17. ¿Ayudando al enemigo?

El espectra que había peleado contra Kenneth se quitó la tela que le cubría su rostro, una vez que se quitó la capucha su largo cabello castaño se soltó y bailó al compás del viento que estaba corriendo con fuerza por el lugar.

El rival al que Kenneth se enfrentó resultó ser una bella jovencita de su misma edad.

La adolescente de ojos marrones sacó una caja pequeña de unos de sus bolsillos, la apretó un poco, una parte de la caja se abrió, al meter su mano derecha sacó varios grilletes metálicos, los primeros los colocó en los tobillos de Kenneth, los siguientes los colocó en sus muñecas, los demás en la cintura y por ultimo también en el cuello del joven elemental.

La unica manera de poder llevarlo a un lugar seguro era así, debido a que ella tenía la habilidad de controlar todo objeto metálico, y si colocaba metal en diferentes zonas del cuerpo de Kenneth no se le complicaría el poder movilizarlo de un lugar a otro.

La adolescente llevó a Kenneth a la casa de su abuela ya que estaba más cerca que la suya.

—¿A quién traes aquí, hija? —preguntó algo preocupada la abuelita de la joven al verla llegar.

—No te preocupes abue, es alguien que está herido y nosotros los Norris siempre ayudamos a cualquier persona que se encuentre herida —dijo la joven muchacha llamada Kate.

Al entrar por la puerta de madera dejó a Kenneth en el suelo porque a pesar de que se le hizo más fácil cargarlo con su habilidad ya estaba cansada.

—Bueno es verdad, nosotras somos así pero en el suelo, no lo vamos a ayudar, tenemos que llevarlo a la cama —comentó la mujer ya entrada en años mirando al joven de apellido Cooper—. ¿Y tu hermano mayor no está contigo?

La abuelita de Kate estaba agarrando los brazos del muchacho desmayado.

—No abue, no lo he visto en casi todo el día —contestó Kate—. Debe estar sumamente ocupado peleando con papá como siempre.

—Ven, Sofi ayúdanos —gritó la señora de cabello largo y con canas llamando a su última nieta, la hermana menor de Kate.

—¡Ya voy Mami Rena! —respondió la niña de doce años desde otro cuarto.

La niña llegó corriendo rápidamente, se sorprendió un poco al ver a un desconocido inconsciente en el suelo de la casa de su abuela.

—¡No te quedes mirando Sofi ven y ayúdanos! —Kate le habló.

—¡Bien! A la cuenta de tres, uno...dos...tres —contó Kate luego lo levantaron hasta dejarlo en un cuarto. La joven espectra ya no usó su poder debido a que estaba algo cansada por eso decidió que entre su abuela y su hermana menor llevaran a Kenneth a una cómoda cama.

—¿Qué tiene el? —preguntó la señora mejor conocida como Rena.

—Pues tiene su espalda un poco lastimada y creo que ha tenido un día duro porque se nota su rostro cansado —le dijo Kate inmediatamente.

—Bueno entonces lo vamos dejar bocabajo —tanto Kate como Sofi asintieron y procedieron a hacer lo que su mami Rena les indicó.

La señora limpió las heridas con alcohol, algodón y gasas.

—¿Qué tal si le ponemos un poco del ungüento especial? —preguntó Kate.

—¿Ungüento especial? —Sofi se quedó pensativa, nunca había escuchado sobre eso.

—El ungüento especial que usamos todos para curarnos herida, ese que también ayuda a desarrollar más nuestros poderes —contestó la joven de diecisiete años y acto seguido miró a los ojos a su abuela, en sus ojos se notaba que estaba preocupada por el estado de Kenneth.

—Es verdad, puede ser... —comentó la señora de sesenta y tres años—. Pero hay un problema, el ungüento solo lo usamos los espectras a alguien que no lo sea le puede provocar algun efecto secundario e inclusive no sabemos si le provoque la muerte.

—No creo que le pase nada —dijo Kate esperanzada en que realmente funcionara.

—Bueno esperemos —contestó la abuela Rena no muy convencida.

Sofi fue por el ungüento especial mientras que Kate y su abuela frotaron en las palmas de sus manos el ungüento para luego pasarle por las partes afectadas pero su sorpresa fue tal que las heridas que Kenneth tenía sanaron de una manera sorprendente.

Las tres quedaron sorprendidas con lo sucedido.

—¿Como? —la señora no salía de su asombro—. ¿Cómo es posible eso?

—No sé, pero es sorprendente —Kate se mostraba feliz.

—Muy sorprendente diría yo —agregó Sofi—. ¿Estás segura de que no es de aquí?

—Pero, es imposible que se cure tan rápido, solo los epectras se pueden curar de una manera rápida, mientras nos curamos con el ungüento —exclamó la abuela de las dos jovencitas.

—Sí, estoy segura de que no es de aquí, parece ser un elemental —confesó Kate mirando la espalda descubierta de Kenneth—. Pero no de verdad que no deja de ser raro que se haya curado con tal rapidez.

—Pero dime, ¿dónde lo encontraste? —la abuela de Kate comenzó a interrogarla.

La señora se sentó en un sillón marrón muy cómodo.

—Lo encontré por el río verde, peleamos y luego él se desmayó —contó Kate mientras recordaba lo sucedido.

—¿Por qué estaban peleando? —preguntó Sofi.

—Yo lo descubrí y noté que no era de aquí pensé que era alguien infiltrándose para atacarnos —confesó Kate mirando a los ojos a su abuela.

—¿Y si es alguien malo? —Sofi se mostraba asustada.

—Si así es yo me encargaré de pelear con él —dijo Kate totalmente confiada.

—Cuando se recupere completamente, debemos decirle que se vaya, porque después podría venir tu padre, o tu hermano y a ti te castigarán por traer a un elemental —le aconsejó la famosa señora nombrada siempre como "Mami Rena".

—Por favor mami Rena, mi Padre en la noche no viene para acá —exclamó Kate despreocupada—. Y mi hermano pocas veces lo hace.

Cuando terminó de hablar alguien tocó la puerta de la casa.

—¿Quién es? —alzó su voz la dueña de la casa, la cual era la abuelita.

—Mami Rena, soy yo Nate, es algo urgente —contestó del otro lado de la puerta la persona que quería entrar la cual era nada más y menos que Nate Norris, el hermano mayor de Kate.

Las tres abrieron los ojos más de lo normal al escuchar su voz.

—¿Que hacemos? —preguntó Kate mirando a su abuela y a Sofi al mismo tiempo.

—Cubre al joven con una sábana —ordenó su abuela.

Sin pensarlo dos veces Kate así lo hizo y una vez que cercioró que estaba bien cubierto Sofi le abrió la puerta a su hermano mayor.

—¿Qué pasó? —dijo Nate al entrar—.Se demoraron mucho, no saben que los elementales están atacando la ciudad.

Él estaba un poco alterado.

—¿De verdad? —preguntaron las tres al mismo tiempo.

—Si por eso quería saber si ustedes estaban bien —les decía Nate antes de cerrar la puerta de la casa de su abuela—. ¡Yo me quedaré aquí para protegerlas!

—No te preocupes hermano, yo puedo cuidarme sola —comentó Kate algo nerviosa—. Después de todo yo tengo casi Los mismos poderes que tú tienes, incluso tengo algunos mejor desarrollados.

—No me lo recuerdes —dijo Nate no muy convencido— Pero no puedo hacer eso, mi padre me castigará si no me quedo con ustedes.

El primero de los nietos de Mami Rena se sentó en el cómodo sillón marrón.

—Me parece muy bien, Nate tu cuídalas que yo iré a detener a Reim —dijo Kenneth quien de repente se había despertado y no pudo evitar escuchar la conversación.

Kate casi se cae para atrás cuando lo vio de pie.

—¿Pero qué rayos haces tú aquí? —preguntó Nate muy enojado y a la vez confundido.

Las tres féminas se quedaron calladas al notar que Kenneth y Nate ya se conocían.

—Eso no importa ahora, lo que importa es que Reim está atacando su ciudad y yo lo detendré —contestó el joven de ojos azules.

—No entiendo nada —Nate miró a su abuela y a sus dos hermanas rápidamente—. ¿Por qué él está aquí?, ¿les hizo algo?

—No hijo, no nos hizo nada —Mami Rena empezó a hablar—. Lo trajimos hasta aquí porque lo vimos muy mal herido.

—¿Por qué ayudan a un elemental? —gritó Nate enfurecido—. No pueden ayudar a alguien que quiere matarlos, está herido porque yo lo dejé así.

—No Nate, entiende él no nos hizo nada —Kate trataba de defender a Kenneth—. Lo ayudamos porque los Norris somos así, generosos con la gente que nos necesita.

—Gracias por ayudarme, de verdad se lo agradezco mucho —agradeció Kenneth con una gran sonrisa en su rostro—. Ya me siento mejor, me llevaré esto por el momento, después se los devolveré.

—No te preocupes —Kate se acercó lentamente a él trataba de evitar mirarlo a los ojos aunque mirarlo a su abdomen marcado tampoco ayudaba mucho.

Kenneth se colocó su camisa a pesar de que esta estaba algo rota, además guardó la manta negra que tomó prestada.

Miró a sus alrededores y al divisar una ventana corrió hacia ella marchándose al pasar a través de ella.

Nate estaba por atacarlo pero Kate se colocó frente a él.

—¿Cómo es posible que hayan traído a un elemental aquí? —preguntó Nate sin dejar de estar molesto—. Y de paso lo dejaron escapar.

—Ya no te sulfures, no nos hizo nada —Kate ya se estaba poniendo seria también—. Él es un elemental bueno, no todos tienen que ser malos, nos agradeció y dijo que iba a pelear con los elementales que estaban atacando nuestra ciudad.

—¿Y si dijo eso para escapar? —agregó Nate alzando su tono de voz—. Además se robó la manta negra que le regalé a Mami Rena.

—¡Ay! Ya deja de sermonearnos, él ya se fue, déjalo en paz —dijo Kate un poco más relajada.

—¿Y sigues defendiéndolo? —Nate no dejaba de gritar con cada cosa que Kate le decía este se enojaba aún más—. ¿Acaso te gusta?

—¡No! —negó Kate haciendo énfasis en la "o" —. No es eso, no molestes con eso.

La joven trató de no ruborizarse.




Cuando Kenneth salió por la ventana en su mente veía una y otra vez el rostro de Kate. De alguna forma estaba pensando en la chica que apenas conocía.

Se subió a uno de los edificios más altos para observar mejor, subió a una parte del balcón en donde no había nadie, detuvo su caminar cuando vio a Reim, Raven, al capitán Benner y a la capitana Degens que estaba tirada en el suelo.

Raven estaba por lanzar rocas gigantes a la puerta de la gran entrada de ciudad Espectra en ese momento Kenneth lanzó esferas de agua para llamar su atención.

—¿Y tú quién eres? —gritó Raven.

«¿No me digan qué?, ¿Kenneth?», pensó el capitán Arthur abriendo sus ojos del asombro al ver la silueta de un hombre en lo alto de la gran puerta de ciudad Espectra. 

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