Capítulo 27: Confianza

ADALIA

Solté un grito cuando fui consciente y asimile la imagen. No podía estar pasando esto, no a mí. Él era normal, no debería estar pasando por esto.

El tal Nerón se fue acercando a nosotros y cuanto más cerca estaba mejor podía verles. La cara de Paul reflejaba todo el miedo y el pánico que sentía yo. No podía creerme nada de lo que pasaba, mi mente estaba entrando en una especie de estado de shock.

Con la búsqueda de Paul habíamos quedado muy dispersos, miraba a Matt que estaba a varios metros de distancia y pude ver el miedo en su cara, solo que su miedo iba dirigido a mí y no entendía porque.

Derek estaba muy cerca de Matt y este nos miraba con desconcierto. Y Kai estaba justo a mi otro lado, también a varios metros de distancia de mí. Eso me dejaba en el centro del grupo y pude ver en la cara de Nerón como también había visto esa ventaja.

- No deis un paso más o me lo cargo. – dijo apretando más el cuchillo y provocando un grito de dolor de Paul.

Ese grito me bajó por la columna vertebrar y me hirvió la sangre.

- Te juro que como le hagas daño no saldrás bien parado de esto. Lo que les ha pasado a tus chicos será como el paraíso para ti. – no podía ver más rabia y más rencor en mi voz.

Miré a Kai en busca de ayuda pero no parecía estar en muy buena forma, de todas formas Nerón me pilló mis intenciones.

- No lo intentes, se que tienes alguna clase de ayuda. Pero también sé que el poder de un alma en viaje astral tiene sus limitaciones. Y quien sea debe de estar muy agotado.

Miré a Kai otra vez y este aceptó con la cabeza. Miré a Matt y este parecía un perro rabioso al que tenían atado con una correa, estaba segura que si le soltaban saldría a atacar a Nerón. Y casi podía ver esa decisión en sus ojos, iba a hacerlo sin importarle lo que le pasara a Paul.

- Entonces dime, ¿qué quieres? – dije desafiándole con la mirada pero a la vez con un profundo interés. Tenía que saber que quería para poder dárselo y que soltara a Paul.

- Mis intenciones no han cambiado. – su tono hosco de superioridad me ponía enferma.

Pero si irme con él era el precio a pagar por que soltara a Paul, ¿estaría dispuesto a pagarlo? La vida de Paul era muy importante para mí, pero mirándolo de un punto lógico y racional, era todo una locura. Mi destino era mucho más que salvar a Paul.

No podía sentirme peor por pensar eso, esta no era yo. Debía pensar en otro plan, al parecer se me daba bien eso, solo necesitaba algo más de tiempo para pensar.

- En el caso de que acceda a irme contigo, ¿qué les pasará a mis amigos? – solo quería perder tiempo.

Pero no estaba preparada para la reacción de Matt y Derek. Por otra parte, Kai parecía haber comprendido que necesitaba tiempo y que eso es lo que estaba haciendo.

- No te lo permitiré. – grito Matt mientras se acercaba a mí.

- Quieto o lo mato. – Nerón apretó más el cuchillo y pude ver un hilo de sangre salir del cuello de Paul.

Lo hice de manera inconsciente, envié una pequeña ráfaga de aire en dirección a Matt y  fui obligándole a empujones de aire a retroceder hasta su posición inicial.

- No me obligues a volver a encerrarte. – le dije mientras le miraba con suplica, quería que supiera que necesitaba tiempo y que él no podía interrumpirme de esta manera.

MATT

¿Me acababa de amenazar? Aunque fue una amenaza extraña, había algo en sus ojos que me querían decir algo. Pero estaba cegado, cegado por el dolor que sentía a su posible perdida. ¿No podía creer que estuviese planteándose el aceptar?

- No te dejaré que lo hagas. – no me dejaba moverme pero la miré todo lo amenazante que pude.

Y por primera vez desde que descubrí que estaba enamorado de ella, volvió a mirarme como el primer día, con arrogancia y enfado.

- ¿Acaso crees que podrías impedírmelo? – me quedé sin palabras, apenas era consciente de lo que acaba de pasar. Ella volvió a mirar hacia el tal Nerón y le dijo. – ¿Quieres que luche del bando de los sombras?

- Exacto. Tú lealtad a cambio de la vida de tus amigos. – estaba perdido, no podía competir con nada de eso

Miré a Adalia y vi que lo iba hacer, ni siquiera ella lo sabía aun pero yo sí, de alguna manera sabía que lo haría. Las lágrimas empezaron a brotar por mis ojos sin ser capaz de controlarlas, no podía perder a dos personas a las que quería en una misma noche.

Derek me vio y vino a consolarme, me abrazó o más bien me sujetó para que no fuera a por ella. Pero no lo entendía, él quería lo mismo que yo.

- Derek suéltame, no se la puede llevar. ¿Qué te pasa? – empecé a empujarle y darle golpes para que me soltara.

- Lo sé, pero es su decisión. Ella tiene razón, no podemos combatir contra ella, ya has visto lo que ha hecho antes.

Le empuje de rabia, sabía que tenía razón pero eso no me valía, la quería a ella a mi lado por y para siempre y ella estaba dispuesta a entregarse a brazos de otro por un humano cualquiera.

Ella miró donde se suponía que estaba el chico agua y luego volvía a mirar a Nerón. ¿Por qué ese chico seguía por aquí? ¿y por qué no hacía nada? ¿Aunque no tuviese fuerzas algo podía hacer? Y para colmo ella seguía hablando, tramitando los últimos detalles de su secuestro voluntario.

- ¿Qué te hace pensar que no me rajaré en el último momento? ¿qué a la hora de la verdad no volveré junto con mis hermanos? – ella seguía con su postura desafiante y confiada.

- Bueno, llevo siguiéndote casi dos semanas, sé quiénes son tus amigos y quiénes son tus padres. No me costaría nada asesinarlos y para cuando te quieras dar cuenta ellos ya estarían muertos.

Vi la rabia en el rostro de Adalia, estaba furiosa e incluso le temblaban las manos de rabia. Pero aun así, seguía dispuesta a aceptar la propuesta del tal Nerón ¿cómo era posible? ¿cómo podía ser tan insensata?

- No Adalia, no puedes hacerlo. Es una trampa. – la grite para que espabilara.

Ella me miró y miró algo que estaba justo detrás de mí y le hizo un gesto con la cabeza. Miré donde ella había mirado pero ahí no había nadie. Entonces noté una mano en mi hombro y como una palabra aparecía pintada en el suelo, justo delante de mí: CONFÍA. ¿Era eso lo que me estaba pidiendo? ¿qué confiara en ella?

Miré a Derek y este pareció sonreír ligeramente y una esperanza broto de mi interior. Y aunque me dolía en el alma ver como mi amada iba a los brazos de un desalmado, ahora había una nueva luz en mi interior, mi ceguera había cesado y ahora podía confiar en ella.

ADALIA

Me mataba ver a Matt así, había enviado a Kai para que le relajara ya que él era el único que confiaba en que tuviese algún plan. Plan que se iba formando muy lentamente en mi cabeza, ni siquiera sabía que ni cómo iba hacerlo, lo que estaba claro es que tenía que hacer algo porque ver la cara de miedo de Paul me volvía loca.

- ¿Qué te hace pensar que no me rajaré en el último momento? ¿qué a la hora de la verdad no volveré junto con mis hermanos? – le dije para ganar algo más de tiempo y que esa lenta idea vaya cogiendo forma.

No tuvo que pensarlo mucho, de repente su mirada cambió a una más feroz y amenazante y por un momento me asustó.

- Bueno, llevo siguiéndote casi dos semanas, sé quiénes son tus amigos y quiénes son tus padres. No me costaría nada asesinarlos y para cuando te quieras dar cuenta ellos ya estarían muertos.

No se podía estar más furiosa de lo que ya estaba, le odiaba, le odiaba con todas mis fuerzas por amenazar a todo lo que amo. Le odiaba porque por su culpa Shina estaba muerta. Le odiaba por estropearme esta magnífica noche. Le odiaba por lo mal que olía. Le odiaba porque me hacía odiarle, porque me convertía en una persona capaz de sentir tanto odio. Le odiaba por hacerme temblar de odio.

- No Adalia, no puedes hacerlo. Es una trampa. – me empezó a gritar Matt con voz desesperada, se notaba que ya no podía más.

Vi que Kai había llegado a donde él estaba y le hice un gesto para que le tranquilizara. El apoyo su mano en su hombro y supe que él podía sentirla, luego le escribió algo en el suelo y al principio se quedó parado mirándolo, pero luego un brillo de esperanza apareció en sus ojos y en los de Derek que estaba a su lado.

Entonces me acordé de algo, de la última vez que sentí tanta rabia, fue cuando estuve a punto de matar a Derek en mi jardín, justo después del viaje astral a Minnesota, después de avisar a Malak para que mandara a alguien a ayudarlos. Mi rabia hacia un comentario que hizo casi le costó la muerte y ahora mi rabia era diez veces mayor, no me costaría nada enviar toda esa rabia hacia Nerón.

Pero para eso, antes tenía que conseguir que soltara a Paul, porque esta vez no pararía, aguantaría hasta matarlo.

Dí varios pasos hacia delante y dije:

- Está bien, suéltale.

- Acércate más. – obedecí, quería que se sintiera confiado.

Estaba a tan solo dos metros de él cuando me detuve, no movería ni un paso hasta que no le soltara.

- No hagas esto. No valgo la pena. – dijo Paul que me miraba con suplica.

No contaba con esto, no contaba con que él me hablaría o me diría que no lo hiciera. Tenía que seguir concentrada en la rabia, no podía distraerme en eso o estaría perdida. Miré a Nerón y no me fue difícil recuperar esa rabia, solo tenía que pensar en su amenaza para volver a sentir el odio.

- Suéltale o no me moveré. – le dije todo lo sería que pude e intentando ocultar parte de mi odio.

Hubo un momento en el que creí que no le soltaría, por un segundo mi mundo se me vino encima. Él apretó más la navaja haciendo salir un nuevo hilo de sangre pero cuando vio el horror en mí, apartó de golpe la navaja y le dio un empujón para que se quitara de en medio.

- Paul, vete con Matt. – le dije mientras le recogía y le abrazaba para luego darle yo un empujón en dirección a Matt y Derek.

- No, no puedo dejarte con él. – dijo mientras volvía a mí.

Le dí un ligero empujón con el viento para impedírselo y él resbalo un metro hacia atrás.

- No me obligues a seguir. – intenté que me saliera una voz autoritaria pero lo que salió fue algo parecido al ruego.

Paul obedeció a regañadientes y cuando estuvo a varios metros de distancia, Nerón me cogió de la muñeca y me llevó hasta él. Me hizo un especie de abrazo posesivo y demasiado lujurioso. Las arcadas de mi estomago iba en aumento al notar ese olor a podrido dentro de mi nariz. Pero no podía distraerme con eso, debía recuperar la rabia que había guardado para este momento.

Las palabras aparecieron en mi mente trayéndome el efecto deseado: “llevo siguiéndote casi dos semanas, sé quiénes son tus amigos y quiénes son tus padres. No me costaría nada asesinarlos y para cuando te quieras dar cuenta ellos ya estarían muertos.” Ya estaba lista.

- ¿Cuánta temperatura aguanta el cuerpo de un sombra? – le dije poniendo una sonrisa de autentica maldad.

Expulsé esa rabia y la dirigí toda a él, vi su cara encenderse y su frente empezar a sudar. El cuerpo humano normal no aguantaba temperaturas más altas a cuarenta y dos grados centígrados, quizás un sombra aguante más pero estaba dispuesta prenderle desde dentro si hacía falta.

- Has cometido un gran error amenazando lo que más amo. – y tras decir eso le mandé otra oleada de rabia convertida en calor.

Noté una punzada en mi costado, algo parecido al flato que te da cuando haces demasiado ejercicio, quizás mi cuerpo se esté agotando. Pero todavía me quedaba fuerza suficiente para acabar con esto.

Ya deberíamos estar en cuarenta y un grados, su cara reflejaba pura enfermedad. Sus ojos se le volvían hacia atrás y su abrazo estaba perdiendo presión por segundos hasta acabar soltándome y tambaleándose para atrás.

Pero aun no moría, mandé otra oleada hacia él pero ese flato me lo impedía. Aunque conseguí que cayera al suelo y se recostara no fui capaz de hacer nada más.

Derek llegó corriendo y le clavó un cuchillo en el cuello acabando definitivamente con su vida. Noté los brazos de Matt, me giré para mirarle y vi el pánico en sus ojos. Luego miré a Kai que parecía estar desvaneciéndose, ya era hora de irse para él, solo que él también me miraba con pánico en los ojos.

- Te veré en unas horas. – le dije pero mi voz parecía débil. – Estoy muy cansada.

- Diles que tendremos la enfermería lista para vosotros. – le miré extrañado y él se desesperó. - ¡DISELO!

- Kai dice que tendrá la enfermería lista para nosotros, pero no entiendo porque lo ha dicho. – miré a Derek y a Matt con desconcierto.

- Cariño, te ha apuñalado. – dijo Matt

- Prométeme que te cuidaras para poder darte la paliza que te mereces después de esto. – me dijo Kai mientras desaparecía.

Pero mi consciencia iba y venía y para cuando vino, él ya no estaba para contestarle.

- Adalia, Adalia quédate conmigo. – oía la voz de Matt.

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Sé que después de este capítulo me vais a matar por dejaros así, pero prometo ponerme ya con el siguiente. ;-))

Espero vuestros comentariossssss

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