6. La Isla Templada
El rostro de felicidad de todos los tripulantes era único, estaban felices de llegar a la Isla Templada pero de entre todos los siete miembros una sonrisa sobresalía, la alegría de Kenneth destacaba por sobre los demás, sus ojos brillaron llenos de ilusión y sobre todo con la esperanza de volver a recuperar sus preciados poderes.
—¡Al fin! —dijo Kate tomando con delicadeza la mano a su amado—. Hemos llegado a nuestro destino—. Al terminar la oración ambos se miraron fijamente por breves segundos y posterior a eso se dieron un tierno beso.
La niebla que cubría gran parte de la isla se iba dispersando de a poco, a medida que se desvanecía un grupo numeroso de hombres y mujeres cubiertos con simples trajes metálicos y portadores de arcos y flechas se reunían en lo alto de una de las colinas más grandes del lugar, los guerreros formaron filas entre sí y se agruparon al unísono como si ya lo habían hecho en innumerables ocasiones, cada uno de los guerreros sacó una flecha de sus carcaj y posterior a eso la colocaron en su arco, dispuestos a disparar a sus visitantes, esta era la medida por la que optaban cada vez que notaban la presencia de un barco desconocido por ellos.
—¡Que buen recibimiento! —expresó Drake tratando de reírse producto del nerviosismo.
—¡Mauro! —Sara lo miró—. Con tu poder crea una mano lo suficientemente grande para que ellos puedan observar a la perfección y haz el símbolo de la paz, luego solo junta los dedos índice y medio, eso es todo.
A pesar de la extraña petición de la navegante, el espectra realizó la acción tal cual se le pidió y solo así los guerreros bajaron su arco.
—¿Qué pasó? —preguntó Nate.
—Me parece que es una especie de señal o símbolo que crearon para saber quiénes son las posibles amenazas y quienes están con ellos, ¿o me equivoco? —dedujo el Dr. Dune.
—¡Exacto! —afirmó Sara.
—¡Llegamos! —exclamó Kenneth muy feliz al arribar. Lanzó el ancla y posterior a eso uno a uno los tripulantes fueron bajando del barco.
Quienes los recibieron fueron tres personas además de los guerreros con arco y flecha. Delante de todos ellos estaba un hombre alto, vestido con ropa colorida, alado de él estaban dos mujeres que no aparentaban tener más de veinte años.
—¡Bienvenidos sean a la Isla Templada! —exclamó el hombre de cabello castaño alzando sus manos—. Yo soy Kerson, el líder de esta hermosa isla—Los miró detenidamente a cada uno de los presentes—. Tengo dos interrogantes, ¿con quienes tengo el gusto de hablar y a que se debe su distinguida visita?
Todos miraron a Sara, sabían que ella era la indicada para hablar, la mujer se colocó al frente y empezó a hablar.
—¡Muchas gracias señor Kerson! —dijo sonriente y luego miró a los miembros de su tripulación—. Mi nombre es Sara, ellos son Kenneth Cooper, Katherine Norris, Nate Norris, Drake Doom, Mauro Black y el Dr. Morgan Dune, hemos venido desde Ciudad Espectra para hablar con Bristan, el gran sabio de Isla Templada.
—¿Bristan? ¿Cómo sabes que se llama así? —Kerson quedó sorprendido cuando escuchó ese nombre—, ¿Por qué lo buscarían a...
El líder de la isla no terminó de hablar puesto que una de las chicas que lo acompañaba empezó a hablar muy emocionada.
—¡No puede ser! —exclamó la muchacha de cabello negro con una emoción desbordante que llamó la atención de todos los presentes, ella miró fijamente a la navegante del barco, su rostro le parecía tan familiar—. ¿Sara eres tú?
—¿Lorna? —interrogó la rubia navegante algo confundida, luego sonrió y sus ojos se humedecieron al compás—. ¿Hermana eres tú?
—¡Si soy yo! —dijo Lorna con sus ojos llorosos también, las dos corrieron para abrazarse.
Fue una sorpresa para casi todos los presentes saber que Sara y Norma eran hermanas.
—¡Después de tanto tiempo! —Lorna fue quien más lloró al volver a ver a su hermana.
—¡No sabes lo mucho que te extrañé! —Ambas se abrazaron muy fuerte una vez más.
La otra muchacha llamada Norma tan solo estuvo mirando la escena con los brazos cruzados todo el tiempo, Sara fue quien se acercó a la peli rosa y la abrazó, a pesar de no haberse visto hace mucho tiempo Norma no sentía la misma emoción que Lorna tuvo al ver a su hermana.
La peli rosa no era muy a fin con Sara a pesar de ser hermanastras.
—¡Oh pero si es la pequeña Sara! —Kerson se acercó a la navegante y la abrazó cuando las hermanas dejaron de hacer lo mismo—. Bueno ya no es pequeña por lo que veo.
La rubia sonrió.
—Les invito a todos a mi humilde hogar para que hablemos más a gusto —Kerson miró a los visitantes y luego los guío hasta su casa.
Uno de los guerreros de armadura llevó tres carruajes en los que se subieron todos para adentrarse a la isla.
Los visitantes quedaron maravillados con la belleza de la isla, las casas hechas en su mayoría de madera o rocas resaltaban por sus bellos y diversos colores, además de su arquitectura elegante y en algunos aspectos simples que combinaba muy bien. Las palmeras y demás flora adornaban el lugar con su lindo color verde, el suelo no estaba asfaltado sino que era de arena pero una comprimida que le daba un diseño único.
Los aventureros sentían que estaban de vacaciones además de que quedaban maravillados con la hospitalidad de los nativos.
No tardaron en llegar a la gran casa de Kerson, el sonriente líder de Isla Templada. Al entrar por la gran puerta de madera fueron recibidos por varios guerreros de arco y flecha que hicieron un gesto de bienvenida y luego los invitaron a pasar hacia el comedor del hogar de Kerson.
Malena la bella esposa de Kerson los recibió con una gran sonrisa y se presentó ante todos, Drake se puso nervioso cuando la mujer de tez morena y esbelto cuerpo lo abrazó, no estaba acostumbrado a que otra mujer que sea Beth lo abrazara.
Después de presentarse se sentó en la gran mesa de madera junto a los visitantes.
—Bueno bienvenidos a mi humilde morada —dijo Kerson y luego bebió todo el vino de su copa—. Mientras esperamos la comida podemos hablar con más detenimiento del porque seis personas buscan a Bristan, me causa mucha curiosidad porque a decir verdad no es algo que pase muy a menudo.
—¿Acaso está muerto? —preguntó Kenneth preocupado—, no me diga eso.
—¡No, como crees! —Malena rio un poco fuerte y luego miró a su esposo para que el explicara mejor a que se estaba refiriendo.
—No, ese loco tiene más vidas que un gato, realmente es difícil que alguien lo mate con lo fuerte que es... —mencionó Kerson riendo junto a su esposa—. Pero es que me intriga porque siempre dice que no le gusta llamar la atención, siempre trata de hacer cualquier cosa por las sombras y no me refiero que haga cosas malas sino que trata de ser reservado en ese sentido aunque cuando ya está en el ojo público siempre termina resaltando por determinada circunstancia, es por eso que usa dos nombres, Oliver Lance es su nombre de "artista", por así decirlo pero su verdadero nombre es Bristan, además que ya no viaja, también se ha alejado de las personas de la isla, creo que ahora vive como un ermitaño y sumado a todo eso, el me odia...aunque no sé la razón.
—¡Que alivio! —Kenneth se tocó el pecho y luego miró a Kerson—. Pero no todos lo están buscando, de hecho solo yo lo busco, los demás tan solo me quisieron acompañar en mi travesía, Sara fue quien nos trajo porque conocía el lugar y bueno el Dr. Dune tuvo un accidente hace poco pero por suerte pudimos salvarlo.
—Sí, muchas gracias Kenneth —El doctor se puso de pie ante la mirada de todos—, Kerson yo solo he venido porque sé que aquí hay embarcaciones con destino a la Isla Carmesí, pues veras yo soy científico y descubrí que en aquel lugar existe una flor, la famosa y casi extinta flor carmesí que por lo poco que estuve investigando tiene propiedades que servirían bastante en el campo de la medicina, la he estado buscando desde hace mucho tiempo y al fin sé que aun crece en esa isla.
Todos los presentes estaban atentos escuchando las palabras del doctor.
—Pues sí, con gusto le diré a uno de mis guerreros que lo lleve hacia la Isla Carmesí —Con un gesto el líder de la isla lo invitó a sentarse puesto que varias personas llegaron con exquisitos platos y bebidas para los visitantes.
—No sé si es mucho pedir pero... —dijo el doctor mirando a Kerson—, ¿será posible qué pueda viajar hoy mismo?
Malena se sorprendió ante la pregunta del científico, aunque no fue la unica en hacerlo.
—¿Está seguro? —preguntó ella—, ese viaje tiene un duración de seis horas, ¿estaría llegando casi a media noche?
—Es verdad lo que dice mi querida esposa, son seis horas desde aquí hasta la Isla Carmesí y eso con buen clima porque con mal tiempo serían casi ocho horas.
El científico bebió de su copa y asintió con su cabeza.
—Claro que sí, es imperativo que viaje hacia allá hoy mismo y claro espero no ser muy exigente pero... ya saben cosas de científicos... —explicó el doctor demostrando sus fervientes deseos de viajar hasta la Isla Carmesí.
—¡No se diga más! —Kerson se levantó de la mesa—. En media hora viajará, así que prepare todo su equipaje para que no se le quede nada.
El científico se mostró alegre, se levantó para ir por más vino hacia otra mesa de madera que estaba a unos pocos metros de distancia de la mesa principal, mientras llenaba su copa de vidrio no se percató cuando Norma se le acercó.
—Disculpe doctor pero... ¿acaso nos hemos visto antes? —Fue lo que le dijo ella, lo miró a los ojos y posterior a eso lo examinó de pies a cabeza—. No sé porque siento que ya lo he visto antes.
—Soy un científico bien reconocido seguro me habrás visto en otro medio —respondió el Dr. Dune más preocupado por evitar regar el vino de su copa que por las preguntas de la peli rosa.
—No, es como si ya nos hubiéramos visto antes en persona —reiteró ella—, o no sé si lo estoy confundiendo con alguien más.
Su conversación fue interrumpida por Kerson que llegó para mencionarle los detalles del próximo viaje.
—Lo siento chica seguro es una confusión —aseveró el doctor y luego se marchó con el líder de la isla.
Al ver que el científico no le dio importancia Norma arrugó su frente y con fuerza apretó su copa de vino rompiéndola en el proceso.
—¿Qué pasó mi niña? —Malena preocupada se le acercó después de escuchar el ruido de los vidrios al caer al suelo—.
—Creo que esta copa estaba dañada —dijo Norma mirando como su mano derecha estaba mojada por el vino y por su sangre.
—Ya regreso, voy a traer algo para tu mano —La morena se marchó con rapidez.
Media hora después Kerson llegó a su casa, rápido se sentó para continuar con la conversación pendiente con sus visitantes.
—Quiero recuperar mis antiguos elementos —Empezó a explicar Kenneth, no había dicho la razón de su visita porque Kerson no estaba presente, bebió un poco de vino y continuó su explicación—. Mi tío Hermes y por supuesto Sara me comentaron que el sabio de la isla es el único que puede ayudarme a recuperarlos.
Kenneth fue tajante y directo al decir la razón de su visita, creyó que era lo apropiado y además de que se animó a hacerlo de esa manera puesto que el doctor Dune lo hizo con anterioridad.
—La verdad no sé si eso sea posible pero si quieres te puedo llevar hasta donde creo que el reside, claro te dejaré solo para que hables con el —mencionó Kerson mirándolo a los ojos—. Porque conmigo no se lleva muy bien, me considera uno de sus grandes rivales, aunque no sé porque, si yo no compito con él, en fin... cosas de locos.
El líder de la isla estaba por levantarse pero Malena no lo dejó.
—Te puedes esperar a que todos terminemos de comer, no seas mal educado —La morena le sostuvo el codo, su esposo tan solo sonrió y asintió.
Durante la reunión amena estuvieron riendo, comentando diversas cosas, intercambiando temas de culturas, hablaron de sus habilidades y otras cosas más.
Una vez que terminaron de comer Kenneth y Kerson se marcharon, se subieron en una carroza que los llevó hasta una de las montañas más alejadas de la isla, atravesaron un camino angosto y arenoso, rodeado de arbustos y grandes árboles.
Tardaron alrededor de cuarenta minutos en llegar a una vieja capilla de madera.
—Creo que hemos llegado —habló Kerson enfocando su mirada hacia la capilla pero no observó a nadie moviéndose—. Y sino, pues tan solo regresa, seguro estarás bien por lo que me contaste se nota que eres bastante fuerte no creo que te pase nada malo.
—Gracias... —dijo Kenneth después de bajar de la carroza.
Se mostró algo nervioso y más cuando observó como Kerson se alejó, movió su cabeza de izquierda a derecha para despejar sus dudas.
Caminó hacia adelante, directo a la capilla, observó que la puerta no tenía seguro así que entró con facilidad, trató de hacerlo con cautela, por dentro estaba oscuro y la luz de la luna no era suficiente para iluminar el interior del lugar.
De repente una antorcha ubicada en el centro de la capilla se encendió.
—¿Quién eres tú y que haces aquí? —dijo un hombre alto con voz grave, su repentina aparición asustó a Kenneth, el muchacho se sobresaltó—. ¿Por qué Kerson se trajo hasta acá? ¿Te mandó a matarme porque él no puede o qué?
El hombre que poseía una túnica de color verde oscuro se levantó del suelo y dio dos pasos hacia el frente.
—Hola me llamo Kenneth —dijo el muchacho llevando su mano hacia el frente pero Bristan no le correspondió el saludo—. ¿Usted es Bristan, el gran sabio de Isla Templada?
—¿Cómo sabes mi nombre real? —Se sorprendió Bristan—. sí, lo soy ¿por qué? —respondió el hombre de mala gana—. ¿Vienes a matarme? ¡Responde!
Con sus pies descalzos zapateó con fuerza y del suelo brotó una roca que lanzó hacia Kenneth, actuando rápido el muchacho creó una espada de hielo con la que rompió la roca en dos pedazos.
—¿Hielo? —preguntó Bristan arrugando su entrecejo—. Lo sabía no eres de aquí.
El gran sabio se movió con una rapidez asombrosa que Kenneth no pudo actuar a tiempo para defenderse, Bristan le propinó un fuerte puñetazo en el abdomen dejando a Kenneth sin aliento por breves segundos.
—¿Qué-que fue eso? —dijo Kenneth en voz baja, se agarró el abdomen por el dolor que sentía.
—Un muchachito con poderes de hielo no logrará matarme, Kerson es un tonto al enviarte solo a ti —mencionó Bristan moviendo su capucha hacia atrás—. Me compadezco de ti, Kerson tan solo te utilizó, debe pensar mejor a quien enviar para matarme, si él no puede no creo que tú puedas.
El sabio se movió con rapidez propinándole un par de patadas y puñetazos al muchacho que apenas podía reaccionar ante la gran velocidad del hombre.
Kenneth escupió sangre.
—¡Ya basta! —gritó el muchacho lanzando picos de hielo en todas las direcciones pero Bristan usó su elemento tierra para crear un muro y cubrirse.
—Hasta aquí llegaste jovencito —Una vez más Bristan se movió a gran velocidad, apareció detrás del muchacho propinándole un fuerte golpe en la nuca a Kenneth, haciendo que caiga inconsciente al suelo.
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