Capítulo 1: Que termine la semana.

ADALIA

¡Dios, qué asco, el instituto! Gracias al cielo que solo quedan dos semanas para que termine este infierno llamado adolescencia. Dentro de una semana cumpliré dieciocho y dentro de dos dejare de ser estudiante del instituto Greenville que también da nombre al pueblo. Toda una ironía, teniendo en cuenta que vivimos en Arizona y no se ve el verde ni en los cuadros.

Mi nombre es Adalia Thompson y si os preguntas que es un nombre raro, la respuesta es sí. Es un nombre persa y viene a significar algo como: Seguidora del dios del fuego. Muy apropiado para mí. Mi madre iba a llamarme Clara, algo más normal. Pero al parecer, cuando yo nací tenía el pelo rojo y cuando abrí los ojos eran de tono cobrizo, y a mi madre se le ocurrió la feliz idea de ponerme un nombre extraño relacionado con el fuego. Su compañera de habitación en el hospital tenía familiares persas y se acordó de Adalia. Y esa es la historia de mi nombre.

La verdad es que no he cambiado mucho, con referente a aquel bebe. Sigo siendo pelirroja, mis ojos siguen siendo cobrizos y como una buena pelirroja, tengo algunas pecas en la cara. Soy alta, demasiado quizás. Hasta hace poco, era incluso más alta que los chicos de mi clase, menos mal que ya se han desarrollado la mayoría.

Aunque eso no signifique nada. Desde hace dos años me había convertido en la chica más temida del instituto, era la malota, todos se apartaban cuando me veían pasar y apartaban la mirada para no meterse en problemas conmigo. Ni siquiera busqué esto, me llegó solo, bueno solo no.

Por aquella época yo salía con David Clark, el chico más guapo y popular del instituto. Un día, hubo una fiesta en casa de Melissa Stan o Mel como la llama todo el mundo, era su cumpleaños y nos había invitado a todos los populares, ella era y es, por supuesto, la más popular de todas y era amiga mía.

Me tenía envidia por salir con David pero yo no lo supe hasta ese momento. Por eso, en el momento de soplar las velas y pedir un deseo, ella pidió, en voz alta, un beso de David. Y por primera vez en toda mi vida, una furia se encendió dentro de mí y le estampe su preciosa tarta de princesas en toda la cara. Esa furia nunca se apagó.

Pero la cosa no quedó ahí, después de estamparle la tarta, se debieron de caer las velas de cumpleaños al suelo, con la mala suerte de caer en el vestido de Mel y prenderle el bajo. Lo conseguimos apagar rápidamente, pero las cortinas que estaban a su lado no tuvieron tanta suerte. La cosa no llegó a más, entre todos, echamos la limonada que habíamos preparado en las cortinas y conseguimos apagarlo también, pero las cortinas quedaron inservibles.

Desde ese día, los que eran mis amigos me dieron de lado y fui considerada “la malota.” El primer mes fue todo un espanto, vagabundeaba sola por los pasillos del instituto, David me dejó por Mel, la cual no presento cargos por quemarle la casa, todo un detalle. Y yo insultaba y amenazaba a cualquiera que me miraba mal, haciendo honor a mi nuevo apodo.

Pasado ese primer mes, se me acercaron un chico y una chica a los que yo antes consideraba “los nerds” del instituto, que viene a significar, raritos o extraños. Siempre iban vestidos de negro, se consideraban góticos y la gente los temía, no fue raro que se acercaran a mí.

Ahora el grupo está más crecidito. Jenny Anfry, una de mis antiguas amigas, se unió al grupo hace un año, bueno, más bien la uní yo porque Mel la dio de lado por ir un día mal vestida, o algo así. También se unieron unos chicos del equipo de baloncesto a los que nadie quería y unas chicas bastante peculiares, van todo el día con una cámara de fotos, haciendo lo que llaman “fotos artísticas.” La verdad es que son muy majas y no hacen daño a nadie.

Nos hemos convertido en el grupo de los temidos y eso que solo yo he hecho algo para merecérmelo, el resto solo me siguen, algunos porque les caigo bien y otros por miedo o por popularidad, supongo. Ya que a pesar de todo, seguían considerándome popular.

Esta semana es la semana más importante del año, en cuestión de cinco días tendremos todos los exámenes que decidirán nuestro futuro. No quería repetir un año más en este infierno, así que me había aplicado a fondo para aprobar todo y con nota.

Estaba recogiendo mi mochila para irme al instituto cuando entró mi madre en mi cuarto, algo que sabía que odiaba profundamente. Mi cuarto era mi santuario.

- Ada cariño, - dijo mi madre. Ada es como me llama todo el mundo, no me gusta porque suena a fantasía. – Sabes que esta semana es muy importante, ¿lo sabes verdad?

La miré con una ceja levantada y con todo el odio que era capaz de echar a mi madre, que no era mucho en comparación con el que le echo a otras personas.

- No me digas, casi ni me entero. – dije irónicamente, pero sonó algo más borde de lo esperado.

- Yo solo quería desearte buena suerte en tus exámenes. – dijo haciéndome que me sintiera fatal por haber sido tan borde.

- Gracias mamá, he estudiado mucho. – la dije intentando poner una sonrisa.

Solo que yo no estaba acostumbrada a sonreír, solía tener una mueca de enfado permanente y no tengo mucha idea de que le mostré. Pero pareció convencida, me dio un beso en la mejilla y me dijo.

- Lo sé cariño. Que tengas un buen día.

- Igualmente. – y se fue.

Salí de casa y ahí me esperaba lo más hermoso que tenía, mi mini negro descapotable. Hasta las llantas eran negras. Tuve que trabajar todo un año en una cafetería para poder comprármelo, pero ahí está.

Metí las llaves en el contacto y baje la capota. La música empezó a sonar a todo volumen, eran uno de mis grupos góticos favoritos, Him. Aceleré el motor y me dirigí al instituto todo lo rápido que pude.

El instituto estaba a tan solo diez minutos en coche, pero yo siempre los convertía en veinte dando un gran rodeo. Me encantaba conducir y sentía el coche como un puente hacia mi libertad, ahora con algo de dinero en el bolsillo para gasoil, podría llegar a donde quisiera.

Llegué al instituto y ya estaba atestado de gente, pero ser la más temida tenía sus ventajas, siempre tenía el mejor sitio libre, si le pusieran una placa con mi nombre a nadie le extrañaría.

- Hola Ada. – me dijo Kristy, una de las chicas con cámara. - ¿Preparada para el examen de historia?

- Si supero este, superaré cualquiera. Es el que peor llevo. – la dije sin apenas mirarla.

Subí la capota del coche ya que era junio y hacía un calor abrasador, no me molestaba el calor pero sí que los asientos estuvieran tan calientes que no te pudieras sentar.

Entramos en el instituto y Mel estaba con su grupo de seguidoras apoyadas en mi taquilla.

- Buenos días malota. – me dijo Mel y la siguió un coro de risitas que silencie con una sola mirada.

- Aparta. – dije simplemente.

Ella no se movió y eso me enfureció, me iba a obligar a actuar y no tenía ningunas ganas.

- Te lo repetiré por última vez Melissa, ya que veo que andas mal del oído. Apártate de mi taquilla. – y mientras se lo decía, me fui acercando a ella muy lentamente y con postura amenazante.

Todas sus amigas ya se encontraba a un par de metros de nosotras y al final, cuando me encontraba a tan solo centímetros de ella, Melissa se apartó también de mala gana.

Justo en ese momento llegó el que faltaba en la fiesta, David.

- ¿Pasa algo Mel? – la dijo mientras me miraba con esa típica mirada suya.

Desde que pasó lo que pasó hace dos años, él siempre me miraba como si se estuviera disculpando por algo, pero yo le devolvía la peor de mis miradas. Y justo eso estaba haciendo.

Pero Melissa en vez de contestar, le plantó un buen beso en los labios para que yo y todo el mundo pudiéramos ver que estábamos juntos.

David ya no me importa en absoluto, es más, no entiendo como pude salir con él. Es prepotente, chulo y el típico matón que es amigo de todo el mundo porque nadie se atreve a contradecirle. Pero era muy guapo y siempre olía a perfume, por eso tenía a todas las mujeres detrás.

- Iros a un hotel. – les dije mientras abría la taquilla y guardaba la mochila y sacaba mi libro de primera hora.

- ¿Tienes envidia? – me dijo Melissa con voz de superioridad.

- En realidad, me dais asco. Por eso prefiero que os vayáis a compartir vuestros gérmenes lejos de mí. – y tras decir eso, me largué.

Las tres primeras horas pasaron volando. Ningún profesor dio temario nuevo e incluso alguno nos dejo estudiar historia, el examen era a última hora y todos los profesores lo sabían.

Era la hora del almuerzo, me dirigí a coger algo de comida a la cafetería, todo olía a fritos y a grasa. Una mano me cogió por detrás. Era Paul, el chico gótico que vino en mi primer mes de malota. Me caía genial y siempre nos estábamos gastando bromas pesadas.

- He visto como mirabas al príncipe azul esta mañana. – me dijo con su típica sonrisa torcida.

Paul era bastante guapo, pero las pintas le echaban a perder. Era moreno y tenía el pelo corto, se echaba gomina para ponérselo de punta, todo menos el flequillo y las patillas que se las ponía  apuntando al centro de la cara. Era alto y bien formado, tenía los ojos negros y eso le encantaba. Iba siempre de negro, con grandes botas con cosas metálicas. Y un collar con pinchos que parecía un collar de perros.

- Tú calla chucho. – le dije apuntando con mis ojos al collar.

Era mi turno de coger comida y cogí un zumo y un sándwich vegetal.

- Comida sana, pecas. – me dijo Paul, era el mote que me puso el primer día.

- Deberías aprender un poco. Sangre fresca todos los días no debe ser sano. ¿Los vampiros no comen otra cosa?

El se rió de mi comentario y cogió una hamburguesa con patatas y un refresco.

Llegamos a la explanada donde nos esperaban el resto del grupo. Carla, otra de las chicas con cámara estaba contando algo que le había pasado el fin de semana.

- En serio, el chico más guapo que he visto en toda mi vida. - Buagh… chicos. No me interesa. – Le hice una foto, vean.

Y fue repartiendo la foto a todo el mundo para que pudiésemos observarlo. Me la pasaron a mí y le eché un vistazo, solo por educación. Y no conseguí apartar los ojos de la foto. A pesar de que la foto estaba en blanco y negro, se notaba claramente que tenía el pelo negro y los ojos claros. Era un primer plano bastante bueno, he de reconocer que Carla era buena fotógrafa. Pero el modelo era simplemente perfecto.

- Eh pecas, no eches las babas en la foto. – me dijo Paul y menos mal, conseguí dejar de mirar la foto y se la lancé a Carla de mala gana.

- He quedado con él esta tarde, en el parque. – dijo esta recogiendo la foto y limpiándola con mucho cariño, como si fuese un perro. Penoso.

Abrí mi sándwich y empecé a comérmelo. Ellos seguían hablando del chico, así que saqué mis cascos y puse una canción con demasiado ruido.

Al cabo de un rato, de estar pensando en mis cosas y quedándome sorda a la vez, Paul me dio una patada en el pie y me indicó que era la hora. La patada me dolió debido a sus botas con cosas metálicas, así que cuando me levanté le dí un puñetazo en el hombro.

- Encima que te aviso. – me dijo mientras se frotaba el hombro en el lado donde le había pegado.

- Me has hecho daño.

Tras las dos horas siguientes, que se me hicieron cortísimas, llegó el esperado examen. El ambiente estaba tenso y todo el mundo parecía muy concentrado. El profesor entró y empezó a repartir los exámenes. En estos dos últimos años, también había algunos profesores que había aprendido a temerme, pero el profesor Tomas no era uno de ellos.

- Espero que no intentes nada señorita Thompson. – me dijo cuando dejó mi examen boca abajo en la mesa.

- Tranquilo señor, me deje las armas fuera. – le dije con una sonrisa irónica.

El siguió repartiendo mientras hacia un gesto negativo con la cabeza. Todos esperaban que suspendiera, el año pasado aprobé por los pelos, pero este año no iba a ser así. Este año les iba a dar con las notas en las narices.

El profesor dio comienzo al examen y me resultó bastante fácil, no para aprobar con nota, pero lo suficiente para aprobar y un poco más.

Paul y Claris, la chica que vino con Paul tras ese primer mes, salieron del examen poco convencidos, yo salí algo eufórica, pero me lo guarde para mí.

Recogí mi mochila con los apuntes que necesitaba para la tarde y salimos del instituto.

- ¿Os acerco? – les dije a ambos cuando vi que se dirigían a casa andando.

Nunca solía montar a nadie en mi coche porque odiaba el ruido y las conversaciones intranscendentes, pero Paul y Claris eran diferentes.

- ¿Te encuentras bien? – me dijo Paul mientras me ponía una mano en la frente para tomarme la temperatura.

- Perfectamente. Pero si prefieres ir andando con este calor es cosa tuya. – aunque a mí el calor no me molestaba.

Ambos se subieron en el coche y fuimos todo el camino escuchando música sin hablar. Para mí, estos eran los mejores viajes.

Claris y Paul eran vecinos, así que no tuve que ir de un lado a otro para dejarles en sus casas.

- Nos vemos en el parque esta tarde. – dijo Paul nada más salir.

- Claro. Hasta luego.

Llegué a casa y me calenté algo de comer, había pasta de anoche y me moría de hambre. Luego me dí una larga ducha y me vestí con unos pantalones negros y una camiseta roja de tirantes. Casi todo mi vestuario era de estos dos colores.

Cogí un bolso grande y metí mis apuntes de literatura, que era el examen de mañana, una manta para ponerla en el suelo. Y salí para el parque.

No habíamos quedado hasta dentro de una hora, pero me gustaba estudiar al aire libre. El parque era lo mejor que había en este pueblo, lo regaban por la noche y era lo único verde en Greenville. Tenía grandes árboles que daban mucha sombra y por las noches encendían las farolas para poder estar ahí en verano. Estaba muy cerca de mi casa, lo cual no cogí el coche, pero si el i-pod.

Fui a nuestro sitio de siempre, el mejor de todo el parque. Dos grandes árboles daban la sombra perfecta y estaba colocado en buena zona para que, de vez en cuando, soplara una brisa.

Era mi sitio preferido en este pequeño pueblo. En Arizona se podía oler el calor, pero aquí, aparte de eso, podías oler a césped recién cortado e incluso a humedad si vienes a primera hora.

Extendí la manta y saqué mis apuntes. Llevaba tres cuartos de hora estudiando cuando noté una presencia cerca de mí. Me giré y me quedé helada. Era él, el amigo de Carla. El chico de la foto. Y era mucho más guapo en persona.

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En el lateral os dejo el dibujo que ha hecho Tamarm Sanchez. MUCHAS GRACIAS

Por favor, si sabeis dibujar y os animais, podriais mandarme más dibujos de portada a: [email protected]. Estoy buscando alguna para poder subirlo a Amazon. GRACIAS

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