Capítulo 1: Aburrimiento y expulsión.

Capítulo 1: Aburrimiento y expulsión.

ADALIA

- ¡Oh vamos Dayan, espabila! – dije mientras me preparaba para mandarle otro temblor de tierra.

Le estaba atacando con su elemento y se suponía que él tenía que hacer lo mismo con el mío, debía mandarme una bola de fuego, pero con lo poco que hacía, no seríamos capaces ni de encendernos un cigarrillo.

Le mandé un pequeño temblor que le hizo tener que equilibrar el cuerpo para no caer. Eso le enfureció, era lo que quería para que reaccionara y funcionó. De la pequeña hoguera que habíamos hecho, levantó una bola del tamaño de una pelota de golf y me la mandó con toda su rabia.

La paré sin problemas, el fuego estaba bajo mis dominios y era capaz de controlarlo aunque lo hubiese sido mandado para atacarme.

Le sonreí en señal de buen trabajo, pero pude ver en su cara que no estaba muy satisfecho por lo que había hecho y la rabia que yo le había provocado antes, seguía estando en su rostro.

Dayan dejó caer sus rodillas al suelo y plantó las manos en la tierra. No entendía nada de lo que estaba haciendo ni de lo que le estaba pasando, pero algo me decía que era mejor mantener la boca cerrada. No conocía a Dayan de mucho, solo hace dos días que salí del hospital tras curarme milagrosamente y en estos dos días, no había visto a Dayan comportarse así.

Pero de repente la tierra empezó a temblar, me preocupaba que hubiese perdido el control, si me atacaba con su elemento estaría perdida. Entonces desapareció, así, sin más, la tierra le succionó como si fuesen arenas movedizas y una vez que desapareció, la tierra dejó de temblar.

- Imposible. – dije en voz alta a pesar de que estaba sola.

Mi corazón latía a mil por hora, daba vueltas sobre mi misma buscando a Dayan, como si lo que acabase de ver fuese solo un truco de magia y esperaba verle salir de detrás de un árbol. Pero no salía, se había esfumado y no entendía como lo había hecho. Y lo peor, ¿qué le digo yo a Isaura? ¿A tu novio se lo ha tragado su elemento?

Pero no me dio tiempo a pensarlo mucho más, la tierra volvió a temblar y a escasos centímetros de mí, se abrió un agujero del que salió un Dayan sonriente. Del susto, me eché para atrás rápidamente y tropecé con una piedra para acabar cayendo de culo.

- ¡Genial! – dije ahora muy enfadada pero a la vez aliviada de no tener que decirle a Isaura que había perdido  a su novio.

Dayan se lanzó encima de mí y me abrazó. Yo no sabía qué hacerle, este chico era demasiado efusivo y la postura era algo incomoda puesto que seguía en el suelo.

- ¿Has visto lo que he hecho, Ada? – le puse mala cara por llamarme Ada, pero luego le sonreí. – ya lo hice una vez, necesitaba llegar a Isaura cuanto antes y me convertí en tierra. Ahora estaba enfadado por no haber sido capaz de hacer mejor lo del fuego y la he sentido, he sentido que podía volver hacerlo. Y lo he hecho. – estaba en el límite de gritar y puesto que estaba demasiado cerca, me había dejado sorda.

- Ya lo he visto, ha sido increíble. Ahora, ¿te importa quitarte de encima?

- ¡Ups! Lo siento. – dijo mientras se levantaba y me ayudaba a levantarme a mí.

Sería la última vez que viniese sola con él a entrenar. Primero me asusta, luego hace que me caiga al suelo y luego empieza a abrazarme y a gritarme en la oreja, este chico tenía un trastorno de personalidad.

Pero la verdad era que le quería, como al resto de mis nuevos hermanos y por eso, si volviera a pedirme que saliera a entrenar con él, no iba a poder negarme.

- ¿Vamos a sacar a Isaura de sus libros? – fue mencionar su nombre y su cara se le iluminó.

Desde que había salido del hospital, solo había visto a Isaura en las comidas, ella no hacía otra cosa que bajar al sótano de la casa, coger un libro y subir a leerlo al salón o a su habitación. Decía que la información era poder y que los cuatro andábamos faltos de eso.

Pero a pesar de lo poco sociable que era, al menos era más productiva que el resto. Gadreel seguía sin decirnos que hacer. La casa, aunque era enorme, se nos caía encima. La sala de juegos ya nos aburría, la piscina solo la usaba Kai ya que el resto estábamos algo hartos de ella y por supuesto, nos aburríamos. Por eso no me pude negar a la petición de Dayan de ir a entrenar sin consentimiento.

Llegamos a la casa y vimos caras preocupadas. El primero al que vi fue a Matt, no habíamos informado a nadie de nuestra salida, por lo tanto el ambiente era algo tenso. Me lancé a su cuello y le besé dulcemente, él se relajó en cuanto me tuvo entre sus brazos y eso me hizo recordar porque le amaba tanto.

Pero con Kai no podía hacer lo mismo y él parecía más que enfadado, parecía molesto.

- ¿Dónde habéis estado? – dijo con esa pose de chulo que tanto me sacaba de quicio.

Sabía que la verdad le dolería más que una mentira piadosa, sabía que él se hubiese apuntado a nuestra pequeña sesión de entrenamientos clandestinos, pero fue Dayan quien me pidió ir, solo a mí.

- Esto…yo….nosotros… - empezó a tartamudear Dayan.

- Hemos ido a entrenar, nos aburríamos y nos fuimos al bosque a entrenar un rato. – dije yo mirando a Kai por encima del hombro y con una sonrisa en mis labios.

Su mirada era colérica y eso me hizo gracia. Quería a Kai igual que al resto, pero por alguna razón, él conseguía sacar lo peor de mí.

- ¿No se supone que somos un equipo? ¿Podríamos haber ido los cuatro juntos? – dijo mirando hacía la mesa del comedor donde Isaura tenía un ojo puesto en el libro y otro en nosotros. – Bueno, o al menos los tres.

- Para la próxima, Kai. – dijo para mi asombro Dayan mientras le daba una palmadita en el hombro y se iba a dar un beso a su chica.

Tanto Eve como yo nos reímos por la cara de Kai. Eve era una chica muy maja, habíamos hecho muy buenas migas y siempre que podíamos nos metíamos con Kai, el cual estaba más que harto de nuestra unión de confabulación, pero es que nos aburríamos mucho.

- ¿Podríamos hacer algo esta noche? – dijo para asombro de todos Isaura, que se había levantado de la mesa y estaba en el pequeño grupo con nosotros. – No sé, podríamos ir al bosque, encender una hoguera, llevar música y bebidas, y practicar un poco.

- ¿Bebidas y magia? Esto me recuerda a nuestros años de aprendizaje. – dijo Matt a Eve, solo que esta hizo un movimiento con los hombros en señal de que no sabía de que le hablaba.

- Yo me dedicaba a entrenar, por eso soy la mejor. – parecía un comentario algo prepotente, pero iba con un cierto toque de reto, estaba retando a Matt a una pelea.

- ¿Me estás retando? – dijo sorprendido Matt

- Está claro que nosotros no podremos con ellos, así que tendremos que entrenar juntos. – hizo una pausa para sonreírle y dijo – A no ser que tengas miedo.

Todos hicimos el típico ruidito para animar la pelea y nos pusimos a su alrededor. Matt no dejaba de sonreír a Eve y esta hacia lo mismo. La verdad es que no tengo ni idea de quien ganaría en una pelea, no había visto luchar a Eve, pero según Kai, ella era la mejor de su comunidad y eso me preocupaba un poco.

- Está bien Eve, pero no me le hagas mucho daño. – dije mientras la guiñaba un ojo.

Eso hizo que saltaran las risas de todos, no solo no apoyaba a mi novio que me miraba con una ceja levantada, sino que encima me burlaba un poco de él con mi nueva amiga.

- Así que tengo a mi novia en mi contra. – dijo mientras seguía mirándome con una ceja levantada y una postura que me hizo detener la risa y echarme dos pasos hacia atrás. – Tendré que darla un escarmiento para que me respete.

Y tras decir eso, salió corriendo detrás de mí hasta que me alcanzó por la cintura. No dejaba de reír y de patalear, me llevaba cogida como si fuese un saco de patatas y no paraba de decir: “Te arrepentirás por esto” pero cada vez que lo decía, yo me reía más y más y eso le hacía idear nuevos planes.

Al final me llevó a la parte de atrás del salón y no fue hasta que salió al patio, cuando me di cuenta de sus intenciones.

- No, no, no… me rindo. Perdóname amado mío, no volveré a menospreciar tu indudable talento. – eso fue peor, los que nos seguían se rieron aún más y echaron por tierra mi propósito.

- Tarde amada mía, tu actitud se merece un castigo. – y lo siguiente que noté fue como el agua empapaba mis ropas.

Me había tirado a la piscina. Cuando salí, él estaba en el borde riéndose de mí, Eve estaba justo detrás de él y solo me hizo falta una pequeña y rápida mirada, para que esta le empujara y cayera dentro conmigo.

Nadé para llegar hasta él y esperé a que saliera a la superficie, pero no salía y cuando menos me lo esperaba, tiró de mis piernas hacia abajo y me besó dentro del agua.

No podía pedirle más a la vida, me había dado lo que más podía amar, debía dar las gracias a esta extraña vida que me había tocado vivir solo porque él está aquí, a mi lado y amándome como nunca había amado a nadie.

Cuando salimos a la superficie, todos se habían ido. Pensamos que nos daban intimidad, pero al cabo de un minuto, aparecieron todos en bañador y se tiraron encima de nosotros.

La tarde entera la pasamos entre juegos y risas, desde que había salido del hospital todo había sido algo tenso y aburrido, nadie sabía qué hacer y aunque nos llevábamos bien e intentábamos reírnos siempre que podíamos, todos nos sentíamos raros.

Nadie se sentía como en casa en este lugar, para ninguno de los cuatro esto era algo que conociéramos, nos sentíamos extraños en una casa extraña en un lugar extraño y sin hacer nada. Y para colmo, tampoco nos decían que debíamos hacer ni cómo prepararnos, lo único que sabíamos es que llegaría un tal Oliver, el jefe de los luchadores y el que debe entrenarnos, y nos enseñaría todo lo que debíamos saber, pero Oliver no aparecía y cada vez que preguntábamos por él a Malak, este decía:

- Aparecerá cuando le plazca, él es así.

Pero eso aún no había llegado y nosotros nos aburríamos y mucho.

La tarde se fue y nosotros salimos de la piscina para empezar con los preparativos del plan de Isaura. Todo lo que necesitábamos estaba en la nevera y en un cajón oculto del salón. Al parecer, cuando yo estaba en mi fiesta de graduación, ellos montaron aquí su fiesta privada y compraron una excesiva cantidad de alcohol para luego acabar escondiéndolo en el doble fondo de un cajón.

Ya estaban todos listos, pero a mí me quedaba una cosa por hacer, algo que he estado haciendo desde que salí del hospital y Gadreel se llevó a Paul.

- Dayan, llévales donde hemos ido esta mañana, yo debo ir a la Sede. – este aceptó con la cabeza y todos le siguieron.

Ya nadie me preguntaba donde iba, todos sabían que era lo que pretendía hacer y me apoyaban, aunque les había pedido que de momento no intervinieran. Tenía que recuperar a Paul.

Cuando se cercioraron de que no había peligro para mí y que “milagrosamente” me había curado sola, se llevaron a Paul para interrogarlo. Él me pidió que no me opusiera y yo solicité, de todas las maneras posibles, estar siempre a su lado. Pero Gadreel, al igual que el resto de los ancianos, me lo impidieron. Así que lo que hacía era ir cada noche a la sede y aporreaba la puerta hasta que me dejasen verlo. Pero hoy no solo iba a verlo, me lo iba a llevar conmigo.

Salí de casa y las calles de la comunidad estaban oscuras, no solían usar farolas para no ser vistos desde el aire. La comunidad, a pesar de su amplitud y de la cantidad de casas y calles que hay, estaba bien oculta por enormes y altos árboles. Si no sobrevolabas la zona a baja altura, no sabrías que debajo de los árboles hay una civilización. Y de hacerlo, simplemente creerían que era una ciudad cualquiera.

Llegué al imponente edificio circular de la sede y aporré la puerta como todas las noches. Pero para mi sorpresa, en dos toques Gadreel la abrió y me miró enfadado.

- Creo que se te ha dicho, en innumerables ocasiones, que cuando hayamos terminado te avisaremos. – no solo estaba enfadado, estaba furioso.

- No me importa lo que me dijeras o lo que creas que es lo mejor, él no tiene nada que ver con este mundo y me lo pienso llevar. No creo que este sea el mejor trato que se le pueda dar. – dije sin ni siquiera parpadear y mirándole constantemente a los ojos, quería que pensase que hablaba en serio.

- ¿No te has planteado que quizás sea él el que quiere estar aquí? – me dijo con una media sonrisa.

- No entiendo porque iba a querer ser vuestro prisionero. – ahora si estaba enfadada, me estaba haciendo dudar y eso no me gustaba.

- Te aseguro Adalia, que está recibiendo el mejor de los tratos y que si está aquí, es solo porque él quiere.

- Pues que me lo diga él mismo. – mi cuerpo empezaba a temblar de ira, me arrepentí de no haber traído a Matt conmigo para que me consolase.

- Está bien, pasa. – dijo Gadreel para mi asombro y abriéndome la puerta para que pasara.

No iba a rechazar la oferta, pasé y me dirigí a la sala donde siempre nos veíamos. Pero Gadreel me cogió con fuerza del brazo y me guió por un pasillo que no había visto aún. Este estaba detrás de una esquina y si no sabías que estaba ahí, no lo veías.

El pasillo era larguísimo y lo andamos hasta la mitad, luego Gadreel se paró y llamó tres veces a una de las puertas. Yo no entendía nada, pero me dejaba llevar, lo que fuera por recuperar a Paul o al menos verle.

- Esta abierto. – se oyó la voz de Paul al otro lado de la puerta.

Miré a Gadreel y este me hizo un gesto con la mano para que pasara. Abrí la puerta y me quedé congelada. Era como la suite presidencial del Hilton, todo iluminado y con una decoración, para mi gusto, pomposa. Pero desde luego no era lo que me había imaginado, yo me imaginaba una pequeña habitación gris, con guardas en la puerta y si me ponía a echarle imaginación, hasta me imaginaba unos barrotes. Pero no, esto era todo un lujo.

- Adalia, te dije ayer que no hacía falta que vinieras. – me dijo mientras me abrazaba y me sonreía.

- ¿Desde cuándo te he hecho caso, Chucho? – dije recordando el mote que le puse en el instituto.

- ¿Sabes Pecas? Yo he dejado de ser un Chucho, pero tú nunca dejarás de ser una Pecas. – eso era cierto.

- No me importa, para mi tu siempre serás mi chucho favorito. ¿Quieres que te saque de paseo? Hemos quedado todos para ir al bosque, ya sabes, hoguera, alcohol, música…como en casa, ¿te acuerdas? – fui bajando el tono de la frase conforme lo decía, sentía cierta añoranza de mi hogar y sobretodo de mi padre.

Él no contestó, simplemente se fue hacia una zona de la habitación y se sentó en un confortable sillón. Yo le seguí y le obligué con la mirada a que me hablase.

- Estoy bien aquí, Pecas. Me han explicado lo que necesitaba saber y no sé qué hacer aún. – dijo apenado.

- ¿Quieres decir qué mientras yo me he estado preocupando por ti, tú has estado consintiendo todo esto? – dije señalando a la habitación como si fuese una cárcel.

- Como ves no he estado tan mal. – me puso una media sonrisa en su cara, pero la felicidad no llegó a sus ojos. – Me han dado dos opciones y aún no sé cual elegir. Si elijo una pierdo mi vida tal y como la conocía. Y si elijo la otra, bueno… te pierdo a ti.

Eso me hizo echarme hacia atrás en el sillón. ¿Qué le iba a contestar a eso? Yo quería que se quedara, pero eso era algo egoísta y le iba hacer renunciar a todo.

- Debes irte, prometo ir a verte cuando todo acabe. – él se sorprendió ante mis palabras pero no le dejé hablar. – No merece la pena que hagas esto por mí, tú debes irte y seguir con tu vida. Siento mucho que hayas tenido que pasar por todo esto.

Me miró con algo de enfado, estaba claro que mis palabras no eran las que él quería escuchar, pero no podía decirle lo que él quería ya que sería egoísta por mí parte, por no hablar que arruinaría toda su vida.

- No solo lo hago por ti. ¿Cómo quieres que tenga una vida normal después de todo lo que he visto? ¿Qué clase de vida me espera? ¿Mentir a todas las personas de mí alrededor? no ser capaz de ver a una persona vestida de negro sin preguntarme, ¿será un sombra? O peor, vivir cada día sin saber si te mataron es esta estúpida guerra.

Él tenía razón en muchos aspectos, yo en su lugar tendría exactamente las mismas dudas que él. Pero aún así, debía irse. Sería muy peligroso para él quedarse, sobretodo sin ser un brujo y siendo el punto más débil en mi defensa.

Pero a pesar de todo le quería conmigo y sé que él también sabía eso. Así que me odiaré el resto de mis días por mis siguientes palabras, pero serán las más sensatas que diré nunca.

- ¿Y qué te espera aquí? Una guerra a la que no puedes asistir, mirar mientras el resto entrenamos o hacemos nuestro trabajo. – intenté decirlo con rabia, pero por alguna razón esta no quería salir y casi sonó como un ruego.

- Gadreel ya me ha dicho cual sería mi cometido en todo esto, en el caso que decida quedarme. – me dijo con una sonrisa de satisfacción, como si estuviese ganando la discusión.

Eso solo me dejaban unas últimas palabras, no quería y me temblaban las manos solo de pensar en decirlas, pero ¿cómo echarle sino? Suspiré dos veces, me levanté de un salto y dije a gritos:

- ¿No te das cuenta que aquí no pintas nada? Solo me tendrás preocupada por qué no te maten, alguien morirá salvándote como casi muero yo en el desierto. – me odio, me odio, me odio…

Seguía temblando y eso le daba un toque a mi ira, pero lo peor era ver su cara, no sé cuánto tiempo iba aguantar en esta pose sin echarme a llorar.

- Está bien, si tanto quieres que me vaya, me iré. Mañana no te molestes en pasar por aquí porque no estaré. – dijo mientras me señalaba la puerta y me invitaba a salir. – Y ahora vete para que pueda recoger mis cosas.

Salí sin mirar atrás, sabía que de hacerlo me echaría a llorar a sus brazos y tenía que ser fuerte. El llevar tanto tiempo sin llorar y sin mostrar mis emociones me estaban viniendo muy bien en estos momentos, pero no era una piedra y no lo aguantaba todo.

Corrí por el largo pasillo y pasé por la zona donde me esperaba Gadreel, ni siquiera me molesté en mirarle, simplemente no podría hablar con nadie ahora mismo. Abrí la puerta que daba a la calle y bajé los cuatro escalones que había de un salto, pero con mi mala suerte de hoy, tropecé con alguien y ambos caímos al suelo.

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Y ya empezó...guau..!! jajajaja!! Espero que les haya gustado y bueno, aunque desafortunadamente tengo algo menos de tiempo que cuando estaba de vacaciones, intentaré subir el siguiente lo antes posible.

Capítulo dedicado a Shadow1996. Gracias princesa mía, te echo mucho de menos y espero que te vaya todo bien en este nuevo curso... BESOS Y YA SABES...TE QUIEROOO!! jajaja!!

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