Capítulo 15: Llegan los refuerzos.

MATT

El timbre sonó y mi corazón dio un vuelco, era una tontería ya que sabía perfectamente quienes iban a ser, pero algo dentro de mí estaba nervioso. Abrí la puerta y ahí estaban, Derek me miraba con una extraña mirada y algo de furia pasó por la mirada de Shina.

- Hola Matty. – así es como me llamaba Derek cuando íbamos al colegio. Me dio un abrazo y entró en la casa sin ser invitado. - ¿Dónde está esa chica ardiente de la que nos has hablado?

- Sus amigos humanos están arriba, podrías bajar la voz. – le dije en susurros. – Hola Shina, pasa.

Ella ni siquiera me saludó, seguía mirándome con esa extraña mirada de furia pero al menos entró en la casa. Nada más cerrar la puerta aparecieron todos los amigos de Adalia, fui presentando uno por uno a todos y cuando terminé las presentaciones, Adalia bajaba las escaleras.

Ella miraba con atención a Derek y a Shina, parecía estar analizándolos mientras bajaba, pero enseguida me vio y ya no apartó los ojos de mí. Estaba guapísima, se había cambiado la camiseta por una algo más sexy y colorida, tendría que agradecer a la persona que se la haya hecho poner.

Me acerqué a las escaleras casi sin ser consciente de que estábamos rodeados de gente que no sabía nada de lo nuestro, de hecho, me preocupaba como se lo tomaran los nuevos invitados. Suelen seguir las normas al cien por cien y estaba seguro de que darían parte de esto, es más, contaba con que lo hicieran.

La sonreí y ella me devolvió la sonrisa, me acerque y la cogí de la mano.

- ¿Estás bien? Te queda bien la camiseta. – Aunque me preocupaba su estado era imposible no hacerle un alago con esa camiseta ajustada. Ella pareció ser incapaz de responder e hizo un gesto afirmativo con la cabeza. –Tengo que presentarte a alguien.

- Derek, Shina, esta es Adalia, la chica de la que os he hablado. – les dije eso último para que supieran que era ella, aunque creo que no debe de hacer falta.

Su fragancia había crecido tanto que casi era empalagosa, para mí no claro, pero pude ver que sí lo era para Derek y para Shina ya que arrugaron la nariz.

- Es un verdadero honor conocerte. – le dijo Derek mientras le tendía la mano.

- Encantada. – dijo Shina de manera más hosca. Estaba claro que Shina no nos lo iba a poner fácil.

Adalia también pareció notarlo y se la devolvió con una mirada severa y territorial. Yo me reí, y los tres me miraron extrañados. Al final Adalia me sonrió también y se acercó a mí y me volvió a coger de la mano.

- Te he traído algo. – dijo Derek a Adalia. Yo me sorprendí de eso.

- Como sea otro teléfono, llegas tarde, ya me han dado uno. – dijo mientras me echaba una mirada divertida en señal de un falso odio.

- ¿A ti también te ha dado un chisme de esos? – hizo un gesto con las manos en señal de desaprobación - No, en una de las miles de gasolineras en las que hemos parado. – dijo mirando a Shina – He visto esto y te lo he traído. Sabíamos que llegaríamos para tú cumpleaños. Es una tontería.

Le entregó una pequeña bolsita en la que dentro había una chapa con la forma de una llama, ví como Adalia la acarició como si fuese algo hermoso y perfecto, y supongo que para ella lo sería porque me soltó la mano y le abrazó en señal de agradecimiento.

- Muchas gracias. – dijo con una gran sonrisa.

El resto de los amigos de Adalia ya estaban cada uno en sus cosas, después de las presentaciones habían vuelto a la fiesta concediéndonos algo de intimidad y al parecer, Derek y Shina pensaron igual, nada más soltarse Adalia de los brazos de Derek, este le dijo a Shina:

- Vamos a ver qué hay de comer aquí. Me muero de hambre.

- Pero hay mucho de qué hablar. – protestó esta.

- Lo hablaremos después. Ahora hay una fiesta. – le contestó dándola un empujoncito para que se fuera al comedor.

Shina se metió en el salón y Derek me guiñó un ojo al entrar el también. Eso me pareció raro, ¿qué sabría él? ¿acaso era tan obvio que Adalia y yo estábamos juntos?

- Estas pensando si lo saben, ¿verdad? – me dijo Adalia mientras me volvía a coger la mano.

- Tal vez esto les ha dado una pista. – levanté nuestras manos entrelazadas.

- ¿Quieres que se lo ocultemos? Podría hacerlo si tú quieres. – aunque sus palabras parecían sinceras pude ver el esfuerzo que eso le suponía.

- No, no quiero ocultar nada. Si nosotros nos escondemos nos atacaran con más fuerza, debemos aparentar estar seguros de lo nuestro, así no se atreverán a separarnos.

Entonces me besó, fue un beso de necesidad, como si me necesitase entre sus brazos. La complací pero no podía dejar de pensar que la pasaba algo. Por no hablar de sus amigos, que estoy segura que alguno nos estará viendo, incluido Paul.

- ¿Qué te pasa Adalia? – dije entre beso y beso.

- Necesitaba besarte. – me separé un segundo para verla la cara y pude ver que había algo más. – Me siento diferente, he hecho un viaje mental y he descubierto que he sido una muy mala persona en estos dos años. Solo necesito besarte.

La abracé y la besé tanto que ahora no había ninguna duda de que alguien nos había visto, pero ahora sí que me daba igual, ella me necesitaba y yo quería estar ahí, por una vez y tras mi error de esta tarde, no la fallaría en esto.

La fiesta fue avanzando y la noche fue llegando, sobre las diez de la noche empezaron a irse los primeros, las chicas solitarias, Kristy y Erika, abrazaron a Adalia y se fueron sonrientes. Todos parecían estar esperando a que Adalia dijese o hiciese algo que rompiera su nueva imagen, pero ella parecía feliz y participativa.

Mientras la observaba, hablar con todos y se reía de algunas bromas e incluso gastaba unas cuantas, no podía dejar de pensar en el primer día que la ví, rodeada de gente que la temía, sentada junto con sus amigos e ignorándolos a todos, solo parecía llevarse mejor con Paul y ni con él se notaba nada especial. Y ahora Paul y ella se miraban de vez en cuando y se sonreía, cosa que me ponía algo celoso.

Los chicos, Erik y Taylor, se fueron poco después llevándose la música con ellos y el resto nos quedamos a recoger la casa de Carla. Shina ayudó sin protestar pero sin quitar su cara de amargada y Derek parecía estar haciendo buenas migas con Carla.

Al final y después de mucho recoger nos fuimos. Adalia le dio un gran abrazo a Carla para despedirse y le dio las gracias por la fiesta unas mil veces, ella aun no parecía muy convencida del nuevo cambio pero le devolvió el abrazo.

ADALIA

Una vez fuera de la casa de Carla y tras despedirme de ella con un abrazo, me quedé paralizada en el umbral de la puerta, un gran todo terreno negro, con todos los cristales tintados y con la suciedad típica de un viaje de cientos de kilómetros, estaba aparcado delate de la puerta.

Shina pasó por mi lado rozándome el hombro y quitándole las llaves a Derek. Se subió en el coche y arranco el motor, me sorprendió el poco ruido que hacía el coche al encenderse.

- Es su manera sutil de decir que tenemos que subir al coche. – me dijo Derek que me dio una palmadita en el hombro para que le siguiera.

No había soltado la mano de Matt nada más que para limpiar y ni siquiera todo el rato. Ahora iba casi tirando de mí hasta la puerta derecha del asiento de atrás. Me ayudo a subir, ya que aunque yo era alta el coche lo era aun más. Él fue a sentarse a mi lado y se desplazó por el asiento hasta quedar lo más pegado a mí, entonces me abrazó y me susurraba palabras al oído.

- No te preocupes, solo vamos hablar. – me dijo al ver que me tensaba cuando el coche salió como una bala por las silenciosas calles residenciales.

En realidad no tenía mucha explicación para mi comportamiento, sentía una especie de terror por lo que venía ahora, casi tenía la sensación de que me iban a secuestrar y llevarme fuera de este pueblo sin ni siquiera dejarme despedirme.

Pero mis temores se pasaron cuando vi el letrero del motel de Greenville y Shina aparco en un sitio libre. Aunque por la actitud de esta me parecía estar en otra clase de problemas, me daba la sensación de que la conversación que venía ahora no iba a ser agradable.

Shina salió del coche dando un portazo y se dirigió a una puerta de la habitación más cercana.

- ¿Qué le pasa? – pregunté bien alto para que me contestara cualquiera de los dos.

- Supongo que nos lo dirá ahora. – dijo Derek haciendo un movimiento con los hombros en señal de que no tenía ni idea.

Derek salió del coche y yo me disponía hacer lo mismo hasta que Matt me paró cogiéndome de la muñeca, le miré pero él miraba a Derek y hasta que no se perdió de vista no me hablo.

- No deberíamos decirles nada de lo de tú padre. Son buena gente pero son bastante estrictos con las normas, podría acabar metido en un lío.

- De acuerdo. – dije algo asustada pero convencida, lo que sea por proteger a mi familia. - ¿Qué crees que le pasa a Shina?

Pude ver el cambio en su cara incluso estando casi a oscuras, parecía reacio a contármelo y se había quedado pensativo. ¿Qué podría ser para que no me lo quisiera contar? A no ser que sea algo personal, algo entre Shina y él.

- Ya te he dicho que son muy estrictos con las normas, no ven con buenos ojos lo nuestro. Lo que no sé es que postura tomara Derek en esto. – dijo eso último para él. Pero aun con esta explicación seguía pensando que había algo más, algo que no quería o no se atrevía a contarme.

- Hay más, ¿verdad? – quería saber a que me enfrentaba antes de entrar en esa habitación.

- No es nada. – le miré con una de mis caras de enfado y él suspiró en señal de que se rendía. – Una vez Shina y yo nos besamos, pero no fue nada. – dijo eso último demasiado rápido.

- Y ¿ya está? ¿solo un beso? Sin sentimientos de por medio ni nada. – dije sorprendida.

- Yo estaba mal, ella fue amable y pasamos una tarde agradable ablando de todo tipo de cosas. Debió interpretar mal mis intenciones y me besó. Intenté decirla que no me interesaba pero ella se volvió obstinada y desde entonces no nos llevamos muy bien. – parecía más preocupado por mi reacción que por la historia que acababa de contarme.

Yo empecé a reírme de él y eso pareció disgustarle, pero su disgusto solo provocó que me riera más. Ha debido de estar todo el camino preocupado por decírmelo o no, ¿qué pensaba que iba a pasar? ¿qué me pondría a chillar y me volvería una celosa empedernida?

- No encuentro la gracia. – dijo una vez que vio que se me había pasado.

- Tú eres la gracia, ¿acaso te crees que eres el primer chico al que beso? Me preocuparía si estuvieses saliendo con ella, o enamorado de ella.

- No siento nada por ella. – pareció gustarle mi explicación porque tras decir eso me dio un gran beso.

Salimos del coche y yo seguía riéndome de vez en cuando de él, de su cara de preocupación antes de contármelo. Pero había algo que no podía olvidar, aunque Matt no sienta nada por ella, no parece que ella haya olvidado sus sentimientos hacia Matt. Ahora entendía porque me había estado mirando con esa furia y porque de su tono hosco al saludarme.

Llegamos a la puerta por donde había desaparecido Shina y Derek, supuse que era la habitación de Matt dado que a estos no les habrá dado tiempo a registrarse. Encima de la puerta había un símbolo que apenas se apreciaba, me le quedé mirando y Matt notó mi interés.

- Es el símbolo de doble infinito. Es un símbolo que usamos mucho los brujos, quiere decir algo mucho más que eterno, como la magia.

Matt me abrió la puerta y me invitó a entrar. Shina estaba de pie, en medio de la habitación y cruzada de brazos. Derek estaba tumbado boca arriba en la cama y la habitación estaba hecha un desastre. Aunque la cama estaba hecha, las sabanas estaban revueltas, había cajas de cartón en la papelera, ropa por el suelo y se notaba que la limpieza no pasaba desde hace días.

La habitación era un espanto, nunca había estado alojada en este motel dado que vivo aquí y tampoco habíamos mandado a ningún familiar o amigos aquí, pero me pareció la habitación más fea del mundo. Las cortinas no dejaban pasar la luz y en algún momento de su vida fueron verde botella. Las paredes estaban recubiertas con un papel estilo años cincuenta en tonos marrones y amarillos. La cama tenía un cabecero negro de metal y el colchón estaba algo hundido del uso. El armario era pequeño y sus puertas de madera oscura sin tratar. Al fondo del todo estaba el baño, pero no me atreví a entrar viendo el estado de la habitación. Pero lo peor era el olor, toda la habitación olía a humedad.

- ¿Qué se te ha pasado por la cabeza, Matt? Liarte con tu protegida, ¿pero en que pensabas? – le dijo Shina casi gritando y encarándose a Matt.

La miré con todo el odio que pude, que supuse que ya no era el mismo de antes pero lo intentaría al menos. No me sentaba mal sus palabras, sino sus formas. No hacía falta chillar ni encararse a nadie.

- No tengo que darte ningún tipo de explicaciones. – le contestó Matt sin relajar la postura.

- Pero has de entender que es un problema. – dijo Derek sin levantarse de la cama ni cambiar su postura.

- Al principio lo veía igual, pero… - no supo cómo seguir, quizás sea demasiado personal como para soltarlo de golpe.

- ¿Pero qué? – le dijo Derek que ahora se había sentado apoyando la espalda en el cabecero.

Matt miró al suelo y relajó su postura, su cara pasó de estar serio a estar algo desesperado.

- No hemos podido evitarlo, luchar contra algo así es imposible. Su magia me eligió igual que la mía la eligió a ella. – eso provocó un cambio en el ambiente. Aunque yo no lo entendía muy bien, Shina relajó su mirada y su postura y Derek puso una extraña cara entre comprensión e indecisión, como si no supiese que esperar de algo así. – Nada relacionado con ella es normal, todo ha ido diferente a lo que conocemos.

- ¿A qué te refieres? – dijo Derek que seguía con su mirada de indecisión.

- Su magia era más poderosa que la mía sin ni siquiera haber sido activada. Cuando luchamos contra los sombras provocamos un huracán en el parque, casi consigo que nos matemos. – hizo una pequeña pausa. – Hoy, cuando su magia se ha activado ha hecho un viaje mental y dice que se siente diferente.

- ¿En qué sentido? – le preguntó Derek a Matt.

Solo que Matt no tenía ni idea de nada, no había tenido oportunidad de contarle casi nada. Matt se giró y me invitó con la mirada a decir algo, y por un momento el pánico me inundó.

- Yo…bueno, no sé… - cerré los ojos e intenté relajarme, eran personas como yo y como Matt y este además estaba apoyándome. – No sé muy bien eso de la magia, pero sí sé que ha pasado cuando el reloj ha marcado las siete. La habitación ha ido desapareciendo poco a poco para convertirse en una pradera rodeada de árboles. Ni siquiera entendía muy bien que estaba pasando, un momento estaba encontrándome fatal en casa de Carla y poco después estaba en un prado verde rodeada de gente a la que sentía como si fuesen mi familia a pesar de que no les conocía de nada.

- ¿Supiste quienes eran desde el principio? ¿sus nombres, de donde son, su personalidad? – dijo Derek muy sorprendido.

- Sabía que elemento era cada uno pero no sus nombres. – me quedé pensativa, recordando cómo eran y como me sentía cuando estaba con ellos. – Hay una chica más, ella es viento. Luego hay dos chicos, agua y tierra. Ambos parecen fuertes, pero viento parecía más una princesita solitaria.

- La fuerza de los elementos no requiere músculo. – dijo Derek pensativo. - ¿Qué pasó en esa pradera?

Por algún motivo me sentía mal por contarles esto, para mí eran desconocidos, incluso Matt, si no estuviese enamorada de él, sería un desconocido. Pero ellos tenían que protegerme y proteger a mi familia, necesitaban saber lo máximo posible.

- Nos activamos. – dije en un susurro. Al principio creí que no me habían oído ya que parecían inmóviles, pero comprendí que lo que pasaba es que no me habían entendido. – una extraña fuerza nos obligó a juntar nuestras manos y en cuanto nos tocamos, cuatro luces salieron de nosotros y se perdieron en el cielo. Después nos soltamos y aparecí en el salón de Carla, otra vez. Luego creo que me desmayé.

Ahora me miraban con más incomprensión que antes, pero yo no sabía explicarme mejor así que debían de hacer un esfuerzo por entender. Matt fue el primero en romper el silencio.

- El fogonazo rojo. – dijo en voz baja, pero parecía estar hablando para él. Los tres le miramos con desconcierto y él se explicó. – Cuando entraste en trance, hubo un momento antes de que volvieras que ví un fogonazo rojo en tus ojos, como si hubiese una luz roja.

- Mi luz era roja, la de agua era azul, la de tierra era verde y la de viento era de un gris claro. Fue raro, todos nosotros nos parecemos al elemento que somos.

- Explica eso. – dijo Derek que había pasado de estar con la espalda en el cabecero a sentarse de manera normal en la cama.

- Físicamente yo me parezco al fuego, mi pelo rojo, mis ojos cobrizos…lo mismo les pasaba a mis hermanos, o lo que sean. Agua tenía los ojos azules, tierra los tenía verdes y viento grises.

Los tres se quedaron pensativos y yo ya no sabía que más decir, al final me senté en la cama junto a Derek y bostecé de cansancio, había sido un día muy largo y el de ayer también lo fue, solo quería dormir.

- Deberíamos dejarlo para mañana. – dijo Matt al verme medio inconsciente en la cama tras cinco minutos de insufrible silencio.

- Pero todavía hay mucho de qué hablar. Debemos organizar el viaje, pensar que hacer con los sombras, informar de lo vuestro… - dijo eso último señalando a Matt y a mí.

- No informaremos de nada. – dijo Derek usando un tono autoritario que Shina aceptó sin decir nada. – Ya lo sabrán cuando lleguemos y serán ellos quienes lo digan.

Me sorprendió la facilidad con la que Shina aceptó la orden de Derek, no parecía ser de las que aceptaban órdenes. Pero tampoco estaba para pensarlo mucho, igual que la noche anterior mi cuerpo parecía apagarse por momentos, me costaba horrores mantener los ojos abiertos y mucho más escuchar lo que estaban diciendo, solo captaba pequeñas frases sueltas: “Deberíamos patrullar por la noche. Estaré en el árbol. Esto es una tontería.” Ni siquiera sabía quien decía cada cosa.

De repente algo se movía, me encontraba en brazos de alguien. Ahora estaba sentada pero también me movía, ¿un coche?

- ¿Qué ha pasado? – la voz de mi padre asustado. Eso me despertó un poco.

- Estoy cansada. – conseguí decir.

Noté como me subían por las escaleras y me dejaban en algo blandito.

- Te veré mañana. – me dijo Matt dándome un dulce beso en la frente.

- No, escala hasta la ventana – ahora estaba más despierta y podía verle la cara.

- Pero tus padres…

- No dormirás en un árbol otra vez. – dije todo lo tajante posible.

- Está bien. Abre la ventana y vuelvo en unos segundos. – se fue y yo hice lo que me dijo.

Aunque no sé muy bien como lo hice, porque recuerdo levantarme y abrir la ventana pero no recuerdo volver a la cama.

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Siento no haber escrito este fin de semana, ha sido un fin de semana malo para la escritura aunque bueno para mi... :D gracias a un miembro del Wattpad, gracias Esther, el capitán estaba genial...jajajaja..!!!

Pero en recompensa, os dejo uno de los capítulos más largos. Espero que os guste. BESOS A TODOS

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