Capítulo 23: La huida.
ADALIA
Estábamos en el pasillo, casi en la entrada del instituto, cuando decidí que ya no me movía más, no hasta que no se explicara.
- Matt, por favor ¿qué pasa? – seguía con su cara de pánico pero ahora además me miraba con impaciencia.
- Hay un cambio de planes, nos vamos. – volvió a tirar de mí pero casi estuvo a punto de arrancarme el brazo porque no me moví. Puso cara de desesperación. – Estamos rodeados de sombras y son demasiados, necesitamos salir de aquí para que ellos vengan tras nosotros.
Eso fue lo que necesité para salir corriendo hacia el aparcamiento donde Shina y Derek nos esperaban en el coche y con el motor encendido. Teníamos que alejarles de aquí, el instituto estaba lleno de amigos míos que no tenían que enterarse de nada.
Matt se puso a mirar hacia todos lados pero yo no veía a nadie, luego me miró y dijo en susurros:
- Monta un escándalo, que sepan que nos vamos. – le miré con incredulidad.
Nunca se me ha dado muy bien lo de actuar, si me forzaban no sabía que decir. Pero si realmente estaban aquí, tenía que hacerlo lo mejor posible aunque eso signifique un poco de agresión física.
- Suéltame, yo no me voy a ningún lado. – empecé a chillar y a revolverme para que me soltada.
Matt me sujetó más fuerte y me empezó a empujar hacia la puerta del coche.
- ¡NO, DEJAME! – el me agarró en volandas y yo empecé a dar patadas al aire.
Me metió en el coche por la puerta de detrás del conductor mientras yo chillaba desesperada y una vez dentro, cerró la puerta y mi función terminó. Empecé a mirar por las ventanas, intentando ver a los sombras que supuestamente nos rodeaban pero con los cristales tintados y fuera era noche cerrada, no veía absolutamente nada. Matt ya había entrado por la otra puerta cuando Derek dijo:
- Hemos secuestrado a la reina, nos cortaran la cabeza por esto. – supuse que lo dijo por la corona que aun llevaba puesta.
Me la quité y me incorporé para dejarla dentro del maletero, entre el maletero y el asiento de atrás había una bandeja que podía abrirse desde dentro. Cuando lo hice no me creía lo que veía, estaba mi maleta y mi mochila ahí. Dejé la corona cogida con la mochila y volví a cerrar la bandeja.
Miré a Matt con furia, solo que esta vez era furia de verdad. Él al principio no me miraba, estaba intentando en vano mirar por las ventanillas, pero cuando el coche salió del parking haciendo ruedas giró su cara y se quedó impresionado con mi mirada.
- Si los sombras acaban de llegar, ¿cómo es posible que mis maletas ya estén en el maletero? – mi pregunta le dejó totalmente desconcertado
Los tres guardaron silencio y eso solo hacía que me enfadara más. Matt ahora me miraba con cara de suplica pero eso no me valía, solo quería una explicación.
- Está bien. – dijo al fin. – Ayer encontramos el rastro de los sombras, son más de lo que creíamos y habíamos decidido salir después de la fiesta. No queríamos decirte nada para que disfrutaras del día de hoy.
- ¿Cuántos? – se que lo último me lo dijo para ablandarme pero eso no iba a ser posible, ahora no al menos.
Pero si tenía que reconocer que había sido todo un detalle sacar a mis padres del pueblo sabiendo que este estaba llena de sombras que podían seguir mi rastro hasta casa. Pero se lo agradecería después, en privado.
- Veintiocho. – me sonrió para que no me preocupara pero ya era tarde.
Mi corazón empezó a latir a mil por hora, si ya me resulto difícil lo de Minnesota y eran diez, ¿cómo voy a lidiar con veintiocho?
La sangre me llegaba demasiado rápido al cerebro y la hiperventilación no me estaba ayudando tampoco. Notaba como la cabeza me daba vueltas y como la vista se me volvía negra por los lados. Estaba a punto del desmayo y no era el mejor momento para estar débil.
Intenté relajar mi cabeza quitándome el millón de horquillas que mi madre me había puesto para sujetarme el moño, intentaba dejarlo suelto pero las manos me temblaba tanto que me estaba arrancando algunos pelos.
- Basta Adalia, te quedarás calva. – dijo Matt mientras me cogía las manos y me obligaba a parar.
Con su solo roce me relaje y mientras el coche iba dando sacudidas hacia los lados, Matt intentaba quitarme las horquillas con más delicadeza que yo. Shina era buena conduciendo, a pesar de que íbamos muy deprisa por las calles del pueblo el coche solo daba fuertes sacudidas con las curvas cerradas en las cuales Matt dejaba mi pelo para cuando llegasen las rectas. Y así conseguimos salir del pueblo sin ningún contratiempo, aun.
Llevábamos un par de kilómetros fuera del pueblo, Matt ya había conseguido soltarme el pelo y me abrazaba para relajarme, cuando unas luces aparecieron por detrás.
- Nos siguen. Pero solo un coche – dice Shina con voz extrañada.
Me volví a incorporar para mirar hacia atrás y al principio no le identificaba bien pero algo me decía que no eran ellos.
- Reduce un poco, Shina.
- Ni de coña. – me dijo ella casi riéndose de mi comentario.
Me daba rabia que fuese tan tozuda.
- Solo un poco. Podrás dejarle atrás en seguida. – el todoterreno corría mucho más que el coche que llevábamos atrás.
Al final levantó el pie del acelerador y el coche de atrás empezó a acercarse de forma alarmante, parecía estar obligando al coche a ir a su máxima velocidad. Y entonces reconocí los faros, era el coche de Erik solo que el que conducía no parecía ser Erik. Esperé hasta que se puso más cerca y los faros no me deslumbraban tantos, entonces miré más detenidamente y reconocí la silueta del conductor.
- PARA, PARA EL COCHE. – empecé a gritar.
- ¿Te has vuelto loca? – me dijo Shina y todos parecían compartir su opinión.
Los miré a los tres con cara de suplica y dije:
- El del coche es Paul.
Matt y Derek empezaron a mirar por espejos y ventanas y Shina apretó el acelerador del coche. Ya estábamos dejándole atrás otra vez pero Paul parecía no estar dispuesto a rendirse. Si seguíamos así corríamos el riesgo de dejarle atrás y que se perdiera. Y si los sombras venían y le encontraban dando vueltas y perdido, digamos simplemente que no sería una buena idea. Al final Matt dijo:
- No va a parar. No si nos ha oído como metíamos a Adalia a la fuerza en el coche. – hablaba como si se acabara de acordar de algo de repente.
- Eso no lo sabes. – dijo Shina.
- Se que hará lo que esté en su mano para encontrarla. – Shina suspiró y Matt se explicó mejor. – Está enamorado de Adalia, creedme, no parara y los sombras le darán caza.
¿Enamorado? Eso era imposible, Paul no estaba enamorado de mí. Le conozco desde hace dos años y nunca me ha dado esa sensación. Claro, que yo antes no estaba muy receptiva que se diga.
¿A eso venía tanto cambio últimamente? ¿trataba de impresionarme? Recordaba cómo me había sorprendido la vez que había intentado consolarme de un examen, ahí ya conocía a Matt, por no hablar de su cambio de imagen. ¿Habría pensado que al volver a estar interesada en los hombres él podría ser un buen candidato?
Al final, y como siempre, fue Derek quien dio la orden de parar. A Shina no pareció gustarle pero al final puso el intermitente hacia la derecha y se metió en una explanada que había pasado el arcén. Hizo una frenada brusca que lo interprete como rebeldía y se bajo del coche sin apagar el motor.
Oí como el coche de Erik se detenía a varios metros por detrás del nuestro. Salí sin del coche, bueno más bien me tiré ya que estaba tan alto que tuve que saltar al suelo, y esperé a que Paul bajara del suyo.
Lo hizo agarrando una barra metálica en la mano, miraba a todo el mundo con respeto pero a la vez con furia y decisión. Eso enfureció a Shina que fue a por él sin pensar en lo que hacía. Yo salí corriendo a detenerla pero no iba a conseguir llegar a tiempo así que levanté mi mano y dí una bofetada al aire mandando una ráfaga de viento en su dirección. No calculé bien la fuerza, yo solo quería detener a Shina para que no pegara a Paul, pero en lugar de eso la mandé volando por los aires varios metros hacia atrás.
Mientras ella estaba en el suelo a mi me dio tiempo a llegar hasta Paul y colocarme delante de él a esperar la respuesta de Shina pero esta se levantó y solo me miró con agresividad.
- ¿Qué está pasando aquí? Y ¿cómo has hecho eso? – me dijo Paul agarrándome del brazo demasiado fuerte.
Tenía que contestar con una ofensiva, no había otra forma de parar esto que había iniciado.
- Dime Paul, ¿qué narices haces siguiéndonos? ¿Quién te has creído que eres? – dije encarándome a él y quitándole la barra metálica de un golpe.
Se me quedó mirando de manera desconcertante y yo no aflojé la mirada ni un momento. Estaba de espaldas a mis protectores pero oía como se iban acercando poco a poco a mi posición.
- Pero ellos te han metido a la fuerza en un coche. – dijo mirando detrás de mí. - ¿Cómo has mandado a Shina volando por los aires sin ni siquiera tocarla?
Ahora sí relaje la mirada aunque lo hice sin querer, no sabía cómo le iba a explicar esto y estaba claro que él no lo iba a pasas por alto. ¿Cómo decirle que lo que ha visto no era verdad? o ¿qué era mejor no saber nada?
- ¿Por qué no te vas a casa, Paul? Estoy bien, no me han secuestrado, solo estábamos bromeando. – que mentira más pobre, no me sorprende que no se la creyera.
- Parecía muy real. Y no me iré a casa si tú no vienes conmigo.
Matt apareció por mi lado y me obligó a ir hacia atrás, no me había dado cuenta de lo cerca que estaba de él. Mi postura era amenazante y mis sentimientos estaban alborotados, eso podría ser peligroso para Paul, podría descontrolarme.
Miré a Matt y este me abrazó, veía el problema en mi rostro, veía como no iba a ser capaz de seguir mintiendo a Paul. Por eso me había salido una mentira tan pobre, por eso no había sido capaz de aguantar mi postura ofensiva. Porque en el fondo no quería mentirle, quería tener a alguien de mi antigua vida.
Podría decir que no era justo para él el saber de esta vida pero ¿no sería igual de injusto el que no supiera la verdad de lo que le rodea? Todo esto me estaba volviendo loca y lo peor, no había tiempo para esto.
Al final opté por un cambio de estrategia, si los dos últimos años de mi vida me habían enseñado algo era esto, con odio y agresividad no conseguía nada más que disgustos y gente que sufría a mi alrededor. Y yo no quería que nadie sufriese más por mi culpa.
- Paul por favor, debes confiar en mí. – me separé de Matt y fui a coger las manos de Paul para luego apoyar mi cabeza en su hombro. – Tienes que confiar en que es mejor para ti no saber.
- Lo siento pero no estoy de acuerdo. – me apartó y se quedó con su cara a escasos centímetros de la mía. Eso me puso algo nerviosa y algo incomoda. – Te conozco Adalia, se que deseas contármelo.
- Lo que desee y lo que considere mejor para ti son dos cosas muy distintas. – los ojos se me inundaron de lágrimas pero no permití caer a ninguna.
Me miraba con demasiada intensidad, ahora sí que no había ninguna duda, yo le gustaba y eso se iba a convertir en un problema. Porque así no podría ser racional, no podría simplemente escucharme y largarse. Él se quedaría hasta comprobar que no me pasara nada.
- Adalia, corta esto ya. – fue Derek quien me hablo y usó ese tono de jefe autoritario que ya le había oído en alguna ocasión. – No hay tiempo y debemos irnos.
Paul miró a Derek y casi podía ver las chispas en sus ojos, estaba segura que si no llega a ser porque ya estaba delante de él, hubiese salido a por Derek. Pero en lugar de eso, bajo su mirada y volvió a colocarse a centímetros de mi.
- ¿Dime que no es verdad? ¿Que no te vas con ellos? – parecía casi suplicar que no lo hiciera.
- Debo hacerlo.
Pero no hubo tiempo para mucho más, de fondo se oía el sonido de muchos automóviles acercándose a gran velocidad. Mi corazón volvió a acelerarse llenándome así el cerebro de sangre. Paul pareció ver el temor en mi cara y él también se puso algo pálido.
- Debes irte. – le dije casi gritando.
- No hay tiempo. – dijo Matt a mi lado.
Matt me cogió de la mano y me obligo a ir hacia el todoterreno. Yo a su vez cogí la mano de Paul y le obligué a seguirme. Le coloqué oculto en las sombras del coche y los cuatro nos pusimos en línea tapándole a él.
Tenía a Derek y a Matt uno a cada lado, y Shina estaba junto a Derek. De reojo no dejaba de mirar a Paul mientras que el resto de mi mirada se centraba en las luces que se veían de fondo acercarse cada vez más y más.
No podía creerme que Paul estuviese en medio de todo esto. ¿Por qué nos tuvo que ver? ¿por qué no se quedó en la fiesta y llamó a la policía como hubiese hecho cualquier persona? No, el tuvo que seguirnos hasta aquí y ser ahora el eslabón más débil, al que proteger y del que estar pendiente para que no lo matasen.
Al final los coches empezaron a aparcar alrededor del coche de Erik dejando a este oculto. Lo primero que me llamó la atención fue la peste que traían, olía a podrido mezclado con cosas hermosas como jazmín. Era asqueroso.
Del coche que había dejado más cerca de nosotros se bajaron tres hombres vestidos de negro y con mirada siniestra. Y justo cuando cerraron las puertas de su coche el resto de las puertas de los demás coches empezaron a abrirse y a salir gente de ellas. No me hizo falta contar para saber que eran veintiocho.
Ya está, esto sería el fin. – pensé de manera negativa.
*********************************************
Espero que os haya gustado...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top