Capítulo 17: Descontrol
ADALIA
Me desperté de un sobresalto, había demasiada luz en la habitación y mis ojos todavía no se habían acostumbrado. Me quedé sentada en la cama, esperando a que mi corazón se relajara y mis ojos se acostumbraran a la luz.
Después del frío de Minnesota, notaba esta parte de Arizona como un horno a doscientos grados, aun llevaba la ropa de ayer, al parecer me quedé dormida con ella. Fui al armario y cogí lo primero que pille, unos pantalones de chándal gris y camiseta roja. Pero me faltaba algo, miré a mi alrededor en busca de lo que faltaba y no fue hasta que vi el papel encima de la almohada cuando me acordé de Matt. Cogí la nota y leí:
“Me levanté pronto para que tus padres no me vieran. Derek está por la zona, por si necesitas algo. He ido al motel, volveré antes de que empieces a echarme de menos. Matt”
- Tarde, ya te echo de menos. – dije en un susurro.
Pero había algo más, algo que debía de recordar, algo del sueño, algo que tenía que hacer. Salí corriendo de la habitación, no puedo creerme que no me acordara antes, ellos dependían de mí, debían ser al menos las once de la mañana, podrían haberlos cogido, podrían haber muerto.
No había nadie en la casa, mi madre era católica practicante y arrastraba a mi padre para ir a misa, conmigo desistió hace dos años. Eso me venía bien así nadie preguntará donde voy descalza al jardín de atrás de la casa.
Llegué al mismo lugar donde ayer nos comunicamos con la comunidad de Matt y me quedé por un momento pensativa, ¿Qué estaba haciendo? Ni siquiera sé cómo se hace, recuerdo que Matt pronunció un nombre y en seguida se empezaron a oír las voces en mi cabeza, pero ¿cómo era ese nombre? Pensé, pensé mucho hasta que salió.
“- Con Malak. – dije tanto en voz alta como mental.”
“- Identificase. – dijo la voz monótona de Malak.”
“- Soy Adalia. Una de los elementos. – aunque intuí que no hacía falta la explicación de quien era.”
“- Hola de nuevo. ¿En qué puedo ayudarte? ¿estás sola? – por primera vez he notado algo de entusiasmo en su voz, parecía agradarle las cosas inesperadas. – Me paso la vida oyendo las mismas cosas, esto es nuevo y me interesa. – dijo leyéndome la mente. Se me olvidó ese detalle.”
“- Anoche hice un viaje astral mientras dormía.”
“- ¿Otro? No tenía constancia de ese.”
“- ¿Por qué ibas a tenerla?
“- Bueno con el primero activasteis los poderes, eso lo notamos todos los que estábamos conectados a la tierra. Fue tal sensación de poder y fuerza que va ser difícil de olvidar. – parecía entusiasmado otra vez, pero a mí me daba igual eso.
“- Ya, bueno. El caso es que hice otro viaje y fui donde estaban los elementos viento y tierra. Ellos están juntos y no tienen a ningún protector. – sentí la incomprensión de Malak en el momento en que se lo dije – Tuvimos que defendernos de unos diez sombras que querían matarnos.”
“- Eso no es posible, ¿cómo ha podido pasar algo así? ¿Dónde está su protectora? ¿Dónde está Dana? – parecía alterado por la noticia y eso era justo lo que necesitaba.”
“- Al parecer murió mientras estábamos en el viaje astral.- noté la pena en su cabeza, parecía que se conocían”
“- De acuerdo, no perdamos la calma. Mandaré a una pareja para que los traigan. – se notaba que no quería pensar en la protectora muerta pero le estaba costando.”
“- Están alojados en el motel…Tótem – noté la duda en su mente. – Los sombras aparecieron en casa de uno de ellos, les dije que no se quedarán ahí, por si volvían.”
Era una sensación rara, sentía dentro de mi cabeza el dolor de Malak por la pérdida de esa protectora y casi lo convertía en mi dolor, los ojos se me humedecieron y noté que era porque él estaba a punto de ponerse a llorar.
“- Está bien, mandaré a alguien. Tú cuídate. Adiós. – y se cortó la comunicación”
Fue un alivio, la pena me dolía como si fuese mía.No me había dado cuenta que había cerrado los ojos para comunicarme con él, pero cuando volví a ser yo misma lo noté y los abrí.
Dí un salto hacia atrás del susto. Derek estaba sentado en el césped delante de mí y me miraba con una intensa curiosidad, era tan intensa que casi parecía que me estaba juzgando.
- ¿Te encuentras bien? – me preguntó cuando vio que se me había pasado el susto.
Pero no le contesté, oí que venían pasos por el jardín y me levanté del suelo para echar un vistazo. Matt y Shina venían andando hacía nosotros, la fuerza que cogí para poder comunicarme con la comunidad la perdí en el momento en que vi a Matt andando sonriente hacia mí.
Él debió notarlo en mi cara porque su sonrisa desapareció de repente y corrió los pocos metros que le quedaban para llegar a mi lado. Yo le abracé y hundí mi cabeza en su hombro. Sin saber muy bien cómo evitarlo, me vino un llanto descontrolado y noté la tensión que le generó el verme llorar de esa manera. Sé que fue paciente, pero noté su impaciencia por saber que me pasaba y al final me obligó a separarme.
- He ma..matado a un hombre. – dije tartamudeando por los espasmos.
Matt miró a Derek y ambos se pusieron a mirar por el jardín en busca de algo que no sabía que era. En cambio, Shina no me quitaba ojo de encima, me miraba con comprensión y su ya típica mirada de furia.
- Matt, creo que no está aquí. – dijo Shina sin dejar de mirarme.
- ¿Dónde está ese hombre, Adalia? – me era extraña su pregunta pero contesté igualmente.
- En Minnesota.
Alguien suspiró con desesperación y a Derek se le ocurrió una estúpida pregunta.
- ¿Habéis bebido esta noche? – le preguntó Derek a Matt.
La rabia de estos dos años atrás salió de repente de dentro de mí en dirección a Derek y este empezó a ponerse rojo por momentos. Vi el pánico en su mirada, su cara estaba tan roja que parecía a punto de explotar y sus ojos me miraban con suplica, parecía estar asfixiándose ¿Qué era lo que me suplicaba?
- PARA. – oí que gritaba Shina, pero no entendía nada, solo había rabia en mi interior.
Al final noté un golpe en el hombro y me caí al suelo haciendo desaparecer mi rabia. Miré a Derek y este estaba devolviendo en un lado de mi jardín, el color de la piel le estaba volviendo a su color original pasando antes por unos tonos rosados.
Estaba tan desconcertada, ¿qué es lo que le había hecho? Esa misma pregunta se reflejaba en la cara de mis tres acompañantes.
- Lo siento. – dije al ver que ninguno me iba a decir nada. – No sé qué ha pasado. ¿estás bien?
- Ahora sé lo que se siente cuando enfadas al fuego. – dijo Derek mientras me sonreía tímidamente e intentaba recuperarse. – Ahora en serio, explícate ¿a quién has matado? Y ¿por qué te has comunicado con la comunidad sin decírnoslo?
Eso último parecía una acusación y en el fondo me la merecía, había estado a punto de matarle. Pero Matt no lo vio de la misma forma porque se tensó y miró a Derek de forma desafiante. Yo le cogí de la mano y le pedí que me ayudara a levantarme del suelo para así relajarle.
- Anoche, mientras creías que dormía, estaba haciendo otro viaje astral…
Les conté todo, como llegué, como supe hacia donde tenía que ir, como me puse delante de los sombras y estos no podían verme, como entré en la casa y la pelea del jardín. Les dije que creé un pequeño fuego, demasiado pequeño y que Isaura y Dayan lo supieron utilizar a nuestro favor. También les hablé de ellos, de cómo eran, de cómo olían.
- Y Derek, tenías razón. Quizás viento sea la más fuerte de todos nosotros. – dije. Y para concluir les expliqué lo de la protectora muerta y como tenía que comunicarme con la comunidad de manera urgente para que enviasen a alguien.
Pero no me esperaba la reacción que mis palabras tendrían, Shina puso cara de horror y tubo que apoyarse en Matt y Derek se quedó completamente blanco. Yo miré a Matt pero el parecía casi tan confuso como yo.
- ¿Quién era? – preguntó Matt.
- Dana. – contestó Shina con apenas un suspiro.
Ahora sí ví la pena en la cara de Matt, al parecer todos la conocían. Les dí tiempo para asimilar la noticia, pero yo necesitaba hacer algo. Me dí cuenta de que todavía no me había duchado y ellos necesitaban tiempo a solas.
- Porque no entramos. Necesito una ducha. – eran como zombie andando hacia la casa.
Entramos y ellos se quedaron en el salón mientras yo me subí a duchar. Me tiré mis buenos quince minutos debajo del agua sin hacer nada hasta que mis dedos se arrugaron. Salí de la ducha y me envolví en una toalla blanca.
MATT
No lo soportaba más, me sentía inútil. Adalia ha pasado todo un calvario esta noche y yo mientras dormía plácidamente a su lado. Me hubiese gustado estar ahí, librarla de haber matado a ese sombra, debería haberle matado yo.
Y para colmo, Dana está muerta. Ella era amiga de todo el mundo, iba con nosotros a la escuela de preparación para luchadores, era divertida y siempre sonreía. Pero también era buena luchadora, siempre nos poníamos juntos en las peleas de grupos, nos entendíamos a la perfección.
Todavía recuerdo cuando decidió hacerse protectora, me enfadé enormemente con ella por abandonarme, nos habíamos tirado tres años seguidos decidiendo que nos podríamos juntos en las misiones de los luchadores y de repente cambio de opinión y se hizo protectora.
- ¿Por qué estaba haciendo ella es trabajo? – le dije a Derek que parecía embobado viendo la tele de Adalia.
- ¿Acaso habrías elegido a alguien mejor? Sin contarnos a nosotros. – él tenía razón, sin nosotros, ella era la mejor para este trabajo. – Se suponía que no había riesgo. Ella se los encontró por casualidad y decidió encargarse sola ya que no había peligro de sombras. Por eso estamos Shina y yo aquí. El plan original era que yo fuera con Dana y Shina contigo, pero ella dijo que no hacía falta y que tú me necesitabas más.
- Pues se equivocó. – dijo Shina casi escupiendo las palabras.
A veces la actitud de Shina me ponía enfermo, decidí subir a la habitación de Adalia, después del ataque de pánico de esta tarde me preocupaba que se quedara sola. Pero cuando entré en la habitación no sabía si había sido un error subir o no, porque mientras yo entraba en la habitación ella salía del baño envuelta en una toalla blanca y toda mojada.
Me quedé sin respiración, tuve que recordarme que debía de respirar. Di un tímido paso hacía dentro y cerré la puerta a mis espaldas. Ella me miraba con deseo e hizo lo único que no debía hacer, se mordió el labio inferior.
Eso me volvió loco, me acerque casi corriendo a ella y la besé apasionadamente. Ella al principio parecía sorprendida por mi actitud pero en seguida se dejo llevar. La besé por los labios, por la oreja, por el cuello, por la barbilla,… De repente su respiración se aceleró igual que la mía y me fue guiando hacia la cama y ahí mis pensamientos se perdieron, en este momento era solo ella.
Nos habíamos quedado a comer en casa de Adalia, la madre estaba más que encantada de la nueva actitud de su hija la cual me había presentado como su novio, eso la entusiasmo tanto que acabo abrazándome y dándome la bienvenida a la familia. Yo me encontraba en una nube, los recuerdos de nuestro momento en la habitación volvían y eso me hacia sonreír como un bobo, ya que había sido absolutamente perfecto.
La comida pasó rápidamente y Adalia decidió que nos teníamos que ir. Yo no tenía ni idea de que es lo que quería hacer pero quería que estuviésemos los cuatro. Salimos a la calle y nos golpeó el calor del medio día en la cabeza, deseaba volver a mi hogar solo por dejar de pasar calor.
Tanto Derek, como Shina y como yo nos dirigíamos al todoterreno, pero Adalia prefirió conducir ella su coche, eso no le gustó a Shina ya que ella era la que solía conducir pero no dijo nada.
- ¿Se puede saber dónde vamos? – dijo Shina impaciente.
- Al descampado. Necesito practicar. – la contesto sin una pizca de sentimiento en la voz.
Shina no dejaba de mandarle miradas envenenadas a Adalia y esta la correspondía con su total indiferencia. Aunque me hacía gracia esta actitud de ambas, en algún momento debería hablar con Shina.
- ¿Practicar? – le pregunté.
- A noche no fui capaz de hacer casi nada contra los sombras. Y hoy casi mato a Derek. – hizo una pequeña pausa. – Creedme, necesito practicar, necesito controlar mis poderes y vosotros me enseñareis.
- Si no fuiste capaz de hacer casi nada anoche era porque en realidad no estabas ahí. Será diferente ahora, ya lo veras. – la dije para darla ánimos.
Una vez en el descampado Adalia se colocó delante de lo que hace dos noches fue una hoguera. Necesitaba recibir algunas lecciones teóricas antes de nada y Derek era el mejor para eso.
- Bien, lo primero que debes saber es que ni el fuego ni el agua sale de la tierra ni del aire, lo cual no puedes pedírselo. Nosotros necesitamos tener fuego cerca para poder controlar o generar más fuego, al igual pasa con el agua.
- Pero a noche generé fuego de la nada. – dijo dudosa.
- Ya, por algo eres única. – eso la sacó una sonrisa. – Creo que tú eres capaz de generar y controlar tu propio fuego. Pero empecemos por el principio, enciende la hoguera.
- No sé como lo hice a noche.
- Siente la llama que llevas dentro. Imagínate la hoguera encendida, imagínate la sensación de que el fuego sale de tu interior. – mientras decía eso la iba colocando los brazos como si esperase un abrazo y la palpó el estomago para que sintiera la fuerza.
ADALIA
No tenía muy claro el haberle entendido pero me concentre igualmente. Sentí como una fuerza cálida subía por mis piernas, como me llenaba y me calentaba. Había algo en mi, algo ardiente que deseaba salir al exterior. Y entonces comprendí lo que debía hacer.
Tensé mis brazos estirados y de la punta de mis dedos empezó a salir esa fuerza cálida, era como si la estuviera empujando con la mente, la empujaba en dirección a las maderas y hojas secas que tenía en frente.
Por curiosidad me miré la punta de mis dedos, casi esperaba verlos en llamas, pero ahí no había nada. Sentí la decepción en el momento hasta que ví un humo blanco delante de mí. Aunque la fuerza que expulsaba era transparente se convertía en llamas al llegar a su destino y en cuestión de un minuto tenía delante de mí una hoguera con la altura de dos metros.
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Espero que os guste...BESOS ;-))
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