3. El hombre que controla el aire

—¿Que quién soy yo? —contestó con una pregunta el hombre misterioso con cierta sonrisa en su rostro. Su sonrisa revelaba que realmente quería decirle quien era, aunque no lo demostrara tanto pero aun así en el fondo siempre le ha gustado presentarte ante cualquier desconocido, se sentía importante cada vez que lo hacía.

El hombre dio varios pasos alrededor, caminó en círculos por unos cuantos segundos hasta que decidió hablar.

—Ya lo sabrás... —mencionó el hombre mirando hacia el cielo—. Con calma.

Nuevamente se puso a caminar alrededor pero esta vez de brazos cruzados, estaba pensativo, antes de decir su nombre tenía que tomar medidas para aquello, por simple coincidencia no había aparecido ante Kenneth.

—Bueno está bien...tómese su tiempo —respondió Kenneth, realmente no le importaba mucho saber el nombre del desconocido, aunque a pesar de eso igual le intrigaba conocer su fuerza.

El hombre se detuvo por un momento después de todo ya había terminado de pensar lo que iba a decir o hacer.

—Bueno está bien, te lo diré muchacho salvaje —se acercó a Kenneth.

—¿Salvaje? ­—preguntó Kenneth ya que no entendía porque le había dicho de tal manera, no se sentía ofendido pero quería saber la verdadera razón de su apodo.

—No lo tomes mal chico, no es que te esté insultando o algo por el estilo me refiero a que eres salvaje en la forma en que peleas, o sea me refiero a que eres algo tosco necesitas más disciplina al pelear no puedes ir por la vida dando puñetazos sin cesar a lo loco, el combatir requiere de muchas cosas además de fuerza.

—Bueno eso no importa —Kenneth se mostraba indiferente ante él, sinceramente se estaba aburriendo de a poco—. Mejor dígame ¿quién es y por qué apareció de la nada?

—Está bien muchacho insistente —el hombre frunció el ceño.

—¡Al fin! —exclamó Kenneth con una felicidad que se evidenciaba en su rostro.

—Ya pero con una condición te lo diré —dijo el hombre misterioso con mirada desafiante. En su rostro se podía notar que algo se traía en mente y Kenneth lo notó también, después de todo no era tan difícil de descifrar.

—¿Que? —recriminó Kenneth, abrió sus ojos más de lo normal—. Así no se vale.

Kenneth arrugó su frente.

—¿Quieres saber quién soy yo o no? —preguntó el hombre alzando una de sus cejas haciendo más desafiante su mirada.

—No ya no —contestó de forma sarcástica Kenneth—. Algún día lo he de saber, además de que no creo que me interese saberlo realmente.

El hombre misterioso soltó una carcajada una vez escuchada la repuesta de Kenneth.

—Me caes bien muchacho —dijo el hombre llevando su mano derecha a la región de su tórax porque le dolía de tanto reírse—. Vamos accede a mi condición—. Insistió él moviendo sus manos un poco de un lado a otro.

—Bueno ya que, dígame la condición —dijo Kenneth porque no tenía más remedio, puesto que el hombre misterioso ya se lo había pedido nuevamente.

Aquel hombre se alegró al escuchar la respuesta de Kenneth.

—¡Bien! —sonrió el hombre de cabello algo acanado—. La condición es que si me logras alcanzar en una carrera te diré mi nombre y si quieres saber otra cosa también...

—¿Que lo alcance? —preguntó Kenneth—. Eso ha de ser re fácil, ¿qué difícil ha de ser alcanzar a un viejo?—. Respondió Kenneth con total seguridad, estaba tan confiando en que realmente podría llegar a ganarle y más porque estaba convencido plenamente en sus habilidades.

—¿Viejo me llamaste? —el hombre se sintió aludido por ese término que Kenneth usó para referirse a él—. Pues ya verás lo ágil y veloz que puede ser este "Viejo".

Él hombre tampoco se quería dejar de Kenneth, pero fue quién propuso el reto, él tenía más posibilidades de ganarlo o al menos eso esperaba, si había retado a Kenneth a una carrera era porque ya tenía experiencia y todo lo necesario para salir victorioso.

—A la cuenta de... —dijo de repente—. 3...¡ahora!

Salió corriendo velozmente, Kenneth no esperaba que la carrera iniciara tan pronto pero no podía quedarse atrás así que empezó a seguirlo.

—Ya casi te alcanzo viejo —anunciaba Kenneth mientras lo perseguía y cada vez se acercaba más a él.

—Eso es lo que tú crees —respondió el retador, moviendo sus manos hacia atrás hizo que de sus palmas emergiera aire en forma de tornado lo que produjo que saliera impulsado hacía delante con mucha más velocidad y aquello hizo que Kenneth cayera al suelo al ser empujado por los potentes tornados.

—¡Eso es trampa! —alegó Kenneth mientras se sobaba su cabeza exactamente en la zona del occipital ya que había caído boca arriba y se había golpeado la cabeza de una forma un poco brusca.

Él retador estaba más lejos que nunca de Kenneth, ya estaba elevado en el aire, aproximadamente unos tres metros sobre la tierra, y desde ahí observaba a su contrincante con una sonrisa en su rostro la cuál Kenneth no pudo soportar.

A Kenneth no le gustaba perder así que comenzó a idear un plan para poder ganarle.

—¿Eso es lo mejor que tienes? —el retador de la carrera se mostraba más confiado que nunca—.  Así no me ganarás jamás.

Kenneth no soportaba ver su cara con una sonrisa asimilando victoria y seguridad, por ese motivo él continuaba pensando en un plan que le asegurara la victoria.

—¡Ya verá! —alegó Kenneth poniéndose de pie, movió sus manos para que el elemento agua emergiera de las palmas de sus manos, las cuáles apuntaban al suelo como grandes chorros, esto lo impulsó hacía arriba cómo lo había hecho anteriormente el retador misterioso.

La acción de Kenneth hizo que sobrepasara los tres metros en los que se encontraba el retador, tanto así que llegó a más de cinco metros.

El retador quedó sorprendido al ver la acción de Kenneth y eso se evidenció más por la expresión de su rostro.

—Vaya, vaya, creo que te pasaste un poquito no más —comentó el hombre que controlaba el aire, él se burlaba claramente ocultando su enojo al ver que Kenneth había hecho lo mismo que él, solo que el joven lo superó en ese instante.

Luego Kenneth bajó de forma leve ya que dominaba, aunque no del todo la técnica de usar los chorros de agua cómo propulsores, luego se mantuvo estable debido a que cambió su accionar, en vez de usar sus manos para generar agua y así usarlos como propulsores utilizó sus pies porque necesitaba sus manos libres para poder alcanzarlo.

—¿En qué estábamos? —enunció Kenneth mientras en su cara se marcaba una gran sonrisa, las cosas entre los dos competidores se volvían más parejas.

El misterioso retador al ver que la persecución se ponía emocionante, comenzó a volar impulsado por el aire, mientras que Kenneth lo perseguía impulsado también pero por el elemento agua.

El retador continúo volando, dando vueltas y subiendo en forma de hélice el Magna, sin embargo Kenneth siguió su mismo trayecto, eran dos hélices una de aire y otra de agua, a lo lejos las dos hélices parecían formar la estructura del ADN.

El hombre misterioso seguía subiendo más y más, hasta que decidió voltear a mirar a Kenneth y fue ahí cuando se dio cuenta que su joven retador estaba cada vez más cerca de él. Una vez más su rostro mostró impresión y luego preocupación pero mientras estaba más ocupado pensando en que hacer para que Kenneth no lo alcance no se percató que había una rama gruesa más arriba y por lo tanto se golpeó la frente muy fuerte y cayó.

Kenneth al ver aquello no lo pensó dos veces y fue a ayudarlo, agarrando su espalda lo llevó al suelo.

Cuando finalmente ya se encontraba en el suelo sentando sobándose su frente por el golpe decidió admitir su derrota.

—Vaya, al parecer perdí, eso quiere decir que... —dijo sacudiendo el polvo de su espalda y de sus zapatos—. Eres el ganador.

Una vez que admitió su derrota rio a carcajadas.

—No me diga —contestó Kenneth sarcásticamente y de igual forma rio a carcajadas ya que la risa del hombre misterioso era muy contagiante.

Para Kenneth le parecía ser una buena persona.

—Bueno ahora dígame, tiene que cumplir —dijo Kenneth alzando su voz y con mirada desafiante.

—Sí que eres apresurado muchacho —exclamó el retador mientras se colocaba de pie.

—Bueno creo que ha llegado el momento —dijo simulando estar triste por haber perdido—. Yo soy Gin Barren, tengo 50 años, soy un elemental de viento y soy nativo de la ciudad Ventus.

—Sabía que tenía 50 años —dijo Kenneth feliz de haber acertado en la edad de su retador—. ¿Que hace por acá?

El muchacho aprovechó el momento para seguir interrogándolo.

—Bueno vengo a visitar mi segunda ciudad, aquí en ciudad Cristal nació mi padre, y de hecho viví un tiempo aquí y también ando investigando algunas cosas... —al decir eso cambió la expresión de su rostro.

—¿Investigando qué? —preguntó una vez más Kenneth. Las cosas que le decía Gin Barren solo lo hacían querer saber más.

—Por ahora no puedo decirte, pero es algo muy importante —Gin contestó con seriedad—. Si nos vemos en otra ocasión quizás te lo diga.

—Bueno está bien —respondió Kenneth confiando en él—. ¿Otra pregunta puedo hacerle?

Gin afirmó moviendo su cabeza de arriba abajo.

—¿Usted es un elemental fuerte? —Kenneth lo miró a los lejos—. Por lo que vi se nota que tiene buen dominio del aire.

—Por supuesto que lo soy, de hecho soy famoso por mi fuerza —contestó Gin—. Y si te preguntas la razón, es porque he hecho varias acciones buenas y una que otras no tan buenas, muchos me conocen como "Gin, El Airoso", un mal sobrenombre para mi gusto pero nada puedo hacer yo a estas alturas del partido, ya me conocen así pero es porque efectivamente tengo un excelente dominio del elemento aire.

Gin miró al cielo pero no lo hizo de forma fugaz, sino que lo hizo como si recordara cosas buenas, el cielo siempre ha sido su más fiel amigo.

—¡Genial! —exclamó Kenneth— ¿Me ayudaría a mejorar mi control elemental?

A pesar de tener tan poco tiempo conociéndolo le pidió ayuda, él podría ser muchas veces confiado pero la verdadera razón por la que le pidió ayuda fue porque no le parecía mala persona, se notaba bondad por parte del hombre de 50 años, además que le parecía alguien familiar.

—¡Oh claro por supuesto!

En ese momento ellos observaron como mucho humo se esparcía en el aire por el lado norte de la ciudad. Una vez que todo el humo estaba en el aire iba transformándose en una figura, que fue descrita por Kenneth como dos cadenas rotas.

—¿La señal? —se preguntó en voz baja Gin—. Lo siento muchacho, tengo que irme.

Gin se elevó en el aire.

—¿Por qué? —inquirió Kenneth—. ¿Y esa señal?

—Es algo importante que debo hacer —fue lo que contestó Gin—. Hasta pronto, espero poder vernos pronto, realmente me caíste muy bien, se nota que eres un buen muchacho.

Y así sin más salió volando muy rápido y se fue.

Al ver que Gin se marchó Kenneth también lo hizo porque ya era tarde y ya estaba anocheciendo, además el siguiente día llegaría el ejército de guerreros y él tenía que estar ahí para que lo reclutaran y poder seguir con su objetivo, sabía que era la única oportunidad que tenía y debía aprovechar, si quería realizar un cambio debía ponerse en marcha e iniciar su plan para cumplir con todo lo que soñaba, sus aventuras apenas estaban por comenzar y por ende las dificultades de las mismas también.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top