Capítulo 29: Sala de observación.

MATT

- Matt.

Apenas la oí, tuve que mirar la reacción de Paul para comprobar que había oído bien, ella había dicho mi nombre, ella estaba despierta, ella volvía a la vida.

- Adalia, Adalia ya casi llegamos. – la susurraba al oído sin poder dejar de acariciarla.

- Matt. – volvió a repetir con una sonrisa en la cara. – Te quiero.

Si mi corazón hace segundos estaba detenido a causa de la muerte de Adalia, ahora sin duda latía y bien fuerte. Era la primera vez que me lo decía en voz alta.

- Yo también te quiero, princesa. – su sonrisa se ensancho.

A pesar de todo se la veía sin fuerzas, había perdido una cantidad exagerada de sangre y estaba tan pálida que casi brillaba en la oscuridad. Sus ojos seguían cerrados aunque ahora su pecho se levantaba tímidamente en señal de que respiraba. La tomé el pulso y también era muy débil.

Noté el cambio de asfalto enseguida y Adalia también lo notó porque puso cara de dolor. Habíamos entrado en el camino oculto para llegar a la comunidad y era un camino sin pavimentar y lleno de baches, este era el motivo por el que siempre conducíamos todoterrenos como este, para poder entrar y salir a la mayor velocidad posible.

- Aguanta Adalia, es el camino a la comunidad, apenas faltan minutos. – dije mientras la besaba en la frente y en la oreja y en la mejilla y en todos los sitios que tenía cerca.

La comunidad estaba como a veinte kilómetros a la redonda de las poblaciones más cercanas y el camino eran unos diez kilómetros desde la carretera aunque solo los primeros kilómetros estaban llenos de baches, se hacía así para que nadie se atreviera a entrar por el camino si alguna vez lo encontraban. Pero una vez pasado esos primeros kilómetros de suelo desnivelado, venía una senda lisa y estrecha en la que se podía alcanzar fácilmente los ochenta kilómetros hora.

Sabía que Derek los estaba superando porque de vez en cuando se salía unos centímetros de la senda y las ramas de los árboles se rompían con violencia contra el coche.

Si las últimas dos horas se me habían pasado como si estuviese viviendo un autentico infierno, estos últimos minutos eran como si me torturase el mismísimo Lucifer. Ella necesitaba atención médica urgente y yo necesitaba urgentemente que la atendieran.

Al fin noté como Derek reducía la velocidad y tomaba las últimas curvas cerradas de la senda para luego meterse por una salida secreta que estaba campo a través, entre dos árboles enormes y atravesando unos setos. Sé que las medidas eran exageradas, pero así lo habían querido la gente que mandaba en este lugar.

Dos minutos después Derek se detuvo completamente y una cara conocida nos abrió la puerta. Era Román, el enfermero jefe de la comunidad, en realidad creo que se llama Michael pero todo el mundo lo llamaba Román.

- Román, está muy mal, su corazón se paró hace unos veinte minutos y estuvo así como dos o tres minutos, luego volvió pero su pulso es débil y su respiración también. – le dije todo lo rápido que pude mientras le ayudaba a sacarla para subirla a una camilla.

- Me dijeron que la apuñalaron, ¿no? – dijo mientras levantaba la manta que estábamos usando para taponar la herida. – Ha perdido mucha sangre.

- Matt, me duele. – dijo Adalia cuando la pusimos en la camilla.

- Lo sé, pero ya estamos aquí. Lo conseguiste. – ella sonrió a mis palabras y Román empezó a empujar la camilla hacia dentro del edificio.

Era lo único bueno del diseño de la comunidad, la zona de enfermería era el primer edificio que te encontrabas, así si venías herido no tenías que atravesarte toda la comunidad a altas velocidades.

Yo le seguí y dentro nos esperaban Malak y Gadreel junto con cuatro personas más que no conocía de nada. Gadreel me puso una mano en el pecho y me dijo:

- Deja que hagan su trabajo, solo estorbarías.  – lo dijo intentando parecer amable pero note en su tono que era una orden.

- Ella necesita que esté a su lado. – dije quitándole la mano de un empujón. Pero esta vez fue Derek quien me frenó.

- Él tiene razón, no harías nada ahí. Iremos a verlo al cristal de observación. – dijo mientras me miraba con suplica para que no montara una escena.

El cristal de observación era una sala que había encima del quirófano en la que tenías una vista desde arriba de lo que estaban haciendo, desde ahí si ella abría los ojos me vería.

Derek notó mi vacilación y empezó a tirar de mí hacia unas escaleras que daban a esa sala. Y el resto de las personas que estaban esperándonos, nos siguieron.

Subía las escaleras como si fuese un zombie, por eso no me enteré de que me hablaba alguien hasta que ese alguien me puso una mano en el hombro y fue una sensación que me resulto extrañamente familiar.

Me giré y vi a uno de los cuatro que no conocía de nada, era alto y moreno y su pose era de chulo y prepotente.

- Soy Kai, estuve en la pelea. – el chico agua, por eso me resultaba familiar la sensación en el hombre, él fue quien me dio confianza para creer en Adalia frente a Nerón.

- Matt. – contesté sin más.

Me tendió la mano y yo se la estreche, sabía que debía de sentirme orgulloso por conocer a otro de los elementos pero me daba igual, yo solo quería que ella se recuperase, quería verla.

Seguí hacia delante y por fin llegamos a la sala, oía como criticaban mi comportamiento a mis espaldas pero Derek me empujaba para seguir hacia delante y sentarme en una de las sillas que había en la sala.

- ¿Pero qué mosca le ha picado? – oí que decía Gadreel.

- No lo sé, le habrá cogido cariño a la chica. – decía Malak.

Estaba claro que no sabían lo mío con Adalia pero no estaba para explicarles nada. Aunque una chica lo hizo por mí.

- Yo creo que es algo más que cariño. – era bajita y castaña, con aires de solitaria pero con una mirada fuerte. Mi pilló mirándola y se acercó a mí. – Soy Isaura, el elemento del aire.

Se sentó a mi lado y me cogió de la mano para infundirme valor. Notaba la sincera preocupación en su rostro y supe que ella también estaba preocupada por Adalia, eso me gustó.

- Ella me hablo de ti, dijo que eres valiente. – le dije intentando poner una sonrisa en la cara, pero no sé muy bien que salió.

- Ella si fue valiente cuando vino a mi casa. – dijo otro chico al que todavía no conocía. – Soy Dayan y soy tierra.

Me fijé en los tres y todos parecían preocupados, incluso el que tenía pinta de chulo. Ella tenía unos grandes hermanos de magia.

E incluso Paul, que se había sentado en la silla más alejada del resto parecía preocupado, él sin duda era el que peor lo estaba pasando, después de mí. Él la conocía de hace más tiempo y era su mejor amigo, y para colmo se había visto envuelto en una vida extraña donde casi todo es posible. Nadie pareció prestarle atención excepto Gadreel, pero veía en su mirada que sería algo en lo que encargarse después, ya que veía el agobio de la mirada del chico hacia el cristal de observatorio.

Y ya por fin me dejaron tranquilo para poder contemplar la escena que teníamos delante. Uno de los doctores que la atendían la estaba realizando una ecografía de la zona donde la habían apuñalado, supuse que era para comprobar que no tuviese algún órgano dañado. Esa idea me puso más ansioso y noté que la chica que me cogía de la mano también se ponía ansiosa.

Mientras, otro de los enfermeros estaba poniéndola una mascarilla en la que supuse que era la anestesia para dormirla. Y durante un segundo ella abrió los ojos y miró hacia arriba. Me levanté del asiento y me pegué al cristal para que pudiera verme bien, entonces ella volvió a poner una de sus molestas sonrisas de “todo irá bien” y se durmió.

- Esto es insoportable. – dije para mí pero en voz alta.

- Todo irá bien, no te preocupes. Ella es sin duda la más fuerte de los cuatro. – me dijo el chico agua.

Pero aun había una persona en la sala a la que no conocía, ella era rubia y de alta como Adalia. Por su pose se la notaba que era una bruja con preparación, una luchadora como yo. Ella notó que la miraba pero fue Kai quien nos presentó.

- Ella es quien me trajo aquí. – solo que en su voz había algo más, había amor. Una historia como la mía con Adalia. – Eve te presento a Matt, él es el protector de Adalia.

Ella estaba apoyada en una pared y me saludo con la cabeza. Era algo típico entre los luchadores, cuando uno ha perdido a su protegida o ha perdido su misión, el resto se mantiene al margen hasta que se le pasara, era como una especie de respeto. La sonreí en señal de agradecimiento.

Una voz en la sala de operaciones me trajo de vuelta a la realidad, aunque gracias al cielo que eran buenas noticias.

- No tiene órganos dañados, pero sí un par de venas seccionadas. – dijo el médico que la estaba haciendo la ecografía. – Voy a necesitar unos tres litros de sangre, de momento. Quizás luego necesite alguno más.

Hubo uno de los enfermeros que se fue a una cámara frigorífica que había en una de las paredes y salió con seis bolsas de sangre. Empezó a ponerle la primera y luego la segunda, una vez se hubo terminado las dos el médico empezó a preparar todos los utensilios que necesitaría para la operación.

- La cerraré las dos venas que tiene seccionadas y luego la cerraremos la herida. – sabía que hablaba en voz alta en deferencia a nosotros, debería agradecérselo luego.

Y tal y como lo dijo empezó a hacerlo. Isaura se escondía detrás de mi hombro cada vez que llegaba el momento de coser o cauterizar. Y la verdad que menos mal que mi estomago estaba vacío, sino yo también lo hubiera pasado mal.

Nadie hablo en toda la operación, la tensión del ambiente se podía cortar con un cuchillo. Todos parecíamos tensos y preocupados por el resultado de la operación. No fue hasta que el médico empezó a cerrar la herida cuando Gadreel rompió el silencio.

- Dime Matt, ¿cómo has podido enamorarte tú? Y encima de un elemento. – entendía su pregunta, nunca había sido muy afectivo con las mujeres. De hecho, lo único que sabían de mí fue mi incidente con Shina y porque éramos muy amigos y de repente dejamos de serlo.

- En realidad es algo mucho más que eso. No solo estoy enamorada de ella, sino que la magia decidió que teníamos que estar juntos, fue un embrujo. – yo creí que le sorprendería pero su cara apenas cambio.

- Eso parece que pasa mucho entre los elementos. – dijo la chica luchadora, Eve.

- Sí, eso parece. – dijo Gadreel pensativo.

Entonces entendí porque no le sorprendió, la luchadora y el chico agua también estaban embrujados. Entonces miré al tal Dayan y a Isaura y vi que no paraban de lanzarse miradas de reojo, tal y como hacía yo con Adalia cuando nos conocimos. Aunque no estuviesen juntos, nunca dejaban de mirarse.

- Kai nos contó lo de Shina. – dijo esta vez Malak, el cual era toda una sorpresa verle fuera de la sala de los sabios. – Lo siento de verás, parece que últimamente no paramos de sufrir bajas.

- Sí, sentimos lo de Dana. – dijo Derek. Luego miró a Gadreel y le dijo – Traje el cuerpo en el coche para su familia.

- Muy considerado por tu parte.

Otra vez la voz del médico nos sacó de nuestra pequeña charla macabra y otra vez para darnos buenas noticias.

- Todo salió bien pero la vamos a tener dormida hasta que recupere toda la sangre perdida. Estará en un box y podrá estar una persona con ella, luego la llevaremos a una habitación en la que podrán estar todos. – se dio la vuelta y empezó a quitarse los guantes.

- Gracias. – dije bien alto para que me oyera.

Y tras decir eso solté un suspiro que pareció como una liberación, como si algo me hubiera estado oprimiendo el pecho y ahora me lo hubiera quitado de golpe. Y lo sorprendente es que todas las personas de mí alrededor hicieron lo mismo, el ambiente tenso se rompió y hasta hubo unas cuantas carcajadas de Dayan mientras abrazaba a Isaura y daban vueltas.

Ya me disponía a bajar al box para estar con ella, no la dejaría sola ni un minuto, aunque estuviera durmiendo durante días yo quería estar a su lado. Pero aún me quedaba una última sorpresa.

Alguien entró dando gritos y muy alterada a la sala de observación, regañaba al guarda de seguridad del hospital por no dejarla entrar. Era una voz que conocía muy bien y nada más verme hizo lo que mejor sabía hacer, regañarme.

- Meses sin saber de ti, preguntando al pobre Malak que ha estado aguantándome todo este tiempo. Y encima cuando vienes en vez de ir a verme en seguida, vienes a ver una operación morbosa. ¿A caso no merezco algo mejor? – como podía ser algo tan pequeño tan molesto a la vez.

- Lo siento mamá. – sí, era mi madre. A la que he estado esquivando desde que salí de la comunidad para emprenderme en la misión de buscar a un elemento.

- ¿Qué lo sientes? ¿pero alguna explicación tendrás? – había puesto los brazos en jarra y eso era señal de un enfado monumental.

Solo había una cosa que sabía que la ablandaría, la verdad sobre todo.

- ¿Una explicación? Claro, ella es Adalia y es el amor de mi vida. – sus brazos en jarra se cayeron y su gesto de enfado se relajo de tal manera que una tímida lágrima recorrió su mejilla.

Después de eso y tras un momento de incomodo silencio, ella vino y me abrazó tan fuerte que pensé que me iba a romper.

- Dime que está bien y que podré conocerla. – me dijo entre sollozos.

- Está bien y le encantará conocerte.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top