31. Descontrol robótico
Faltaban pocos minutos para que la segunda prueba iniciara y como era de esperarse gran parte de los aspirantes estaban en el camerino, algo nerviosos mientras se preparaban para competir.
—Aspirantes les quedan cinco minutos —se escuchó una voz por los altavoces del camerino.
Todos se levantaron de inmediato y se dirigieron hacía el coliseo Delta.
—La espera se terminó —dijo el locutor—. Aquí están los doce aspirantes a guerreros de ciudad Capital.
Uno a uno los aspirantes iban llegando al campo de batalla y los espectadores aplaudieron.
El primero en entrar fue Ignul, la siguiente fue Esmeralda, de ahí Raimi, iban entrando en el orden en que habían llegado en la primera prueba y el último en entrar fue Kenneth.
Como ya les habían indicado la segunda prueba no iba a ser en parejas sino individual tal y como los aspirantes habían peleado en los duelos cuando estuvieron entrenando, también se les explicó que ya se había hecho un sorteo previo.
—Así que sin más preámbulos la segunda prueba comienza —dijo el locutor—. El primer duelo será entre Kenneth Cooper vs Jack Pietro.
El muchacho de ojos azules se sorprendió cuando escuchó que iba a pelear con Jack, el elemental también quedó algo sorprendido aunque sonrió por breves segundos.
Los demás aspirantes fueron a una sala especial para poder sentarse y observar los duelos mientras que los contendientes caminaron hasta estar en el centro del campo de batalla.
—¡Comience! —gritó el locutor cuando los competidores se colocaron frente a frente.
—¿Preparado? —Jack miró a Kenneth con una gran sonrisa, realmente quería pelear con él.
—Por supuesto —respondió Kenneth antes de mirar al cielo.
Quien atacó primero fue Jack que creó un brazo gigante de hielo que se derritió cuando Kenneth contratacó escupiendo una gran bola de fuego. El muchacho de apellido Pietro pensó en una nueva estrategia que consistía en congelar el suelo, colocó la palma de su mano derecha sobre el suelo para congelar desde los pies hasta las rodillas de su contrincante luego prosiguió a lanzar trozos de hielo sin embargo Kenneth encendió todo su cuerpo, las llamas que emanaba su cuerpo aumentaron de tamaño que el hielo que estaba por matarlo se derritió.
Por su elemento fuego, Kenneth tenía gran ventaja pero eso no detuvo a Jack, todo lo contrario se motivó aún más por lo tanto creó diez clones de hielo que iban hacia su rival, Kenneth los derrotaba con esferas de fuego.
De a poco más y más clones de hielo aparecieron por todo el campo de batalla. Kenneth estaba tan entretenido en vencer a los clones que no se dio cuenta que un brazo de hielo se iba formando atrás de él y cuando por fin lo hizo el brazo ya había alcanzado un gran tamaño e inmediatamente recibió un puñetazo en su espalda.
No pudo reaccionar a tiempo y cayó boca abajo, intentó levantarse pero el golpe fue tan fuerte que su espalda le dolía, Jack aprovechó la situación y fue por él con una espada de hielo en mano.
—Lo siento amigo —dijo mirando a Kenneth que se encontraba acostado bocabajo en el suelo congelado—. Aunque me cuesta un poco pero yo seré el ganador —En su mirada se evidenció algo de nostalgia—. Hubiera sido más honorable matarte mirándote a los ojos cómo es costumbre en ciudad Glaciem pero me hubiera sentido un poco mal al hacerlo, pero es que te he llegado a apreciar aunque no lo creas, antes sentía un odio irracional hacia ti por tu elemento, así como el que siento aún hacía los demás ignianos pero poco a poco me demostraste que eres una buena persona, tu amistad fue sincera al igual que la mía pero ahora somos rivales y solo uno debe ganar...¡Lo siento amigo!
Sostuvo con más fuerza su espada pero de la espalda de Kenneth emergieron sus alas de fuego que provocaron que la espada se derritiera.
—Aun no amigo, gracias por tus palabras pero aun no puedo morir —rápidamente Kenneth emprendió vuelo.
La gente se emocionó y por ende aplaudieron muy fuerte.
—¡Ahora capitana Degens! —dijo el gobernador.
—¡Está bien señor! —contestó Ibeth antes de acercarse a una computadora muy tecnológica. En el momento en que tipiaba, en la pantalla de la computadora salían una serie de números y listas con muchos códigos.
El capitán Benner no entendía que era lo que ella estaba haciendo.
—Discúlpame Arthur, me había olvidado de decirte todo el plan —mencionó el gobernador Marck al mirarlo como no entendía nada—. Como no pasas mucho tiempo en la ciudad olvidé decirte.
Una vez que terminó de contarle todo el capitán Arthur quedó totalmente sorprendido, quería avisarle a los demás inmediatamente pero sabía que era complicado.
—Ya regreso señor —dijo Arthur con notable preocupación en su tono de voz.
—¿A dónde vas capitán Benner? —le preguntó Reim extrañado—. Aún no te puedes ir, se acerca lo bueno.
—¿Para qué seguir mintiendo? —se peguntó el capitán Arthur—. ¡Ya no hay tiempo!
Sin pensarlo lanzó un rayo directo al gobernador y rápido se tele transportó.
—Benner nos traicionó —exclamó Ibeth dejando de tipiar en la computadora.
—Ya me di cuenta —gritó el gobernador muy enojado—. Ya no hay tiempo debemos acabar con los espectras y con todos los traidores.
El gobernador se levantó y con raba rompió el vidrio de la sala VIP para ir volando hasta el campo de batalla.
—Antes de acabar con los espectras tengo que acabar contigo muchacho fastidioso —dijo Marck con mirada fría—. Me has causado muchos problemas.
Tanto Kenneth como Jack solo escuchaban lo que él decía y lo quedaban mirando.
Jack no entendía nada.
El muchacho de apellido Cooper actuó rápido lanzándole ráfagas de fuego.
—¿No recuerdas que gracias a mi elemento soy intocable? —preguntó el gobernador cuando el fuego pasó a través de su cuerpo como si nada—. Los ataques físicos son totalmente inútiles.
—¿Qué está pasando Kenneth? —preguntó Jack muy intrigado.
—Ya te explicaré todo —Kenneth se acercó a Jack—. Por ahora debemos salir de aquí.
Jack asintió y así los dos escaparon por el extremo izquierdo del coliseo.
—¡No escaparán! —gritó Reim.
Se dispuso a perseguirlos pero se detuvo debido a que recibió una llamada de su intercomunicador.
—¿Qué pasó Marcus? —le preguntó con cierto tono molesto Reim.
—Tengo que infórmale que el capitán Graff es un traidor también y lo estoy persiguiendo justo ahora —le respondió Raven.
—¿Ese maldito de Graff también? —preguntó aún más molesto el gobernador.
—Sí señor, me disparó con sus armas y ahora se ha escondido y ando cazándolo para matarlo —le informó Raven.
—No, tú te encargaras de vencer a Benner, así que ve y búscalo —le ordenó Reim a la vez que veía que Kenneth y Jack se alejaban.
—¿Pero señor y quién detendrá a Graff?
—De él me encargo yo —dijo la capitana Ibeth.
—Perfecto —Raven se marchó.
Raven y Reim cortaron comunicación pero el intercomunicador del gobernador una vez más sonó.
—¿Qué está pasando? —Esmeralda no entendía nada.
—Creo que ya no habrás más duelos —mencionó Ignul.
—Sí —confirmó Raimi—. Me temo que será así. Se levantó y lanzó rayos de luz para diferentes direcciones.
Cada aspirante se protegió con su respectivo elemento.
—Debemos salir de aquí rápido —exclamó Jeff antes de abrir la puerta del lugar. Todos le hicieron caso y salieron corriendo.
Karl atrapó a Said, Min y Asoka con un brazo gigante de arena. Asoka transformó su cuerpo en agua y logró escapar, al mismo tiempo Min cortó el brazo de arena con rayos y pudo escapar junto con Said.
—¿Karl y Jeff son malos o qué? —preguntó Drake un poco agitado.
—Eso no importa ahora —Jeff creó una pared de madera para detener unos segundos al dúo siniestro que fue cómo los denominaron.
—Señor ya nos descubrieron los demás aspirantes —Raimi llamó a Reim por su intercomunicador—.Eso ya no importa, si quieres mata al resto, al único que quiero matar es a Kenneth.
—¡Perfecto! —Raimi sonrió maliciosamente.
A lo lejos en el cielo se observó una nave de avanzada tecnología que estaba sobrevolando la ciudad, quienes estaban adentro eran la misteriosa organización conocida como Vuka.
La nave aterrizó lentamente hasta quedar cerca de los exteriores del coliseo.
—¡Llegamos! —mencionó Marcel quitándose el cinturón de seguridad.
De la nave bajaron tres de los integrantes de Vuka, primero bajó Ray, Marcel y Terra mientras que afuera los esperaba una rubia alta y delgada de tez pálida. La mujer nunca estuvo dentro de la nave debido a que su sangre espectra le permitía volar gracias a sus alas.
—Marcel y Terra ya saben lo que tienen que hacer —les ordenó Ray.
Los dos asintieron.
—Pero no sean tan serios, parecen robots —dijo Ray al ver sus rostros—. Recuerden que estamos aquí para cumplir nuestra misión pero no se olviden que más que todo hemos venido a divertirnos.
El ejército espectra ya se encontraba en las afueras de ciudad Capital, todos ocultos en los arbustos y demás árboles que había por todo el lugar esperando indicaciones de su líder. Los primeros en ir hacia la gran puerta de la ciudad fueron Rimu y Mauro, el primero usó se hizo invisible y al tocar a su compañero lo volvió invisible también.
Vencieron a sus enemigos con la poderosa técnica de Mauro que con sus manos negras noqueaba a cada uno de los guerreros capitalinos que se encontraban vigilando la entrada.
Una vez derrotados todos los guardias se volvieron visibles, esa fue la señal para que el ejército espectra avanzara y entrara sin embargo el ejército liderado por Lionel se encontró con un gran número de robots que aparecían por todos.
Sin darse por vencidos, el ejército empezó a pelear, para Mauro, Irina, Chock y Kira no era tan complicado debido a su gran experiencia en combate. Mauro con sus manos negras les quitaba las cabezas a los robots, Kira con sus garras les desgarraba sus cables, Irina usando una espada los desmantelaba y Chock con su gran fuerza los aplastaba.
Otro de los espectras llamado Rimu, usando su invisibilidad y su pistola de rayos laser los acababa pero los robots usando su visión mejorada lo detectaron y empezaron a perseguirlo. El espectra invisible quedó acorralado, pero gracias a su hermana menor Kimi pudieron derrotarlos, ella les quitaba las cabezas con su tele transportación y sus sais que usaba como armas.
La batalla entre espectras y los robots de ciudad Capital apenas estaba comenzando pero quienes tenían ventajas eran las maquinas que debido a sus múltiples funciones atacaban con brutalidad a todo ser viviente que se les cruzara en su camino.
«¿Qué está pasando, no se supone que nosotros seríamos quién íbamos a emboscarlos y no ellos a nosotros?», preguntó telepáticamente Chock.
Gracias al grandioso poder mental que Lionel poseía, pudo crear una conexión telepática con todo su ejército y con todo aquel que estuviera de su lado, esto lo hizo debido a que Mauro le sugirió que sería una gran estrategia para que los enemigos no se enteraran de ningún plan y ganaran ventaja alguna.
«Chock déjate de pendejadas, preocúpate por derrotarlos», le respondió Kira también telepáticamente.
Cada segundo que pasaba la cantidad de robots no hacía más que aumentar, por todos lados llegaban robots con el único objetivo de exterminarlos.
—Reim ya sabía sobre nuestro plan —Arthur se tele transportó y rápidamente le dijo a uno miembro del ejército espectra que luego le tocó las sienes para que se estableciera la conexión telepática.
Rápidamente todo el ejército espectra se enteró de lo sucedido.
«No importa, no desfalleceremos, debemos salir victoriosos», habló Lionel por medio de su conexión mental.
Arthur ayudó un poco, al lanzar un poderoso rayo que acabó con veinte robots de un solo.
«Arthur, mis espectras se encargarán de los robots, tú debes buscar el pergamino», le indicó Lionel.
«Pero ¿y los demás?», le preguntó Arthur preocupado.
«No te preocupes, yo iré a salvarlos y a pelear contra Reim», dijo con confianza Lionel.
Marcel y Terra no tardaron en llegar a la sala VIP en donde estaban los controles de los robots, con solo mirar los controles Marcel hizo que los robots se descontrolen y ataquen a cualquiera menos a él y a los demás miembros de Vuka.
Todos los robots que se encontraban en el coliseo atacaron a diestra y a siniestra a cada persona que veían, los espectadores se asustaron, trataban de escapar mientras los robots continuaban matando.
—Debemos ayudar a las personas —exclamó Ignul mirando a los demás aspirantes alzando su voz para que lo escuchen.
—¡Vamos! —dijeron todos casi al unísono debido a que Drake se demoró unos segundos en decirlo.
Antes de ir a ayudar a las personas notaron que Karl y Raimi ya estaban por llegar.
—Avancen, yo los detendré por un rato —Jeff se mostró decidido creando una gran barrera de madera que Karl con un avalancha de arena y Raimi con rayos luminosos rompieron con facilidad.
—¿Crees que vas a vencernos? —Raimi estaba seguro de ser un vencedor
Karl intentó atrapar a Jeff con manos de arena pero él se protegía con un bastón hecho con su elemento sin embargo Raimi se tele transportó detrás de él y con una espada de luz creada por él lo mató al clavarla en su pecho.
El cuerpo sin vida de Jeff cayó al suelo.
—¡Jeff! —gritó Said cuándo vio a lo lejos a Jeff en el suelo. Pensó en ayudarlo pero no se había percatado de que detrás de él estaba un robot encendiendo sus rayos láser para matarlo pero para su suerte Ignul lo salvó.
—Ya está muerto —dijo Ignul mirando a Said—. No debe morir nadie más.
—Gra...Gracias —agradeció tartamudeando un poco.
Una vez terminaba su charla continuaron caminando por las gradas del coliseo para salvar a las personas.
—¿Dónde se fue Drake? —preguntó Asoka a los demás.
—No sé, dijo que se iba a salvar a su amor —le respondió Esmeralda frunciendo el ceño.
—¿Cuál amor? —preguntó Kin desentendido.
Mientras la capitana Ibeth Degens buscaba a Graff se encontró con Arthur Benner que se tele transportó en el mismo lugar buscando el pergamino que Marck Reim tenía en su poder.
—¿Qué haces aquí traidor? —dijo ella con tono molesto.
—Lo siento, no quiero lastimarte —mencionó Benner moviendo sus manos.
—¡Pues yo sí! —Ibeth lanzó una patada que Arthur esquivó con su tele transportación.
Se escucharon unos pasos muy fuertes acercándose en los pasillos.
—Arthur, acá —exclamó Idate tres metros a los lejos.
Arthur asintió y se tele transportó para ir a buscar el pergamino con su compañero.
La capitana Ibeth continuó persiguiéndolos mientras que los dos hombres escapaban, ella prendió su intercomunicador para llamar a Marcus.
—Ven para acá inmediatamente, tu objetivo y el mío están aquí juntos —le informó ella.
—¡Ok! —dijo Raven antes de que la capitana cortara la llamada.
Tanto Ibeth Degens como Marcus Raven estaban enojados porque ambos resultaron ser traidores, estaban tan molestos que sin pensarlo los matarían a como diera lugar.
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