Capítulo 36: Olas de fuego y engaño.
KAI
- Entonces princesa, ¿cómo narices vamos a crear agua en un desierto?
- Esa es tu especialidad, ¿no? – me miró con una sonrisa cómica. Se reía de mí.
De reojo pudimos ver como los dos chicos nos cubrían las espaldas, no dejaban de mandar proyectiles ardiendo para mantener a los sombras bien lejos. De vez en cuando, alguna de esas bolas se nos acercaban peligrosamente, pero ambos las desplazaban o se las devolvían con suma destreza.
De repente Adalia tiró de mi brazo y me obligó a colocarme en el centro de la extraña fortaleza que había colocado. Me sentía como el centro de la diana en una partida de dardos, todo el mundo quería darnos justo en el centro.
Miré a Adalia asustado, no me gustaba nuestra nueva posición a pesar de que nuestros protectores estaban haciendo un buen trabajo. Pero cuando posé mis ojos en ella, me asusté aun más. Estaba petrificada mirando al suelo, parecía ser capaz de ver a través de él.
Entonces la tierra empezó a temblar y delante de nosotros se formó una pequeña grieta que no tardó en convertirse en un agujero.
- ¡Guau! ¿Cuántos elementos controlas? – me miró como si lo que acabara de hacer fuese lo más normal del mundo.
Se notaba que ella estaba en un nivel muy por encima que el resto, de haberlo sabido hubiésemos aprovechado la semana para entrenar.
Ella no contestó, pero si me miró con una actitud que parecía decir “tengo mejores cosas que hacer que contestar a tus preguntas”, cosa que hasta me hizo gracia, me gustaba su personalidad aunque creía que eso nos iba a traer más de una discusión en el futuro.
- Llena el agujero de agua. – me ordenó.
No me gustaban las órdenes, nunca me habían gustado y nunca me gustarán, pero he de reconocer que no estábamos para discutir, quería que esto se acabara cuantos antes para así poder irme a casa y que ella viniera también.
Cerré los ojos y me concentré. Sabía que era lo que tenía que hacer, sabía que debía buscar el poder dentro de mí. Pero algo parecía ir mal, no solía costarme tanto encontrar el poder y ahora parecía estar difuminado, como si no estuviera aquí completamente. Y claro, yo no estaba aquí del todo, por lo tanto, mi poder tampoco.
Llevaba apenas unos segundos intentándolo, cuando la paciencia de Adalia llegó a su fin. Me cogió de la mano y noté una conexión instantánea. Parecía estar buscando lo mismo que yo, esa fuerza dentro de mí. Pero en cuanto noté su fuerza recorriendo mi cuerpo, una pequeña gota de agua pareció crecer en mi pecho y a partir de ahí, el agujero empezó a llenarse delante de nosotros.
Vale, ya teníamos el agua ¿y ahora qué? – pensé para mis adentros.
- ¿Puedes manejarla y agrandarla? – me preguntó.
La miré con una ceja levantada y de una manera algo creída. Era agua, claro que podía hacerlo.
- Puedo prepararte un jacuzzi si es lo que quieres. – contesté.
Pude ver en su cara las ganas de patearme el culo, si no estuviéramos en esta situación, lo haría sin pensárselo. Pero estábamos aquí y la concentración debía empezar a aparecer, no podía seguir distraído con su manera de ser, debía actuar como un adulto.
- Bien, tengo un plan ¿Has leído la biblia? ¿las aguas que abrió Moisés? - ¿cómo iba a comportarme como un adulto con semejantes comentarios.
- ¿En serio? ¿la biblia? – dije mientras contenía las ganas de reírme.
Pero ella no contestó, simplemente se limitó a contarme el maravilloso plan. Espero que no sea sentarse a rezar…
- Tú mandarás el agua por detrás, intenta no ser visto. Transporta solo una pequeña cantidad y luego la dejas crecer detrás de ellos. – me costaba entenderla de lo rápido que hablaba, pero podía ver el plan en mi cabeza, era realmente buena. – Yo abriré la fortaleza creando un pasillo con dos paredes de fuego a cada lado. Tú tienes que obligarles a entrar y cuando estén dentro, dejaré caer el fuego en sus cabezas.
Me la quedé mirando con la boca abierta, ahora sí que su personalidad me dejaba alumbrado, podría ser una gran líder si el resto quisiéramos y yo, por supuesto, votaría por ella sin dudarlo.
Adalia miraba hacia sus compañeros, parecía estar ideando otro plan para ellos y yo aun no había conseguido cerrar la boca de mi asombro y tras sus siguientes palabras, mucho menos.
- Derek, colócate a nuestra derecha. Matt a nuestra izquierda. – mientras daba la orden, los miraba fijamente, por eso pude saber que Matt era el novio y Derek era el otro. – Vuestra misión es evitar que ningún proyectil venga hacia nosotros.
- ¿Cómo proteger a algo que no vemos? – dijo el tal Derek sin ni siquiera mirarla, no podía dejar de mirar a los sombras y de enviarles proyectiles.
- Él está a mi derecha y no se moverá de mi lado. Imagínenselo.
Ambos aceptaron con la cabeza y yo procuré quedarme claramente en su derecha, no me movería de aquí por nada del mundo. Entonces ella me miró y en sus ojos pude ver algo que hasta ahora no había visto, pánico.
- ¿Listo? – la voz le falló confirmando el estado de su mirada.
- Lo haremos genial, fuimos creados para esto. – dije para intentar darla toda la fuerza que de repente había crecido en mí.
Tenía ganas de probarme, de hacer trabajar esa pequeña gota de agua que Adalia había activado en mi interior.
No lo demoré más, cogí una pequeña bola de agua del charco que habíamos creado y la lancé al cielo tan rápido que apenas yo la vi y mucho menos los sombras. La hice volar hasta la espalda de estos, ahora no podía verla ya que quedaba oculta entre el grupo de doce sombras, pero si sabía perfectamente donde estaba.
Oí como Adalia respiraba un par de veces a mi lado, pero no me atreví a mirarla para no perder la concentración, estaba claro que esta chica hacía que mi mente dejara de ser responsable y se convirtiera en un torbellino de ideas y comentarios maliciosos.
- Allá vamos. – dijo al final sin ningún ápice de pánico.
Y entonces entendí a que se refería con la biblia y Moisés, acababa de abrir la fortaleza de fuego como Moisés abrió las aguas. El fuego se levantó unos tres metros de altura, formando unas peligrosas paredes imposibles de traspasar.
Los sombras, tras mirarse con series dudas por nuestro movimiento, empezaron a lanzarnos toda clase de magia, bolas de fuego, piedras voladoras e incluso viento. Pero ahí estaban nuestros protectores para protegernos de todo eso.
- Kai, ahora.
Y tras oír eso, supe que estaba más que listo. La pequeña bola que había a las espaldas de los sombras, empezó a coger una altura de unos cuatro metros de alto. Y cuando lo conseguí, la ensanché otros cuatro metros, haciendo un cuadrado perfecto de agua. La sensación era como si estirase parte de mí, como si fuese un chicle (caramelo masticable) que se puede estirar y estirar. Me sentía parte de esa agua y cuanto más crecía, mas crecía yo también.
Vi que podían escaparse por los laterales, por lo cual puse unas paredes hasta las olas de fuego de Adalia. El vapor que empezó a salir fue inmediato y mi cuerpo notaba ese calor a pesar de estar a varios metros de distancia.
Un sombra cayó dentro de mi cuadrado de agua y soltó un pequeño grito que acabó ahogado por tanta agua. Entonces todos vieron la amenaza que les venía por detrás, había sido una trampa y habían caído.
- Kai, tienes que obligarles a avanzar. – me dijo casi gritando.
Lo pensé durante un segundo, si movía mi fortaleza había la posibilidad de que alguno se escapara.
- Puede que se me escape alguno. – dije simplemente para advertirla.
- No me importa si se escapan uno o dos, quiero acabar con todos los que pueda. – acepté con la cabeza, parecía haber nacido para esto.
- Ensancharé el muro por si acaso, les costará más cruzarlo. – dije mientras obligaba a mi muro a crecer hacia delante y así obligar a los sombras a avanzar.
A estos no les quedó más remedio, algunos intentaron saltar dentro del cubo pero de ahí no salieron, otros empezaron a avanzar hacia las olas de fuego. Solo un poco más y estarían en el lugar idóneo para que Adalia dejara caer esas olas encima de sus cabezas y abrasarlos en el momento.
Pero algo estaba pasándome, no podía más, parecía que había corrido una maratón y tanto mis piernas como el resto de mi fuerza, fallaban.
- Solo un poco más, aguanta un poco más. – dijo Adalia al comprobar el estado en el que me encontraba.
Tenía que hacerlo, ella había confiado en mí trayéndome a ayudarla y no la decepcionaría, tenía que seguir. El cubo se iba moviendo poco a poco, muy poco a poco, demasiado lento.
- No puedo más, tienes que hacerlo ahora. – fue un grito de desesperación, sabía que aún era pronto pero necesitaba soltarlo.
Ella ni siquiera me contestó y yo se lo agradecí, necesitaba la poca fuerza que me quedaba, tenía que darlo todo. Un grito salió de mí y el cubo volvió a moverse hasta conseguir los metros necesarios. Ahora los sombras se encontraban justo debajo de la fortaleza y la mitad de mi cubo también, lo cual el calor era tan abrasador que estaba matando las pocas fuerzas que me quedaban.
- Haz que el agua desaparezca. – me dijo las palabras que tanto deseaba oír.
- Eso está hecho.
Y con un suspiro, el agua desapareció como si nunca hubiese estado ahí. Mis manos cayeron a mis rodillas derrotadas y las manos de Adalia cayeron de golpe haciendo que las olas de fuego ocultaran a todos los sombras.
Los gritos fueron de desesperación, pero apenas duró un segundo, en cuanto el fuego tocó el suelo, una gran llama salió despedida hacia el cielo pudiéndose ver a kilómetros.
Todos nos quedamos relajados y satisfechos por el trabajo bien hecho y durante unos minutos, Adalia también quedó en ese estado. Pero luego se volvió algo loca, empezó a girar sobre sí misma, buscando con la mirada algo que parecía no encontrar.
- Paul, Paul ¿Dónde estás? – el pánico volvió a posarse en sus palabras, pero esta vez con más fuerza ¿Quién sería ese Paul?
Derek salió hacia un coche enorme que estaba oculto entre las sombras, empezó a abrir todas las puertas y a buscar al tal Paul, pero este no apareció y nos sumimos el resto en la búsqueda. Aunque no supiese como era Paul, solo necesitaba encontrar a alguien que estuviese vivo y no fuésemos nosotros.
De reojo vi un fogonazo de luz moverse por el aire y caer en la oscuridad del interior del desierto. Dos figuras aparecieron de la nada, una de ellas amenazaba con un cuchillo a otra. Por la cara de Adalia supuse que el tal Paul era el amenazado. Esta parecía entrar en cólera por segundos, su cara estaba totalmente descompuesta y ninguno estábamos cerca de ella para consolarla.
- No deis un paso más o me lo cargo. – dijo el hombre que llevaba el cuchillo, el cual apretó un poco más y empezó a verse un hilillo de sangre caer por el cuello del chico.
- Te juro que como le hagas daño no saldrás bien parado de esto. Lo que les ha pasado a tus chicos será como el paraíso para ti. – amenazó Adalia tras oír un grito de dolor de Paul.
Adalia me buscó con la mirada, parecía estar pidiéndome ayuda y yo estaba dispuesto a hacer lo que me pidiese, las que no estaban dispuestas eran mis fuerzas. Apenas conseguía andar y así lo hizo saber el sombra del cuchillo.
- No lo intentes, se que tienes alguna clase de ayuda. Pero también sé que el poder de un alma en viaje astral tiene sus limitaciones. Y quien sea debe de estar muy agotado.
Aquel sombra parecía ser uno de los listos. Adalia me miró y yo acepté con la cabeza, el sombra llevaba razón, ni siquiera era capaz de articular una sola palabra, intenté decírselo pero de mi voz no salió nada.
Empecé a sentirme extraño, era como si mi cuerpo estuviese abandonando el lugar. Aun no, debo estar un poco más. – le dije a mi cuerpo.
No iba a ser de ayuda, más bien debería apartarme y no molestar, pero no podía irme, debía asegurarme que Adalia subía al coche sana y salva y no parecía que eso fuera a suceder.
- Entonces dime, ¿qué quieres? – dijo desafiando al sombra con la mirada.
- Mis intenciones no han cambiado. – dijo el sombra con un tono hosco.
Eso no lo entendí, parecía que ya habían hablado antes, como si hubiesen estado negociando algo antes de la pelea o en algún otro momento ¿acaso ella también había tenido dudas acerca de su lealtad?
Adalia se quedó muy pensativa, parecía estar replanteándose lo que fuese que la hubiese pedido antes. Pero sea lo que sea no podía aceptar, ella era mucho más importante para el mundo de lo que lo era el chaval ese, el cual parecía ser un simple humano sin magia.
- En el caso de que acceda a irme contigo, ¿qué les pasará a mis amigos? – vale, ahora sé lo que la había pedido.
Pero también pude leer entre líneas, Adalia estaba intentando perder tiempo para algo, quizás tuviese un plan o estuviese ideando alguno. Pero lo que ella no se esperaba era el comportamiento de su novio, aunque él le daría el tiempo que necesitaba.
- No te lo permitiré. – grito Matt mientras se acercaba a ella.
- Quieto o lo mato. – gritó el sombra mientras apretaba más el cuchillo y un nuevo hilo de sangre salía del cuello del chico.
Entonces pasó algo que nadie se esperaba, Adalia empezó a mandarle oleadas de aire a su novio y este fue retrocediendo con cada golpe. Parecía igual de sorprendido que el resto, pero Adalia llevaba razón, si se acercaba mataban al chico.
- No me obligues a volver a encerrarte. – dijo esta con suplica en los ojos.
Matt se quedó petrificado ante la amenaza de su novia, estaba claro que no se esperaba algo así. Además, no parecía comprender que ella tenía un plan.
- No te dejaré que lo hagas. – dijo Matt mientras la miraba con odio.
- ¿Acaso crees que podrías impedírmelo? – las palabras parecían salidas del corazón, estaba claro que nadie podía pararla si ella no quería y en este momento estaba claro, no quería que la parasen. Giró su postura con decisión y volvió a mirar al sombra. – ¿Quieres que luche del bando de los sombras?
- Exacto. Tú lealtad a cambio de la vida de tus amigos. – no me gustaron las palabras y tuve que repetirme unas veinte veces que debía confiar en ella.
Cosa que el novio no parecía hacer. La confianza de este sobre su novia era pésima, estaba cegado por el amor y el odio que sentía por el sombra y no parecía ver más allá de sus narices.
Intentó salir corriendo hacia Adalia pero esta vez fue su amigo quien se lo impidió. Empezaron a forcejear, pero Matt no conseguía soltarse de los brazos de Derek. Este último empezó a decirle algo al oído y Matt parecía algo más calmado que antes.
Adalia me miró pidiéndome ayuda con su novio, eso sí podía hacerlo. Me fui acercando a ellos y cuando pasé por su lado, ella hizo como si no me hubiese visto, no quería levantar sospechas con el sombra. Y para seguir distrayéndole, dijo:
- ¿Qué te hace pensar que no me rajaré en el último momento? ¿qué a la hora de la verdad no volveré junto con mis hermanos?
- Bueno, llevo siguiéndote casi dos semanas, sé quiénes son tus amigos y quiénes son tus padres. No me costaría nada asesinarlos y para cuando te quieras dar cuenta, ellos ya estarían muertos.
Me giré para ver la cara de Adalia, ya no estaba a su lado pero no importaba, su rabia y su furia se podía ver a kilómetros de distancia. No le había gustado que amenazaran a sus seres queridos, pero no estaba perdiendo el control, se notaba que ya estaba formando el nuevo plan en su cabeza.
Ya había llegado al lado de Matt e intenté hablarle, pero tal y como me había pasado antes, no podía más, apenas tenía fuerzas para permanecer en este lugar y mucho menos para proyectar mi voz.
- No Adalia, no puedes hacerlo. Es una trampa. – empezó a gritar a la desesperada.
Tenía que hacer algo, no podía quedarme a su lado y sin decir nada solo porque no podía hablar. Con el forcejeo con Derek, ambos estaban arrodillados en el suelo, así que puse una mano en su hombro para tranquilizarle y para poder agacharme sin caerme, mis fuerzas estaban bajo mínimos, y con la otra mano escribí en la arena una palabra: CONFÍA.
En cuanto la leyó todo su cuerpo se relajó y una tímida esperanza se posó en sus ojos, la suficiente para dejar actuar a Adalia. La cual ya parecía más que decidida a entregarse para efectuar el cambio. Dio varios pasos hacia el sombra y dijo:
- Está bien, suéltale.
- Acércate más. – dijo el sombra que no parecía fiarse de la pelirroja.
Pero cuando estaba a tan solo dos metros de ellos, el chico empezó a hablar para sorpresa de todos.
- No hagas esto. No valgo la pena. – parecía que le importaba Adalia, pero sí que es cierto que no valía la pena, no comparado con el destino de ella.
Vi de reojo como tanto Derek como Matt pensaban como yo, se debían de estar lamentando el haberle traído y ya que lo mencionaba, yo también me lo preguntaba.
- Suéltale o no me moveré. – dijo Adalia tan seria que daba realmente miedo y haciendo ver a su amigo que no le importaba lo que le dijera.
Hubo un momento de autentico pánico. En la mirada del sombra se veía claramente la poca intención que tenía de soltarlo, pero de repente y tras apretar un poco más el cuchillo en el cuello de Paul, le soltó y le empujó hacia Adalia.
- Paul, vete con Matt. – dijo mientras le abrazaba y luego le empujaba hacia donde estábamos nosotros.
Pero lo dicho, este chaval era un completo incordio. En vez de dejar trabajar a Adalia, se ponía a discutir con ella y yo ya no sabía cuánto más iba a aguantar. Cada respiración parecía costarme horrores, todo mi cuerpo parecía pesar diez veces más, como si algo tirase de mí hacia abajo, intentando volver a sentir la sensación de caída de cuando me aparecí aquí.
- No me obligues a seguir. – oí que decía Adalia mientras mandaba pequeñas ráfagas de aire al chico incordio.
Este al final desistió su intento de no abandonarla y se vino donde estábamos nosotros. Se puso a mi lado y le miré con odio, no sabía si aguantaría hasta el final y de no hacerlo, sería solo culpa suya.
Adalia se había acercado al sombra y este la había agarrado con todas sus fuerzas. Pude ver en la cara de Adalia las arcadas que le producía estar tan cerca de un sombra y en la cara de Matt la oscuridad que solo los celos proporcionaban.
Pero entonces la mirada de Adalia cambió y pasó del asco a la fuerza y a la confianza, aquel sombra iba a morir.
- ¿Cuánta temperatura aguanta el cuerpo de un sombra? – le dijo con una maléfica sonrisa en la cara.
Este se quedó blanco durante unos segundos hasta que el calor empezó a subirle, la frente le sudaba y los cuatro chicos nos íbamos acercando tímidamente hacia ellos.
- Has cometido un gran error amenazando lo que más amo. – dijo mientras el sombra ponía tal cara de dolor que parecía que iba a explotar.
Pero entonces pasó algo que hizo que todos no detuviéramos en seco. El cuchillo con el que había amenazado al chico incordio, ahora estaba clavado en el costado de Adalia.
Esto había supuesto una pequeña adrenalina para mis fuerzas, no mucha pero lo suficiente para unos minutos más. Intenté hablar y solo salían extraños ruidos de mi boca, pero nadie era capaz de oírlos, o al menos no parecían hacerlo.
A pesar de que Adalia tenía un cuchillo clavado en su costado, ella siguió mandándole ese calor. Igual que yo había ahogado a la gente desde dentro, haciendo crecer el agua de su organismo, Adalia estaba aumentando la temperatura corporal y estaba claro que aquel sombra ya no aguantaba más con tanta fiebre.
Soltó el brazo de Adalia y se tambaleó hasta caer al suelo. Una vez ahí, Derek corrió hacia ellos y le clavó un cuchillo al sombra. Ya está, había muerto, pero ahora la que podía morir era Adalia.
Tenía que sacar las fuerzas de donde fuera para hablar. Intenté hacerlo pero nada, no salía ni un sonido de mi voz y ya no me veía las manos, estaba desapareciendo.
- Te veré en unas horas. – me dijo Adalia con voz débil. – Estoy muy cansada.
Esas tres últimas palabras dieron un vuelco a mi corazón y por fin, desde hace un buen rato, empezaron a salir sonido de mi boca, así que aproveché para decir lo que era más importante en estos momentos.
- Diles que tendremos la enfermería lista para vosotros. – me miró extrañada, pero yo no tenía tiempo para esto y dado que nadie había mirado en mi dirección ni me había pegado al oír una voz saliendo de la nada, supuse que solo ella podía escucharme en mi estado. - ¡DISELO!
- Kai dice que tendrá la enfermería lista para nosotros, pero no entiendo porque lo ha dicho
- Cariño, te ha apuñalado. – le dijo Matt
- Prométeme que te cuidaras para poder darte la paliza que te mereces después de esto. – dije en un último intento, ya no podía más y apenas veía nada de mi cuerpo.
La sensación de caída al vacío volvió a posarse en mi estomago y cuando quise ser un poco consciente de que todo había pasado, abrí los ojos de golpe y me encontré tumbado en un sofá y rodeado de tres caras preocupadas.
- No, no, tengo que volver. – dije sin estar del todo seguro de lo que decía, solo sabía que tenía que estar con Adalia, que ella me necesitaba y que había desaparecido en el peor momento.
Me levanté de un salto y empecé a caminar por la sala en busca de lo que me había llevado a ese desierto infernal, era un movimiento desesperado que sabía que no surgiría efecto, pero no soportaba estar aquí sin hacer nada.
De un salto Malak se colocó delante de mí, ni siquiera había visto que estuviese en la sala hasta ahora.
- ¿Qué ha pasado? – dijo mientras me agarraba de los hombros y me obligaba a parar y a sentarme en el sofá, él se sentó a mi lado.
- Está herida. A ella la han herido. – lágrimas en mis ojos parecían amenazar por salir. – Vienen hacia aquí.
- Prepararé a los médicos para que estén listos. – dijo Malak mientras se levantaba. Pero cuando estaba justo en la puerta dijo - ¿Ha pasado algo más?
Lo pensé, sí que había pasado algo más pero sabía que decirlo dañaría a todos los que estábamos en la sala, a todos nos recordaba a alguien. Pero tenía que decirlo, era mi obligación informar.
- Sí. Una de las protectoras ha muerto.
La reacción de todos fue la esperada, Isaura se vino abajo y con ella Dayan, Malak intentaba hacerse el duro mientras sacaba un teléfono móvil del bolsillo y marcaba los números demasiado rápido, tanto que tuvo que rectificar en dos ocasiones. Y Eve, se sentó a mi lado y me cogió de la mano mientras me miraba con preocupación, la hice un gesto de que se lo contaría todo.
Malak consiguió marcar correctamente y se llevó el teléfono a la oreja.
- Gadreel. Sí, Kai ha despertado. Fuego está herida, que preparen el quirófano ya vienen. – esperó – No, Shina no conduce, supongo que lo hará Derek. – Esperó – Gadreel, para, Shina está muerta, por eso no conduce. – Esperó – Lo sé, de acuerdo.
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Dedicación especial a @KikeMorenoDominguez gracias por todo tù apoyo y espero que te guste este capítulo. Ya sabes....tus deseos son órdenes para mí...jajajaja!! Besos
Y bueno, solo deciros que siento la tardanza, estos capítulos me están costando mucho más porque debo cuadrarlos a la perfección con las otras historias, bueno eso y que me está costando la vuelta al trabajo y a la vida normal....yo quiero irme a la playa, jo!! jajajaja!!
Besos y ya sabes, no se olviden de votar y comentar :D :D
P.D. CarolinaNi....FELIZ CUMPLEAÑOS PEQUEÑA....!!!!! Te quiero mucho :D
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