35. ¿Quién ganó realmente?

Al ver que Kenneth no reaccionaba de inmediato Lionel se lo llevó usando su telequinesis y con su telepatía buscó a un médico cerca, no tardó en encontrar a Sara, que ya lo había atendido antes, ella lo llevó a una casa con su puerta abierta por los daños sufridos por la batalla. Lo revisó de pies a cabeza, usó su fonendoscopio para auscultarlo en su pecho y abdomen, para determinar roturas de órganos internos, aunque no era nada grave, al final la doctora diagnosticó que solo era cansancio extremo producto de usar una técnica que consumen mucha energía.

La doctora le recomendó que lo llevara a un lugar seguro a descansar por lo tanto Lionel se elevó en el aire, colocó dos dedos cerca de su sien derecha para localizar a Arthur.

«¿Dónde estás Arthur?», le preguntó cuándo pudo hacer contacto telepático con él.

«Estoy a unas cuantas calles del edificio que me dijiste, ya tengo el pergamino en mis manos», contestó Arthur con felicidad.

«Necesito que vengas inmediatamente acá, estoy afuera del coliseo», dijo Lionel mentalmente.

Benner no le dijo nada ya que en su comunicación telepática se podía escuchar a un Lionel serio y pudo deducir que algo malo estaba pasando, simplemente se tele transportó a donde le había dicho sin hacer preguntas.

—¡Gracias por venir Arthur! —exclamó Lionel al verlo aparecer a un metro de él—. Necesito que me lleves junto con algunos de mis guerreros a Espectra.

Arthur asintió y como todos los espectras ya sabían debido a la conexión mental se tomaron de las manos para tele transportarse a ciudad Espectra, no fue algo fácil para él porque se necesitaba mucha energía pero al no estar cansado pudo tele transportar a una gran parte de sus aliados.

Al llegar Lionel observó que varios robots estaban destrozados en varias calles de su ciudad.

—¿Qué pasó y los robots? —preguntó Lionel intrigado.

—¡Tranquilo sir Lionel! Calmaos hemos sido salvados gracias a un hombre encapuchado con increíbles poderes —mencionó el gato parlanchín de gran carisma.

—¿Un hombre encapuchado? —se preguntó Lionel confundido—. ¿Qué poderes?

—El salvador se multiplicaba, y también era muy veloz y fuerte pero sobre todo se podría ver que su brazo izquierdo parecía el de un monstruo —le contó Ramiro, se podía observar cómo brillaban sus ojos cuándo hablaba del salvador de la ciudad.

—¿Con ésas características...? —susurró Lionel mientras se tocaba el mentón—. Creo saber quién es...

«¿Por qué habrá salvado ciudad Espectra, siendo el de ciudad Cristal?, se preguntó Lionel en su mente.

«No tenemos ni idea señor Lionel», le respondieron los demás espectras debido a que había olvidado de cortar la comunicación telepática.

Rio a carcajadas cuándo se dio cuenta.

Arthur continuó tele transportando a los demás espectras que se habían quedado en ciudad Capital.

En esa misma tarde pero en ciudad Cristal, el encapuchado que salvó a ciudad Espectra se encontraba corriendo a través de los tejados de las casas y edificios hasta que llegó a un edificio conocido como "La Gran Casa" de ciudad Cristal.

No entró por la puerta principal sino que escaló por las paredes y ventanas hasta llegar a s oficina, una vez que entró por la ventana se sentó y lanzó su capucha hacia atrás.

La puerta de la oficina sonó.

—Pase —dijo él hombre acomodando su cabello.

—¡Señor Varz! ¿A dónde se había ido? —dijo un oficial de ciudad Cristal cuando entró.

—¡Me descubriste! —dijo él riendo levemente—. Fui a visitar a un familiar, pero lastimosamente no lo encontré.

—¡Lo lamento señor Hermes! —le respondió el oficial—. Pero si se va al menos tiene que informar, recuerde que ahora es el líder de ciudad Cristal, todas sus acciones serán criticadas sean buenas o malas.

—Lo sé —respondió Hermes rascándose la nuca—. Aun no me acostumbro a esto, a penas llevo días como lider de la ciudad.

—¿Qué pasó? —gritó muy fuerte Kenneth cuándo despertó. Se sentó tan rápido que asustó a las personas que estaban en la sala del hospital visitándolo—. ¡Esmeralda estás aquí!

La muchacha de ojos verdes se tocó la región del tórax del susto.

—Yo también estoy aquí... —dijo Kate desde el otro extremo con cierto tono molesto. Estuvo por decir más cosas pero fue interrumpida porque alguien que había tocado la puerta del cuarto en dónde se encontraba aquél trío tan peculiar.

—¡Señorita Norris! ¿Se encuentra aquí? —preguntó un espectra cuándo entró.

—¡Sí aquí estoy! —contestó de mala gana—. ¿Qué pasó?

—Su padre quiere hablar con usted en este preciso momento —le dijo aquél hombre vestido de negro.

—Dígale que ya voy... —Kate arrugó el entrecejo y resopló—. Ya regreso.

Miró muy sonriente a Kenneth mientras que a Esmeralda ni siquiera volteó a verla, se levantó de su silla y se marchó.

Nadie dijo nada, hasta que ella salió y cerró la puerta.

—¿Siempre es así? —le preguntó Esmeralda a Kenneth.

—¡Eh sí...! Algunas veces —Kenneth rio y la ojiverde hizo lo mismo.

Al terminar de reírse se quedaron en silencio por un momento.

—¿Sabes que has estado inconsciente por tres días? —Esmeralda rompió el silencio incómodo.

—¿Qué? —preguntó Kenneth asombrado haciendo una breve pausa—.¿Yo pasé dormido durante más de dos días?

—¡Si! —confirmó ella.

—Aún no lo creo... —susurró Kenneth a la vez que deprimió sus labios—. Eso quiere decir que me perdí de tú cumpleaños.

—No te preocupes Kenneth —dijo Esmeralda tratando de animarlo.

—Pero es que ni regalo te di —mencionó Kenneth.

—Eso es lo de menos —le dijo Esmeralda y luego se acercó a él—. Me tengo que ir, la única razón por la que aún estoy aquí en ciudad Espectra era para verte recuperado y al parecer hoy mismo viajo.

—¡Esmeralda aún no te puedes ir! —Kenneth tocó la mano derecha de Esmeralda.

La muchacha se sonrojó pero no quitó su mano.

—Ya tengo que regresar con mi familia —la muchacha estaba un poco triste.

—Bueno sí es así, está bien pero recuerda que siempre podrás contar conmigo y no quiero que me olvides porque yo no lo haría —el muchacho apretó más la mano de la linda jovencita.

—No te preocupes Kenneth, jamás me olvidaría de ti y gracias porque yo sé que tampoco lo harías —la muchacha estaba cada vez más roja como un tomate.

Kenneth deseaba besarla pero ella se hizo un poco hacia atrás, ella lo quería mucho pero al parecer el muchacho no tanto, mientras el no aclarara sus dudas ella no iba a permitir que la besara, no se lo dijo, se lo dejó de tarea.

—Creo que ya debo... —dijo Esmeralda pero fue interrumpida por Kenneth que al notar el momento incomodo le pidió a la muchacha que le pasara el maletín que estaba cerca de su camilla, la joven amablemente se lo pasó.

—¿Qué pasó Kenneth? —le preguntó intrigada Esmeralda.

Kenneth sonrió al encontrar eso que estaba buscando.

—¡Aquí está! —exclamó muy feliz Kenneth levantando su mano derecha para mostrar una foto.

—Aquí está, este es tu regalo, yo sé que lo cuidarás muy bien —Kenneth estiró su mano para darle la foto.

—¿Una foto? —preguntó ella.

—¡Sí! Una de las tantas fotos que nos tomó Trend ésa vez que... —contestó el muchacho pero se calló, no quiso mencionar cuando ellos se besaron.

—Gracias Kenneth, es el mejor regalo que he recibido —Esmeralda se mostró muy feliz—.. Muchas gracias, prometo cuidar muy bien de nuestra foto.

Cuando terminó de hablar, se despidió de Kenneth con un beso en la mejilla y también lo abrazó.

Media hora después de que se fue Esmeralda, al muchacho le habían dado el alta hospitalaria, mientras cruzaba por un puente observó que habí un hombre solitario y pensativo mirando al cielo, al avanzar se dio cuenta que el hombre era alguien conocido.

—¡Drake! —Kenneth alzó su voz.

—¡Kenneth! —dijo feliz Drake al ver a su amigo—. ¡Qué bueno que ya estés mejor!

—¡Si, ya me siento como nuevo! —exclamó Kenneth estirándose un poco—. ¿Y qué haces aquí solo? No es propio de ti, ¿acaso es por la capitana Degens?

—¡Si! —confirmó Drake algo triste—. Ella no quiso venir conmigo.

El elemental de aire agachó su mirada y recordó lo que pasó en ciudad Capital.

En el momento en que Drake volaba cargando a Ibeth en sus brazos, ella no lo miraba, además que estaba callada.

—Querida Ibeth desde ahora en adelante viviré en ciudad Espectra y me gustaría que vengas conmigo —el tocó sus manos suavemente.

—¡Eh! —titubeó ella—. No, yo no traicionaré al señor Reim, yo no seré una traidora como lo son Idate y Arthur.

Ella soltó sus manos de las de Drake, en el suelo ella se marchó a toda prisa, el elemental de aire sintió como algo dentro de él se rompió.

—¡Vaya que mal! —mencionó Kenneth—. Pero quién sabe, puede que aún quede una esperanza de que ella esté junto a ti en un futuro.

—Eso espero Kenneth, eso espero... —susurró Drake.

Kenneth lo consoló dándole palmadas en su espalda y cambió de conversación preguntándole por sus demás amigos. Drake le contó que Aria y Asoka viajaron juntas debido a que decidieron primero ir a ciudad Ventus y luego a ciudad Aqua, mientras que Jack primero viajó a ciudad Espectra pero no estuvo más de seis horas y luego decidió marcharse al ver que Kenneth ya tenía quién cuidara de él. Ignul también regresó a su ciudad natal horas después de que la batalla había terminado y también después de haber completado su misión secreta, así mismo los hermanos Tron y Said también regresaron a sus respectivas ciudades mientras que Karl está recuperándose en ciudad Espectra.

En una isla muy alejada y poco habitada del planeta se encontraban los miembros de la misteriosa organización llamada Vuka, en dicha isla tenían instalada su base de operaciones que era una especie de castillo reforzado con un metal muy resistente.

Dentro de la base, en el último piso se encontraban los miembros de Vuka sentados alrededor de una mesa redonda.

—Aunque fallamos en la misión de hace unos días atrás, aunque perdimos a uno de nuestros miembros, aunque ya no tenemos el pergamino dorado no debemos rendirnos —dijo Ray con voz fuerte, de todos era el único que estaba de pie—. Debemos seguir con nuestros planes, no debemos darnos por vencidos pero para nuestras próximas misiones debemos ser más cautelosos, más ágiles y sobre todo más fuertes.

Entre todos los miembros también estaba Raimi que todo el tiempo fue un miembro oficial de Vuka mucho antes de aliarse con el gobernador Reim.

—También debemos reclutar a un nuevo miembro —preguntó Dan—. ¿Tienen sugerencias?

—¡Yo sí! —dijo Kim levantando su voz para que los demás la escuchasen—. El hijo de Lionel.

—¿Nate Norris? —preguntó Raimi mirándola.

—Sí, él es tecnopata, nos sería muy útil —mencionó la rubia sembrando la duda en los demás miembros para que opinen sobre si deben reclutarlo o no.

Al día siguiente en la mañana Kenneth estuvo buscando a Lionel, les preguntó a varias personas pero no tardó tanto tiempo en encontrarlo.

—¡Señor Lionel hasta que al fin lo encontré! —exclamó Kenneth al ver a Lionel en la terraza del edificio en el que solía frecuentar.

—¿Qué pasó Kenneth? —Lionel miró hacia atrás—. ¿Para qué me buscabas?

—Pues quería preguntarle algo que aún no me quedó muy claro y hasta el momento no entiendo —contestó Kenneth caminando hacia él.

—¡Claro pregúntame! —respondió Lionel dispuesto a responder la duda del muchacho.

—¿Al final quién ganó la batalla, el gobernador Reim o fuimos nosotros? —fue la pregunta que le hizo Kenneth al líder de Espectra.

—Él cree que ganó tan sólo porque no lo matamos y le tuvimos compasión pero no es del todo cierto que fue por eso que lo dejamos vivir, nosotros no somos como él, no somos asesinos, no debemos rebajarnos a su nivel —le explicó Lionel—. Nosotros no fuimos los ganadores pero tampoco los perdedores ya que expusimos su verdadera naturaleza, lo que es, alguien frío que no le importa la vida de los demás más que la suya. Con lo que hicimos ese día, su pueblo ya no pensarán igual sobre él, hemos despertado a varias personas de aquella ilusión vendida por él mismo pero aún nos queda de tarea ganarle, nosotros ganaremos cuándo él se dé cuenta de su error, cuándo no solo su pueblo se quite esa venda que tiene puesta, sino cuándo él lo haga también.

El joven muchacho no hizo más que escuchar lo que Lionel le decía y no emitió palabra alguna, estuvo contento con la respuesta del líder espectra.

Después se fue al campo de entrenamiento de la ciudad a entrenar con Drake y con Arthur que les dijo que los iba a entrenar para volverlos más fuertes.

Mientras ellos entrenaban, Kate y Ramiro los observaban desde el otro lado del campo de entrenamiento Espectra.

—Bien Kenneth, ahora quiero que mientras tu mano derecha esté rodeada de agua, no la seques con tu fuego sino que te concentres y trates de secarlo usando otro método —le explicaba Arthur Benner—. ¿Entendido?

El muchacho le obedeció, estaba tan concentrado en su entrenamiento y haciendo un poco de fuerza, de repente pasó de tener la mano rodeada de agua a estar totalmente congelada.

Kenneth quedó tan asombrado al ver lo que había ocurrido con su mano y todos los que estaban observándolo, lo miraron con gran asombro también.

—¡¿Kenneth?! —exclamaron todos al unísono.



FIN

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top