Capítulo 6: Fin de los exámenes.

MATT

Mi cuerpo se paralizó, ella salió huyendo de mí, con miedo en la cara y yo no fui capaz de seguirla esta vez. Había perdido los estribos con ella, pero lo más sorprendente de todo, es que lo que había empezado como una furia se había convertido en algo pasional e incluso salvaje. La deseaba, la deseaba con toda mi alma.

Ese deseo me estaba consumiendo por dentro y no se me permitía tal cosa. Solo se me permitía protegerla y guiarla en lo que le espera a partir de este fin de semana. Si mostraba alguna debilidad hacia ella me la quitaría, pondrían a otro en mi lugar y eso me quemaba en lo más profundo. Ella era mía.

No, no puedo pensar así. Ella había salido huyendo de mí, ella no sentía lo mismo que yo, ella me temía a la vez que me odiaba. Lo había demostrado demasiadas veces en dos días.

No sé cuánto tiempo estuve ahí parado en ese mirador que le gustaba tanto pero que yo solo veía una imagen sin vida, un desierto sin arena, solo tierra rota. Al final se me hizo de noche. Salí de ahí arañándome con todos los arbustos y me propuse irme al motel, pero no sin antes pasarme por casa de Adalia para comprobar que estaba bien.

Su habitación estaba en la segunda planta, daba a la zona del jardín de atrás, en el había un gran árbol con grandes hojas, perfecto para subirme a él y esconderme. De un salto alcancé la rama más baja y subí unas cuantas más hasta llegar a una rama más grande, esta aguantaría mi peso.

Desde aquí podía ver su gran ventana con una fina cortina blanca que no estaba echada. Tenía una habitación que no cuadraba con su forma de ser. Paredes moradas, poca decoración excepto por cuadros de paisajes algo tétricos. No parecía la típica habitación de adolescente, ni un póster de algún chico, ni de grupo de música, solo unos cuantos cuadros de fotografías.

Tenía una gran cama en el medio, una mesa con el ordenador y varias puertas que identifique como armario y baño. La del baño la supe porque salió Adalia envuelta en una toalla, con el pelo mojado y la piel mojada.

Estaba tan hermosa. Cualquiera que viera esta imagen se le pasaría miles de escenas obscenas por la mente, pero yo solo podía ver la hermosura de su piel blanca cristalizada por las gotas, o su largo pelo rojo cayéndole por detrás con finas ondulaciones o esa toalla blanca que la hacía parecer mucho más hermosa.

No paré de mirarla hasta que vi que se iba a quitar la toalla, por mucho que tuviese la tentación de mirar, nunca la miraría desnuda sin que ella lo supiera.

Eso me hizo pensar en algo en lo que no debería, ¿alguna vez la miraría desnuda con ella a mi lado? ¿los dos en una cama, abrazados y besándonos? No, no podía pensar en eso. Era imposible a la vez que un error en mi mundo, que dentro de poco será nuestro mundo.

No sé cuánto tiempo estuve sin mirarla pero se me hizo una eternidad, al final volví a mirarla con algo de miedo por si seguía desnuda. Pero ya se había vestido, un pantalón de chándal gris y una camiseta verde que le quedaba genial.

Estaba tumbada en la cama, con un libro en la mano y un cuaderno al lado. Estaba estudiando, si que era verdad que estudiaba.

Y así pasaron mis siguientes dos días. Ella no había vuelto a ir al parque, sus amigos lo agradecieron porque así podían planear su fiesta de cumpleaños. Y yo volvía cada noche a este árbol para comprobar que estaba bien y quedarme maravillado con su hermosura.

ADALIA

Por fin era viernes y por fin estaba haciendo mi último examen, calculo. Lo llevaba bastante bien, era mi asignatura favorita pero también la más difícil de todas y así lo demostró el examen. Tarde algo más que el resto de los alumnos en terminarlo, pero al final, cuando le entregué el examen, una sensación de libertad recorrió todo mi cuerpo.

- Si todo sale bien, no volveré a dar clase con ninguno de estos. – le dije a Paul cuando salí del examen señalando a un grupo de gente que había en el pasillo.

- Vaya, pareces muy animada.

- Porque lo estoy. Se acabaron las clases.

Todavía nos quedaba una semana más, pero era la semana cultural. Lunes, Martes y Miércoles se hacían actividades relacionadas con diferentes culturas. Era la excusa perfecta para que los profesores corrigieran todos los exámenes y el jueves darnos las notas finales. Y para aquellos que hayan aprobado, el viernes se hacía el baile de graduación, algo que el grupo de Mel se estaba encargando personalmente de preparar. Como si lo viera, el gimnasio llenos de globos, un grupo de música pop, competición de vestidos y como no, reina del baile. Todo un clásico.

- ¿Iras al baile de graduación? – me pregunto tímidamente Paul.

Le miré sorprendida, se había puesto rojo y no paraba de mirar al suelo. ¿Me estaba pidiendo ir al baile?

- No sé si iré, pero si voy, no iré con nadie. – le dije secamente para cortar el tema de raíz. Pero me sentí culpable nada más decírselo. ¿Yo me sentía culpable? ¿pero qué me pasa? – Deberías pedírselo a Claris, se qué querrá ir contigo.

Me miró muy sorprendido y no era para menos, ¿qué me estaba pasando? ¿sentirme culpable por algo que le decía a Paul? ¿darle consejos sobre chicas? Tenía que salir de aquí, había estado tan feliz de terminar los exámenes que me había relajado.

- Tengo que irme. – dije de repente mientras me dirigía a mi taquilla para recoger todas mis cosas.

Paul me siguió y se quedó apoyado en la taquilla que había junto a la mía.

- ¿Es por ese chico, no? ¿Por Matt? – mis hombros se tensaron.

No había vuelto a ver a Matt desde el día que me salvó en el mirador y era porque le estaba evitando. Llevaba dos días sin salir de casa excepto para ir al instituto.

- No sé de qué me estás hablando. – le dije intentando poner mi tono hosco de siempre.

- Veo como os miráis. El otro día que te siguió, paso algo ¿verdad? Él nos dijo que no te encontró, pero es mucha casualidad que tú hayas dejado de ir al parque desde ese día. – lo estaba diciendo más para él que para mí.

Pero algo en su frase me llamo la atención, ¿Matt dijo que no me encontró? ¿por qué mentiría en algo así?

- No te montes películas. He estado estudiando no escondiéndome de nadie. – mentira.

Ya lo había metido todo en la mochila, cerré la taquilla y me dirigí hacia la salida, pero antes de llegar a mi coche Paul me volvió a interceptar.

- Hoy hemos quedado en el descampado. Erik se encarga de la bebida. Ya no tienes excusa para no venir, los exámenes terminaron. – y tras decir eso, se dio media vuelta y se largo.

Me quedé un buen rato parada delante de mi coche, mirando por donde se había ido Paul. Todo estaba cambiando, yo estaba cambiando y la relación que había entre Paul y yo también estaba cambiando. ¿Le gustaba? ¿es eso lo que le pasaba? ¿él quería que fuéramos al baile juntos? ¿al baile de graduación donde estarían todas las personas que odiábamos?

Esta noche sería un buen momento para hablar con él. El descampado es donde van los jóvenes con los coches a beber y escuchar música. Está apartado de la ciudad, escondido tras unas montañas, la acústica hace que el ruido se dirija hacia el lado opuesto de la ciudad y así la policía le cuesta encontrarnos.

Conseguí llegar a mi casa y en cuanto abrí la puerta todas las dudas desaparecieron. Un olor inundó mi nariz, pasta con salsa boloñesa, eso hacía que me olvidara de todo. Era la especialidad de mi madre y a mí me volvía loca su pasta.

- Eres la mejor mamá. – la dije mientras entraba en la cocina olisqueando como si fuera un perro.

- Hoy era tu último examen y quería hacer algo especial. – me dijo con una gran sonrisa. Ya la intenté corresponder, pero como siempre, mi sonrisa nunca llegaba a los ojos. Algo que me hacía pensar en Matt. – Siéntate a la mesa, ya está todo listo.

Dejé la mochila en mi habitación y me puse algo de ropa más cómoda. Cuando bajé ya estaba todo listo.

- ¿Cómo te han ido los exámenes? – me preguntó mi madre mientras comíamos.

- Creo que genial, pero ya se verá el jueves. – tras decirla eso me llevé un gran tenedor a la boca.

- ¿Vais a salir hoy para celebrarlo?

Mi madre siempre estaba preocupada por mi comportamiento y por mis nuevos amigos, si por ella fuera estaría todos los días pegada a las faldas de Mel. Se tomo muy mal cuando me dieron de lado tras el incidente hace dos años, pero mi padre me apoyo al máximo y fue relajando a mi madre para que dejara de agobiarme con el tema de los amigos.

- Sí, hemos quedado para ir al descampado. – no solía mentir a mis padres y sabía que ellos confiaban en mí.

- ¿Te llevarás el coche? – pregunta absurda, ¿cómo quiere que vaya si no?

- Mamá no te preocupes, como mucho me tomaré un refresco con cafeína para no dormirme.

Eso la relajó pero siempre le pasaba lo mismo, cada vez que la decía que salíamos ella pensaba que iba a llegar borracha perdida y desde el incidente, no he vuelto a probar el alcohol. Ya tenía bastante con mis problemas sin estar bajo la influencia del alcohol.

Terminamos de comer y fui a echarme un rato a la cama, si iba a salir esta noche quería estar descansada para no quedarme dormida en el asiento del coche.

MATT

Estaba nervioso. Había quedado con Carla en que pasaría a buscarme en el coche del tal Erik par ir a la fiesta. No sabía si Adalia iba a aparecer por ahí, pero si no lo hacía, la fiesta no tenía ningún interés para mí.

Había estado yendo al parque estas tardes casi por obligación, cuando veía que ella no aparecería, se me quitaban las ganas de estar rodeado de críos de instituto, como ella los había llamado en una ocasión.

Pero ayer Paul aseguró que no tenía excusa para faltar hoy y tanto él como yo deseábamos que así fuera. Eso me ponía celoso.

Pedí algo de cena simplemente por hacer algo. Ya me había duchado y peinado para salir, solo me faltaba cambiarme, pero no quería mancharme la ropa con la comida. Pedí un sándwich de pollo y beicon con unas patatas fritas y salsa mayonesa, nada de buena dieta por hoy. Cene todo lo despacio que pude, pero aun así, cuando termine todavía me quedaba media hora de puro aburrimiento.

Habíamos quedado a las diez, tenía que perder el tiempo de alguna manera. Me vestí y salí a dar un paseo, al menos esto era hacer algo.

Llegue a la plaza del pueblo, no muy lejos de mi motel, cuando note una fragancia que me era muy familiar, demasiado familiar. Era algo distinto, algo sucio y podrido mezclado con el jazmín y los frutos rojos de la magia. Era el típico olor de los sombras.

Seguí el rastro por todas las calles, como un perro policía que va siguiendo un rastro de un cadáver. Hasta que los encontré, eran cuatro e iban todos vestidos de negro con ropas de cuero. Algo poco cómodo para estas temperaturas.

- Debe ser uno de ellos. Mira que olor. – decía uno con pinta de haber salido de una película porno.

- No lo sé, no estoy seguro. – decía el que tenía pinta de jefe

- ¿Qué hacemos cuando lo encontremos? – dijo un tercero que parecía ser algo tonto.

- Pues matarlo. Y puedo oler a un brujo de la luz, tienen que haberlo encontrado también. Los mataremos a todos. – ere el jefe el que hablaba.

La habían encontrado, no tardarían en dar con ella. Tenía que informar. Salí corriendo a algún sitio más tranquilo y como la última vez, me conecte a la energía de un árbol y pedí hablar con Malak.

“- Identifíquese – me dijo Malak dentro de mi cabeza con su voz monótona.”

“- Soy Matthew Esbeck, luchador en misión de búsqueda”

“- ¿Qué podemos hacer por ti señor Esbeck?”

“- Necesito ayuda, los sombras han encontrado su fragancia. No tardarán en dar con ella. Al menos necesito un luchador más, son cuatro.”

No me gustaba la idea de meter a un luchador más en la vida de Adalia, pero no podía pensar en eso ahora, no cuando mis pensamientos no eran seguros.

“- Se lo comunicare a Gadreel. Mañana te conectaras a las diez de la mañana para que te de sus informes”

Eso no me gusto, cuando lo decía así significaba que era el mismo Gadreel el que me daría esos informes.

“- Tienes que entender que tienes el futuro del mundo de los humanos en tus manos. – me dijo Malak al leerme la mente.”

“- Créeme, lo entiendo y lo comprendo.”

“- Mis órdenes, hasta que Gadreel te de las suyas, son que no te separes de la chica y que la informes lo antes posible de su situación. Debe conocer el peligro que la rodea.”

“- Mañana es el día. – dije algo triste, mañana será el día en que todo cambiara para ella y hoy debía decírselo.”

“- Lo sabemos, han encontrado a los otros tres. Hasta mañana entonces. – y me colgó.”

¿Cómo puede decirme que hemos encontrado a todos los elementos y colgarme sin darme más explicaciones? Conociendo a Malak, era su venganza por haberle colgado yo el otro día.

Peor lo peor de todo es que debía decirle a Adalia que era una bruja y no una bruja cualquiera, era un elemento. No me iba a creer, me pegaría e insultaría. Tenía que encontrar la forma de decírselo sin asustarla.

Lo bueno de todo esto, es que había conseguido matar el tiempo. Lo malo, que tenía que correr si no quería llegar tarde o que se fueran sin mí y ahora no me podía permitir eso. Debía de estar donde ella estuviera. Los sombras estaba en la ciudad.

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