Capítulo 26: Es el mejor plan.

MATT

Por un momento no encontraba el aire para poder respirar, por un momento pensé que todo era un sueño, que nada era real. Me había quedado petrificado mirando el cuerpo de mi amiga sin vida, apenas era capaz de entender porque no respiraba o porque no se movía. Todo era demasiado surrealista para mí.

Pero como siempre, una fuerza extraña me obligó a levantar la cabeza del cuerpo de Shina para mirar a lo que más me importa en este mundo, Adalia. Estaba tras dos grandes líneas de fuego que la protegían de los ataques de la docena de sombras que iba a por ella, pude ver el dolor en sus ojos por no poder estar a mi lado y ese dolor consiguió sacarme de mi pequeño trance sin saberlo.

Eché un último vistazo a Shina y luego miré a Derek que parecía estaba en el mismo estado en el que había estado yo hace segundos.

- Derek, esto no ha acabado. – le dije mientras le golpeaba suavemente el hombro para que espabilara. – Adalia tiene problemas.

Fue mencionar el nombre de Adalia y levantarse de un salto para salir corriendo en su dirección. Al principio me dejó impresionado la manera en la que había reaccionado, pero le seguí y Adalia nos abrió un hueco en su fortaleza para poder pasar a su lado.

Me fijé en ella detenidamente, parecía tener una postura rara, como si la estuviera sujetando alguien. Volví a pensar que el golpe le había afectado de alguna manera, antes mirando a la nada y ahora esto, pero terminó de confirmarlo cuando hablo a la cosa invisible que la sujetaba.

- Suéltame, debo estar con él. – lo miró con suplica pero a la vez con determinación. El brazo que tenía en esa postura rara se relajó. – Gracias.

Saltó a mis brazos con demasiada energía, no estaba preparado para eso y casi nos caemos al suelo.

- Lo siento, lo siento de veras. – había lágrimas en sus ojos y su voz estaba llena de angustia.

La abracé todo lo fuerte que pude y la dí un dulce beso en la frente, ella era mi consuelo para mi dolor y yo era el suyo. Pero seguía estando preocupado por su salud mental.

- ¿Estás bien, Adalia? – le dije sujetándole la cara y examinando su cabeza con la yema de mis dedos.

Ella me miró extrañada pero no tuvo tiempo a contestar, una bola de fuego estuvo a punto de alcanzarnos si no llega a ser porque alguien nos empujó al suelo. Miré al lugar de donde nos había venido el empujón, ya que sabía que Derek estaba justo al otro lado, pero ahí no había nadie, aun así Adalia dijo:

- Gracias. ¿Estás bien? – parecía atenta a una conversación que no existía.

Entonces caí, ella nos dijo que cuando estuvo en Minnesota ayudando a sus hermanos ningún sombra pudo verla, ¿había algún elemento más aquí? Eso explicaba el porqué de su comportamiento y el porqué parecía a ver alguien.

Miré a Adalia en busca de una explicación y ella me sonrió tímidamente.

- Es agua. Al parecer yo le pedí que viniera, pero no sé cómo. – me dijo. Escuchó durante unos segundos y rectifico. – Está bien, es Kai, el chico agua.

Para mí en estos momentos como si es el mismo Dios, había una batalla y querían matarnos. Miré a Derek con impaciencia y a Adalia con una mirada protectora y de aviso, ella pareció entenderlo porque miró a la nada y le empezó a hablar al chico nuevo.

- Debes crear agua, juntos les ahogaremos y les quemaremos. – dijo mientras se levantaba del suelo y cogía una mano invisible.

Mi misión era otra muy distinta, tenía que asegurarme de que mientras ellos planearan lo que sea que estén planeando, debía mantener todos los proyectiles fuera de su alcance.

Empecé a echar piedras, viento y bolas de fuego hacia todos los lados, casi ninguna iba destinada a nadie, solo pretendía crear ventaja en el ataque para poder levantarme del suelo y proteger a Adalia.

Derek en seguida comprendió mi propósito y pronto ya estábamos dominando la batalla. Ahora era capaz de guiar mis proyectiles, todos iban destinado a alguien. Tuve que esquivar unos cuantos también, pero habíamos conseguido batir a un par de ellos.

ADALIA

Kai me había ayudado a levantarme del suelo y me resguardaba de los proyectiles, era sumamente protector, nada que ver con la pose de chulo y creído que tenía constantemente. Pero como todos los tíos, perdían en cuanto abrían la boca.

- Entonces princesa, ¿cómo narices vamos a crear agua en un desierto? – no eran tanto sus palabras como el tono déspota que usaba.

- Esa es tu especialidad, ¿no? – le miré con sarcasmo.

Vi de reojo que Matt y Derek nos protegían mandando proyectiles hacía la zona del enemigo y como esquivaban algunas que iban en nuestra dirección. Ahora nos tocaba a nosotros.

Tiré del brazo de Kai y nos colocamos en el centro del mi fortaleza de fuego, miré un punto que tenía justo enfrente e hice un pequeño agujero en la tierra con mi poder, tal y como había hecho el otro día en el descampado.

- ¡Guau! ¿Cuántos elementos controlas? – le miré desconcertada, ¿acaso él no era igual que yo?

Pero no le conteste, no era el momento de ponernos a explicar nada, necesitaba acabar con esto para poder llorar la muerte de Shina y para poder emprender el viaje a la comunidad donde ahí le contaría a su cuerpo entero todo lo que quisiera saber.

- Llena el agujero de agua. – sonó como una orden, pero quería que obedeciera.

El pareció mirarme con mala cara pero al final acepto y cerró los ojos para concentrarse. Esperé durante unos segundos pero hoy mi paciencia brillaba por su ausencia, le cogí la mano más cercana y yo también me concentre.

No sabía qué era en lo que me tenía que concentrar, cuando yo quiero fuego me centro en la pequeña llama que hay en mi interior. Pero en esta ocasión eso no me valdría, yo no tenía una gota de agua en mi interior para concentrarme en ella. Así que me concentre en él, en Kai.

Casi podía sentir esa pequeña gota de agua que tenía en su interior, solo necesitaba acercarme un poco más para alcanzarla. Pero Kai no me dio tiempo, noté como salía la fuerza de él para dirigirse al agujero que había creado en el suelo.

Abrí los ojos y ahí estaba, agua. Teníamos que actuar con rapidez o la tierra se la consumiría.

- ¿Puedes manejarla y agrandarla? – le pregunté a Kai el cual me miró con superioridad.

- Puedo prepararte un jacuzzi si es lo que quieres. – si no fuera porque estábamos en una batalla le pegaría.

El plan parecía formarse solo en mi cabeza, era como si estuviese hecha para esto, no había dudas que era mi destino.

- Bien, tengo un plan. – me miró con una ceja levantada y cara de asombro. - ¿Has leído la biblia? ¿las aguas que abrió Moisés?

- ¿En serio? ¿la biblia? – me dijo intentando contener una risa.

- Tú mandarás el agua por detrás, intenta no ser visto. Transporta solo una pequeña cantidad y luego la dejas crecer detrás de ellos. – hablaba tan deprisa que no sabía si me estaba entendiendo bien. – Yo abriré la fortaleza creando un pasillo con dos paredes de fuego a cada lado. Tú tienes que obligarles a entrar y cuando estén dentro dejaré caer el fuego en sus cabezas.

Era el mejor plan que se me había ocurrido nunca, aunque el abrir la fortaleza no me hacía mucha gracia. Y la cara de Kai también parecía darme la razón respecto a ser el mejor plan. Me miró con mucha extrañeza en la mirada e incluso parecía a ver algo de orgullo.

Pero todavía quedaba dar una última orden, ¿de dónde había salido este poder de mando que parecía llevar dentro?

- Derek, colócate a nuestra derecha. Matt a nuestra izquierda. – obedecieron sin rechistar. – Vuestra misión es evitar que ningún proyectil venga hacia nosotros.

- ¿Cómo proteger a algo que no vemos? – dijo Derek sin apartar la mirada de los sombras que había enfrente y si dejar de mandar proyectiles hacia ellos.

- Él está a mi derecha y no se moverá de mi lado. Imagínenselo. – eso último me sonó demasiado borde pero ya me disculparía después.

Bien, ahora que todo estaba listo solo quedaba prepararme para destruir lo único que nos mantenía con vida. Para eso tenía que soltar la mano de Kai, el cual parecía algo reacio a devolvérmela.

- ¿Listo? – la voz me falló a la mitad de la palabra y deje a la vista el miedo y el pánico que tenía.

- Lo haremos genial, fuimos creados para esto. – en su cara había convencimiento y eso fue lo que me dio fuerzas.

Kai levantó una pequeña bola de agua y la elevó al cielo todo lo alto que pudo. Pude ver como bajaba y se colocaba detrás del grupo de los sombras.

Respiré hondo un par de veces y dije:

- Allá vamos.

Levanté mis brazos e hice abrir la fortaleza como si de olas se tratase. Se levantaron dos grandes paredes de fuego una enfrente de otra y dejando un pasillo de dos metros de ancho. Pude ver el desconcierto de los sombras que había enfrente y como aprovecharon para mandarme toda clases de objetos en mi dirección, pero ahí estaban mis dos protectores para esquivar y desviar todos los objetos.

- Kai, ahora.

Lo que vino a continuación me dejó con la boca abierta y no solo a mí sino a todos los que vimos una gran pared de agua de unos cuatro metros de alto por cuatro de ancho dirigirse hacia el grupo de los sombras.

Estos al principio ni se percataron de la gran masa de agua, pero en cuanto el que estaba colocado el último del grupo grito al quedar sumergido por la gran pared el resto empezaron a intentar huir hacia los lados, pero Kai había estado más listo y les había mandado unas paredes laterales de agua hasta quedar tocando mi línea de fuego. Se podía ver el humo de vapor que salía de esa zona y las palabras de Kai volvieron a mi mente: “Tú eres fuego y yo agua, ¿yo te apago a ti y tú me evaporas a mí?” Eso era lo que estaba pasando exactamente en la unión de su pared con la mía.

Los sombras parecían haber visto el fallo de nuestro plan, si esperaban lo suficiente acabaría abriéndose una brecha en alguna de las dos paredes.

- Kai, tienes que obligarles a avanzar.

- Puede que se me escape alguno. – entendí porque lo decía, si obligaba al muro de agua a avanzar quizás alguno saltase al agua para atravesarla.

- No me importa si se escapan uno o dos, quiero acabar con todos los que pueda. - Vi de reojo como aceptó con la cabeza.

- Ensancharé el muro por si acaso, les costará más cruzarlo.

Noté la fuerza de poder que mandó a su muro y como le estaba debilitando poco a poco, al fin y al cabo solo era una proyección astral, ni su cuerpo ni su fuerza estaban aquí.

- Solo un poco más, aguanta un poco más. – le dije para darle ánimos.

Parecía que lo estaba consiguiendo, la pared se iba deslizando hacia nosotros obligando a los sombras a acercarse a mi pasillo de fuego.

“Solo un poco más, un poco más, más… - decía mentalmente y por cada “más” era un paso de los sombras hacia el centro de mi pasillo.” Tuve que decir unos cuantos “más” antes de que Kai gritase.

- No puedo más, tienes que hacerlo ahora. – su voz parecía agotada, pero necesitaba un metro más.

Ni siquiera le presioné ni le contesté, él debía saber igual que yo que todavía no era suficiente. Lanzó un chillido de dolor y la pared de agua se acercó otro metro más obligando así acercarse a los sombras.

- Haz que el agua desaparezca. – le ordene.

- Eso está hecho.

Con un suspiro de Kai hizo desaparecer el agua y justo a la vez que él suspiraba yo dejaba caer mis olas de fuego hacia el centro del pasillo. Oímos los gritos de todos los sombras al ver caer el fuego, pero una vez este toco el suelo los gritos cesaron para convertirse en una gran fogata.

Kai parecía agotado pero satisfecho por el trabajo realizado, me miraba con asombro y otra vez con ese orgullo que no entendía.

Mi cuerpo se relajo cuando vi que todos los sombras habían quedado atrapados en mi gran fogata, era tan grande que estaba convencida de que se veía desde el pueblo que quedaba a unos veinte kilómetros de aquí.

Me alegre enormemente de haber huido de la fiesta, si esto hubiese pasado en el pueblo, rodeado de todos mis amigos y de toda la gente a la que quería me hubiese dado algo.

Entonces me acordé de que una de las personas a las que quería sí había presenciado la escena. De repente mi cuerpo volvió a estar tenso y me puse a buscarlo con la mirada, miré donde se suponía que tenía que estar pero ahí no había nadie.

- Paul, Paul ¿Dónde estás? – volvía haber pánico en mi voz.

Derek salió corriendo hacia el coche y lo rodeo para buscarlo por todos los lados. Luego abrió las puertas para comprobar que no estuviese dentro, pero tampoco.

El pánico se reflejaba en mi respiración acelerada, Matt lo notó y vino a cogerme del brazo y acariciarme para que me relajara, pero la única manera de relajarme era que apareciera Paul.

Los cuatro nos pusimos a buscarle por todos los lados, por detrás de todos los coches de los sombras y le llamábamos a gritos, pero nada. Hasta que me paré a mirar al horizonte, era noche cerrada y todo lo que se alejara varios metros de la fogata y la carretera no se veía nada. La silueta de una persona me llamó la atención, ¿serían imaginaciones mías? Mandé una bola de fuego con todas mis fuerzas cerca de donde había visto la silueta, si era Paul no quería darle ni asustarle, solo quería luz y la bola de fuego me lo proporcionó.

Y sí, era Paul. Pero no estaba solo, el jefe de la banda le tenía cogido apretando un cuchillo en su garganta.

 ********************************************

Siento la tardanza, he tenido unos días liados. Aun así espero que os guste y que me deis vuestra opinión. Besos

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top