Capítulo 35: Obviedades y muerte.

¡ATENCION! Para la gente que no haya leído Fuego, le recomiendo que lo haga antes de leer este capítulo puesto que aquí pasan cosas que os desvelaran parte del final de Fuego y la verdad, sería una pena...para mí Fuego fue increíble y me gustaría que la disfruten como es debido...

En fin, como ya he empezado ha hablar por aquí, continúo... ¡¡HE VUELTO...!! Que levanten la mano todos los que me echaron de menos... ¡¡ALA, tantos no...!! jajajaja!! sí, las vacaciones me sentaron fatal...jajajaja!!

Y bueno, quisiera hacer una dedicación especial a @eclipse23 que ha hecho más divertida mis vacaciones gracias a su maravillosa historia... Besazos guapísima :D

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KAI

No podía dejar de mirar su melena al viento, parecía una autentica llama de fuego que salía de su cuero cabelludo para iluminar este tétrico lugar.

Solo era capaz de percibir el calor de nuestro alrededor, casi parecía salir de su melena llameante, pero era demasiado sofocante, casi notaba el sudor saliendo por mis poros y digo casi, porque dudo que mi proyección aquí pueda hacerlo.

Ella me miraba tan perpleja como supongo que lo hacía yo. Parecía ser una chica de las que no puedes acercarte sin recibir un mordisco a cambio, su mirada era agresiva y eso la hacía mucho más atractiva, me recordaba mucho a Eve en eso.

Adalia parecía estar juzgándome con la mirada, no parecía agradarle mucho mi aspecto, pero si nos parábamos a mirar el suyo, una pequeña cólera se encendió dentro de mí.

Tenía el cabello tímidamente recogido, dejando mechones sueltos y dando la sensación de látigos de fuego, pero a pesar de eso, era muy elegante. Casi tanto como su vestido, parecía recién salida de una fiesta o de un baile, exceptuando el detalle de que necesitaba una buena visita a la tintorería.

- Es algo increíble. – dije muy indignado. – Nosotros esperándote en la comunidad y tú de fiesta.

Reconozco que no eran las palabras más adecuadas para empezar una futura y extraña relación fraternal, pero realmente estábamos preocupado por ella en la comunidad y verla con ese aspecto, me hervía la sangre.

Ella miró su vestido algo avergonzada, como si en el fondo supiese que llevaba razón. Pero era una chica dura y su mirada de vergüenza apenas duró un segundo, enseguida imitó mi pose y me miró con más superioridad de la que había visto nunca en unos ojos.

- Ya. Pues no estás aquí para sermonearme. – me dijo mientras ponía los brazos en jarra y me desafiaba con la mirada.

Y por primera vez miré a mi alrededor, parecía que había entrado en la batalla del infierno. Al menos veinte sombras se encontraban tras una línea de fuego que nos protegía de ellos, solo tres brujos de la luz luchaban contra ellos aunque parecía irles razonablemente bien.

Volví a mirar a Adalia y seguía con su mueca de enfado y sus brazos en jarra, me hizo mucha gracia su postura aunque no me reí, pero si me burlé algo de ella.

- Ya, pues dime. ¿Qué quiere que haga su majestad? – dije haciendo una reverencia exagerada mientras miraba de reojo la cara de sorpresa de la pelirroja.

- Siempre eres tan idiota. – dijo ella algo crispada por mi comportamiento.

No la culpo, ella estaba viviendo una guerra y yo venía de una noche de juegos y alcohol. Pero no veía que corriéramos ningún peligro y de ser así, éramos dos elementos, algo podríamos hacer.

Entonces me acordé de las palabras que pronunció Eve en una ocasión “El agua apaga el fuego, pero no olvides, que el fuego evapora el agua”. Recuerdo como estábamos en la cueva, una cueva que ahora parece pertenecer a otra vida, Eve levantó una pequeña bola de agua y apagó la hoguera que nos calentaba.

- Bueno, no espero caerte bien. Eres mi opuesto. – dije haciendo una sonrisa mental ante mi comentario.

Su cara de incredulidad fue inmediata y ahora sí que sonreí, me parecía una chica muy graciosa, parecía tener una mueca de enfado constante en su cara y cuando esta cambiaba, todo ella parecía relajarse para en cuestión de segundos, volver a su máscara de hierro.

- Oh, venga. No pongas esa cara. – dije con voz exasperada, como si me molestara su incredulidad. – Tú eres fuego y yo agua, ¿yo te apago a ti y tú me evaporas a mí?

Durante un segundo se quedó inmóvil, parecía estar repitiendo la frase en su cabeza. Entonces soltó una carcajada, era la primera vez que sonreía desde que había llegado y su cara se relajó de tal manera que me recordó a Isaura, ya no parecía una chica dura sino más bien a alguien que necesitaba protección, parecía vulnerable.

Y recordé la batalla, ella me había hecho llamar para que la ayudara y yo no dejaba de comportarme como un imbécil. Ya habría tiempo de bromas cuando esté en la comunidad – me dije a mí mismo.

- Bueno dime ¿qué está pasando aquí? – dije mirando la batalla.

Miré justo a tiempo para ver como uno de los chicos ayudaba a otro mandándole una bola de fuego al sombra contra el que luchaba. Este aprovechó la ayuda para acabar clavándole un cuchillo en el cuello del sombra.

Me quedé fascinado y no solo por la manera en que lo había matado, sino por los movimientos de ese chico, eran precisos y exactos, igual que Eve cuando lucha.

De reojo vi como Adalia apartaba la mirada para no ver como el cuerpo del sombra caía al suelo y se desangraba en cuestión de segundos.

Aparte de los dos chicos, también había una bruja de la luz, era igual de hábil que sus compañeros aunque esta parecía usar más el aire y la tierra en lugar del fuego, como hacían los otros dos.

Nadie usaba el agua y eso me llamó la atención, a mi me había sido tan útil en mis anteriores batallas, que no entendía como ninguno se ayudaba de ella.

- Son sombras y hay que acabar con ellos para poder largarnos de aquí. – vaya, a la pelirroja la van las obviedades.

Estaba claro que eran sombras y dado que nosotros no lo éramos, era nuestro deber acabar con tanto como podamos. Y ni que decir tiene que la queremos en la comunidad lo antes posible, todos estábamos aburridos de esperarla y todos deseábamos empezar con los entrenamientos.  

Pues terminemos cuanto antes. – me dije a mí mismo.

- Bien, ¿Dónde hay agua cerca? – le dije ahora a ella mirando para todos lados.

Yo no era como ellos, no había practicado ningún otro elemento y solo controlaba el agua, les enseñaría que hacer con ella. Pero algo en la cara de Adalia me hizo ver que no me sería tan fácil.

- No sé, quizás haya alguna charca a unos cien kilómetros hacia la costa. - dijo usando un tono sarcástico. La miré con furia, no me gustaba su broma – Estamos en Arizona, aquí hay poco agua.

- Entonces, ¿por qué me llamaste a mí? – dije alzando la voz.

- No te llamé. – dijo con duda en la voz, como si no se creyese sus propias palabras.

- Tuviste que hacerlo, debiste pedir ayuda y pedirme a mí. – contesté mientras seguía mirándola con furia.

Estaba más que indignado, me había traído a una batalla en la que estábamos en una clara desventaja y encima no había agua, ¿por qué no llamó a Dayan? Aquí hay tierra en todas partes.

- Yo viaje a Minnesota y fui capaz de crear fuego de la nada. – dijo con algo de superioridad pero con la intención de animarme.

¿Crearlo de la nada? Supongo que podré hacerlo, soy agua, no debería resúltame difícil y además, me serviría para practicar.

- ADALIA, ¡CUIDADO! – gritó el chico que antes había ayudado a su amigo.

Miré hacia él y pudimos ver como una decena de sombras se dirigían hacia nosotros, bueno, más bien hacia fuego, a mí no podían verme. Pero por culpa de avisarnos, el chico había acabado volando por los aires tras una patada en todo el estomago. Cayó muy cerca de la línea de fuego, cosa que él aprovechó para enviar una serie de proyectiles encendidos hacia los dos sombras que le atacaban.

Consiguió acabar con ellos, pero los que a mí más me preocupaban eran los diez sombras que venían a por nosotros.

- Chica fuego. Tenemos problemas. – dije colocándome a su lado.

Con un movimiento de brazo, extendió la línea de fuego para colocarla entre esos sombras y nosotros. No duraría mucho, podrían bordearlos y nos obligarían a crear nuestra propia cárcel en llamas.

- No durará mucho. – dije sabiendo que le gustaban las obviedades.

- Shina, ¡cuidado! – oímos que decía el otro chico.

Los sombras habían detenido su avance para mirar hacia la zona del grito, no eran muy espabilados que digamos, no parecían sombras preparados para la batalla, más bien parecían soldados en primera línea de fuego, esos a los que matan primero en las batallas. Pero a pesar de eso, Adalia incrementó la línea de fuego haciéndola más grande y más larga.

Ambos miramos ahora hacia la zona del grito, Shina era la chica bruja y no parecía estar yéndole muy bien, que se diga. Apenas vimos que pasó, solo que un sombra apareció delante suya y le clavó un cuchillo en todo el estomago. Esta cayó al suelo derrotada y Adalia soltó un grito ahogado y empezó a correr hacia ellos.

La detuve tan pronto como me di cuenta de sus intenciones, no podía dejar que saliera de la protección y mucho menos para nada, no había nada que pudiese hacer.

Ella me fulminó con la mirada, sino fuera una proyección, estaría ardiendo ahora mismo tras su furia.

- Solo conseguirás que te maten.  – dije mientras apretaba más su mano para que no se soltara. – Además, ya tiene ayuda.

El chico que nos había avisado de la llegada de los sombras, acaba de llegar a la zona de la tal Shina y agarró al atacante del cuello, apretó con todas sus fuerzas y lo hizo girar hasta que el cuerpo del sombras se quedó flácido entre sus brazos, señal de que había conseguido sus venganza tras el apuñalamiento.

La cosa no pintaba bien para la chica que seguía tirada en el suelo y sangrando de manera excesiva por el estomago. Sus dos compañeros se pusieron a su alrededor, por un momento me recordó a Ralph y a su resurrección en el aeropuerto, eso me dio esperanzas para la chica.

El chico que había llegado primero empezó a hablar con ella, no podíamos oír que decía pero bien parecía una despedida. Al final este acabo practicándola un masaje cardiaco mientras el otro chico taponaba la herida.

Adalia ya no lo soportó más y con un gesto de dolor, se giró para mirarme. Unas tímidas lágrimas amenazaban por salir de sus hermosos ojos cobrizos y eso me volvió a recordar que ella necesitaba de mi protección y en este momento, lo único que podía hacer era abrazarla.

Pasó algo de tiempo en la que aquel chico practicaba sin cesar su masaje cardiaco, ella no parecía reaccionar de ninguna manera, estaba muerta.

Al final ambos acabaron aceptándolo y se quedaron petrificados mirándola, ni siquiera parecían respirar, debían conocerse desde hace mucho y su muerte parecía ser un shock para ellos.

Pero yo estaba indignado, tenían que espabilar de una vez, Adalia necesitaba su ayuda y todavía quedaban unos doce o trece sombras detrás de las protecciones de fuego.

Adalia levantó la cabeza y se produjo una comunicación no verbal entre nosotros, en sus ojos pude ver cómo me preguntaba sobre la situación y yo intenté poner la cara más triste que pude. No sabía si aquella chica resucitaría igual que Ralph y no quería darla falsas y crueles esperanzas.

Al final ella se giró y contempló como aquellos chicos estaban en ese estado de shock. Volvió a intentar escaparse hacia ellos, como si algo la dijera que tenía que ir a consolarlos por encima de todo, yo la agarré por detrás y formé una presa con mis brazos, no iba a dejar que se pusiera en peligro.

Al final el chico que había practicado el masaje cardiaco, levantó su mirada e inmediatamente la posó sobre Adalia. El cuerpo de esta se relajó al instante y pude ver una extraña conexión entre ambos, algo que se le parecía mucho a mi conexión con Eve.

El chico que había despertado del shock golpeó al otro y tras decirle unas palabras que no conseguimos oír, ambos salieron disparados hacia nosotros y Adalia les abrió una pequeña puerta en su línea de fuego, para que pasaran y llegaran hasta nosotros.

Esta volvió a forcejear entre mis brazos y por alguna razón, yo aún no me fiaba del todo. No sabía si era porque, para mí, eran completos desconocidos o porque no quería perder la protección que ofrecían mis brazos. Pero mis dudas se disiparon en cuanto se giró para mirarme y dijo:

- Suéltame, debo estar con él. – me miró con una mirada muy extraña, parecía estar rogándome y obligándome a la vez. Al final la solté y ella dijo:  – Gracias.

Saltó en los brazos del chico, que no se esperaba tal energía y casi caen los dos al suelo, pero él se equilibró y la abrazó con todas sus fuerzas mientras le daba un beso en la frente.

- Lo siento, lo siento de veras. – dijo Adalia con la voz rota.

Cosa que hizo que la cara del chico se descompusiera aún más. Estaba claro, eran amantes, se querían tanto como yo quería a Eve.

Dayan con Isaura, Adalia con este chico, yo con Eve, ¿sería cosa de elementos? Sea por lo que sea, yo me sentía feliz de una manera extraña, como si me importase su felicidad, como si realmente fuese mi hermana y quisiera lo mejor para ella.

- ¿Estás bien, Adalia? – le dijo el chico mientras la separaba un poco para verla la cara y con las manos palpar su coronilla, como si buscara una lesión.

Pero Adalia no tuvo tiempo de contestar. De repente vi una bola de fuego que se dirigía a la espalda de Adalia, ni siquiera lo pensé, me puse a su lado y los empujé justo a tiempo para evitar que le diera. La bola pasó por encima de sus cuerpos y rozó mi camiseta, esta no prendió pero pude notar el calor en mi estomago.

Los dos cayeron al suelo, él chico alzaba la mirada en busca de quien les había salvado pero acabó del todo desconcertado cuando Adalia dijo:

- Gracias. ¿Estás bien? – yo acepté con la cabeza, aún seguía con la sensación de calor en mi estomago.

La mirada de aquel chico parecía estar entrando en diferentes fases. Primero estaba la incomprensión, seguía buscando algo invisible, alguna explicación científica de lo que acaba de pasar. Luego su mirada cambió por la de duda, parecía que su mente iba llegando a la conclusión por muy extraño que pareciera. Y al final, como última prueba de su posible corazonada, acabó mirando a Adalia con suplica en los ojos.

Está rió al ver su expresión, parecía haber visto todas sus fases o al menos la última.

- Es agua. Al parecer yo le pedí que viniera, pero no sé cómo.

- Kai. – dije en apenas un susurro, quería que supiera mi nombre, ya que yo sabía el suyo, pero creo que solo ella me oyó.

- Está bien, es Kai, el chico agua.

La cara del chico era como si no le importase quien fuese, eso me molestó al principio, pero acabé entendiéndole, estábamos en una batalla y la seguridad de su novia estaba en juego, a mí tampoco me importaría un ser invisible.

Él fue el primero en espabilar, miró al otro chico, que estaba con la mirada perdida en algún punto de los sombras, sin parecer mirar a ninguno en concreto, él percibió la mirada de su amigo y entendió la señal de “estate preparado”. Luego miró a Adalia de manera muy protectora y esta pareció entender también el aviso.

- Debes crear agua, juntos les ahogaremos y les quemaremos. – me dijo como si nada, como si la batalla ya estuviese ganada.

De repente el chico empezó a lanzar bolas de fuego sin ton ni son, ninguna iba dirigida a nadie en concreto, su amigo empezó a imitarle y consiguió levantarse del suelo. Yo ayudé a Adalia a levantarse y esta me lo agradeció con una sonrisa, parecía encantada de mi comportamiento.

- Entonces princesa, ¿cómo narices vamos a crear agua en un desierto?

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Espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar...Besos

 P.D. Gracias Carelyn por el dibujo, ya sabes que me encantó...

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