Capítulo 23: Viaje con mi princesa.
DAYAN
Nunca había experimentado nada como esto, ¿cómo después de lo que habíamos pasado me podía sentir tan feliz? Verla dormir mientras el tímido sol de la mañana entraba por la ventana, era lo más hermoso que he visto nunca. No podría imaginarme paisaje mejor que este. Su cara estaba relajada, sus ojos cerrados y parecía estar sonriendo, parecía feliz.
No había dormido mucho pero estaba descansado, estar a su lado me producía la energía necesaria para no necesitar dormir. Después del susto de ayer con los sombras y de la rabia e impotencia que sentí, hoy todo eso parecía habérseme olvidado. Hoy era, quizás, el día más importante de nuestra vida.
Por un momento me asusté, no podía concebir como algo tan dulce y hermoso fuera a enfrentarse a batallas y guerras. Ella no debería tener que hacer estas cosas, ella era mi princesa y como toda buena princesa ha de estar a salvo de toda esta clase de situaciones.
No es que no la creyese capaz, sabía que si ella se lo proponía sería la mejor luchadora de todos. Era yo el que no era capaz, no podía ni siquiera imaginármela vestida de batalla, empuñando un arma y enfrentándose a malolientes seres.
Pero debía de dejar de preocuparme por el futuro, eso ya llegaría y ya encontraría la manera de librarla de algo así. Ahora solo debía concentrarme en el presente y el presente era pacifico y hermoso.
Acaricié su suave pelo castaño y fui bajando hacía sus hombros desnudos, la sabana solo la tapaba lo esencial y era todo un alivio, ella era muy atractiva.
De repente unos hermosos ojos grises me miraron con curiosidad, una amplia y bella sonrisa iluminó todo el cuarto.
- Buenos días princesa. – la dije en susurros.
- Feliz cumpleaños. – me contestó también en susurros.
La besé dulcemente, ella parecía estar despertándose poco a poco con mis besos, me acariciaba y yo a ella.
No hubo pasión ni lujuria, ni siquiera hubo sexo. Solo fue una demostración de nuestro profundo amor y fue lo más hermoso que he hecho nunca. Cada sonrisa suya, cada beso y cada caricia iban con un “te quiero” implícito.
Pero por desgracia me tenía que ir. Tenía que llegar a casa antes de que mis padres se levantaran y se diesen cuenta de que no estaba en casa.
- No te vayas. – dijo poniéndome pucheros como una niña pequeña y abrazándome con todas sus fuerzas, que aunque eran muchas, no tendría problemas en superar.
- Está bien. – la dije mientras la besaba en la cabeza – Pero si tus padres entran y nos ven desnudos en tu cama, se lo explicas tú.
Ella me soltó de repente, sabía que se había imaginado la situación tanto como yo. Si nos pillaban, su padre si sacaría la pistola de caza del armario, eso seguro.
- Está bien, vete y déjame aquí, desnuda y sola. – me dijo con una sonrisa entre graciosa y malvada. Ella no sabía ser malvada pero cuando se lo proponía lo hacía bastante bien.
- Eres cruel. ¿Cómo quieres que me vaya después de decirme eso? – le dije mientras me lanzaba a su cuello para besarla.
Ella empezó a reírse y a apartarse de mí de manera juguetona. Pero yo la seguía y cuanto me acercaba a ella se alejaba un poco más para atrás. Así hasta que al final acabamos los dos en el suelo enmoquetado de su habitación y riéndonos algo más alto de lo que deberíamos.
- Al final nos van a pillar de verdad. – dijo mientras se volvía a subir a la cama tapándose con la sabana para que su visión no me distrajera de nuevo.
- Me voy. – la volví a decir y ella aceptó. – Te veo en unas pocas horas.
- Sí, ya te echo de menos. – me vestí, nos besamos y me encaminé hacia la ventana.
Tal y como supe anoche, bajar era mucho más difícil que subir. Intenté poner la punta de los pies en las baldas de madera, pero se me resbalaban. Al final opté por lo más ruidoso pero también lo más sencillo, saltar. Total, si llegaba a bajo sin romperme nada saldría corriendo todo lo rápido que pudiese y así aunque sus padres escucharan algo no les daría tiempo a verme.
Y así fue, salté de una altura de dos metros. No caí del todo bien pero cuando vi que me iba a partir el tobillo me lancé con el cuerpo hacia un lado y al final caí de costado. Me hice daño, sí, pero podría salir corriendo.
Entré en mi casa por la puerta de atrás, por la misma que había salido. Fui a la cocina y cogí un vaso de agua, me quité los pantalones y los eche al cesto de la ropa sucia. Yo solía dormir así, en ropa interior y una camiseta, así que si mis padres me oían subir, diría que he ido a por agua.
Pero nadie se despertó y en cuanto llegué a mi cama el cansancio me llegó de golpe. El estar lejos de Isaura hacía que esa energía que ella me trasmitía desapareciera y en cuestión de segundos caí en un sueño profundo.
- Dayan, Dayan cariño debes despertar. Salimos en media hora. – dijo mi madre mientras me zarandeaba un poco para que despertara.
Tras un largo y gran bostezo abrí los ojos y vi la mirada preocupada de mi madre. Eso me extraño, ¿por qué estaba preocupada?
- Uf, menos mal que despiertas. Llevo llamándote cinco minutos. – dijo explicándome el porqué de su mirada.
- Vaya, ¿qué hora es? – dije incorporándome para ver el reloj de la mesilla, eran las nueve y media. Mi madre llevaba razón, salíamos en media hora. – Lo siento mamá, es que estaba muy cansado.
Me levanté de un salto y salí a darme la ducha más rápida que me he dado jamás. Cogí lo primero que pillé en el armario, unos vaqueros piratas con el tiro bajo y mi camiseta del equipo de fútbol americano.
Cuando bajé al salón noté la desaprobación de mi madre ante mi vestimenta pero no tenía tiempo para cambiarme, ya eran las diez y aun no habíamos llegado a casa de Isaura.
Los coches ya estaban repartidos, nuestros padres y las maletas iban en el coche grande de los padres de Isaura y tanto ella como yo íbamos en mi coche. Luego su coche se quedaría en el parking del aeropuerto para que cuando regresaran no tuviéramos que ir a buscarles. Eso estaba bien porque no íbamos a estar a aquí para entonces.
El camino de ida fuimos Isaura y yo gastándonos bromas y haciéndonos caricias con las manos. El tiempo a su lado se pasaba volando, era un viaje en coche de hora y media hasta el aeropuerto de Duluth.
Pero seguíamos evitando hablar sobre lo que realmente nos importaba, debíamos hablar sobre que iba a pasar hoy.
Fuimos directamente al aeropuerto ya que íbamos algo justos de hora. Las madres se pusieron a llorar por despedirse de nosotros pero se consolaban al pensar que estaríamos juntos, ahora seguro que Isaura no pondría inconveniente a venir a dormir a mi casa.
- Pasároslo muy bien. – dijo Isaura con lágrimas en los ojos mientras abrazaba a sus padres. – Cuidaos mucho, por favor.
- Claro que sí cariño, te llamaremos todos los días. – dijo su padre. – Venga, venga, que solo nos vamos una semana.
Esas últimas palabras de Jonás me hicieron abrazar a mis padres mucho más fuerte. Quien sabe cuando les volvería a ver o si les volvería a ver. Quizás haya un momento en que lo mejor para ellos sería no tenernos cerca, quizás nos convirtamos en un peligro para ellos, para todos nuestros amigos en general.
Acabé besándolos a ambos y eso hizo que mi madre entrara en lágrimas de nuevo, mi padre parecía más bien preocupado por mi actitud, pero como siempre, él no era muy dado al tema de las emociones, así que hizo su ya típico movimiento de hombros y consoló a mi madre mientras los veíamos entrar en la zona de embarque.
En cuanto desaparecieron de nuestra vista, Isaura se tiró a abrazarme y soltar pequeñas lágrimas que iban a parar a mi camiseta del equipo. Era la segunda vez en pocas horas que ella lloraba en mis brazos, ¿cómo alguien que dice estar tan feliz puede sufrir tanto?
Pero tenía que distraerla, no podía seguir llorando así. Entonces me acordé de algo que he pensado antes.
- ¿Por qué dijiste no querías venir a dormir a mi casa cuando nos contaron lo del viaje?
Ella tardó en reaccionar ante mi pregunta pero al final levantó la cabeza y pude ver ese toque de humor en sus ojos, ese que solo tenía cuando sabía que su respuesta no me iba a gustar.
- Imagínate la situación al revés, yo saliendo con Alan y tú sintiendo lo que ahora sientes por mí.
La imagen no quería llegar a mi cerebro, era como si algo lo repudiara. Pero al final llegó, me imaginaba en casa de Isaura, durmiendo en el sofá mientras Alan está arriba, con ella, con mi chica.
Fue una de las peores cosas que he sentido nunca y eso que sabía que no era real, que solo estaba en mi cabeza. No era la peor, la peor fue cuando supe que la había secuestrado, pero esta se quedaba muy cerca.
- Ya, lo pillo. – dije algo seco después de tal imagen mental.
Ella me abrazó de nuevo pero esta vez sin lágrimas. Volvimos al parking y salimos del aeropuerto. Pasamos el resto de la mañana en Duluth, ya que habíamos hecho el viaje al menos haríamos algo de turismo…
No había mucho que ver, era hermoso, un pueblo donde su principal negocio era el puerto. Estaba situado a las orillas del gran “Lake Superior” uno de “Los grandes lagos de Norteamérica.” Duluth fue un pueblo del lujo a finales del siglo diecinueve lo cual hacía que estuviese repleto de casas señoriales y mansiones victorianas.
Tras un largo paseo por sus principales calles nos compramos unos bocadillos y unos refrescos y nos fuimos a comérnoslo a las orillas del lago. A pesar de que llevábamos toda la mañana hablando de todo tipo de cosas sin parar ni un segundo, seguíamos sin hablar de lo importante y esto debía cambiar. Así que después de comernos la comida y pasar una gran velada tumbados en la pequeña cala del lago, la dije:
- Isa, debemos hablar de lo que va a suceder hoy. – dije algo más serio de lo que pretendí.
- ¿Qué quieres que te diga? No sé qué va a suceder hoy, no sé cómo vamos a salir de esta, no sé qué pasará cuando lleguemos a esa estúpida comunidad y conozcamos a esos estúpidos elementos.
Vi en su cara como se arrepintió de decir eso último y la entendía, a mí también me había molestado que les llamara estúpidos. Era como si me hubiese ofendido. A pesar de que no les conocía de nada era como si tuviese que defenderles con mi vida, como si fuesen algo más para mí que simples desconocidos con los que comparto un destino.
- Dime que es lo que sientes.
Se me quedó mirando con incomprensión. No se esperaba que le dijera eso, pero era lo que yo necesitaba saber.
- Tengo miedo. – confesó en susurros.
- Yo también.
- Además, no tenemos opción. Aunque decidiéramos no ir no creo que nos lo permitiesen. Y si lo hacían, no creo que los sombras tardasen en venir. Y cuando llegasen quizás no se conformarán con atacarnos a nosotros, quizás atacarían a nuestros padres o amigos.
Acaba de expresar con palabras todos mis temores y los había hecho suyos. No supe que decirla ni que hacer, sus palabras rebotaban en mi cerebro y eso nublaba el resto de mis sentidos.
- Seguro que todo sale bien. – conseguí decir al final.
- Quizás los otros elementos sean majos. – dijo ella con la mirada perdida. - ¿Cómo crees que serán?
- No lo sé, pero supongo que no tardaremos mucho en conocerles.
Eso hizo que Isaura mirase corriendo el reloj y pusiera cara de temor. Entonces recordé, habíamos quedado a las siete con Dana, se suponía que se iba a activar nuestros poderes y que no nos tendría que pillar conduciendo.
- Son las cinco y cuarto, quedan menos de dos horas. – eso me relajó, ¿cómo podía poner esa cara de temor si todavía quedaban una hora y tres cuartos? - ¿Por qué te relajas, todavía tenemos que volver?
- No te estreses Isa, hemos tardado hora y media en llegar porque era tu padre el que iba delante. Tardaremos menos a la vuelta.
- Podemos volver ya. – sí que parecía algo estresada de repente.
- Está bien.
Fuimos al coche y tal y como predije llegamos allí a eso de las seis y media. Pero a pesar de que quedaba media hora para las siete Dana ya estaba ahí, paseando estresada de un lado para otro por la entrada del bosque.
¿Por qué estaba tan nerviosa? Al fin y al cabo todos los brujos han pasado por esto de la activación de poderes y por lo que nos había contando, no era peligroso. Entonces ¿Qué? ¿qué la pasaba?
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¿A qué ahora tod@s queréis un Dayan? jejeje...!!!! La foto que he puesto es una vista aerea de Duluth.
Ya no podré escribir hasta el lunes, así que no me presionen mucho, sé que llega lo emocionante pero es que mañana voy a estar liadilla.
P.D. Dedicación especial a @AlejandroM ya que hoy no me sentía con ninguna inspiración para escribir y gracias a sus escritos y a sus maravillosas palabras he conseguido que saliera este capítulo.
Espero que les guste y como siempre, espero vuestros comentarios.
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