22. Los sentimientos de un padre
El equipo de rescate del pergamino dorado se marchó a las ocho en punto de la mañana cuando todos los integrantes estaban listos y preparados, el equipo estaba conformado por: Idate, Arthur, Mauro, Asoka y Said como los principales además de que a ellos se le sumaron doce guerreros espectras como apoyo mientras que el equipo de búsqueda de Kenneth se marchó una hora después debido a que el líder de ciudad Cristal, Hermes Varz había tardado en llegar con sus guerreros y como era de esperarse Jack estaba molesto por el atraso tanto así en que por un momento pensó en irse adelantado junto Esmeralda y Halberd.
La chica de cabello verde detuvo a Jack, lo hizo entrar en razón y gracias a ella todos se marcharon inmediatamente en una gran nave en la que se transportaban Hermes y sus hombres.
Entretanto Kenneth ya estaba dirigiéndose a ciudad Terra, estaba utilizando un viejo y un tanto arrugado mapa que su amigo Ignul le había dado para que no se perdiera. Aunque en primeras instancias había expresado amablemente que no requería de la ayuda del mapa ya que el mismo quería llegar por su cuenta a la ciudad de Tierra pero finalmente cedió cuando Ignul le dijo que lo tuviera como regalo después de tanto tiempo que no se habían encontrado, además de que le obsequió algo de dinero para que lo utilizara en un tren o en otro medio de transporte así como también para su comida.
Las acciones que Ignul tenía con Kenneth se asemejaban más a una relación padre e hijo que una entre amigos, aunque ninguno de los quisiera aceptarlo.
Mientras Kenneth caminaba alejándose cada vez más de la arena de la playa observaba detenidamente el mapa aunque no lo entendía del todo porque el instrumento cargaba muchos años de uso al igual que en algunos lugares ya se estaban borrando las letras y las figuras.
Las cosas empezaron a complicarse cuando una gota que cayó del cielo mojó el mapa, miró hacia arriba y cuando le cayó otra sobre su frente supuso que iba a llover. Esperaba que la lluvia fuera leve pero sus esperanzas murieron cuando las gotas aumentaron su volumen y velocidad, optó por usar su mochila como paraguas aunque la lluvia seguía cada vez más fuerte tanto así que el viento danzaba con más fuerza de un lado a otro provocándole algo de frio.
Guardó en su bolsillo delantero su antiguo y mojado mapa.
«Ahora solo falta que también aparezcan rayos y truenos», pensó mientras sostenía con todas sus fuerzas la mochila sobre su cabeza para evitar mojarse.
No pasó mucho tiempo hasta que sucedió, efectivamente como lo había pensado rayos y truenos comenzaron a hacer su acto de presencia como si el mismo Kenneth los haya estado llamado a pesar de quería todo lo contrario.
Después de pasar algunos minutos mojado finalmente había pensado en una idea, decidió crear un paraguas de hielo aunque dudó por unos segundos porque no había visto a nadie hacer algo así ni siquiera a Jack o a Federico.
«Al diablo si otros no lo han hecho antes, yo seré el primero», fue lo dijo en su cabeza antes de decidirse en definitiva por crear el paraguas.
Consiguió crear su paraguas en su primer intento aunque le quedó muy pequeño y decidió romperlo para en su segundo intento creó uno mucho más grande, uno que ni sus zapatos al caminar se mojaron.
Así se mantuvo por un buen rato sin una gota de lluvia que cayera sobre su cuerpo aunque seguía con su ropa toda mojada, en ese instante sintió nostalgia por no tener sus antiguos elementos pero en especial y para el momento que pasaba el elemento fuego para poder secar todo su cuerpo.
No quería pescar un resfriado.
Cuando llegó a la calle que dividía la playa de la ciudad Terra tuvo que esperar un tiempo hasta que todos los carros así mismo como motos se detuvieran ante las luces del semáforo.
Notó que la vista era mucha más hermosa por la entrada que quedaba cerca de la playa que por el camino que tuvo que pasar junto con Arthur y los aspirantes a guerreros en el tren de ciudad Capital hace más de cuatro meses atrás.
Una vez que el cruzó la ancha calle notó un gran letrero de color verde y en el centro de letras blancas que decía "Bienvenidos a ciudad Terra", debajo del letrero metálico estaban unas rocas en forma de arco que lo sostenían y en cada esquina estaban dos guardias con su traje militar de color caqui, el guardia de la derecha tenía en su espalda un martillo de tierra mientras que el de la izquierda tenía un bastón del mismo elemento.
Al intentar cruzar la entrada Kenneth fue intervenido por el de la derecha que le dijo inmediatamente que se detuviera. El joven muchachi hizo caso a todas las indicaciones del guardia que consistían el alzar y mover hacia diferentes lados sus brazos para revisión y así mismo le hicieron una revisión por sus piernas, por sus zapatos, por su espalda, además de que el guardia hizo un rápido tanteo por su entrepierna y su trasero, ninguno de los dos se sintieron cómodos en ese momento.
Además el guardia revisó sus bolsillos y los objetos que en su mochila guardaba.
—¡Ey, ese es mi mapa no lo dañes más de lo que ya está! —comentó Kenneth al ver la brusquedad y la manera tosca en que el guardia sostenía el mapa.
—¡Ahí está...! —dijo el guardia con total seriedad entregándole en sus manos el mapa—. Estás limpio ahora puedes entrar, disfruta tu estadía en ciudad Tierra.
—No me siento tan limpio después de tanto toqueteo...pero gracias igual... —dijo Kenneth riéndose de su propio comentario antes de entrar por fin a la ciudad.
Continuó su camino y notó que la ciudad no había cambiado mucho en referencia a la primera vez que la visitó. Las casas y demás estructuras todas hechas de tierra color dorada seguían estando así al igual que con la variedad de colores de la vestimenta de los habitantes.
Se acercó al primer puesto de comida que vio pero decidióretirarse debido a que lo que ofrecía el dueño del negocio eran camotes asados y a él no le gustaba para nada el camote.
Decidió buscar un puesto en donde vendieran una comida más de acuerdo a la hora, necesitaba un buen almuerzo, así que entretantos comerciantes que ofrecían su diversidad de comida optó por ir a un puesto que llamó mucho su atención, un puesto de ramen, algo que sin duda nunca había comido pero su nombre llamó su atención además de que ya había escuchado algo similar pero no recordaba donde ni quien lo había mencionado.
Cuando llegó se sentó, saludó y pidió un plato de ramen, en seguida una linda chica de ojos rasgados y vestimenta blanca le dijo que esperaba que no tardaban en servirle. Echó un vistazo a los otros platos que estaban haciendo la chica junto a un hombre, supuso que era su padre debido al gran parecido que tenían los dos.
Mientras la chica se dirigía a preparar la comida notó la extraña emoción que sus ligeros movimientos delataban.
No tuvo que esperar mucho tiempo hasta que le llevaron su plato de ramen junto con los dos palillos, la apariencia que tenía el plato le gustó debido a que cada parte de el se veía organizada y en general todo el plato tenía un buen aspecto, lo que le preocupaba era como iba a comérselo puesto que nunca había comido con palillos sin embargo la joven chica le dio unas clases rápidas de como comer y aunque falló en los primeros intentos luego pudo lograrlo.
Al finalizar de comer se procedió a pagar pero el dueño le dijo que no se preocupara que bastaba con una foto que se tomarán los tres algo que sorprendió a Kenneth pero luego comprendió que se debía a la fama que logró obtener cuando estuvo de aspirante a guerrero de ciudad Capital.
Se sentía alegre al no tener que pagar su dinero después de todo le servía para su viaje de regreso a ciudad Espectra.
Mientras se marchaba con una gran sonrisa del puesto de ramen se dio cuenta de que una niña que aparentaba no tener más de doce años lo quedaba mirando fijamente.
Él le sonrió y siguió su camino pero la niña se le acercó velozmente interceptándolo.
—¡Eres tú! —repetía una y otra vez la niña de voz tierna.
—¿Soy yo? —preguntó desentendido Kenneth.
—Sí —exclamó de felicidad la niña—, Eres tú Kenneth uno de los que más se destacó cuando estabas de aspirante a guerrero.
—Ah....si soy yo... —contestó Kenneth sobando su cabello nerviosamente.
—¡Ven Kenneth te invito a mi casa! —dijo la niña de repente y aunque el joven Cooper no sabía si ir al final aceptó.
La niña lo hizo entrar en silencio pero Kenneth no sabía el porqué.
—Mira mami él es Kenneth amigo de mi hermano mayor... —dijo la niña llevando a Kenneth de la mano hacia su mama que estaba en la cocina.
Kenneth saludó aún más nervioso que nunca.
«¿Amigo de su hermano mayor?», se cuestionó mentalmente él.
—¡Oh, Martha si es él! —comentó la mamá de Martha para luego saludar a Kenneth.
La mirada que tenía la madre de Martha era de temor, Kenneth lo notó en su rostro.
Ella se acercó y le habló en su oído para que Kenneth no escuchara.
—Sí ya lo sé —dijo desanimada Martha—, Pero es que quería que hablara más de mi hermano mayor solamente...es que al menos su presencia me trae grandes recuerdos de él, pero hablaré rápido y prometo que se irá antes de que mi papi regrese.
El joven de apellido Cooper seguía sin comprender la situación, se llenó de muchas dudas pero sus dudas se esfumaron cuando Martha dijo que su hermano mayor había muerto y que Kenneth lo conoció, su hermano mayor resultó ser Trend Mellers, uno de sus tantos amigos que consiguió en su tiempo que estuvo como aspirante a guerrero.
Kenneth no tuvo más opción que contar todo lo que hizo su hermano mayor así como también responder ciertas dudas e inquietudes que Martha tenia.
Estuvieron conversando muy amenamente por un buen tiempo tanto así que se unió la madre de Martha también pero las sonrisas de ellas dos se vieron opacadas cuando el padre de Martha llegó y lo primero que hizo fue observar a Kenneth con desprecio.
—Cariño...Nena...les traje un... —dijo el padre de Martha con felicidad pero su expresión cambió al ver a Kenneth—. ¿Qué hace este sujeto aquí?
Molesto mirando a su esposa.
—Papi él es Kenneth él fue amigo de... —comentó la niña pero su enojado padre no le dejó continuar.
—Lo sé...sé quién es este joven... —dijo de mala gana el padre de Martha—. Él es Kenneth Cooper uno de los aspirantes a guerreros de ciudad Capital de hace cuatro meses...lo sé perfectamente.
—¡Si, exacto! —dijo la niña emocionada—, Yo lo invité a la casa.
—¿Cariño, por qué dejas que nuestra hija traiga a personas así a la casa? —preguntó el padre de Martha como si Kenneth no estuviera presente.
Los padres de Martha empezaron a discutir hasta que Kenneth intervino.
—¡Señor! —repitió alguna veces Kenneth para que el padre de Martha lo escuchara.
—¿Qué quieres? —preguntó de mala gana el señor.
—¡No tienes por qué tratarlo así! —refutó su esposa molesta con la actitud del padre de Martha.
—Si, el es bueno no lo trates así... —comentó Martha molesta también con su padre.
—Si no lo hubieran traído a nuestra casa nada de esto hubiera pasado —expresó el señor antes de marcharse a su cuarto pateando una escoba que estaba en su camino—. Me dañaron el día...
La madre de Martha se disculpó con Kenneth y él por un momento decidió marcharse pero no, prefirió arreglar las cosas con el padre de Martha.
—Señor Mellers no sé porque su odio hacia mí pero yo tengo en mi conciencia que no le he hecho nada malo ni a usted ni a su familia —dijo Kenneth en frente de la puerta del cuarto en donde estaba el padre de Martha.
Esperaba que el señor Mellers le hablara pero por unos pocos segundos se mantuvo en silencio hasta que escuchó unos pasos que se dirigían hacia la puerta.
Kenneth se apartó de inmediato de la puerta.
—¡Si lo hiciste! —dijo el señor Mellers con furia cuando abrió la puerta de un solo manotón—, ¡Por tu culpa murió mi hijo...por tu culpa murió Trend!
Kenneth se quedó en silencio por un momento cuando el señor Mellers rompió en llanto al terminar de decir su última oración.
—Señor...yo no tuve la culpa...seguro fue un mal entendido... —comentó en voz baja Kenneth.
—Si lo tuviste cuando nos entregaron el cuerpo sin vida de Trend quedamos devastados... —contaba el señor Mellers—, Y buscamos respuestas...al final nos enteramos que Raimi su asesino no planeaba matarlo, quería acabar contigo no con mi hijo, el no debió morir.
—Yo...lo siento... —dijo Kenneth sin saber que decir realmente.
—No lo sientas...porque no es así...
—¿Qué puedo hacer para apaciguar su odio hacia mí? —preguntó Kenneth muy incómodo ante tal ambiente.
—Nada —contestó en seco el señor Mellers—. No, espera aún hay algo que puedes hacer...tengamos una duelo tu y yo.
—¿Una duelo, por qué? —cuestionó Kenneth arrugando su frente.
—¡Sí, como lo oíste un duelo!...solo así podré calmar el odio que hay en mi corazón hacia ti.
La esposa estuvo en total desacuerdo al igual que Martha pero Kenneth las dejó sorprendidas al aceptar el duelo.
—Está bien, si quiere un duelo para calmar su odio entonces que comience el duelo —indicó Kenneth muy decidido.
Kenneth y el padre de Martha se marcharon al gran patio que tenían en su casa, Martha y su mamá fueron a observar también esperando que no ocurriera nada grave.
El primero en atacar fue el señor Mellers que creó grandes cilindros de tierra, los elevó en el aire y los lanzó hacia Kenneth, este evantó sus manos para congelarlos y luego hacerlos explotar haciendo que nevara por uno instantes.
Martha se emocionó cuando elevó su brazo y con sus manos abiertas tocó la nieve fugaz.
—¿Nieve? —preguntó el señor Mellers sorprendido—, ¿Desde cuándo puedes usarlo?
—Si ve señor Mellers...si no conoce todo sobre mí no puede juzgarme —Kenneth estaba haciendo cuestionar los sentimientos del hombre por un momento lo dejó pensando y eso se evidenció cuando se mantuvo en silencio y quieto por unos segundos.
El señor Mellers hizo temblar la tierra en donde Kenneth estaba parado así que el joven de Cooper congeló el suelo que pisaba y luego creó una escalera de hielo subiendo apresuradamente a ella hasta llegar al escalón veintinueve.
—¡Eso me enoja! —expresó con claridad el señor Mellers.
—¿Qué cosa? —preguntó Kenneth mirándolo desde arriba a su contrincante.
—¡Que te contengas y no me ataques con todo lo que tienes! —contestó el señor Mellers arrugando su frente—, Porque así lo haré yo...así tú no te atrevas a atacar con todo lo que tengas...
—¡Si eso quiere, eso tendrá! —Kenneth se mostró decidido.
Corriendo Kenneth bajó su escalera de hielo y al llegar al quinto escalón desde ahí creó un camino recto en dirección a su rival. El señor Mellers lo atacaba mientras corría por el camino de hielo con múltiples rocas que sacaba del suelo, al ver eso Kenneth creó una especie de túnel de hielo para no salir tan afectado y pasar más rápido despistándolo.
El señor Mellers no se quedó atrás y creó un enorme cilindro para destruir por completo el túnel de Kenneth, lanzó con furia el gran cilindro de tierra que rápidamente hizo añicos todo el túnel de hielo, durante varios segundos todo el hielo empezó a romperse y a su vez el polvo de hielo se mezclaba en el aire, para cuando todo cesó no había rastro de Kenneth.
Martha y su madre temieron lo peor pero de repente Kenneth emergió de los añicos con sus puños envueltos en el fuerte hielo para golpear a su rival pero el señor Mellers también cubrió sus puños de tierra para contractar.
—¡Esto recién empieza! —anunció Kenneth al chocar sus puños contra los de su rival.
—¡Eso! ¡Así me gusta! —contestó emocionado el señor Mellers.
Al chocar sus puños un fuerte estruendo se sintió en el lugar. Las espectadoras se dieron cuenta que efectivamente la batalla apenas acababa de comenzar y eso las hizo asustar aún más, ambas se abrazaron esperando que nadie resultara herido o aún mejor que el jefe de la familia cambiara de opinión en cuanto a Kenneth.
El choque de puños tan solo marcó el inicio de una gran y difícil contienda que se avecinaba, Martha y su mamá no sabían a quién exactamente apoyar, estaban inciertas en la idea de apoyar a su padre por el lazo de familia que tenían o apoyar a Kenneth un viejo amigo de Trend que no tenía nada que ver con su muerte, así que decidieron quedarse en silencio.
La pelea continuó con diversos choques de puños que producían que el patio trasero de la casa de los Mellers se estremezca en cada impacto, ninguno de los dos contrincantes pensaba rendirse o al menos eso lo daban a entender con las expresiones de sus rostros que demostraban sus fervientes ganas de seguir en la disputa.
Después de cinco largos minutos se terminó el choque de puños debido a que el último los rompió en un instante. Por unos cuantos segundos Kenneth se quedó pensando en si continuar con la pelea o terminarla de una vez por todas, retrocedió unos escasos centímetros de su rival pero no fue suficiente debido a que el padre de su amigo fallecido no pensaba dejarlo descansar, este inmovilizó sus pies cubriéndolos de tierra por lo tanto Kenneth no tuvo más opción que aplaudir para crear polvo de hielo y así despistarlo por unos momentos.
El polvo al caer en los ojos del señor Mellers causó en él desesperación así que trató de crear espinas de tierra muy puntiagudas lanzándolas a todos lados incluido el cielo. Kenneth trató de protegerse pero al darse cuenta de que muchas de las espinas caían una detrás de otra, en un movimiento rápido apartó al señor Mellers dándole un fuerte empujón evitando que una de las espinas cayera en su cabeza decidiendo recibir el impacto a costa de su propia vida con tal de salvar la vida del padre de su amigo fallecido.
Las cosas se veían muy malas para Kenneth que al tener sus pies atrapados por la tierra no tenía muchas posibilidades de salvarse, sabía que incluso si destrozaba la espina de tierra usando hielo igual podría salir herido.
Al quedar muy poco tiempo Kenneth recibió el impacto de la espina sobre su pie derecho.
Con lo sucedido Kenneth pudo liberar sus pies y al estar con su pie derecho sangrando decidió no atacar a su contrincante cuando vio que estaba intentando quitar el polvo de hielo de sus ojos además de que le dolía su pie afectado, sabía que no era momento de atacar.
Kenneth simplemente lo observaba y su vez observaba su pie que no dejaba de sangrar.
Una vez que el señor Mellers se pudo quitar por completo el polvo de hielo de sus ojos se dio cuenta de que su contrincante estaba cerca de él observándolo atentamente.
—¿Todo el tiempo estuviste ahí y no me atacaste? —preguntó el señor Mellers muy molesto con Kenneth.
—No lo atacaría, no tengo motivos reales para hacerlo —contestó Kenneth rápidamente demostrando que claramente no tenía intenciones malignas o algo parecido hacia él, quería aclarar el problema, quería hacerle entender que no tuvo culpa en la muerte de Trend.
—¡Pues yo sí! —exclamó el señor Mellers antes de levantar rocas del suelo que velozmente golpearon a Kenneth en su pecho y en su mandíbula haciéndolo caer boca arriba.
—¡No! —gritaron muy fuerte Martha y su mamá al unísono.
—¿Acaso no entiendes que él no quiere pelear contigo? —dijo la madre de Martha muy molesta con su esposo—. Ya termina la pelea de una vez, no es justo...nadie tiene la culpa en esto.
El señor de Mellers simplemente giró su cabeza para mirarla por unos leves segundos mas no le hizo caso.
—¡La pelea recién está empezando! —anunció el señor Mellers envolviendo sus manos con tierra dispuesto a darle puñetazos a su joven contrincante.
Kenneth al percatarse de que el padre de su amigo fallecido estaba hablando con seriedad decidió alejarse por un momento, empezó nuevamente a aplaudir para dispersar el polvo de hielo en el aire y crear una cortina que le permitiera escapar.
—¿Vas a seguir huyendo? —preguntó el señor Mellers aun molesto con Kenneth—, Y yo pensé que sería una buena pelea, esto no me reconforta nada.
«Será una buena pelea señor Mellers, lo será, ya lo verá», fue lo que Kenneth pensó al escucharlo.
La unica razón por la cual Kenneth se había alejado era para tener tiempo y pensar en un plan a pesar de que ya no quería seguir peleando, sabía muy bien que tenía que pensar en algo pronto, algo que acabe de una vez por todas con la pelea e incluso algo que haga cambiar de opinión al padre de Trend.
Seguía dando vueltas entre la cortina de polvo de hielo pensando en una nueva estrategia.
No le bastó mucho tiempo pensar en un plan que diera fin a la disputa.
Kenneth absorbió todo el polvo de hielo que en el aire estaba disperso para que su contrincante también pudiera observarlo. Una vez que ambos estaban observándose a una distancia prudente Kenneth cerró sus ojos antes de empezar a realizar su primer movimiento, dio un solo zapateo en el suelo que hizo que este se congelara al instante todo el patio de los Mellers.
Al padre de Martha se le dificultó mantenerse de pie sin resbalarse por unos segundos pero luego pudo estabilizarse, no realizó ninguna acción debido a que quería saber que era lo que Kenneth planeaba hacer, le dio tiempo para que le de batalla, pensó que recién se estaba poniendo seria la batalla.
Kenneth se dirigió lentamente hacia su contrincante, primero empezó a mover su brazo derecho hacia al frente y a delante luego hizo lo mismo con su brazo izquierdo, estos primeros movimientos dejaron estupefactos no solo al señor Mellers sino también a su esposa y su hija Martha.
—¿Qué? —fueron las únicas palabras que el padre de Martha pudo decir. Su rostro indicaba con claridad lo sorprendido que estaba en cada segundo que Kenneth realizaba sus movimientos tan diversos.
—¿Esos movimientos? —comentó la madre de Martha asombrada también.
—¿Será que él...le habrá enseñado...? —preguntó Martha quien no dejaba de observar los movimientos de Kenneth al igual que sus padres.
Kenneth continuó con sus movimientos y luego llevó sus manos hacia delante simulando lanzar hielo aunque evidentemente no era así. A medida que Kenneth avanzaba el cuerpo de su contrincante se estaba envolviendo con hielo pero el señor Mellers no trataba de liberarse del hielo que lo apresaba cada segundo ya que no salía de su asombro mientras contenía su mirada hacia Kenneth.
—No cabe duda...que...esos...movimientos... —comentó el señor Mellers cada vez más impactando y por lo que se podía ver en sus ojos también estaba emocionado—, Esos movimientos son de mi hijo, son de Trend.
Dicho lo último empezó a llorar muy fuerte, no era el único ya que su esposa y su hija Martha rompieron en llanto de igual manera.
Kenneth quedó extrañado pero al ver a la familia Mellers tampoco pudo contener sus lágrimas aunque fueron pocas pero estas caían de sus ojos con cierta lentitud como si de un reloj de arena se tratase.
Al darse cuenta de que probablemente el señor Mellers ya no querría pelear deshizo el hielo que lo envolvía y en ese instante Martha junto con su mamá corrieron en dirección hacia el jefe de la familia Mellers solo para abrazarse entre los tres.
La escena le causó más tristeza a Kenneth, él nunca había tenido un momento así y sabía que tampoco lo llegaría a tener en algún futuro, quiso llorar más fuerte pero se contuvo y se dedicó a limpiarse las pocas lágrimas que caían de sus ojos ligeramente vidriosos.
El señor Mellers finalizó el abrazo con su esposa y su hija para ir directamente donde Kenneth.
—¿Qué estás haciendo Rend? —preguntó su esposa consternada puesto a que pensó que ya todo había acabado—. ¿Acaso no es suficiente?
La madre de Martha no podía creer que ni siquiera así haya recapacitado su esposo, se sintió decepcionada por unos segundos hasta que nuevamente quedó sorprendida al ver como Rend Mellers se acercaba al intrigado Kenneth para abrazarlo, incluso Kenneth se quedó sorprendido ante la nueva actitud del padre de Martha.
No recitó ninguna palabra solo se limitó a abrazarlo también puesto que con ese abrazo ya se podía dar como finalizada la pelea de manera oficial.
—¡Lo lamento! —dijo el señor Mellers disculpándose por su mala actitud—. ¡De verás lo siento mucho muchacho...hice mal al comportarme así contigo, lamento haberte culpado por la muerte de mi hijo, para mí ha sido insuperable su partida...espero me puedas perdonar por actuar erróneamente.
Nuevamente las lágrimas de sus ojos cayeron al terminar de disculparse.
—No señor Mellers, yo lo lamento...si tan solo hubiera tenido la oportunidad de salvar a su hijo, de salvar a Trend...esto no hubiera pasado... —contestó Kenneth esbozando una sonrisa—, Además somos seres humanos y siempre cometeremos errores, usted no es el primero ni el ultimo.
Una vez que el problema entre ellos dos se había resuelto dispusieron no volver a pelearse nunca más, Rend Mellers prometió no intentar pelear con alguien solo por venganza y también no actuar de manera errónea, pensando siempre con cabeza fría.
Martha junto con su madre decidieron realizar la cena aprovechando que aún estaba su invitado, Kenneth continuo contándoles las cosas que pasó con Trend mientras estaban en ciudad Capital.
Así mismo Kenneth con la ayuda de Martha pudo aliviar el dolor de su pie derecho, la hermana de Trend estaba emocionada, su sueño era ser enfermera y estaba muy contenta de que Kenneth sea su primer paciente.
Además el padre de Martha contó porque decidió dejar de pelear mientras ellos cenaban, confesó que los últimos movimientos realizados por Kenneth le recordaron a su hijo puesto a que el mismo Trend le había enseñado esa técnica a su padre y también de su propia boca había contado que pensaba enseñarla a sus amigos cuando regresara o a sus amigos que podía llegar a formar en ciudad Capital ya que los nativos de ciudad Terra comparten una tradición por años que consiste en enseñar una técnica en especial a las personas que realmente consideren sus amigos solamente para fortalecer más el lazo de la amistad, esto último deja en evidencia que Trend siempre consideró a Kenneth con un gran amigo a pesar de no estar siempre juntos cuando estaban de aspirantes a guerreros de ciudad Capital.
La tradición de ciudad Terra dejó fascinado a Kenneth, le pareció muy interesante y además pensó en realizar la tradición con sus amigos cuando regrese a ciudad Espectra.
Al recordar a sus amigos gracias a la tradición conocida como "Sustento amistoso", Kenneth también recordó que sus amigos los estaban buscando desde que fue secuestrado por los cazadores así que pidió un teléfono para llamarlos directamente pero los Mellers al no ser una familia muy adinerada no le prestaron sus teléfonos, ninguno tenía saldo y peormente internet, su dinero no cubría todos los gastos de la casa, ese dinero lo habían usado para cosas más necesarias en la casa.
Lo único que la familia Mellers pudo brindarle al joven Cooper además de comida era un techo y una cama en donde dormir, aunque al principio Kenneth no quiso aceptar a quedarse a dormir por esa noche los tres insistieron y al final no tuvo más remedio que aceptar.
El cuarto en donde durmió fue en el mismo cuarto de Trend que después de cuatro meses de su muerte la madre de Martha siempre mantenía limpio para cuando algún familiar u otro visitante llegara y pudiera dormirse ahí, además de que cada mañana que llegaba a limpiarlo le traía recuerdos de su hijo.
Al principio Kenneth tuvo algo de miedo al dormir en esa habitación puesto que le comentaron que nadie había dormido antes ahí, él sería el primero después de cuatro meses, por un momento se le pasó por la mente que el fantasma de Trend podía estar rondando el cuarto.
No pudo conciliar el sueño en el primer momento en que se acostó, se movía para un lado luego para otro, se quitaba la sabana de su cara luego se la ponía otra vez pero después de cuarenta minutos finalmente lo logró.
Al día siguiente se levantó muy temprano en la mañana debido a que sentía que alguien lo observaba y desde ese momento ya no pudo dormir cuando recreó en su mente que la cosa que lo observaba mientras dormía era un ave de color negro y con unos ojos grandes de aspecto muy extraño, se le hizo muy raro debido a que nunca había visto un animal parecido.
Cuando se levantó y arregló la cama se acercó al ave pero el animal cogió vuelo mucho antes de que Kenneth llegara por completo pero no voló mucho puesto a que se posó en árbol del patio de los Mellers.
Kenneth y los Mellers desayunaron muy temprano en la mañana porque Martha tenía que ir al colegio y Rend tenía que ir a su trabajo.
Al salir todos a excepción de la madre de Martha cada quien tomó su propio camino, Rend y Martha se fueron por la derecha mientras que Kenneth a la izquierda directo al terminal para tomar su transporte para ir a ciudad Cristal y luego ir finalmente a ciudad Espectra.
Mientras se dirigía hacia el terminal terrestre de ciudad Terra notó como una mujer con un cuerpo voluptuoso lo seguía todo el tiempo, si se detenía ella también lo hacía, si el caminaba más rápido ella tan lo hacía.
Kenneth se cansó de jugar con ella así que decidió confrontar a la misteriosa mujer que no dejaba de seguirlo.
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