Capítulo 14: Habitación número trece.
DAYAN
Ya desde que entramos la sensación no fue buena, ¿habitación número trece? ¿en serio? Y las supersticiones y todo eso… Pero a pesar de todo entre yo primero, no dejé que Isaura entrara hasta que no hube comprobado que era seguro.
Pero al final entramos y los tres nos quedamos en un incomodo silencio que nadie parecía dispuesto a romper. Miraba a Isaura y pude ver que aún le quedaban atisbos de la cólera contra Caroline, así que fue la primera en hablar y empezó por algo sencillo.
- Yo soy Isaura y el es Dayan. – esperó a que dijera algo pero nada.
En lugar de eso se puso a reírse. Isaura la miró algo extrañada y yo la cogí de la mano por si acaso decidía volver a tener un ataque de locura. Pero en cuanto su mano tocó la mía todo su cuerpo se relajo y en su mirada no había otra cosa que la tierna mirada de siempre.
- ¿Qué es tan gracioso? – le dije intentando hacer que nos explicara algo, por mínimo que sea.
- Vuestros nombres. Seguro que ni sabéis lo que significan. – dijo dando los últimos coletazos de su risa.
- No. – dije de manera seca, haciéndola ver que no habíamos venido aquí a pasar un buen rato.
- Dayan es un nombre mixto de origen inglés, el significado es “el que vive en el valle”. E Isaura es griego y significa “aire suave” – hizo una pausa en la que me la quedé mirando con una ceja levantada – Me gustan los nombres. – dijo levantando los hombros como quitándole importancia.
Y tras eso último volvimos a consumirnos en un absoluto silencio. Ella nos miraba con mucha atención, nos observaba cada movimiento y cada gesto. No apartaba la mirada de nuestras manos entrelazadas ni en la manera que teníamos de lanzarnos pequeñas miradas.
- Lo siento Dana, pero hemos venido aquí para algo. – dijo Isaura de repente. – Me dijiste que tenías que decírnoslo algo a los dos y hemos venido. Te decimos nuestros nombres y te ríes de su significado, ¿qué es lo que quieres?
- Ya, lo siento, es que nunca pensé que esto me tocara a mí. Sentaos por favor. – dijo mientras nos indicaba la silla o la cama. – No tengo mucho que ofreceros, ¿agua o algo del mini bar?
- Como bien sabes, somos menores. – dije en tono algo brusco, no me gustaban sus rodeos ni como estaba llevando la situación.
Pero Isaura estaba dispuesta a ponérselo fácil, pidió agua y me llevó hasta el borde de la cama para sentarnos ahí. Ella llegó con el agua y cogió una silla para sentarse enfrente de nosotros.
- Bien, como empezar. – se frotó la cabeza con las manos para intentar concentrarse. - ¿Alguna vez habéis hecho algo que no hayáis podido explicar? Algo como mover el agua o el fuego, aunque por alguna razón creo que vosotros seríais algo como pequeños temblores de tierra o una ventisca.
¿Cómo podía saber ella eso? Tanto yo como Isaura nos enderezamos y nos miramos con miedo. Claro que sí nos había pasado, pero ¿cómo podía saber ella eso? ¿y a que venía lo del fuego y el agua?
- Supongamos que sí, que hemos tenido una experiencia de esas. – dijo Isaura haciéndola entender que aun no nos fiábamos de ella. - ¿Qué explicación tendrías?
- Que sois brujos o lo seréis a partir del sábado.
Ninguno de los dos dijimos nada, es más, se podría decir que ni respirábamos. Solo la mirábamos con la mirada perdida en ella e intentábamos buscar un razonamiento lógico para sus palabras.
Pero entonces ambos nos empezamos a reír a la vez, nos mirábamos y nos reíamos. Era una de esas risas incontroladas de las que te hacen retorcerte y llorar.
Y si dejábamos a un lado la parte de la pérdida de tiempo, la verdad es que había merecido la pena venir, primero por lo de Caroline, por haberme dado cuenta de la clase de persona que es. Y segundo por este gran rato que Dana nos estaba haciendo pasar.
- ¿A caso tenéis explicación mejor? – dijo ella muy indignada.
Pero sus palabras e indignación solo provocaron que nuestro ataque de risa fuera a más y que acabara doliéndome el costado de tanto reír.
Entonces ella se levantó bruscamente de la silla haciéndola caer a su espalda, estiró sus brazos y cerró los ojos. Se parecía a una de esas guerreras que salían en mis videojuegos, unas de las que intentan recoger su poder para luego lanzarlo contra su enemigo. Pero en lugar de eso lo que sucedió fue mucho más impresionante y no por lo que hizo, sino por el simple hecho de que lo hiciera.
Todos los objetos pequeños de la habitación empezaron a elevarse, un cenicero de la mesilla, unos lápices de la mesa, el mando a distancia del televisor, calcetines que había por el suelo e incluso alguna pelusa. Todo volando por los aires y dando vueltas alrededor nuestra.
Isaura se tapo la boca para evitar gritar del susto, la risa se nos pasó en cuestión de un microsegundo. Y por primera vez se sembró en mi cabeza la primera semilla de dudas, ¿brujos? No sabía nada de brujos, nada que no estuviera en los videojuegos o en algún libro que haya leído, pero nunca le presté demasiada atención. ¿Acaso eso podía ser posible?
Pero, ¿Cómo negarse cuando la realidad la tienes delante de tus narices? ¿Cuándo lo estás viendo con tus propios ojos? Pero sobretodo, ¿cuándo tu mismo has hecho algo parecido? Y si me ponía a pensarlo, no solo lo había hecho una vez, sino dos. La vez de la cafetería no había sido la primera vez, de eso estaba ahora seguro. La vez que Isaura estuvo a punto de morir en la roca, de repente apareció una rama de la nada y fue lo que la salvó, ¿y si esa rama solo fuera producto de la magia? Recuerdo que no estaba ahí antes, sino la hubiera usado para subir.
- Isaura, ¿te acuerdas por qué cree los escalones de la roca? – la dije de repente y algo alterado, como si lo que yo fuera a decirle fuese mucho más importante que el hecho de que los objetos volasen por la habitación.
- ¿A qué viene esto, Dayan? ¿Acaso no ves los objetos volando? – ella me miraba con algo de ansia.
- Claro que los veo, pero contesta ¿te acuerdas o no?
- Por supuesto que me acuerdo, estuve a punto de partirme el cuello si no llega a ser por la rama… - y se calló de repente. Acababa de darse cuenta que la vez de la cafetería no había sido la primera vez. – Esa rama no estaba ahí, fuiste tú.
La mirada que me echaba ahora era de puro agradecimiento y amor, sus ojos tiernos y su media sonrisa era lo más hermoso de su cara en este momento. ¿Cómo era posible que no me importase que los objetos de la habitación volaran, mientras ella estuviera aquí conmigo? La besaría aquí mismo si mis dudas por nuestra amistad no me impidiesen hacerlo. Por eso y por Dana, que ya había dejado los objetos en su sitio y ahora nos miraba con algo de incredulidad.
- Me desconcertáis tanto. – dijo Dana poniendo las manos en las caderas. – Me dices que vienes sola y me das a entender que no quieres saber nada de él. Y ahora os presentáis los dos juntos y como si fueseis unos tortolitos enamorados, ¿se puede saber que pasa entre vosotros dos?
Isaura se tensó a mi lado y la echó una de sus miradas envenenadas, sabía que ella iba a venir sola pero ¿qué no quería saber nada de mí? Eso me dolió aunque sabía que en el fondo me lo merecía por cómo me comporté anoche con ella.
- No nos desviemos del tema. – dijo Isaura con algo de amenaza en la voz. - ¿Qué es eso de ser brujos y por qué crees que lo somos?
- No hay nada que creer, lo sois. – Sentenció - Se diferencia a los brujos de los humanos por su fragancia, la magia deja un olor especial en las personas y ustedes apestan, en el buen sentido claro.
- ¿Por la fragancia? – dijo Isaura con una ceja levantada y mirada de incredulidad.
- ¿Acaso él no huele diferente para ti de cómo huele el resto?
- Sí. – contestó ella en un susurró y mandando su mirada al suelo. Se sentía avergonzada.
- Ella también huele diferente para mí. Por eso huí de ti el primer día que te vi, porque me recordabas a ella. – le dije a Dana pero para que Isaura no se sintiera mal.
Isaura me miró con incredulidad pero yo le sonreí y la guiñé un ojo, cosa que la hizo sonrojar y mirar a Dana de pura vergüenza.
- Hay brujos que nacen ya con cierto poder, ustedes acabáis de decir que han hecho cosas inexplicables. Pero lo normal es que los poderes no se activen hasta el momento exacto de su dieciocho cumpleaños, exactamente a la hora en el que nacieron.
Isaura se levantó y empezó a pasear por la habitación, sin ningún rumbo, solo para pensar. Y la verdad es que la entendía, toda la historia de Dana era una locura. ¿Cómo íbamos a ser brujos?
- ¿No es demasiada coincidencia? Es decir, nosotros dos… - empezó a señalarme a mí con la mano y luego a ella, parecía dudosa de sus palabras pero yo la entendí y Dana también.
- La magia es sabia, si ella lo dispuso así será por algún motivo.
No sé si se pensará que la habíamos entendido pero por nuestras caras debería haber sabido que no, que era como si nos lo hubiese dicho en otro idioma.
- ¿Acaso la magia es capaz de pensar? – dije con cierta incertidumbre.
- Algunos pensamos que sí. Las cosas no pasan así como así, si ustedes, dos elementos de la profecía están juntos, es por algo.
No pareció darse cuenta de lo que acaba de decir pero tanto Isaura como yo sí nos dimos cuenta. ¿Acababa de decir que éramos parte de una profecía? ¿Cómo podía soltarnos una noticia así y quedarse tan tranquila?
ISAURA
Nada tenía sentido, todo era un error, debía serlo. Pero por más que me decía estas palabras algo dentro de mí me decía que me estaba mintiendo, que ella tenía razón. Pero había tantas preguntas sin respuesta, tantas dudas.
- ¿Qué has querido decir con eso de elementos y profecía? – dijo Dayan poniendo una autentica cara de incomprensión.
He de reconocer que doy gracias al cielo porque haya venido, a parte por el motivo obvio de lo feliz que me sentía por lo de Carol, también porque no tenía que pasar por toda esta locura yo sola. Si no llega a ser porque está aquí, ya me habría lanzado a su cuello diciendo que era una mentirosa.
- Oh, lo siento. No debí decíroslo así. – dijo Dana algo nerviosa. Estaba claro que todo esto le quedaba grande, seguro que nunca se esperó tener que dar esta clase de noticias y más si de verdad pensaba que éramos parte de una profecía o algo así. – Hace casi dieciocho años una bruja predijo que nacerían cuatro seres mágicos capaces de controlar todo un elemento. El resto de los brujos solo somos capaces de solicitar al elemento que haga algo y solo si él quiere nos lo concede. Pero los elementos serán parte de la magia, no necesitaran pedir nada porque ellos son los propios elementos.
Ella espero mirándonos muy atentamente, estaba esperando que entráramos en alguna especie de crisis y de verdad que yo estaba muy cerca.
Miré a Dayan para ver su estado de ánimo y él parecía pensativo, sus cejas se juntaban en señal de incomprensión, pero yo lo había entendido todo perfectamente, por eso mi corazón empezaba a ir a mil por hora y por eso mis manos temblaban tanto que creí que se me rompería algo.
Porque no solo estaba la historia que nos había contado, no solo teníamos que preocuparnos por eso, yo era capaz de ver más allá. Sí ella tenía razón eso significaba que nuestra vida, tal y como la conocemos ahora mismo, cambiará de manera radical. No habrá universidad, tendremos que irnos del pueblo, tendríamos que reunirnos con los otros dos elementos que por alguna extraña razón deseaba conocer más que nada en el mundo.
¿Por qué tuve que llamarla? ¿por qué tuve que entrar en esta habitación número trece? Eso ya debía ser un augurio de mala suerte.
- ¿Qué vamos hacer ahora? – dije con el ánimo por los suelos y más para mí que para el resto.
Pero Dayan me oyó y vino a abrazarme todo lo fuerte que pudo. Toda mi vida he deseado que se comportara de esta manera, como si realmente estuviera enamorado de mí ¿por qué ha tenido que empezar justo ahora? No entendía nada de su comportamiento de hoy, ayer me dijo que quería alejarse de mí y hoy no puede desear estar más cerca, incluso pensé que iba a besarme antes en el aparcamiento, antes de ser interrumpidos por Dana a la cual odio por eso.
- Isa, no importa lo que pase. – dijo obligándome a levantar la cabeza para que le mirara. – No sé si te has dado cuenta pero todo su plan indica que estaremos juntos, ambos somos elementos, según ella. Lo entiendes, no estás sola.
Él tenía razón, da igual lo que pasara, estaríamos juntos. No importa cuál de loca sea nuestra vida, suponiendo que lo que dice es cierto. De hecho, ahora casi deseaba que tuviera razón, era una excusa más que perfecta para quedarme en la vida de Dayan, ¿cómo alejarse si compartimos un destino?
- Pero si tenemos que hablar de lo que pasará a partir de ahora. – dijo Dana interrumpiendo uno de los momentos más bonitos de mi vida y a la vez de los más confusos. – Debéis reuniros con el resto de elementos. ¿A qué hora exacta nacisteis?
Esa era una buena pregunta. Siempre nos habían dicho que nacimos exactamente a la vez pero nunca nos habían dicho a qué hora fue, tampoco habíamos preguntado.
- No lo sé. – dijo Dayan mientras me miraba a mí. Yo contesté con un gesto negativo con la cabeza. – Da igual, esta noche lo preguntamos. Seguro que alguna se acuerda.
Dana pareció satisfecha con la contestación pero aun no nos había explicado el plan.
- ¿Cómo podemos estar seguros de que dices la verdad? – dije antes de que ella nos organizara el resto de nuestra vida. – Entiéndeme, no es que dude de ti. Pero te presentas de la nada diciéndonos que somos brujos y que además pertenecemos a una profecía, la cual ni siquiera sabemos para qué fue creada. Y nos dices que tenemos que irnos a reunirnos con unos que están en la misma situación que nosotros.
- Sé que os estoy pidiendo mucho, pero el sábado no tendréis ninguna duda de que lo que os he dicho es cierto. La sensación de cuando se activan los poderes es increíble y a la vez da miedo, es como si una fuerza te fuera subiendo de los pies a la cabeza, como si fueses una botella vacía que se va llenando a base de poder.
- Entonces debemos esperar hasta el sábado. – dije de forma severa, dando a entender que no negociaría esto.
- Además, el sábado es perfecto. Nuestros padres se irán de viaje a la otra punta del mundo. Después de la fiesta nos queda una semana de pura independencia. – dijo Dayan como si acabara de solucionarlo todo.
¿Acaso no entendía que la cosa se alargaría más de una semana? ¿qué les íbamos a decir cuando volviesen de China y se dieran cuenta que no estamos?
- Parece lo más sensato. – dijo Dana dándole la razón.
Otra que parecía no enterarse de nada.
- Aun no nos has dicho para qué sirve la profecía. Eso no se crea así como así. – dije casi en un suspiro, mi cabeza empezaba a dolerme.
- Tienes razón, no se crean así como así. – hizo una pausa como preparándose para narrar otra historia. – Los brujos se clasifican en dos grupos, los de la luz y los de las sombras. Los de la luz solo desean vivir de manera pacífica con el resto de los humanos, ya sabéis la integración y todo eso. Pero los sombras solo desean el poder, desean gobernar a la humanidad ya que se consideran mejores a los humanos. La profecía dice que ustedes nos ayudaran a acabar con los sombras.
- ¿A acabar? ¿cómo, una guerra? – odio las guerras.
- Ella no entrará en ninguna guerra. – dijo Dayan elevando el tono de voz.
- Debe hacerlo, como tu bien has dicho, estáis juntos en esto. – le dijo Dana
No solo me dice que mi vida cambiara de manera radical sino que también me dice que soy el centro de una futura guerra, que soy una de las encargadas de aniquilar a una panda de brujos malvados.
- Creo que necesito salir de aquí. – le dije a Dayan casi a punto de derrumbarme.
- Pero aun no hemos hablado del plan. – dijo Dana quejándose.
- Ya te hemos dicho que hasta el sábado no nos iremos. Mañana seguiremos hablando, hoy hemos tenido bastante. – la dijo Dayan mientras me cogía de la mano y me sacaba de la maldita habitación trece.
Y ahí dejamos a Dana, plantada y con la boca abierta en mitad de su habitación. Pero debía entendernos, no puede soltarnos una bomba así y esperar que no pase nada, que creamos en ella ciegamente y que nos pongamos a su disposición.
DANA
Estaba más que furiosa, estaba indignada con esos dos adolescentes insensatos que me habían dejado plantada. ¿Acaso no les he dejado bien claro lo importante que es? Mañana les hablaría de la de millones de vidas que esta estúpida guerra se había llevado. Y hablando de eso, tenía que comunicar a la comunidad.
Eso me produjo un nudo en el estomago. Debía hablar con Malak. Siempre odiaba hablar con él, odiaba el hecho de tener que ocultar mis sentimientos hacia él y sé que él hacía lo mismo respecto a sus sentimientos hacia mí. Por no mencionar la de recuerdos felices que me venían a la mente cada vez que escuchaba su voz, ahora apagada debido a su posición. Era como recordarme que una vez fui feliz con él pero que ya no le tendré más.
Pero debía ser fuerte, esto era mucho más importante que nuestro desafortunado amor. Salí de la habitación y me fui a la zona del bosque, no muy lejos de aquí. Me escondí un poco entre la maleza y me conecté con la tierra solicitando hablar con Malak.
“- Identifíquese – me dijo la voz apagada de Malak”
El protocolo era decir tu nombre completo con el cargo que ocupas o la misión que estás desempeñando, pero odio los protocolos.
“- Soy Dana. – dije de manera brusca”
Noté como intentaba controlar sus sentimientos, como mi llamada le había producido que su corazón latiera más deprisa.
“- Hace mucho que no llamas. – dijo con voz triste”
“- Porque hasta hoy no tenía nada que decir – se que estaba siendo borde, pero tenía que ser así”
“- Bien, pues dime. ¿Qué tienes que decir? – dijo ahora con tono hosco. Había conseguido enfadarle, bien.”
“- Tengo a dos elementos. – se los mostré mentalmente, le mostré su esencia y para mi asombro no le extrañó su intensidad. - ¿Sabes de lo que te hablo, no?
“- Por supuesto que sí, solo que tú no eres la primera. Matt encontró a Fuego ayer. - ¿ayer? Vaya, que casualidad”
“- ¿Cuál es el plan de Matt?”
“- Al parecer la chica parece algo cabezota, creo que va a esperar a comunicárselo.”
“- Eso no es propio de Matt, debería habérselo dicho ya. Es irresponsable el que no lo sepa – Matt no era así, él sabía tanto como yo lo importante que eran estos elementos”
Siempre soñábamos con estar en una misión así de importante y siempre supimos que era lo que había que hacer.
“- Creo que le mueven otros intereses. No estoy seguro, pero me ha parecido ver algo de amor entre ellos – me dijo Malak leyéndome la mente”
“- ¿Qué? ¿Matt enamorándose? Esto sí que es un notición. En fin, los chicos dicen de partir el sábado para la comunidad, el sábado es su cumpleaños y ahí se activaran sus poderes.”
“- Está bien, informaré a Gadreel. Conéctate el viernes y me cuentas novedades. En principio te los traes aquí. – sabía que él no podía darme ordenes pero acepté igualmente. – Por cierto, ¿necesitas ayuda? ¿hay presencias de sombras?
“- No, estoy bien. Creo que podré con dos adolescentes enamorados. – noté un sentimiento de extrañeza que no pertenecía conmigo y supuse que era de él. – Sí, están enamorados aunque parece algo incluso más serio. Pero son cabezotas, también.”
“- Es como una plaga. – sabía que teníamos que cortar el rumbo de esta conversación ya que se estaba haciendo peligrosa. - Tienes razón, hasta el viernes. – y me colgó”
Odio que sea capaz de leerme la mente, ahora me había dejado con la sensación de ser la mala de la película cuando el único malo de todo esto es él. Él fue quien decidió abandonarlo todo, incluida a mí, para partir a por una vendetta sin sentido.
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Bueno, aquí tenéis el capítulo más largo que he escrito. He pensado en reducirlo pero no sabría que quitar, así que... así se queda.
También deciros que hay una novedad, metí parte de la visión de Dana solo para enterarnos algo más de los planes...pero esto no pasará mucho, solo cuando sea necesario para el rumbo de la historia.
En Fuego se habla de la historia de Dana y Malak, si quieren repasarla están al final del capítulo 17 (descontrol) y principios del 18 (entrenamientos), por si quieren pasar a refrescar la memoria.
Y como siempre, espero que les guste y que sigan apoyándome como hasta ahora, SON LOS MEJORES
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