5. Comienza el reclutamiento
Cuando Kenneth gritó con todas sus fuerzas las venas de su cuello se marcaron con notoriedad, tanto las personas a su alrededor como las que estaban más alejadas de él empezaron a mirarlo, tenía la atención absoluta de todas las personas que en ese lugar se hallaban.
—¿Y quién eres tú? —preguntó el capitán Benner mirándolo de pies a cabeza, el joven aspirante se mostraba decidido de forma total, el capitán lo miraba como un bicho raro.
—¡Soy Kenneth Cooper! —confesó Kenneth esbozando una ligera sonrisa al terminar de decir su nombre, caminó unos cuantos pasos hasta quedar cerca del capitán.
—Kenneth Cooper... —el capitán repitió el nombre del joven—. ¿Qué quieres muchacho, un autógrafo?
El capitán Arthur se reía y de igual manera provocó que los espectadores también lo hicieran, además de todos los guerreros que tenía a su disposición, trataba de caerles bien a todas las personas que estaban de espectadores en aquel momento.
—Vengo hasta aquí, porque quiero formar parte del ejército de nuevos guerreros —alegó Kenneth sin responderle o hacer referencia al "autógrafo", simplemente no le dio importancia alguna—. Quiero demostrar mi potencial, quiero demostrar que soy fuerte y merezco formar parte de los nuevos guerreros, quiero demostrar todos mis dotes—. Mencionó Kenneth mirándole fijamente los ojos.
—Bueno entonces tendrás que demostrarlo con acciones más no con palabras —contestó Arthur al ver la determinación del joven, hizo una breve pausa y lo procedió a mirar a los guerreros que tenía a su disposición—. ¡Ataquen guerreros!
Él ordenó que sus hombres atacaran a Kenneth, él quería comprobar si efectivamente el muchacho tenía todo lo necesario para ser reclutado o no.
Muchos guerreros comenzaron a correr para acercarse y atacar a Kenneth, mientras más se aproximaban el retrocedía lentamente, estaba pensando en un plan para derrotarlos y por supuesto lucirse en el acto.
Cuando ellos finalmente se aproximaron ante Kenneth comenzaron a atacarlo con sus lanzas, espadas y demás armas, pero Kenneth esquivó varios de sus ataques, después de todo, él era más rápido que todos ellos o al menos eso creía, Kenneth estaba con plena convicción de poder ganarle a sus rivales.
Mientras seguían peleando Kenneth pudo obtener la lanza de uno de los guerreros y pelear con dicha arma, la cuál pesaba más de lo que creía o de lo que en realidad aparentaba, pero aun así Kenneth pudo dominarla unos segundos después.
Al final derrotó a todos los guerreros que lo atacaron que eran un total de doce guerreros, al primero lo venció al esquivar su ataque y agacharse para asestarle una patada giratoria en el abdomen, haciéndolo caer encima de otro. A otros tres los derrotó con la lanza que recogió, con el arma se protegía de ataques y luego realizaba movimientos para hacerles creer que les iba a clavar la lanza en sus caras pero en un rápido movimiento los golpeaba en la zona del tórax con el otro extremo de la lanza, así prosiguió venciendo a todos los guerreros que lo atacaron.
Algunos de los reclutados lo observaban desde las ventanas del tren, estaban sorprendidos al ver sus movimientos.
—Vaya...vaya, si eres bueno por lo que veo, pero igual no creas que eres el mejor porque derrotaste a doce guerreros, si quieres unirte al ejército de ciudad Capital debes derrotarme a mí —exclamo el capitán Benner mirando fijamente está vez a los ojos de Kenneth.
El capitán Arthur no planeaba dejarle las cosas fáciles al muchacho.
—Bueno...está bien, no importa igual te venceré —dijo Kenneth con seguridad, en algunas ocasiones demostraba ser muy confiado y eso le traía malos ratos.
—¡Eso es lo que tú crees muchacho! —respondió el capitán.
Una vez que terminó de hablar empezó a correr hacía Kenneth, el joven aspirante se dio cuenta que de la palma de su mano se creaba un rayo, mientras más se acercaba a Kenneth, este retrocedía un poco mientras no dejaba de ver como crecía y crecía más el rayo de la mano del capitán Arthur.
Cada vez estaba más cerca de Kenneth así que dejo de retroceder, pero el motivo no era porque ya no podía sino porque tenía un plan para ganar la batalla.
Cuando finalmente llegó ante Kenneth la palma de la mano derecha del capitán apuntaba a la cara del joven aspirante, pero Kenneth contrarrestó el golpe con la palma de su mano que emanaba fuego, el impacto de choque de ambas palmas, hizo que retrocedieran levemente los dos al mismo tiempo.
—Vaya así que puedes controlar un elemento —manifestó el capitán pero no parecía sorprendido.
—Claro, por eso estoy seguro de que te ganaré —sonrió Kenneth mientras le decía eso.
—Sí, pero no te alegres mucho que igual no me ganarás, la única forma en que me puedas ganar, es si controlaras dos elementos —dijo el capitán claramente desafiándolo. Kenneth pudo notar que él ya sabía que controlaba dos elementos, eso solo formuló interrogante en Kenneth que se preguntaba: ¿cómo lo sabía?, ¿cómo lo dedujo?, o más bien ¿quién le habría dicho?
Eso se le parecía muy raro a Kenneth, sabía que algo extraño estaba pasando, estaba a punto de utilizar su otro elemento, el agua pero no, no se podría exponer así y tampoco se dejaría caer en su juego, porque después de todo si utilizaba sus dos elementos podría ganarle, pero el gobernador de ciudad Capital no permite guerreros que controlen más de un elemento, así que Kenneth no podía arriesgarse de esa manera.
—¿Que te pasó niño te dio miedo? —preguntó el capitán Benner mientras Kenneth estaba parado ahí sin hacer o decir nada.
—¿Yo miedo?, ¡jamás! —contestó Kenneth—. ¡Ahora si te derrotaré!
Una vez dicho eso Kenneth encendió sus puños de fuego y el capitán al ver lo que hizo de sus dos palmas hizo emerger rayos, mientras que Kenneth empezó a atacar con una avalancha de puños de fuego y el capitán imitó sus movimientos haciendo también lo mismo que el joven aspirante hacía en cada momento, luego el capitán Arthur se detuvo para retroceder y procedió a aumentar el rayo de su mano derecha hasta que finalmente lo lanzó. Kenneth unió sus manos para crear una esfera de fuego más grande que contrarrestara el ataque del capitán, ambas técnicas chocaron, y en seguida el capitán se acercó a Kenneth para darle una patada en las costillas y un rodillazo en el abdomen, el cual lo hizo caer inmediatamente para luego levantarlo agarrándole del cuello con su mano izquierda mientras que con la derecha tenía su rayo listo para impactar a Kenneth en cualquier zona de su cuerpo.
—¡Bien! Estás adentro muchacho —dijo el capitán con una gran sonrisa en su rostro y el rayo de su mano se desvanecía poco a poco—. Ven sube al tren con nosotros que ya se nos hace tarde.
—¿Que?... ¿Cómo?... —indagó Kenneth incrédulamente—. ¿En serio?
—¡Si muchacho! Yo no miento, ven vamos que se hace tarde y hay cosas que hacer —reveló el capitán Benner con seriedad y fue ahí en ese momento en que Kenneth le creyó.
—¡Si! —Kenneth expresaba muy emocionado mientras todos lo veían y acto seguido el alzo sus manos apuntando al cielo y cuando lo hizo muchos de los espectadores aplaudieron—. ¡Al fin!
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