Capítulo 22: La coronación.

MATT

La fiesta parecía ser un éxito, yo la verdad es que si hubiésemos estado solos Adalia y yo tampoco hubiese notado la diferencia. Siempre estaba a su lado y cuando no, no podía dejar de mirarla. No sé si era por su vestido, su peinado o su sonrisa, pero me tenía completamente hechizado.

Y no parecía ser el único, ya había comprobado como todo el mundo se quedaba mirándola con asombro cuando esta pasaba sonriendo por su lado. En alguna ocasión se oían comentarios como: ¿Quién es esta y que han hecho con Adalia? ó Si la pido bailar, ¿crees que me morderá? Y en ese último caso algunos si se atrevieron a pedirle un baile pero ella los rechazó con una sonrisa y diciendo que ya estaba comprometida con alguien para bailar. Los chicos se iban más que contentos después de las palabras de Adalia.

- ¿Por qué crees que ya no me temen? – me preguntó en una ocasión mientras bailábamos.

- Mmm…no sé, quizás sea por tu precioso vestido, o por tú peinado. Pero si tuviese que elegir una respuesta, diría que por tu sonrisa, con ella estás iluminando todo el gimnasio.

- Yo creo que es culpa tuya, me estás ablandando. – y me besó dulcemente mientras dábamos vueltas por la pista.

Menos mal que ya hacía rato que se había quitado esos tortuosos zapatos, ahora era capaz de moverse sin ir agarrada a mí y parecía más liberada.

Ahora estaba bailando con las chicas y yo no podía dejar de mirarla, apenas era consciente de todo lo que pasaba a mi alrededor, solo estaba ella. Por eso no me percaté de que Paul se colocó a mi lado hasta que no empezó a hablarme.

- Parece que la haces feliz. – lo dijo con pena en la voz y eso me sorprendió. Sabía que le gustaba pero no hasta este punto. Ahora me daba pena.

- Eso es lo que importa, ¿no? – le dije intentando consolarle de la única manera en la que podrían consolarme a mí si estuviera en su lugar.

- Supongo que sí. – se quedó algo pensativo hasta que su cara cambió de repente y se puso serio e incluso intimidante. – He querido preguntarte algo desde el fin de semana pasado, ¿qué fue exactamente lo que le pasó a Adalia en su cumpleaños? No me creí la historia del desmayo y sé que tú también viste ese extraño brillo rojo en sus ojos.

Intenté poner mi mejor cara de póker pero por dentro me estaba dando algo, ¿cómo había podido ver el resplandor en sus ojos? Él fue el único que no se creyó la historia del desmayo, el resto lo aceptaron sin problemas. ¿Y qué le iba a decir ahora?

Pero fui salvado por los pelos, el teléfono empezó a sonar y Paul lo escuchó. Le hice un gesto en señal de que necesitaba coger la llamada y salí del gimnasio para hablar más tranquilo.

- ¿Cómo va la cosa? – me dijo Derek desde el otro lado del teléfono.

- ¿Me acabas de llamar por teléfono? ¿Tú? Y además en el mejor momento.

- Ya, pues no te acostumbres. – dijo haciendo un ruido de arcada. – Las maletas ya está en el coche, casi nos ve el padre de Adalia, se puso a comprobar si las ventanas estaban cerradas justo cuando Shina estaba saliendo.

Antes de que Adalia bajara de su habitación le dije al padre que dejara la ventana abierta para que pudieran recoger las maletas pero eso no lo podían saber ni Derek ni Shina. Ellos debían seguir pensando que era un humano corriente.

- ¿Crees que os ha visto?

- No, o por lo menos no ha montado un escándalo al ver salir alguien de la ventana de su hija.

- ¿Algo de los sombras?

- Tampoco, pero le he pedido a Shina que se deje ver de vez en cuando. Que vean que estamos aquí por si deciden atacar.

- Derek, son veintiocho ¿crees que se detendrán porque haya dos luchadores de la luz en la puerta del instituto?

- Si tienes un plan mejor, soy todo oídos. – esperó a que dijera algo pero él tenía razón, no tenía un mejor plan y tampoco había posibilidad de uno si ellos decidieran atacar. – También seguimos a los padres hasta unos veinte kilómetros fuera del pueblo, ya están de camino hacia su viaje. ¿Cómo lo conseguiste? el que se fueran hoy, me refiero.

- Si te lo contara tendría que matarte. – hice una pausa en la que oí como se reía y decidí cortar la conversación antes de que siguiese preguntando sobre este tema. – Tengo a una chica guapísima esperándome para bailar, así que adiós.

- Adiós. – la conversación se cortó.

Era la segunda vez en diez minutos que me libraba de contestar a preguntas comprometidas, tantas mentiras iba a acabar cayéndome encima. Y la primera sería esta noche, cuando Adalia se entere que la he mentido respecto al viaje y le he ocultado la información de los sombras, solo espero que lo entienda.

Volví a entrar al gimnasio y, como ya era algo habitual, mis ojos se pusieron a buscar a Adalia. Me puse algo ansioso al no verla pero en cuanto la localicé me reí de su cara, parecía tan ansiosa como yo, buscando con la mirada por todos los lados.

Me acerqué a ella intentando que no me viera y la agarré por detrás.

- ¿Busca a alguien, princesa? – noté como su cuerpo se relajaba al oír mi voz y como intentaba no sonreír para contestar.

- En realidad he venido con alguien, pero estaría dispuesta a irme con cualquiera que me trate bien. – se giró y se mordió el labio mientras me miraba de una manera algo cruel. Me estaba torturando y ella lo sabía.

Pero una voz por los altavoces nos interrumpió anunciando el final del plazo para votar al rey y a la reina de fin de curso. Esta chica me ponía de los nervios, miraba a todo el mundo con superioridad excepto cuando miraba a Adalia que le ofrecía una mirada de puro odio, claro que esta tampoco se quedaba atrás.

Mi teléfono volvió a sonar, solo que esta vez parecía el sonido de un mensaje. Adalia lo escuchó y me miró con cara de incomprensión. Abrí el mensaje y ponía:

“Ya estamos en el aeropuerto, ahora te toca a ti cumplir tu promesa. Tú solo tráemela de vuelta”

Adalia me seguía mirando con incomprensión y a eso se le había unido algo de pánico. Yo la sonreí para que no se preocupara y al oído le susurre:

- Tus padres ya están en el aeropuerto. – hasta que no le dije eso no noté el gran peso que había en su mirada y al decírselo pareció más relajada.

Me desconcertaba con cada cosa que hacía, durante toda la noche me había parecido que se divertía y que estaba relajada y alegre, pero me había engañado, en el fondo había estado preocupada por sus padres todo el rato.

Al fin la chica que estaba dando por finalizada el proceso de votación, Mel creo que se llamaba, bajó del pequeño escenario y la música comenzó de nuevo. Ya solo quedaba una hora para la coronación y después la cosa se alargaría entre media hora y una hora más. Después de eso tendríamos que salir corriendo de aquí.

El plan era llamar mucho la atención para que los sombras nos vieran huir, para eso debíamos esperara a estar solos y fingir el secuestro de Adalia. Tenía que ser importante lo de estar solos para que nadie viese como nos la llevábamos. Una vez fuera del pueblo, ya veríamos como salía todo. Nuestra idea era no parar hasta llegar a la comunidad, pero si nos cogían tendríamos que luchar.

Pero eso sería después, ahora mi misión era hacer feliz a la chica más guapa de esta fiesta y hacerla bailar tanto que el camino de ida se lo pasará durmiendo.

- ¿Quieres bailar? – la dije tendiéndole la mano para que la cogiera y sacarla a la pista.

- Mmmm… Por supuesto. – cogió mi mano y bailamos la hora entera que quedaba para el estúpido concurso de popularidad.

ADALIA

La fiesta estaba siendo perfecta, mis padres ya habían llegado al aeropuerto y posiblemente a estas horas estén embarcando en el avión. Matt estaba atento, cariñoso y no paraba de hacer todo lo posible para que me divirtiera.

Pero había llegado el momento más esperado para todas las chicas disfrazadas de princesas, era el momento de la coronación. En esta ocasión en vez de presentarlo Mel, ya que ella podía ser la reina, lo presentaba el profesor de educación física, era un chico joven y con pinta de beber más de la cuenta los fines de semana.

- Bueno, bueno,…hemos realizado el recuento de vuestros votos y aquí tengo el nombre del rey y la reina de fin de curso. – dijo mientras levantaba dos sobres de colores, se suponía que el azul era el rey y el rosa la reina. Hubo unos cuantos vítores de mis compañeros y el profesor continuo. – Empecemos diciendo el nombre del rey.

El dj hizo el sonido de redobles con su ordenador mientras el profesor abría el sobre y le echaba un vistazo para luego dirigirse al público y decir el nombre de:

- David Clark

- Poco sorprendente. – me dijo Paul a mi lado con un guiño de ojos.

- Casi puedo adivinar quién será la reina. – dije apuntando con la mirada a Mel que estaba más que contenta, saldría elegida con su chico, un chico que consiguió con sus robos y estratagemas.

- Yo no estaría tan segura. – me contestó Paul.

- Te imaginas que no sale ella, me reiría de su cara durante décadas. – dije mientras me empezaba a reír sin que hubiese pasado aun.

Y mientras nosotros hablábamos el profesor debió abrir el sobre rosa y sin saber muy bien como había pasado, escuche que le decía al micrófono:

- Adalia Thompson.

Hubo un momento en que creí que mi corazón se había detenido pero solo fue una ilusión porque mi cara se estaba encendiendo de pura vergüenza al ver que todo el mundo me miraba con una sonrisa en la cara.

- Cariño, esa eres tú. – me dijo Matt al oído y solo así conseguí salir de mi pequeño momento de trance. – Si ves que ese chico se propasa hazme una señal.

Me besó en la mejilla y me dio un pequeño empujón para que fuera a ponerme alado de mi ex novio. Mientras andaba hacia el escenario oí como Paul le decía a Matt:

- De su cara sí que me reiré durante décadas.

Había unos tres escalones antes de llegar al escenario donde David me esperaba para ofrecerme su mano, todo el mundo nos miraba así que no se la pude rechazar. Menudo morbo para los alumnos, el chico más popular del instituto teniendo como reina a su ex novia delante de su novia actual.

- Al menos conseguiré un baile con la chica más guapa de la fiesta. – me dijo David al oído mientras me ponían la corona. Le fulminé con la mirada y el sonrió. Estaba perdiendo mi toque.

Las coronas eran de plata con circonitas blancas, al parecer se habían llevado la mitad del presupuesto para la fiesta. Mel las eligió a su gusto pensando que se la iba a llevar y la verdad es que para ser una corona no estaba mal, aunque pesaba un poco.

Y mientras notaba las miradas de todo el mundo puestas en mí, yo no podía dejar de mirar a Matt. Él me miraba con una gran sonrisa en su cara y yo me sentía desdichada porque él no estuviese aquí conmigo. Pero tampoco necesitaba esto, era un estúpido concurso y este un estúpido baile, él era lo único que no era estúpido.

David me llevó de la mano por las escaleras hasta el centro de la pista, nos pusieron una canción lenta y él me puso su mano en mi cintura y yo la mía en su espalda, las otras dos manos que ya estaban unidas las levantamos ligeramente y empezamos a bailar demasiado juntos.

En cuestión de un minuto hubo más parejas que se animaron, al parecer nosotros debíamos bailar al menos una canción entera y él no iba a desperdiciar la ocasión para hablar.

- El otro día tu novio no me dejó pedirte perdón.

- En realidad fui yo la que no te dejó. – dije sin dejar de mirar a Matt de reojo, el cual parecía algo ansioso.

- Nunca debí dejarte ir. – su tono era algo agónico y eso hizo que le prestara más atención y dejara mirar a Matt. – Me asusté, Mel me amenazó con destruirme socialmente y yo la creí. Me arrepentí al instante pero tú te volviste tan agresiva que me daba miedo acercarme a ti.

- Y aun así saliste con Mel. – era un hecho, se habían estado besando delante mía durante dos años.

- Llevamos meses sin vernos, solo que ella no lo ha hecho público. – le miré sin creérmelo, hace dos semanas ella le había besado delante mía. – Sí, se lo que estás pensando, lo del otro día, ¿verdad? Yo me acerqué para que te dejara en paz y ella me metió la lengua hasta la garganta.

- Me da igual, David. Ya no me importa. – le dije volviendo a buscar a Matt con la mirada que seguía mirándonos con angustia y ahora también con rabia.

- Es por él, ¿verdad? – le miré con incredulidad y antes de contestarle él me dijo algo que no me esperaba. – Nunca he dejado de amarte.

Me separé de él antes de que acabara la canción, no me podía creer que justo ahora me estuviese diciendo esto. Tenía tantos insultos preparados en mi cabeza y no me atrevía a decir ninguno.

- Lo siento, pero no puede ser. Y no solo por Matt, que es el motivo menos importante, sino porque nunca podría volver a amarte, no después de lo que me hiciste. – pareció dolerle pero él me había hecho mucho más daño durante dos años. – Te perdono todo lo que me hiciste, pero no te amo y es imposible que vuelva hacerlo.

Miré a Matt para que viniese a rescatarme pero mi corazón se detuvo en el momento que nuestras miradas se cruzaron. Tenía el teléfono pegado a la oreja y un profundo pánico en los ojos.

Salí corriendo hacia él y cuando llegué a su lado me cogió de la mano y tiró de mí hacia fuera, no sin antes recoger mi bolso y mis zapatos de tacón que había dejado en una silla. ¿Qué es lo que pasaba? Y ¿por qué parecía estar recogiendo como si nos fuéramos?

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¡¡¡¡ Disfrutarlooooo !!!!

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