7. Distracción por distracción

Ray, Dan y Selver habían sido tele transportados dentro del museo, mientras que Kim desde el aire vigilaba a si llegaban más enemigos.

—Gracias Raimi, haz hecho un gran trabajo, ahora guíanos por favor —dijo Dan.

—Estén atentos ante cualquier ataque —les avisó Ray quién iba detrás del resto.

Raimi asintió y prosiguió a guiarlos.

A medida que avanzaban aparecieron muchos guardias frente a ellos, todos los guardias llevaron sus manos dominantes hacia al frente, dispuestos a lanzar bolas de energía emergentes de las palmas de sus manos.

Dan se posicionó delante de sus compañeros, detuvo el ataque de los guardias espectras con tan solo elevar y llevar su mano derecha hacia el frente, una vez que todas las bolas de energía se quedaron estáticas, el líder de Vuka movió su mano de manera leve para re direccionar el ataque a sus propios dueños, unos cuantos guardias lograron esquivarlas pero otros se defendieron lanzando una vez más bolas de energía.

—¡Yo los detendré! —de las manos de Raim se formaron enormes rayos de luz.

—¡No Raimi! —Dan movió su cabeza de izquierda a derecha—. Deja que nuestro nuevo integrante se encargue.

Con un gesto que realizó al mover su cabeza, Ray le indicó a Selver que tenía que actuar. El nuevo integrante de Vuka ni corto ni perezoso abrió su boca, atrapando en el acto a todos los guardias con la masa pegajosa que de su boca salía.

—Vaya...vaya, no está nada mal —exclamó Dan al ver las habilidades de Selver en su primera misión.

El nuevo integrante sonrió al ver que su líder estaba más que contento con su accionar.

—¡Miren! —Raimi alzó su voz a la vez que señalaba una puerta de metal muy grande—. Seguramente ahí debe estar el pergamino, vamos por él.

Mientras Kim vigilaba por los cielos para que ningún espectra apareciera pudo observar a lo lejos a Nate quién se dirigía hacia el museo, así que decidió detenerlo.

El primogénito de Lionel Norris estaba volando en su tabla de surf, que tuvo que rehacerla usando su tecnopatia.

—Oh, el gran hijo del líder de ciudad Espectra —la rubia con alas de ángel llamó su atención al aparecerse frente a él, obstruyendo su paso.

—Yo ya no soy el hijo de ese hombre —contestó Nate de mala gana.

—Oh problemas familiares, que lastima... —Kim trataba de distraerlo sin tener que pelear.

—¡Eso no te incumbe! —espetó el muchacho de cabello largo claramente molesto.

—Pero bueno si tú dices que ya no es tu padre... —la rubia hizo una breve pausa para formular bien su pregunta—. ¿No te importaría unirte a nosotros? —Kim le ofreció una tentadora propuesta—. ¿O sí?

— ¿Y por qué me uniría a ustedes? —preguntó Nate cruzando sus brazos.

Avanzó unos pasos con cautela, se aproximó a él, tenía que estar precavida, no sabía en qué momento Nate la atacaría.

—Porque ya no hay alguien aquí que te importe —soltó Kim—. De tu propia boca se escuchó decir que el gran y fuerte líder de ciudad Espectra, Lionel Norris ya no es tú padre, que dejó de serlo —la rubia volaba alrededor de él—. Además no quieres a tu hermana pero sobre todo tú madre, tu madr...

—A mi mamá no la menciones, no tienes derecho —gritó Nate fue furioso interrumpiéndola—. No vuelvas a mencionarla o no sabes lo que te voy a hacer.

Kim se apartó un poco.

—Per...perdón, perdón Nate...no sabía que hablar sobre eso...era tan delicado para ti —se disculpó Kim, aunque evidentemente era mentira—. ¡Cálmate! ¿Qué es lo que me vas a hacer?

La mujer alada usó un tono coqueto para liberar la tensión que se estaba formando en ese momento.

—Algo bueno no ha de ser —contestó Nate secamente.

—¿Entonces cosas malas? —preguntó riéndose de manera coqueta. Aunque todo los gestos que hacia eran falsos estaba feliz porque estaba logrando su cometido, al ver que Nate se sonrojó fugazmente.

El muchacho calló y sonrió por un breve momento.

—¿De qué estás hablando? —interrogó Nate haciéndose el desentendido.

—¿Te vas a unir a nosotros o no? —la rubia enarcó una de sus cejas.

El muchacho se quedó en silencio analizando por alrededor de diez segundos la propuesta de la hermosa mujer.

—¡No! —contestó bajando de su tabla de surf para luego con un ligero movimiento de sus manos desarmarla y transformar sus diferentes partes en armas filosas que rápidamente lanzó hacía la mujer alada.

La rubia endureció sus alas, las extendió hacia adelante para cubrirse.

—¡Maldito! —gritó antes de volar más alto.

Al ver como Kim escapaba, Nate nuevamente armó su tabla de surf, se montó sobre ella y acto seguido empezó a perseguirla.

—¡No escaparas! —Nate la perseguía por todos lados.

Para Kim fue inútil esconderse, Nate la encontraba a donde sea que ella se ocultara.

—¿Cómo puedes saber en dónde estoy? —gritó Kim, en sus ojos se notaba su frustración.

—Eso es porque no solo tengo control sobre la tecnología... —contestó Nate modulando su tono de voz para hacer la conversación más intrigante—. También puedo ver a través de cualquier objeto, lo que me facilita encontrarte fácilmente.

La rubia se detuvo al ver que Nate había dejado sus intenciones de atacarla. El joven Norris no entendía lo que ella estaba haciendo.

—Un momento...eso quiero decir que eres un pervertido —Kim señaló al muchacho de cabello largo con su dedo índice derecho.

—¡¿Qué!?

—¡Lo que oíste! —Kim estaba de brazos cruzados.

—No soy un pervertido, el hecho que tenga la habilidad de ver a través de cualquier estructura no me convierte en un pervertido —se defendió Nate—. Además nunca he hecho eso...quizás lo pensé algunas veces...pero hasta el momento no lo he hecho.

—¡Igual no te creo! —Kim movió su cabeza de izquierda a derecha cuatro veces seguidas.

—No me importa si no me crees —dijo Nate indiferente—. Lo que no entiendo es porque no me atacas, este encuentro ha sido muy aburrido.

—¿Por qué más? —respondió con una pregunta Kim—. Para distraerte, niño tonto, mientras tú me persigues los demás están atacando la ciudad.

Kim reía maliciosamente.

Rápidamente Nate miró a su alrededor para comprobar lo que su enemiga decía, a lo lejos pudo observar al gigante de arena que había creado Karl, además que en otros puntos de la ciudad se notaba mucho humo.

—¿Qué está pasando? —preguntó Nate sorprendido.

—Esos son tus amigos peleando con mis compañeros... —contestó Kim a la vez que le lanzaba plumas endurecidas.

Nate actuó rápido, con su tabla de surf se protegió, usó su poder para alargar su tabla.

La rubia no desistió, optó por lanzarle más y más plumas endurecidas, Nate no podía cubrirse de todas las plumas así que tuvo que alejarse para poder esquivarlas, a pesar de aquello dos plumas se incrustaron en su pierna derecha.

Cuando el joven espectra intentó quitarlas de su pierna, estas se movieron mientras se incrustaban más y más en su piel, no sabía lo que pasaba hasta que miró a su enemiga y fue ahí cuando se dio cuenta que era ella quién manipulaba sus alas desde el otro lado.

—¡Morirás niño tonto! —aseveró Kim en voz alta—. Si tan solo te hubieras unido a nosotros.

Nate se desesperó, no sabía qué hacer ni cómo actuar, su desesperación era muy notoria, su rostro se tornó pálido, intentó quitar las plumas con sus propias manos debido al fuerte dolor que sentía cuando estas rompían las capas de la piel lentamente.

El muchacho de cabello negro se quedó en silencio por un momento, también decidió dejar de intentar sacar las alas.

Kim no entendió su actitud extraña.

—¿Qué está pasando? —preguntó Kim con el ceño fruncido—. ¿Ya te rendiste?

La rubia se acercó a él, despacio voló, iba con cautela y preparada por si Nate llegase a atacarla pero notó que el joven se había rendido al ver que agachó su cabeza.

Cuándo se acercó lo bastante, Nate alzó su cabeza y miró fijamente a los ojos de la Kim se asustó evidentemente cuándo el alzó su cabeza.

—¿Qué es todo esto? —cuestionó Kim con el ceño fruncido. Ella se alejó, pero no lo suficiente.

—Estaba haciendo lo mismo que tú... —Nate esbozo una sonrisa sincera.

—Niño no sé qué es lo que te sucede realmente pero definitivamente estás loco, en ningún momento he hecho algo parecido a lo que tú estabas haciendo —refutó Kim extrañada con el accionar de su rival.

—¡Claro que sí! —Nate zapateó una vez la tabla con su pie izquierdo, se colocó unos audífonos lo más rápido que pudo—. Lo que yo estaba haciendo era distraerte.

Kim trató de alejarse.

—¡Ahora! —gritó él joven Norris.

De repente la tabla de surf empezó a transmitir sonidos que le provocaban dolor a Kim. Ella gritaba y se tapaba sus oídos con sus manos.

Nate se reía al verla sufrir.

—¡Mal...maldi...maldito niño! —gritó Kim lanzándole nuevamente plumas endurecidas, pero estás perdían fuerza o se desviaban puesto que ella no podía controlarlas a la perfección por el dolor que sentía en sus oídos.

Jack llevó las palmas de sus manos al suelo, de este emergió un gran muro de hielo que el joven de Glaciem creó para entretener a los cazadores.

—¿Cómo les ganaremos? —Jack miró a Kenneth esperando una buena respuesta—.. ¿Tienes un plan?

Kenneth negó moviendo su cabeza de izquierda a derecha tres veces seguidas.

—Recuerda lo que te dije en Glaciem... —contestó Kenneth acercando su dedo índice a sus sien derecha.

Kenneth creó otro muro de hielo.

—¿Cuál plan, crear más y más muros? —cuestionó Jack—. ¡Eso no los detendrá por mucho tiempo!

—No Jack, mi único plan es atacar —dijo Kenneth congelando sus manos.

Un rayo atravesó los dos muros de hielo, viviéndolos en dos mitades en un santiamén, un lado cayó hacia la derecha y el otro hacia la izquierda, al chocar contra el suelo, la parte restante del muro se rompió al igual que las demás.

— ¿Pensaron qué eso nos iba a detener? —preguntó Halberd moviendo su alabarda de un lado a otro.

—¡De hecho no! —contestó Kenneth con una gran sonrisa.

Luego miró a Jack y ambos asintieron. Los dos muchachos corrieron directo a sus enemigos, mientras que Ramiro iba más atrás de ellos.

—Ustedes atrapen a Kenneth, yo distraeré al hijo de Federico —ordenó Gladio.

—¡Entendido! —respondieron todos al mismo tiempo.

Ax fue el primero en atacar a Kenneth, le lanzó su nueva hacha. Kenneth la congeló y procedió a romperla con sus puños de hielo, falló al hacerlo cuando Ax llamó su arma hacia él, el pelirrojo no iba a permitir que destrocen su nueva hacha.

—¡Otra vez ese truco! —Kenneth se mostró descontento por lo poder lograr su cometido.

Ax solamente se limitó a reír.

Luego múltiples flechas bomba eran lanzadas hacía Kenneth por Sagit, el joven de apellido Cooper se protegió con un escudo de hielo que creó. El arquero no dejaba de lanzarle flechas y más flechas a cada segundo, muchas de ellas eran flechas bombas, flechas de humo, entre otras más.

—¿Por qué mejor no le lanzas flechas veneno? —preguntó Shaila a su compañero.

—No es tan fácil cómo crees, recuerda que él puede transformar su cuerpo en agua, fuego y hielo —contestó Sagit—. Además de ser uno de los mejores arqueros del mundo, debo admitir que no será tan fácil lanzarle una flecha a él y pero aun que impacte alguna parte de su cuerpo, ese chico es más fuerte de lo que realmente aparenta.

—¡Mejor ataquemos todos a la vez! —agregó Halberd.

—¡Ey no hablen de mí como si no los estuviera escuchando, estoy en frente de ustedes! —dijo Kenneth mientras intentaba crear látigos de agua, pero por una extraña razón no podía hacerlo, estos no lograban formarse por completo—. ¿Qué está pasando?

Miró las palmas de sus manos.

—¡No te distraigas niño! —exclamó Halberd mientras atacaba a Kenneth con su alabarda.

El muchacho de ojos azules trató de esquivarlo pero Halberd era muy rápido, recibió un golpe del peto de punza de la alabarda en su abdomen.

Kenneth, adolorido en el suelo tocó su abdomen, sus dedos se mancharon de sangre.

—¡Eso Halberd! —gritó eufórico Ax de alegría.

Una vez más Halberd estaba por golpearlo con su arma sin embargo Kenneth transformó su cuerpo en hielo, además de que congeló el suelo dejando a los cazadores atrapados en el hielo con sus zapatos.

Se levantó adolorido, no dejaba de tocar su abdomen.

—¿Está bien señor Cooper? —le preguntó Ramiro al llegar hasta él.

—Sí, tranquilo Ramiro no es nada —contestó Kenneth pero el tono de su voz expresaba lo contrario.

—¡Kenneth! —gritó Jack mirando a su amigo desde el otro extremo de la calle.

—¡No te distraigas hijo de Federico! —Gladio le lanzó una bola de energía.

El joven elemental reaccionó a tiempo para esquivar el ataque.

—Regla número uno, en una contienda nunca te distraigas o tú enemigo te podría matar—decía Gladio lanzándole más y más bolas de energía.

Jack no se quedaba atrás y contratacaba lanzándole ráfagas de hielo.

—¡Debo acabar contigo rápido y salvar a Kenneth de una vez por todas! —dijo en voz baja Jack.

—Regla número dos, en batalla no importa nadie más que tú y tu enemigo, el resto no importa, lo que importa es seguir vivo, aún sí todos tus compañeros mueren.

Gladio atacaba a Jack con su espada una y otra vez, de tantas veces no pudo esquivarlo y por lo tanto recibió cortes en su cara y brazos.

Jack lanzó una poderosa ráfaga de hielo, el líder de los cazadores se protegió con un campo de fuerza, luego bombardeó a Jack con múltiples bolas de energía.

El joven de Glaciem cayó al suelo cerrando sus ojos.

Gladio se acercó para matarlo.

—Lástima que el próximo Líder de Glaciem tenga que morir tan pronto, el legado de los Pietro hasta aquí llega... —comentó Gladio alzando su espada dispuesto a clavarla en la frente de Jack.

Antes de que Gladio lograra clavarle su espada, Jack pateo sus piernas haciéndolo caer, se colocó de pie de inmediato a pesar de estar adolorido, congeló sus manos y acto seguido creó una gran espada.

—¡Ahora si Gladio, este será tu fin! —exclamó con seguridad Jack antes de lanzarle muchas agujas de hielo que no sirvieron de mucho porque Gladio se protegió con su campo de fuerza.

Ambos se alejaron para después blandir sus espadas y nuevamente corrieron hasta que chocaron entre sí sus espadas, era un duelo de vida o muerte, sus espadas chocaban constantemente hasta que finalmente Jack pudo asestarle una estocada a su rival, en su hombro.

Gladio se arrodilló por el dolor que sentía pero aun así el no dejaba de usar su gran y poderosa espada.

—¡Este es tu fin Gladio! —anunció Jack apuntando la cara de su rival con su espada de hielo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top