Capítulo 26: Esta vez sí, ¡Feliz cumpleaños!

EVE

La casa de Kai era simplemente impresionante. Era una pequeña mansión en todo el centro de la ciudad de Londres, oculta a la vista de cualquiera tras unos grandes setos y un jardín tan grande que no veías el final. Una vez leí en un libro en el decía que a finales del siglo diecinueve, era muy habitual la construcción de mansiones con enormes jardines, en medio de la ciudad. Estos jardines eran a compartir con un grupo pequeño de casas, pero el padre de Kai las había comprado todas y las había unido en una.

- Debe de ser grandioso ser tú. – dije sin ser capaz de cerrar la boca.

- No te creas. Cuando solo hay en la casa dos personas más el servicio, se te hace fría e insegura. Solo deseaba escapar de ella. – miraba con asco la casa, recordando momentos desagradables en ella. – Ven, que te enseño mi habitación.

Me cogió de la mano y tiró de mí hasta la puerta de la entrada. Llamó tres veces y una mujer vestida con un horroroso uniforme de sirvienta y con la cara de haberla despertado, nos abrió la puerta y se quedó pasmada y con la boca abierta al ver a Kai.

- Se…señorito William, no le esperábamos. – dijo esta tartamudeando.

- Eso es porque no he avisado. – dijo él mirándola con condescendencia. Le golpeé en las costillas para que fuera amable.  – Sé que es algo inapropiado, pero estábamos por la ciudad y no íbamos a dormir en un hotel teniendo aquí mi casa. – le mostró una sonrisa de cordialidad y ella pareció relajarse un poco, solo un poco.

- Claro señor. ¿Desean que le prepare una habitación a la señorita? – dijo ella mientras nos daba paso al interior de la casa.

Nunca había estado en el palacio de Buckingham, pero estaba segura que esto era una versión, algo más pequeña, de lo que podías encontrar en él. Todo era dorado, los suelos eran de mármol brillante, la escalera era de madera caoba perfectamente barnizada, los cuadros tenían pinta de tener más años que la propia casa, las alfombras estaban impolutas y sin ningún hilo suelto.

- No hará falta, dormirá conmigo. – dijo Kai con una media sonrisa.

- Entonces señor, permítame que le advierta que su padre llegará mañana a eso de las diez, por si desea ser algo más cuidadoso. – eso último lo dijo con las cejas levantadas y mirando a Kai de manera extraña.

Este se rió ante el comentario y aceptó con la cabeza mientras me guiaba escaleras arriba. Llegamos a la primera planta donde había un sinfín de habitaciones. Yo no tenía muchas ganas de una visita turística, solo quería dejar el equipaje en algún sitio seguro y dormir hasta que el sol saliera. Pero Kai estaba muy emocionado enseñándomelo todo, la sala de juegos, la habitación de sus padres, la habitación de cuando era un bebe, la de invitados y por fin y en último lugar, la suya.

Entré casi con los ojos cerrados, de alguna manera, la seguridad de la casa y el cansancio acumulado, estaban haciendo mella en mí. De lo poco que me fijé de la habitación es que era tan grande como cabía esperar, había una puerta en la que supuse que era el baño y una columna que ocultaba otra sala en la que supuse que era el vestidor. Y digo supuse, porque en cuanto entré, solté la bolsa de golpe y mis piernas empezaron a dejar de aguantar mi peso.

KAI

Iba enseñándole la casa a Eve, pero sinceramente, no sé cuánto de lo que la decía me escuchaba. Parecía una zombie andante. Y no la culpo, habíamos pasado por mucho hoy y en estos últimos días, la huida de hoy había sido lo que había podido con ella.

Llegamos a mi habitación y ella soltó la bolsa de golpe. En cuanto la bolsa cayó al suelo, sus piernas se tambalearon hacia los lados y la cogí justo a tiempo de que cayera al suelo. La deposité en la cama y me quedé tumbado a su lado, contemplando su hermoso rostro plácidamente dormido.

Pero yo estaba lejos de tener sueño, mi cuerpo estaba lleno de energía y los recuerdos de aquel prado no dejaban de bombardear mi mente.

Mis hermanos, ya tenía ganas de conocerlos de verdad, de saber cómo eran y que les gustaba, sobretodo con Fuego, algo me decía que me lo iba a pasar muy bien a su lado.

Al final no pude más y me levanté de la cama, di vueltas por la casa rememorando historias de este lugar para intentar despejar mi mente de magia. Pero había pocas historias que rememorar.

Algo muy importante había pasado hoy, tras muchas dudas de si era o no el elemento, me había activado. Me sentía extrañamente diferente. Casi todo era igual, pero algo dentro de mí había cambiado, ahora parecía estar más lleno, como si tuviese una fuerza extra. Y claro que lo tenía, se suponía que podía controlar el agua.

Eso me dio una idea, entré en la primera habitación que encontré y fui directo hacia el baño. Era una de las tantas habitaciones para invitados inservible, todos los baños disponían de bañeras hidromasaje de tamaño gigantesco, eso me vendría muy bien.

La llené hasta la mitad y me concentré en ella, el agua estaba tan trasparente que incitaba a meterse. Pero no estaba aquí para darme un baño, tenía que hacer algo con el agua, demostrarme a mí mismo mi poder.

Algo me hacía concentrarme en eso nuevo que había en mi interior, como una fuerza en mi pecho o una… ¿gota? Sí, era como si tuviese una pequeña gota de agua dentro de mí. Sé que es una tontería, el cuerpo humano es, casi en toda su proporción, agua. Pero era así como me sentía, como si una gota de agua magia se hubiese posado en mi interior.

Solo tenía que concentrarme en ella, en su poder y en lo que me hacía sentir. Cerré los ojos y acerqué mis manos a la bañera, pronto estas quedaron completamente sumergidas.

Era extraño, no recuerdo haberlas acercado tanto al agua. Abrí un poco los ojos y efectivamente, no era yo el que se había acercado al agua, era el agua que se había acercado a mí. Había llenado la bañera hasta casi sobresalirse por el borde.

Saqué las manos hacia atrás y me separé todo lo posible del agua. Yo había hecho crecer el agua, igual que Eve lo había hecho con la cañería. Me sentía muy orgulloso de mi mismo por lo que había conseguido, pero sentía que podía hacer mucho más.

Esta vez desde lejos, me concentré en una parte del agua y la obligué a moverse con mi mente. Una bola del tamaño de un balón de fútbol, estaba suspendido en el baño de invitados. Guié la bola con la mente hasta el lavabo y la dejé caer suavemente.

Repetí ese proceso hasta dejar la bañera con el agua justa para un baño. Me quité la ropa y me sumergí para poder relajar cada parte de mi cuerpo que parecía no querer irse a dormir.

Era infinitamente más increíble sentir el agua ahora, era como si fuésemos uno, sentía cada parte de ella y me movía a su mismo ritmo.

Decidí disfrutar del baño y dejar lo experimentos para más adelante. Y al final el agua cumplió con su cometido, me relaje lo suficiente como para ser capaz de llegar hasta mi habitación y tumbarme al lado de Eve.

El sol entraba por las ventanas como si no hubiese brillado en su vida. Cogí lo primero que tenía a mano y me tapé la cara con ello. Era una almohada y me costó varios segundos deducir que si tenía la almohada de mi acompañante en la cara, es que ella no estaba en la cama. Abrí los ojos y efectivamente, así era, otra vez me despertaba solo en la cama.

Me giré y miré el resto de la habitación, no me extraña que se hubiera levantado, eran las doce del medio día, había dormido hasta muy tarde.

Encima de mi mesa escritorio había una bandeja con una tapa de metal que indicaba que debajo había comida. Me levanté corriendo y abrí la tapa dejándome sumergir entre todos los olores que venían a mi nariz. Bacón, huevos, salchichas, zumo, café, bollos,..todo un manjar que devoré en un tiempo récord.

También había una nota, igual que el ayer. No me hacía mucha gracia esta costumbre de despertarme sin ella y con una nota sustituyéndola.

“Te preparé el desayuno, como estés la mitad de hambriento que yo, te comes hasta la bandeja :D

Tú padre llegó y me pidió que bajara, cuando despiertes búscame. Te quiero.

P.D. Esta vez sí, ¡Feliz cumpleaños!”

Varias cosas me molestaban de su nota. La primera era el hecho de que estuviera con mi padre, eso no me gustaba ni lo más mínimo. Y la segunda es que había vuelto a decirme “Te quiero” por escrito, necesitaba que lo dijera en voz alta. Pero claro, tampoco se lo había dicho yo, en cambio ella ya me lo había escrito dos veces.  

Me vestí con lo primero que encontré, metí la partida de nacimiento que robamos ayer en el bolsillo del pantalón y bajé a la zona del salón, ahí no había nadie. Fui hasta el despacho de mi padre y tampoco. Rebusqué por todos los lugares de la casa y no había señales de ellos. ¿Y sí mi padre la hizo algo? Quien sabe lo que haría un rico chiflado como él.

Pero les encontré en el jardín, paseaban y hablaban de manera muy amigable, incluso diría que Eve está sonriendo. Me acerqué con sigilo y me escondí entre unos arbustos para que no me vieran, aunque no sé si fue mi imaginación o que realmente pasó, pero me pareció ver a Eve mirar hacia donde yo estaba escondido y guiñar un ojo de manera rápida.

- Mi hijo ha sido un niño perdido desde hace mucho, sé que la muerte de su madre le dejó hecho polvo y que yo no supe manejar la situación, pero él podría haberlo afrontado de manera diferente. – decía mi padre a Eve mientras se echaba las manos a la cara.

- Siento decirle esto señor, pero ¿qué esperaba? Sí, podría haber actuado de manera diferente y podría haber sido un niño maduro cuando no le correspondía serlo. Pero la verdad está en que usted le abandonó, él era un niño que necesitaba un padre a su lado, una figura a la que respetar en vez de odiar. – mi padre se quedó atónito antes las palabras de Eve.

Y no era para menos, yo no era capaz de creerme lo que acaba de oír, mi chica era toda una guerrera en muchos sentidos y la palabra tampoco era su punto débil. La amaba por todo esto, ella había comprendido en una semana, lo que mi propio padre no había hecho en diez años.

- Estoy realmente orgulloso de mi hijo por haber encontrado a alguien como tú, querida. Siempre pensé que sería una lagarta busca fortunas, pero eres sincera y honesta, se nota que quieres a mi hijo tanto como sé que él te quiere a ti. – eso hizo que la cara de Eve se relajara hasta el punto de que sus ojos se humedecieran. Pero supo mantener el tipo.

- Él es toda mi vida, señor. – eso me hizo salir de mi escondite e ir a besarla sin ningún tapujo de que mi padre estuviera observando.

Ella si parecía estar algo contenida, pero aun así me devolvió un beso tierno y sincero. Sé que era un buen momento para decir esas dos palabras, pero no quería que la primera vez fuese delante del hombre, que a pesar de que parecía haber sufrido un cambio, era el que destrozó mi niñez.

- Buenos días hijo. Me sorprendió mucho saber que habíais pasado la noche aquí, me ha hecho conocer un poquito más a la encantadora Eve. – dijo mientras me sonreía de oreja a oreja.

Pero yo no estaba para halagos ni para que me dijera obviedades acerca de mi novia. El enfado me subía con tal rapidez que si no llego a tener a Eve entre mis brazos, le hubiese pegado. Pero en lugar de eso, le dije:

- ¿Sabes de lo que me he enterado, papá? Pues que deberías felicitarme, es mi cumpleaños.

La primera impresión de mi padre fue de incomprensión, pero pronto esa incomprensión se convirtió en temor y en dudas. Supongo que se preguntaba cómo lo habíamos averiguado.

- Pero, ¿cómo… - dijo quedándose a medias.

- ¿Qué como lo sé? Pues verás, tengo esto. – y le saqué del bolsillo del pantalón la partida de nacimiento que habíamos robado del hospital. – No pasa nada si me lo explicas, es más, lo espero.

Le miré desafiante y Eve me apretó más fuerza para que me relajara. Tenerla entre mis brazos era lo único que me libraba de saltar a su cuello y eso me hacía querer tenerla cerca, no quisiera arrepentirme más tarde, de lo que fuera hacer.

- Hijo, ¿sabes por qué eres tú el heredero a suplantar mi marquesado? – me quedé a cuadros, sabía que esto era por algún royo burocrático de la monarquía.

- Soy el futuro marques porque, al no tener hermanos, soy el más mayor entre mis primos. – igual que lo fue mi padre en su día. ¿Pero que tenía esto que ver?

- Pues no serías el más mayor si yo no hubiese adelantado doce horas tu nacimiento. Resulta que el médico me debía un favor y tanto tu tía como tu madre, entraron a la vez al paritorio.

- Quieres decir, ¿qué cambiaste mi fecha de nacimiento para que yo tuviera un futuro que no quiero? – pregunté atónito.

- ¿Cómo quieres que supiera yo, en aquella época, que no ibas a quererlo? Mi misión como padres era conseguirte lo mejor.

Pero donde cualquiera hubiese visto esto como un engaño imperdonable o un buen motivo para no hablar a un padre, yo lo veía de otra manera.

Empecé a reír a carcajadas, no podía ni siquiera mantenerme en pie. Tanto Eve como mi padre me miraban desconcertados pero ni siquiera encontraba fuerzas para explicarles mi comportamiento.

Era libre, la mayor mentira de mi vida me había proporcionado la libertad. Ya no tenía que quedarme con un marquesado que no quería, ya podía forjarme mi propio destino, uno junto a Eve y ahora mis nuevos hermanos. Mi felicidad era tan grande que hasta abracé a mi padre y le di las gracias de mil maneras diferentes.

- ¿Acaso tú entiendes algo? – dijo mi padre a Eve mientras yo seguía dando votes y celebrándolo.

- Creo que sí, pero no sabía que le disgustase tanto ser marques. – dijo Eve mientras me miraba con una sonrisa tan radiante que mostraba mi felicidad en ella.

- ¿Cómo dices? – dijo mi padre con más desconcierto que antes.

- Pues qué ya no tiene que ser marques puesto que no es el primo mayor de descendencia del príncipe, o como sea que vaya. – la verdad es que si no estabas familiarizado con los términos, podría resultar muy lioso.

Pero la cosa estaba así. Los marquesados se reparten entre los primos del príncipe. El marquesado que tiene mi padre, se reparte entre varias familias y el primer hijo de estas es el que se queda con la herencia. Al ya no ser el primero de todos, me libro de lo que nunca quise.

- ¿Estás seguro que no quieres el marquesado? Una vez tomes la decisión, no habrá vuelta atrás. – me dijo mi padre con una mirada extraña en la cara.

Me acerqué a él con sigilo, volví a coger el certificado de nacimiento y se lo entregué.

- No lo quiero padre, nunca lo he querido y nunca lo querré.

- Como quieras. – dijo mientras cogía el certificado y se lo guardaba en el bolsillo. Seguía sin entender la mirada pero algo me decía que me iba a quedar con las ganas. – Debo irme al trabajo y no saldré hasta la noche, ¿estarás por aquí?

Miré a Eve ya que no tenía respuesta a esta pregunta, pero algo me decía que no era recomendable quedarnos en el mismo lugar mucho tiempo y menos si en ese lugar hay familiares tuyos a los que puedan torturar.

- No lo creo. – dije mientras levantaba los hombros en señal de disculpa.

- No importa, ya ha sido una sorpresa veros aquí. – hizo una pausa en la que su cara se entristeció y dijo – Por cierto, creo que debes saberlo, Samantha me abandonó en cuanto la reina nos dio su negativa. Ni siquiera coge el teléfono. Creo que estoy en deuda con esa anciana con mala leche, me ha librado de un matrimonio falso.

- Siento que esta tampoco fuera la adecuada. – dije sinceramente.

Aunque odiaba a Samantha y Alexa, no podía no sentir pena por mi padre, sobretodo ahora que, mediante sus actos, me acababa de demostrar que la quería de verdad.

- Da igual. Espero que os lo paséis bien en el viaje y por favor, llamarme para informar que tal os va. – dijo eso más a Eve que a mí, ya que sabía que se me olvidaría seguro.

- Claro que sí, señor. Ya me encargaré yo de eso. – dijo Eve mientras abrazaba a mi padre.

Yo también le abracé. No podía creerme lo mucho que había cambiado mi relación con él en estos dos días, había pasado de odiarle a tenerle cierto cariño. Sabía que mi madre se sentiría orgullosa si nos viera ahora mismo.

Pero al fin me había quedado solo con Eve, al fin la tenía solo para mí, para decirla lo que tanto he deseado decirla.

- Eve, te quiero. – sus ojos parecieron brillar ante mis palabras y su sonrisa iluminó todo el parque, eclipsando al ahora insignificante sol.

- Kai, te quiero. – y sus labios buscaron los míos con algo de necesidad.

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Una dedicación especial para Susana Rodriguez, eres simplemente genial... (lo prometido es deuda :D :D :D)

Un poquito de explicación antes de un momento... bueno, no adelanto nada. jajajaja!!

Espero que les haya gustado y no se olviden de votar y comentar. OS QUIERO :D 

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