté meterme yo en los pantalones de William, eso le hizo levantar una ceja, pero no se le ocurrió decir nada después de mi frase de antes. Le conté también como la putita rubia se había metido en medio de mi relación con Will, llevándole a escoger el lado equivocado.
- Me pregunto cómo será la rubita para que él la prefiriera a ella. – dijo mirándome de manera asquerosamente provocativa.
Había que reconocerlo, Jhona no estaba nada mal, su pelo y piel morena le hacía tener un toque extranjero de lo más sexy y esa mirada, que cada vez que creía que no le veía, esta se deslizaba hacia mis pechos, me ponía a mil.
Él se percató de mi mirada y de un brusco tirón, me obligó a sentarme encima suya. Sus manos no perdieron el tiempo y fueron a por lo que llevaba deseando desde aquella mañana en el motel. Yo se lo agradecí de la misma manera, directa al grano y sin juegos absurdos.
Mientras el interior del Impala subía de temperatura, otro vehículo pasó casi rozando el espejo retrovisor que teníamos más cerca, obligándome a saltar a mi asiento del susto. Al fijarme bien, pude reconocer el coche y suspirar de impotencia mientras volvía a arrancar el vehículo.
- Es un imbécil, un cabezota. Yo le mato. – dije mientras golpeaba el volante del coche.
Pisé el acelerador y le perseguí a toda velocidad. Estábamos llamando mucho la atención, pero esto dejaría de importar en cuanto le matase. ¿Cómo podía hacerme esto? Le había ordenado que se fuera con el resto, ¿los habrá traído también?
Billie se metió por un camino de tierra que ni vi y se paró a tan solo cinco metros de haber entrado. Jhona me tuvo que chillar para que no empotrara el Impala contra el coche que conducía Billie, decidí que era mejor matarlo con mis propias manos.
Baje del coche descalza y buscando el poder de la tierra, la iba a necesitar para enterrar a este estúpido bien a dentro, donde nadie pudiese encontrarle nunca y se lo acabaran comiendo gusanos que no han visto la luz del sol.
Para cuando el bajó de su coche, yo ya estaba en una completa sintonía con la tierra. Billie me miró con todo el odio que podía echarme y yo se lo devolví enviándole una rama directa a su estomago, mientras otra le agarraba y le dejaba atado a el tronco de un frondoso árbol.
- Alexa, no iba a dejarte sola. – se excusó él con algo de miedo en la voz, patético.
Levité una gran piedra que había en el camino y se la aprisione en la garganta. No muy fuerte, solo lo suficiente para que le cortara el suministro de oxigeno a sus pulmones.
- Te di una orden y debes obedecerme. – dije mientras aprisionaba más la piedra contra su garganta.
Su cara estaba agonizando, apenas le quedaba mucho, antes de desmayarse. Entonces la imagen de su rostro cuando desperté después de que me salvara la vida, apareció en mi mente, igual que la sensación del sexo en la ducha o la de conversaciones sobre apoderarnos del mundo.
- ¡Oh mierda, Billie! – dije mientras lanzaba la piedra hacia el interior del oscuro bosque y ordenaba a las ramas del árbol que le soltara. ¿Estaba siendo débil por él? – Muchos sombras nos delataran, se enteraran de nuestra presencia.
Billie tosía intentando recuperar el aliento mientras me miraba con odio y algo de respeto. No me importaba que me odiara, pero debía respetarme y si le daba una orden, él debía cumplirla. Así eran las cosas.
Ayudé a Billie a levantarse del suelo y pude ver el agradecimiento en sus ojos, pero sabía que no me lo diría y mucho menos delante de Jhona. Que por cierto, ha debido verme metiéndome mano.
- ¿Cuál es tu plan? ¿por qué tendrás alguno, no? ¿no te habrás presentado aquí, desobedeciendo mi orden y sin tener un buen plan? – dije sarcásticamente mientras le sentaba en el asiento del coche.
- El plan es evitar que te maten o más bien, que te mates. – eso último me sorprendió. - ¿Qué pasará cuando veas a la rubita? Pues ya te lo digo yo, - estaba hostil y su voz le delataba. – que irás a por ella, sin importarte quien esté a su lado. La odias demasiado para ser objetiva.
Vale, en eso llevaba razón, no sabía si sería capaz de controlarme en cuanto la viera, la imagen de ella clavándome la espada aún me perseguía.
El teléfono de Billie empezó a sonar y él ni siquiera parecía enterarse.
- Diga. – dijo al final con desgana. Sus cejas se levantaron y mis ganas de saber fueron en aumento. – Toma, para ti. – dijo mientras me entregaba el teléfono.
- Hemos secuestrado a alguien que te puede interesar. – me informó Braulio, el que tenía pinta de bruto.
ISAURA
“Querida hija,
No te voy a mentir diciéndote que no me hace gracia que os vayáis los dos solos de viaje y mucho menos a Europa. Pero tu padre me ha convencido para que te deje ir, así que tienes todo nuestro apoyo.
Acuérdate de comprarte un diccionario de francés y no dejes que Dayan se meta en líos. Compra también crema solar, allí hace mucho calor en esta época del año y tú eres muy blanquita hija. Coge el pasaporte y saca el visado, uff!! ¿Estás segura que quieres ir? Ya me estoy arrepintiendo de dejarte…
En fin, llámame antes de salir hacia el aeropuerto, no me importa la hora que sea, necesito hablar contigo Isa, hace un siglo que no hablamos.
Cuidaos mucho.
Te queremos, tus papás.”
- Que conste que la parte de “no dejes que Dayan se meta en líos” me ha dolido. – dijo Dayan una vez terminé de leerle el correo de mi madre.
Anoche, entre mi derrumbamiento encima de la cama y luego el sueño del bosque, no miré el correo electrónico, así que es lo primero que he hecho al despertar y ahí estaba, nuestra solución al problema, ya solo quedaba esperar hasta el miércoles y fingir que nos íbamos hacia Duluth y regresar a la comunidad.
Pero para eso aún teníamos todo el día de hoy y estaba claro en que lo íbamos a ocupar, debíamos saber más sobre el mensaje de aquella mujer: “En vuestra unión estarán las respuestas. Unan a la naturaleza y hallarán lo que desean”. Pero ¿qué problema tenía esta mujer con hablar claro? ¿acaso no podía decirnos exactamente que quería que hiciéramos? Nuestra unión, ¡pero si ya estamos unidos!
- Isa, ¿has oído algo de lo que te he dicho? – dijo Dayan mientras me daba un golpe en el hombro.
- Sí, que te ha dolido lo de mi madre. Aguántate. – dije aún con la mirada perdida en el horizonte y sin apenas ser consciente de nada que pasaba a mi alrededor.
- Ya, eso fue hace un rato, te hablaba de bajar a desayunar y de ver al resto. – vaya, pues de eso no me había enterado.
Me levanté casi como un zombi y bajamos hasta la cocina, Eve y Leia nos preparaban el desayuno mientras el resto de mis hermanos estaban en la mesa de la cocina con la misma cara que debía de tener yo, de incomprensión total. Solo Dayan mostraba algo más de optimismo, para él era la segunda vez que soñaba con ese bosque y con esa mujer, pero para nosotros era todo una experiencia nueva.
- Creo que deberíamos hablar con Gadreel. – dijo Adalia al cabo de un buen rato en silencio. – Quizás si hablamos con él y le mostramos a la mujer, la reconoce. Malak, tú fuiste sabio, sabrás como hacerlo bien.
Era obvio que el resto de los aquí presentes ya conocían la historia del sueño de anoche, por lo que no me molesté en explicarlo. Pero quizás Adalia tuviera razón, si nos conectábamos a la tierra y pedíamos hablar con Gadreel, podríamos enseñarle la imagen de aquella mujer y quizás la reconocería.
- Una conversación de tanta gente puede ser peligroso, las mentes se unen unas con otras y se pueden perder en el proceso. – explicó Malak, el cual estaba apoyado en la encimera muy cerca de Leia. – Si queréis estar los cuatro, será mejor que yo no participe. No sé qué harían conmigo vuestras mentes unidas.
¿Mentes unidas? Eso había sembrado una idea en mi cabeza, pero a esta parecía costarle crecer.
- No importa, si nos enseñas, nosotros lo haremos. – dijo Kai con un aire de “nosotros podemos con todo”
Terminamos de desayunar y nos preparamos para una caminata por el bosque. Dayan había sugerido la explanada donde peleamos con la sombra gótica, pero tanto Malak como yo la descartamos al momento, lo que menos queríamos era más recuerdos de Dana a nuestro alrededor.
Salimos todos de casa dispuestos a dar un pequeño rodeo para evitar pasar por casa de Dayan y que sus padres nos vieran con seis desconocidos, cuando Eve se quedó parada en mitad de la calle. Tenía la mirada perdida pero parecía que el resto de sus instintos estaban al rojo vivo.
- Eve, ¿qué pasa? – le dijo Kai mientras la daba un tierno empujón para que saliera de ese estado.
- Eh…nada…me pareció notar…pero no, da igual, sigamos. – dijo esta con serias dudas en la voz.
Todos siguieron como si nada, pero yo la iba mirando de reojo y notaba como de vez en cuando se paraba a inspeccionar la zona, se notaba que sospechaba algo, pero me daba miedo preguntar y que la respuesta no me gustara. Cuando descubra algo, ya lo dirá. O eso creo…
Llegamos al fin a la entrada del bosque por la que Dayan y yo llegábamos hasta nuestra roca, ambos nos miramos con nostalgia y con ganas de empezar una carrera y dejarlos a todos atrás. Pero no, había que ser responsables y no dejarnos llevar por nuestras necesidades. Andamos bosque a través hasta que Malak decidió que ya era suficiente.
- Creo que lo mejor sería que fuese Dayan el que se conectara a la tierra y el resto os conectéis a él. – empezó a explicar Malak. – Luego lo único que tienes que hacer es solicitar hablar con Peter, es uno de los que me sustituye, él os pondrá en contacto con Gadreel.
Dayan se sentó en el suelo y todos hicimos lo mismo mientras nos cogíamos de las manos. No entendía porque siempre acabábamos haciendo un círculo en el que yo me ponía delante de Dayan y Kai y Adalia se enfrentaban con la mirada, pero era así como todo empezó en aquel prado y así continuará siendo.
Notamos el momento exacto en el que Dayan se conectó a la tierra y pidió hablar con el tal Peter.
“- Identifíquese – dijo la voz de un chico dentro de nuestras cabezas. – O mejor dicho, identifíquense”
“- Somos los elementos. Yo soy Dayan y me acompañan Isaura, Adalia y Kai. – contestó Dayan, también mentalmente”
“- Los…¿los elementos? – dijo Peter con nerviosismo en la voz.”
“- Solicitamos hablar con Gadreel, es urgente. – contestó Adalia de forma algo brusca.”
Estaba claro que Adalia no estaba para perder el tiempo con tonterías, ella necesitaba saber y lo necesitaba ya.
“- En seguida, no se muevan. – y tras eso, notamos como Peter desapareció de la conversación pero extrañamente seguíamos conectados”
“- Me siento famoso. – pensó Kai, no sé si sabía que todos estábamos con las mentes conectadas.”
Empezamos a echarle una buena reprimenda por sus pensamientos y todo fue muy caótico, era como tener cuatro mentes en lugar de una y que todas pensaran a la vez. Tuve que relajarme, el dolor de cabeza empezaba a ser tan grande que me costaba hasta respirar. Noté como el resto intentaban hacer lo mismo, buscar un equilibrio de pensamientos que nos permitiera aguantar hasta que Gadreel apareciese.
“- ¿Qué pasa? ¿Vuestros padres aceptaron? – fue lo primero que oímos de él, ni un hola, directo al grano y con prisas”
“- Sí, nuestros padres aceptaron. Problema resuelto. – noté los sentimientos de Gadreel y estos no eran muy amigables, pensaba que le estábamos haciendo perder el tiempo y parecía haber algo que le preocupase enormemente. – Los tres nos adentramos en el mismo sueño anoche.- dije sin más”
“- ¿Qué? ¿Los cuatro en un mismo sueño? – ahora si estaba interesado.”
“- Soñamos con la mujer que se nos presentó en la reunión, nos dio un mensaje y queríamos enseñarte su rostro por si la conocías. – dijo Adalia”
Y tras eso, el momento en el que aquella mujer se ponía delante de nosotros y nos decía aquel mensaje, se posó en nuestras mentes como si estuviésemos viviéndolo de nuevo. Mi corazón volvía a estar acelerado después de la carrera por el bosque y la sensación de miedo por las criaturas invisibles volvía a mi cabeza.
“Debéis escuchar, es muy peligroso lo que estoy haciendo y no me queda mucho tiempo. – dijo mientras miraba hacia los lados como si la persiguieran. – En vuestra unión estarán las respuestas. Unan a la naturaleza y hallarán lo que desean”
Esas fueron las palabras exactas de la mujer y así Adalia se lo mostró a Gadreel, junto con su capucha cubriéndole la mitad del rostro, su cabello castaño claro cayéndole por los hombros y su extraña cicatriz en el hombro.
“- No puede ser… - pensó Gadreel con desesperación. – Ahora lo entiendo todo.”
“- Bien, pues deberías explicarlo al resto. – dijo Kai algo ofendido.”
“- Esa mujer es la profeta que nos informó de vuestra llegada hace dieciocho años. Ella es un ser especial en nuestro mundo. La pedí que viniera a la fiesta del sábado y que se presentara, pero han encontrado a sus protectores muertos esta madrugada. – eso lo dijo con un tremendo pesar en la voz – Creemos que la han secuestrado”
Eso me hizo entrar en un extraño estado de shock. Secuestrada. Nosotros teníamos la culpa y lo peor de todo es que había sido en balde, no sabemos qué quiere decir su mensaje y se había arriesgado para nada.
“- Debo dejarles. – dijo Gadreel haciéndome salir de mi estado. – Creo que lo que ella quería decir es que buscaran la manera de estar más unidos y que ahí es donde residirá lo que buscáis.”
Y tras eso, Gadreel desapareció de la conversación y los cuatro nos quedamos conectados y pensando en las últimas palabras de Gadreel. La sincronización de nuestras mentes y de nuestros pensamientos era casi perfecta, todos pensábamos en la marcha del jefe y en cómo podíamos estar más unidos. ¿Más unidos? Ahora estábamos unidos, más que antes, nuestras mentes lo estaban…
Un suspiro salió de la boca de los cuatro y de repente una luz cegadora llenó nuestras mentes. Era como mirar directamente al sol y no ser capaz de apartar la vista de él, porque no era algo que pudieras girar la cabeza y listo, esto estaba en nuestra mente, inyectado ahí de manera obligada y sin saber cómo echarlo.
De repente la luz disminuyó hasta que nos ofreció una imagen de una bola de luz en el centro de nuestro círculo, veía a Dayan tan iluminado que parecía que estaba pálido.
Adalia me apretó la mano cuando la bola de luz empezó a convertirse en algo marrón y con pinta de cofre. Este no estaba aquí, no podíamos tocarlo y mucho menos cogerlo, pero era el mismo cofre que Dayan me había mostrado varias noches atrás, el mismo que la profeta le había mostrado a él.
El cofre era antiguo pero se conservaba bien. Tenía un cierre metálico en forma de candado y el símbolo del doble infinito gravado en la parte de arriba. Y aunque no estuviese aquí, íbamos por buen camino, notaba como este nos esperaría hasta que le encontrásemos y quería hacerlo, quería tenerlo en mis manos, como si me perteneciera, como si formara parte de mí.
La imagen desapareció y la conexión entre nosotros se rompió, ya no estábamos conectados mentalmente y aunque habíamos visto lo que queríamos, no estábamos más cerca de alcanzarlo que antes.
- ¿Ese era el cofre del que me hablaste? – me preguntó Adalia una vez que nos recuperamos del todo y volvimos a estar en el bosque, junto con las miradas atónitas de Matt, Malak, Eve y Leia.
- Sí. – susurré.
- En ese cofre está el libro. – explicó Dayan y todos le miramos con algo de ansiedad.
Todos necesitábamos el cofre, todos habíamos experimentado la necesidad de tenerlo y de que nos perteneciera.
- ¿El libro de la mujer de la reunión? – preguntó Eve.
- Sí – dijimos los cuatro a la vez.
- Pero… ¿qué ha pasado? – preguntó Malak ya desesperado por saber.
Adalia empezó a explicarle como Gadreel había reconocido a la mujer de la capucha como la profeta que predijo nuestra llegada. Y con cada palabra, Eve se iba poniendo más y más nerviosa, volvía a tener esa expresión de mirada perdida y el resto de los sentidos al rojo vivo. Y justo cuando iba a decirle que la habían secuestrado, Eve la interrumpió diciendo:
- ¡Sshh! Creo que no estamos solos.
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Capítulo dedicado a mi acosadora favorita @clau2702, espero que te haya gustado el capi aunque sé que sí jajajaja!! y mil gracias por el dibujo, me encanta!! :D
Y bueno, siento volver a las andadas con cortarlo en lo mejor, pero es lo que toca...jajajaja!!
Espero que os haya gustado y ya saben, voten, comenten, hagansé fans, unansé a facebook, contratarme para que solo me dedique a escribir (esto va por ti clau.. jaja)... en definitiva, haganlo todo!! jajajajaja!! (¡¡¡ vale, hoy estoy muy mal !!)
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