Capítulo 11: Conexión y confesiones.

Capítulo 11: Conexión y confesiones.

ADALIA

Cada minuto que pasaba me daba cuenta de la gravedad del asunto. Esta comunidad estaba suponiendo un aislamiento para nuestros sentidos y nuestra perspectiva de la situación. Ninguno sentíamos la gravedad del asunto porque en el fondo no nos era real, ya habíamos pasado nuestras peores pesadillas para venir aquí y no concebíamos una vida de peligro y muerte.

Leia, la chica nueva, consolaba a Isaura con un tierno abrazo. Aún no había opinado nada sobre ella, pero aunque era muy sospechoso el hecho de que no quisiera decir nada sobre su pasado, había algo en ella que me hacía confiar. Cosa que no veía Malak al parecer, ya que la miraba con enfado y rabia.

Pero volviendo a nuestra necesidad de buscar la realidad, necesitábamos salir de aquí y para eso teníamos la solución y todo empezaba por Paul y el viaje que nos tenía que organizar.

Él se había quedado en la sede frente a un ordenador, casi me alegraba de que así fuera para que no tuviese que ver el cadáver del pobre chico, no tenía muy claro cómo reaccionaría él ante tal imagen.

- Isa, vámonos a la Sede a ver cómo lleva Paul el viaje. – dije para que dejara de mirar el cadáver de reojo y de suspirar a continuación.

Ella aceptó y Leia la siguió. Se había convertido en su guardaespaldas, en su protectora particular. Tanto Kai como Eve se quedaron a buscar pruebas de por donde había podido ir la sombra y  le dijimos a Dayan y a Matt que se quedaran a ayudar, ya que Malak nos seguía por el mero hecho de que Leia también lo hacía.

- Quiero que quede claro una cosa, desertora. Aquí el que manda soy yo y no irás a ningún lado sin que yo vaya primero, ¿entendido? – le dijo mientras la cogía del brazo y se acercaba más de la cuenta a su rostro.

- Estaré de acuerdo mientras tus pasos sean los mismos que los de Isaura, sino ya me puedes esposar. – dijo “esposar” de manera seductora y agresiva a la vez.

Él le devolvió una mirada desafiante, parecían dos niños peleándose por ver quien se acerca más a la chica popular. Pero Isaura puso los ojos en blanco y vino a hablar conmigo, dejando que ambos empezaran una discusión sobre quien tenía los pantalones en la relación, todo muy cómico.

- Sabes que tenemos que hablar, ¿verdad? – me dijo mientras me cogía del brazo e intentaba disimular su pena por el chico muerto. Yo la miré sin comprender, nunca he sido de las que cuentan sus secretos así que no sé a qué se refería. – Kai, tú,… ¡oh venga! Cuéntame que ha pasado antes.

Es cierto, “el tema Kai”. Desde que aquella mujer apareció y nos enseñó el símbolo, no he dejado de pensar en las alternativas para esta unión del fuego con el agua. No quería a Kai de la manera que Isaura estaba insinuando con la voz y él ya me había dejado claro antes que opinaba como yo. Esa parte, gracias al cielo, estaba solucionada. Pero… seguía sin comprender la unión.

- No es lo que crees y lo que ha pasado antes era la manera de solucionarlo. – dije sabiendo que rompía parte de sus ilusiones. – Le quiero como a un hermano, pero no le quiero más de lo que te quiero a ti o a Dayan. Así que… ¿qué clase de conexión hay entre nosotros? – pregunté con desesperación.

Ella me miró con curiosidad y se quedó algo pensativa. Estaba claro que ella tampoco lo entendía y me daba, que hasta que no encontráramos el dichoso libro, no lo entenderíamos ninguno. Pero eso me llevaba a otra pregunta, ¿Cómo encontrábamos el libro?

- Anoche Dayan me…no sé cómo explicarlo, fue muy raro. – me empezó a decir ella.

Anoche los habíamos oído discutir, pero no quisimos decir nada para que no pareciera que invadíamos su intimidad, pero parecía que ella estaba dispuesta a contármelo, así que la animé:

- Raro, ¿en qué sentido?

- Pues fue como si proyectara una imagen en mi cabeza, como si me obligara a pensar en algo que acababa de soñar. – junté las cejas en señal de incomprensión.

- ¿Cómo una conversación telepática? – esa pregunta me hacía pensar en otras muchas, pero quería conocer todos los detalles antes de sacar conclusiones. - ¿Y pasó así, sin más?

- Bueno, sin más no…estábamos… - se puso roja como un tomate y yo la miré con curiosidad. Entonces ella suspiró y dijo de carrerilla: - Estábamos en un momento íntimo.

- ¡Oh!

Y no fui capaz de decir nada más, la vergüenza que sentía ella más la que sentía yo, hizo que fuéramos el resto del camino hasta la sede en un completo silencio, solo escuchando la naturaleza del bosque y la discusión de Leia y Malak, los cuales parecían llevar el tema a terrenos más personales.

Pero lo que había dicho Isa me podía ser de utilidad, ¿y si era esa la conexión que mencionaba el símbolo? Algo más mágico que sentimental, pero… ¿cómo lo íbamos a conseguir Kai y yo? Ellos habían usado el sexo para eso, pero nosotros no podíamos usar lo mismo.

Llegamos a la Sede y fuimos directamente a la sala donde habíamos dejado a Paul. Era muy raro ver a Paul interesado por algo y desde que había decidido asumir las labores de ayudante de Gadreel, este no dejaba de tomar apuntes, estresarse por las tareas pendientes y llenarse de papeles, papeles y más papeles. Y así es como estaba ahora, tenía una mesa de dos metros de largo llena de pequeños montoncitos ordenados de alguna manera, también tenía un portátil y una taza de café que tenía pinta de llevar frío muchas horas.

- Chucho, venimos a ver como lo llevas. – dije para sacarle de su trabajo.

Él me fulminó con la mirada y yo me reí, cuanto echaba de menos esos ratos en el parque, al ardiente sol de Arizona y al meternos el uno con el otro mientras Claris me fulminaba con la mirada…

- Tengo varias opciones, pero quisiera buscar alguna más. – dijo con tono sofocado.

- No hay tiempo, dinos que tienes. – Isaura me miró con extrañeza, supongo que no entendía mis prisas pero no me iba  detener a explicárselas, al menos de momento.

Paul suspiró y apartó el portátil a un lado para dirigirse a uno de los montones que tenía a la derecha.

- Tenemos un viaje en grupo a París, me pareció buena idea dado que ellos son pareja desde hace poco y tienen la excusa de recuperar tiempo perdido e ir a la ciudad del amor para celebrarlo. – dijo él mirando a Isaura con una sonrisa algo tímida. ¿Paul, tímido? Lo que nos quedaba por ver…

- Me gusta París, siempre he querido verlo.

- Sí, pues tengo algo mejor. – cogió otro montón algo más grande que el primero y sonrió de felicidad, como si hubiese encontrado la solución y estuviese orgulloso de ello. – Campamento de verano francés para adultos. Temática: arte, música y fiestas.  – entonces se puso a leer textualmente – “Ofrecemos una amplia selección de actividades donde podrá disfrutar sus últimos momentos antes del inicio del nuevo curso. Conoce gente de todas partes del mundo y vive experiencias sociales inigualables con cursos de pintura, instrumentos musicales y por supuesto, fiestas nocturnas hasta altas horas de la madrugada.”  Pecas, dime que cuando acabe todo esto me llevarás.

- Para eso tienes que tener un curso escolar al que acudir. Es para estudiantes. – dije mientras me burlaba de él.

La verdad es que el plan sonaba realmente bueno, casi me entraban ganas de ir a mi también, de ir todos y disfrutar al máximo de una vida normal, sin muertes ni futuras guerras.

Isaura parecía estar más que encantada, hasta daba saltitos de alegría y me miraba con una enorme sonrisa.

- Nuestros padres nos darán el permiso, seguro y sobretodo si vamos juntos, no nos han querido separados ni para los estudios. – dijo manteniendo su sonrisa.

- Bien, pues ahora queda el transporte hasta Forest City. – dije algo más reacia a mostrarme feliz.

No es que quisiera minar la felicidad de Isaura, es que no tenía muy buenos presentimientos sobre el viaje y quería salir cuanto antes y enfrentarme a lo que fuera que nos teníamos que enfrentar. Sé que era una incongruencia respecto a lo que había pensado antes sobre salir de la comunidad, pero ahora que lo veía tan real, sentía que no nos iba a ser tan fácil como nosotros pensábamos.

- Eso ya lo solucionó Gad, tenéis dos todoterrenos a vuestra disposición, pero él dijo que la ida la haréis con tres coches puesto que Dayan debería llevarse el suyo. – entonces se puso a rebuscar entre una mochila que tenía a sus pies y me lanzó dos juegos de llaves. – Están en el parking del hospital.

Parecía que todo estaba hecho y eso me hacía sentirme algo inútil. En realidad esta misión no debía suponernos nada más que una gran paliza de viaje, ya que eran muchas horas de camino. Pero en realidad, una vez lleguemos al destino, solo debíamos informar a los padres de Dayan de los movimientos de su hijo y telefonear a los de Isaura, al ser posible con los de Dayan delante, e informarles a ellos también. Nada que requiera súper-poderes o un peligro inimaginable. Además, Isaura y Dayan ya se encargaron de limpiar la zona de sombras y los que consiguieron huir cuando hice mi viaje astral, ya estarán muy lejos de allí.

Tras media hora de ambiente relajado y distendido en la Sede, yo decidí que prefería tomar el aire, necesitaba pensar e intentar asimilar las cosas que parecían acumularse en mi cabeza, la conexión con Kai, la búsqueda del libro, el tal Albert Frut que parece saber más de lo que escribe y que la comunidad de Eve está intentando localizar. Y a todo eso hemos de añadirle acontecimientos de última hora como la muerte del chico o decidir cuándo sería mejor partir hacia casa de Dayan e Isa.

- Me voy a dar un paseo. – dije saliendo de la sala sin esperar a que nadie dijera nada.

Supuse que Isa salió detrás mía, pero Paul, conociéndome como me conocía, la detuvo con una frase que demostraba el porqué era su amiga y el porqué aún seguía a mi lado a pesar del peligro que corría.

- Adalia necesita estar a sola, ella es así y desde que ha llegado, no ha tenido muchos momentos de esos. – tras terminar de oír esa frase, salí completamente de la Sede.

Paul era lo que necesitaba aquí dentro, me odiaba por no mandarle a casa de una patada en el culo, pero por estos motivos era por los que le necesitaba a mi lado.

Caminé por todas las calles de la comunidad, me adentré en el bosque por el mismo punto que lo habíamos hecho esta mañana en el entrenamiento de Oliver. No supe que lo iba buscando hasta que lo encontré, solo pensaba en todo y a la vez en nada. Pero entonces llegué a esa explanada y lo vi todo claro. El fuego me descargaría.

Me coloqué en el centro de la gran explanada y me concentré en mí, en mi poder y en el calor. No necesite mucha concentración para tener dos llamas saliendo de mis manos y mucho menos para convertirlas en dos látigos y hacerlas volar por encima de mi cabeza.

Entonces se me ocurrió algo, era una locura que demostraba lo poco cuerda que estaba, pero yo era fuego porque amaba el calor y en este lugar, a pesar de que era verano, siempre hacía fresco. Yo quería los cuarenta grados centígrados que hace en Arizona, quería dejar de verlo todo tan verde para ver mi arena del desierto y puesto que solo una de las dos cosas podía conseguir, me hice una muralla de fuego para protegerme y aislarme del frío.

Y ahí estaba yo, sentada en una explanada donde los hierbajos casi me cubrían entera, rodeada por una pared de fuego de metro y medio de altura y controlándola para que no se extendiera provocara un incendio forestal.  Y lo mejor, que todo era mucho más positivo visto desde aquí.

El viaje ya no me preocupaba tanto ya que era algo que teníamos que hacer sí o sí. Sobre el libro y la conexión entre Kai y yo decidí olvidarlo, esa mujer debió de darnos más pistas si quería que hiciéramos algo y no dar por supuesto que nosotros sabíamos qué hacer con lo que nos dio. ¿Qué pretendía? ¿Qué supiéramos donde está el libro por nosotros mismos y que además fuéramos a buscarlo? 

Albert Frut estaba vivo, casi podía sentirlo, era más como una premonición que como un hecho, pero el estar junto al calor y junto a mi elemento, me hacía ver las cosas desde mejor punto de vista y eso me daba esperanzas.

Me quedé, no sé por cuánto tiempo, sentada en medio de mis paredes de fuego intentando no pensar en nada, simplemente disfrutando de la sensación de soledad y de bienestar que sentía en este momento. Respiraba mi aire caliente y parecía llenarme de vitalidad. Aquí todo era perfecto.

Pero esa perfección duró poco, en cuestión de dos segundos todas mis paredes de fuego se convirtieron en humo negro. Me levanté de un salto asustada y enfadada para ver a Kai haciendo de bombero junto a un Matt que me miraba preocupado y algo ansioso.

De las manos de Kai salían dos chorros de agua y estaba apagando mi vitalidad, mi fuerza y mi paz, aún no estaba preparada para salir de ese punto y él me lo ha arrebatado.

Le miré de manera desafiante y Kai me devolvió el desafío. De un movimiento casi involuntario, sin saber muy bien lo que hacía y solo dejándome llevar por mis instintos primarios, le mandé una gran fuerza de fuego y él me devolvió uno de agua que acabaron chocando a mitad de camino.

Visualmente era impresionante, rojo contra azul, agua contra fuego, Kai contra Adalia. Pero interiormente cada vez estaba más enfadada, más rabiosa y con más ganas de descargar todo eso contra alguien. Él me había arrebatado mi paz y en esto es en lo que me había convertido.

Impulsé el fuego con más fuerza hacia Kai sin saber muy bien cuales eran mis intenciones, y noté como le gané unos palmos que acabé perdiendo en cuanto Kai me imitó en fuerza. Entonces surgió algo, fue extraño y difícil de explicar, pero una pequeña y fina línea de agua pasó entre medias de mi fuego y lo mismo pasó con una fina línea de fuego que pasó por el agua de Kai. Ambas líneas chocaron contra nosotros y la línea de agua que chocó conmigo, pareció quedarse dentro de mí.

Para ya Adalia, por favor. – oí la voz de Kai en mi cabeza”

Solté mi fuerza de fuego de golpe, estaba descolocada ante esa voz en mi cabeza. Solo que Kai no fue tan rápido en retirar su fuerza y esta acabó chocando contra mi estomago y mandándome varios metros volando hacia atrás.

En cuanto caí recordé la última vez que me mandaron volando por los aires y la sensación era la misma, apenas podía respirar y sentía un tremendo dolor en el culo. Matt vino corriendo hacia mí con la mirada desenfocada y un tremendo temor en el rostro. Le sonreí para que supiera que estaba bien, físicamente solo me dolía el trasero.

- Adalia, ¿pero qué te pasa? – dijo mientras me abrazaba y me besaba el rostro, el cabello y hasta la oreja. - ¿Estás bien?

- No me pasa nada, Mat, tranquilízate. – le dije mientras le daba un beso en los labios.

Kai apareció junto a Eve, a la cual no había visto desde un principio pero que me miraba con algo de odio y resentimiento por atacar a su chico.

- ¡Dios Adalia! ¿Has pedido el juicio? – me recriminó Kai una vez llegó a mí. Me levanté del suelo para ponerme a su altura y el dolor del culo volvió. - ¿Qué pretendías? ¿Matarme?

Estaba indignado y le entendía, no tenía explicación para lo que acababa de hacer, pero no podía entender como me lo recriminaba después de sus palabras en mi mente. ¿Acaso él no sabía lo que había hecho? Quizás solo lo pensó y por culpa de nuestra conexión yo lo oí en nuestra cabeza.

- Dime una cosa Kai, ¿lo último que has pensado ha sido “Para ya Adalia, por favor”? – todos me miraron sin comprender, pero a mí solo me importaba Kai y su respuesta.

- Pues claro. ¿Qué querías que pensara?

- No es eso. Yo oí tu pensamiento en mi cabeza, nos comunicamos o mejor dicho, tú te comunicaste conmigo. Por eso he soltado así la fuerza, por culpa de la impresión de sentir tu voz en mi mente. – ahora todos me miraban con asombro y desconcierto.

- Dayan me ha contado que hizo lo mismo anoche, solo que ellos estaban…

- Lo sé. – dije antes de que pudiera decir nada más.

Entonces los dos nos empezamos a reír a carcajadas, habíamos encontrado nuestra unión y era factible sin un contacto tan sentimental, aunque si era sumamente peligroso. Aún así, ya teníamos la conexión y ahora sabíamos que más cosas podíamos hacer.

Pero Eve y Matt no tenían ni idea de lo que había pasado y a ojos de ellos, debíamos parecer unos enfermos mentales que primero se pelean y luego lloran a causa de la risa. Pero lo peor no era eso, era el hecho de que les habíamos ocultado una información que ahora debíamos revelar, con la consecuencia de haberles mentido. Kai también pareció darse cuenta de este hecho, ya que paró de golpe y miró a Eve con suplica en los ojos, exactamente igual que hacía yo con Matt.

- ¿Podéis explicaros? – dijo Eve mientras ponía sus brazos en jarra y nos fulminaba con la mirada.

Me entraron ganas de contestarla que no y largarme, pero teníamos que afrontar lo que habíamos hecho y estaba claro que acabarían descubriéndolo.

- La mujer que se nos apareció en la reunión, nos dio una pista para encontrar el libro que dijo que teníamos que encontrar. – dije mientras ambos ponían la misma cara de no entender nada.

- ¿Por qué nos lo decís ahora y no el día de la reunión? – preguntó Matt con voz dolida y haciéndome sentir la peor persona del mundo.

- La pista era un símbolo. Los cuatro elementos unidos entre sí por un círculo y dentro de este, la tierra se unía con el aire y el fuego con el agua. – dijo Kai casi en un susurro, sobretodo la última parte.

No dijeron nada, ni siquiera nos miraban ni se miraban entre ellos.  La cara de dolor que pusieron ante nuestra mentira fue peor que el golpe que me acababa de dar al ser mandada volando por los aires. Casi prefería que me chillara o que me insultara, pero Matt no dejaba de mirar hacia un punto del bosque.

- ¿Qué significa eso? – dijo Matt casi escupiéndome las palabras.

- No lo sabíamos hasta ahora. Sabíamos que no podía ser lo mismo que tienen Isa y Dayan porque no nos queremos de esa forma, pero no sabíamos que pensar sobre eso. – decía con voz de suplica, solo me faltaba arrodillarme. – Pero ahora, cuando se ha comunicado conmigo telepáticamente, igual que les pasó anoche a Isa y Dayan, lo hemos entendido. Es nuestra magia la que está unida y no nosotros.

No decía nada y Eve tampoco, la miré con suplica a ella también, pero esta solo tenía ojos para Kai, los cuales estaban entre enfado y comprensión. Algo más de lo que sentía Matt, que solo era enfado. Al final y sin ni siquiera mirarme, se giró y se fue bosque a través.

Me quedé ahí, desolada y sin saber qué hacer. Podía dejarle ir, quizás solo necesite pensar las cosas a solas y luego volver, pero sentía miedo de sus pensamientos ¿y si estos no me perdonaban? ¿y si no quería volver a estar cerca de mí? Entonces la línea de mis pensamientos cambió ¿y si le seguía? Hablaríamos las cosas los dos solos, sin importarnos en decir algo inapropiado que nos pudieran escuchar.

Salí a la carrera en su búsqueda, hacer esto era mejor que no hacer nada y necesitaba que me perdonara. Había tomado la decisión demasiado tarde, ya no le veía y no sabía cómo buscar un rastro por el bosque. Pero el es mi compañero, mi amado, lo es todo, debo poder encontrarle. Cerré los ojos y me concentré en esa fragancia que le caracterizaba, ese olor de jazmín con frutos rojos mezclado con moras y eucalipto,  andaba tranquilamente buscando ese aroma hasta que lo encontré.

Lo seguí unos cien metros, sin importarme si me adentraba en el bosque y luego no fuera capaz de conseguir salir, hasta que le encontré. Había cogido una rama gruesa procedente de un árbol y golpeaba el tronco como si fuese un bate de béisbol. No caían lágrimas de sus ojos, pero si había mucha furia e impotencia en su mirada.

Me acerqué despacio hasta él, intenté hacerlo por un punto en el que él pudiera verme, no quería recibir un golpe por asustarle. En cuanto supo de mi presencia, los golpes al árbol eran más flojos y desganados. Su aspecto era desolador y eso a mí me provocó un nudo en el estomago que me costaba hasta respirar.

Cuando llegué a su lado le abracé de tal manera que le impedía seguir golpeando aquel árbol, entonces le agarré la cara y mirando esos preciosos ojos verdes, dije:

- Te amo, Matt.

No hubo respuesta por su parte, simplemente me empujó delicadamente contra el árbol y me besó con tal deseo y necesitad que no pude hacer otra cosa que corresponder cada uno de sus movimientos. Si él me tocaba, yo le tocaba, si él me quitaba la camiseta, yo se la quitaba a él, si me tumbaba en el frío césped, yo me dejaba llevar. Estábamos compenetrados en cada movimiento y le deseaba porque él me deseaba a mí.

La temperatura en mi cuerpo iba subiendo cada vez más y notaba como a él le pasaba lo mismo. Todo mi cuerpo le buscaba y necesitaba de él. Hasta el calor de mi cuerpo pedía estar más y más ardiente.

Hicimos el amor en medio de un bosque donde el extraño calor era tan reconfortante como las caricias y los besos de Matt. Era un momento perfecto salvo por la manera en que llegamos a él, pero a pesar de eso, todos mis sentidos estaban puestos en Matt y en cada movimiento que él hacía. Nada más importaba, le amaba, le deseaba y lo mejor de todo, le tenía.

- Te amo, Adalia. – contestó una vez terminamos de demostrar nuestro amor. Yo sonreí como una tonta y él volvió a besarme hasta que una gota de sudor le empezó a caer por la frente. – Cariño, ¿te importaría apagar el fuego? Vas a conseguir que me asfixie.

Miré extrañada a mí alrededor, no sabía de qué fuego me estaba hablando porque yo no había creado uno, ¿o sí? ¿Había confundido el calor del bosque con mi fuego? ¿Quizás lo haya creado yo inconscientemente para sentirme más como en casa? Lo apagué con un movimiento de mano y volví a mirar a Matt.

- ¿Y ahora qué? – me dijo con la mirada algo triste. - ¿Tendréis que pelear para volver a sentir esa conexión? – era obvio que hablaba de Kai, pero no tenía muchas ganas de hablar sobre ese tema, ahora no.

- No lo sé, lo único que sé es que nos vamos de viaje a Minnesota. 

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Ains...!! parece que cosas se resuelven y otras que se complican más, no?? pues ya os digo que seguirá así...jajajajaja!!

Capítulo dedicado a lawi97, por todo su apoyo y por enseñarme grandes textos de gente grande. GRACIASSS...

Y para el resto, espero que les haya gustado y no se olviden de votar y comentar... ¿creen que Adalia se volvió loca? jajajaja!! Besos!!

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