Capítulo 6: Post Mortem

Zeth

Caminaba por los pasillos de la organización. Mi objetivo era llegar a la sala de las taquillas, donde dejábamos nuestros objetos personales. El subterráneo de la torre Adgar, era un auténtico laberinto. Me costó varias semanas aprenderme los distintos caminos. Tuve que dibujarme un mapa y señalar las habitaciones que más usaba. Después de un año ya me los sabía y podría ir con los ojos cerrados.

Llegué por fin a las taquillas. Todas eran de color azul oscuro, pero tenían algo que las diferenciaban. Cada uno tenía gravado, el Sign de su dueño. Había de diferentes tamaños pero las que habían encontrado su alma gemela eran más grandes. Por eso Zoey y yo compartíamos una taquilla, una de las grandes.

Pasé por delante de ellas, buscando la mía con la mirada. Encontré la taquilla de Isaac y Blanca, la de Sora y la de Abril. La mía era la última de todas, pero también ligeramente más grande que las otras. Eso era uno de los privilegios por ser el yerno del jefe. Me acerqué a la puerta y presioné el símbolo. Éste leyó mi huella dactilar y se abrió automáticamente. Había que reconocer que Abel era un buen científico e investigador. Había creado taquillas inteligentes. Había sido una buena idea y funcionaban a la perfección.

Abrí lentamente la puerta. Percibí que dentro estaba las gafas de sol y el bastón de Zoey. Mi alma gemela ya había llegado a la organización. Miré el reloj, aún faltaba media hora para asistir a la reunión con Abril. Zoey siempre llegaba pronto, era una manía* que yo también había desarrollado.

Sonreí al ver sus objetos. Desde que la encontré, después de tantos años, mi vida había cambiado. Verle día tras día y sentir que había una persona que me completaba, eso me llenaba de alegría. Mis días de soledad habían pasado a la historia.

Dejé mis pertenencias y cogí mi daga. La deposité en su estuche que tenía colgando de mi cadera. Después cerré con un fuerte golpe y me aventuré de nuevo a los pasillos. Mientras caminaba, miraba detenidamente a las cámaras. Abel había fabricado unas cámaras inteligentes. No eran para vigilarnos (aunque yo personalmente no me lo creía), era para que Zoey las utilizase como sus "ojos". Nuestro nuevo jefe no dejaba de preocuparse por mi novia. En cambio ésta, lo apartaba de su lado. Aún no le había perdonado su abandono. Sinceramente se lo tendría que currar* bastante para volver a tener su confianza.

Sumergido en mis pensamientos caminaba a paso lento. De lejos logré reconocer a Zoey. Ésta, con su pelo largo de tres colores diferentes y con paso decidido caminaba lentamente tocando la pared con la mano. Le observé durante unos minutos. Ésta joven que paseaba sumergida en su mundo, era la causante de mi felicidad.

Me acerqué por detrás y le tapé los ojos. Era un juego entre nosotros, ella le agradaba bastante que le cogiera desprevenida. En decir verdad, era el único que lo podía hacer dado que no podía leerme la mente. Zoey me confesó un día que le gustaba porque yo le hacía sentir humana. Siempre que le tapaba los ojos me preguntaba quién era y acto seguido se giraba y me regalaba un beso. Hoy, en cambio, hizo algo que nunca pensé que haría.

Apartó mis manos, me estampó* contra la pared y me cogió del cuello con mucha fuerza. Me quedé sin respiración por el susto. ¿Zoey acababa de atacarme? Me quedé inmóvil, esperando que usara las cámaras para que me identificara.

– ¡Joder, Zeth! Casi te arranco la cabeza. Avisa que eres tú.

Aflojó un poco el agarre pero aún me tenía inmovilizado contra la pared. Observé sus ojos blancos. Su rostro no tenía el mismo semblante. Lo tenía más severo y distante. ¿Qué le estaba pasando?

– Zoey, ¿Te encuentras bien? Tus ojos...

– Son de color blanco, no es una novedad.

– No es eso – dije negando con la cabeza lentamente - es tu gesto. Pareces otra persona.

Ella suspiró fuerte y me liberó de su amarre. Alcé lentamente mi mano y le acaricié la mejilla. Ella cerró los párpados y disfrutó de mi caricia. Animado por su reacción levanté el otro brazo e hice el mismo gesto.

– Tengo miedo – dijo con los ojos cerrados – aún tengo efectos secundarios por devolverme mis dones. Las alucinaciones no cesan y no sé...

– Si volverás a ser la misma ¿no?

– He cambiado mucho en este año. Me estoy transformando en otra persona. Tú mismo me acabas de decir que tenía otra mirada más severa. Todo el mundo me dice que se pasará, pero no estoy segura. No paro de buscar la lógica del porqué me está pasando esto.

– ¿Y en qué lógica has llegado?

– De que yo no soy la persona que tú buscabas. Tú estabas en la organización buscando una persona especial ¿y si era Blanca la persona especial? A lo mejor me escogiste a mí por ser la primera que descubriste.

– Descubrí primero a Blanca, la conocía de antes. Sabía que era especial, pero hice caso omiso. No era la candidata que buscaba Adón.

– ¿Y qué buscaba Adón? – preguntó lentamente y con miedo.

Abrió los ojos y por fin su semblante volvió a la normalidad. Zoey, la tierna y dulce Zoey había vuelto. Ahora entendía de su cambio de humor. ¿Tenía miedo de que me hubiera equivocado de alma gemela? Por otra parte esa pregunta me pilló desprevenido. Nunca habíamos mantenido esta conversación. Adón le buscaba exclusivamente a ella.

– Buscaba a una persona especial e invidente – dije tajante.

– Hacía tiempo que me buscaba para vengarse.

– Sí, aunque yo no sabía por qué te buscaba. En cambio en mi subconsciente también te buscaba. Pero por otras razones. Me recuerdas tanto a ella...

– ¿A quién? – preguntó mi novia.

– A mi difunta esposa. Tu pelo, sonrisa, valentía... eres como ella. Tenéis las mismas cualidades. Y también soñaba contigo Zoey.

Ella se quedó muda. Había visto, por medio de mi don, que ella había soñado conmigo en numerosas ocasiones. Incluso lo soñaba antes de haberme conocido. A mí me pasaba igual. Desde que entré en la ODDSI no paraba de soñar con una chica con el pelo tricolor, con los ojos blancos. Estaba seguro que ella era mi alma gemela. Le abracé tiernamente y le canté suavemente en el oído unos fragmentos de una canción.

"Como aguja en un pajar
Te busque sin cesar.
Como huella en el mar, tan difícil de hallar.
Tanto tiempo busque pero al fin te encontré,
Tan perfecta como te imagine" **

Le liberé de mi abrazo y le besé apasionadamente. La sentía tan frágil en mis brazos, sentía que tenía que protegerla. Entonces alguien carraspeó para llamar nuestra atención.

– Perdonad por interrumpir, pero ya he acabado de hacer la autopsia – dijo Abril con una sonrisa en la cara.

Miré a mi compañera de organización. Abril era pelirroja con el pelo corto rizado. En su rostro se podría apreciar pecas que le daban un aire infantil pero también muy sexy. Sus ojos eran azules y su altura llegaba a la media. Le sonreí con amabilidad y acto seguido alejé a Zoey de mí. Le cogí de la mano para mantener algo de contacto con ella.

– Gracias, por avisar – dijo mi novia con sinceridad – estaba deseando saber los resultados.

– ¿Sabes quién más va a estar en la reunión? – pregunté.

– Isaac y Abel. Blanca no ha querido, tampoco creo que pudiera. Con sólo decir la palabra "Cadáver" ya le daban arcadas – contestó Abril haciendo exagerados gestos con las manos.

Zoey se rió. Ya había vuelto a ser la misma de siempre. Sus dudas y miedos desaparecieron de su rostro. Temía por su salud mental. Deseaba que esto fuera sólo temporal.

Abril me hizo gesto para que le siguiera. Avancé con mi alma gemela cogida de la mano. Nuestra amiga nos llevó a una sala que estaba congelada. El aire era muy frío, supuse que era para la mejor conservación del cuerpo.

Lo primero que vi fue al cadáver tumbado encima de una mesa metálica. Estaba cubierto por una sábana blanca. Cubría la parte inferior del cuerpo. Dejaba ver su desfigurado rosto y su abdomen. Después de horrorizarme por el fiambre* me percaté que al lado de éste se encontraba Abel con su pelo castaño bien peinado. Este tenía los ojos marrones y una nariz bien puntiaguda. Cuando se reía le parecía hoyuelos a ambos lados de la cara y siempre tenía la postura bien erguida. Le gustaba destacar y ser el centro de atención al contrario de mi buen amigo Isaac que se encontraba en una esquina de la sala. Estaba lo más alejado posible de nosotros. Su tez blanca era como la nieve y sus ojos azules como el zafiro. Siempre me había llamado la atención su aspecto. Era albino pero muy atractivo. A pesar de que no me gustaban los hombres tenía que reconocerlo.

Observé a mi amigo y noté que no se encontraba muy bien. Su semblante estaba cambiando. Desde que volvimos del zoo su sed había aumentado. Si seguía así sucumbiría a la locura. Tenía que haber insistido en que se alimentara, al menos del tigre. Isaac me devolvió la mirada e intentó sonreírme pero no le llegó a los ojos. Estaba sufriendo, seguro que por la presencia de Zoey.

Me acerqué a la mesa lentamente sosteniendo aún la mano de mi novia. Estábamos los cuatro alrededor del cadáver, menos Isaac que aún permanecía en la esquina. Abril cogió unos papeles y le echó un último vistazo.

Suspiró fuerte y nos miró uno a uno detenidamente para saber si estábamos listos para la información. Cuando se concienció que todos teníamos su atención comenzó a darnos el informe.

– Hombre caucásico de unos 30 años – comenzó hablar Abril – Mide metro ochenta y tenía una vida bastante sana. Eso dentro de lo normal. Ahora vamos al asunto más escandaloso. Primero de todo deciros que se me ha complicado la autopsia dado que el tigre hizo un gran destrozo con el cadáver. Se notaba que estaba muerto de hambre...

– No es el único – interrumpió Isaac desde su esquina.

Abril se quedó petrificada. Ésta no estaba acostumbrada al humor negro que Isaac, Zoey y yo compartíamos. Sonreí ante la reacción de la chica y de la cara de desconcierto de Abel.

– Te invité a cañas pero no quisiste –le dije sonriendo.

– Isaac si quieres más tarde puedes hablar con Sora. Si necesitas entrenamiento para controlar más tus impulsos Curasangre... – se le escapó a Abel.

– No, gracias. No necesito a otro padre más que me encarcele – dijo mi amigo en un susurro.

– ¿Qué? – dijimos Abril, Abel y yo al unísono. La única que parecía no sorprenderse ante esta confesión fue mi pareja. Supongo que le había leído la mente.

– Creo que ahora no es el caso – dijo Zoey para desviar la atención del Curasangre – Abril por favor sigue con el informe.

La chica miraba detenidamente a Isaac. Se le veía en las facciones que deseaba saber más del chico. A penas se conocían y no habían tenido tiempo a hablar. Tampoco es que Isaac fuera muy hablador. Después de unos segundos, Abril volvió a mirar el papel y siguió con el informe.

– Decía que el tigre había hecho destrozos en el cuerpo. Pude descifrar que los arañazos del dorso, hombros y brazo es obra de la mandíbula del animal. La cara – señaló la zona – es obra humana. Con un utensilio afilado como un cuchillo o algo parecido le rallaron la cara para que no podamos descubrir su identidad.

– ¿Eso fue Post mortem*? – preguntó Abel.

– Afortunadamente sí. El sujeto ya estaba muerto cuando le desfiguraron.

– ¿Exactamente de qué murió? – pregunté nervioso. Me moría por saber el motivo.

– Por inhalación de humo – dijo rotundamente – parece que la víctima estuvo expuesta a un lugar cerrado con humo. Murió asfixiado. Aunque sospecho que estaba desmayado.

– Explícate mejor – suplicó Zoey.

– En su organismo he encontrado altas dosis de varias sustancias que no he podido descifrar y además se añade esto.

Abril cogió con delicadeza el único brazo que tenía el cadáver dado que el otro brillaba por su ausencia. Cuando tuvo el miembro en sus manos lo giró lentamente dejando la palma de la mano hacia arriba. Me quedé petrificado al observarlo.

– ¿Puedo? – preguntó mi novia a Abril.

– Claro, siempre – contestó ésta.

Zoey siempre pedía permiso para meterse en los ojos de alguien. Al menos desde que nos fuimos de la ODDSI. Mi alma gemela quería darles la máxima intimidad a las personas. Decía que era lo menos que se merecían, dado que su don de leer mentes les prohibía de eso. Dicho esto pude ver como los ojos blancos de Zoey se abrían de asombro, estaba alucinada como yo.

– ¿Qué es esto? – pregunté.

– Pues no lo sé. No sé a qué se debe pero es algo inusual.

Volví a observar el brazo. Este tenía un color verde, parecía que tenía escamas. En algunas partes se podía apreciar el hueso que se escondía detrás de la carne. Era absolutamente horroroso.

– Al menos eso explica lo de la ausencia del otro brazo –dijo Isaac que se había acercado a la camilla muy discretamente - puede ser que perdiera el brazo por esta cosa verde.

– No lo creo – dijo Abril – el otro brazo –señalizó el trozo de muñón que quedaba. Éste acababa un poco más abajo del codo – ha sido cortado con alguna cosa. No he descubierto que es dado que es limpio y parece que lo hizo en un solo golpe. Parece cosa de ...

– Magia – acabó Abel.

– ¿Algún don que descuartice cuerpos? – preguntó Zoey.

– Quizá sí... pero ¿para qué? ¿Qué finalidad tiene? – preguntó la chica encargada de la autopsia.

– Eso es lo que hay que averiguar – sentenció Isaac que estaba entre Abril y Abel. Lo más lejos posible de Zoey.

– Y lo más importante – dije mirando al chico muerto – ¿Quién le hizo eso?

– Habrá que poner más Gifts en el Zoo, en la Ciudadela y alrededores. No creo que si vuelve a pasar el asesino vuelva a la escena del crimen – puntualizó Abel. Ya empezaba a hacer función de Jefe – pero estaremos vigilando por si vemos algún sospechoso.

Mientras estábamos todo observando al muerto. Mi amigo se agachó y comenzó a inhalarlo. Ninguno de los presentes entendíamos por qué hacía eso.

– Isaac más despacio no logro entender el hilo de tus pensamientos – confesó Zoey.

– Es que no entiendo nada... es imposible – dijo el aludido.

– ¿Qué sucede? – pregunté preocupado.

– Isaac ha olído gasolina en el cuerpo. También huele a quemado como si el cadáver hubiera sido incinerado. Pero es imposible la víctima está intacta – dijo Zoey acercándose ella también al muerto.

– Tenéis razón. Es otra cosa anormal en este cadáver – dijo Abril con misterio.

Acto seguido cogió un bisturí y volvió a rasgar el abdomen dejando a la vista los órganos internos. Me quedé absorto con lo que veía mis ojos. Los órganos tenían un color negro muy desagradable. El olor que emanaba de éste era el típico olor a barbacoa mezclado con putrefacción.

– ¿Qué o quién ha podido hacer tremenda aberración a este pobre hombre? –susurró Abel.

– No lo sé, pero creo que mi buen amigo Zeth, nos podría ayudar con eso – me animó Isaac.

– ¿Yo? ¿Cómo?

– Puedes usar tu don y mirar su pasado. Puede ser que la víctima conociera a su asesino –me suplicó Abril.

Miré el cuerpo con desagrado. No me apetecía lo más mínimo tocarlo. Su aspecto hinchado y desmejorado daba bastante asco y el olor era insoportable. Pero mi don podría dar algo de luz a este extraño suceso.

– Lo pondría intentar. Nunca lo he podido usar con un muerto, así que no puedo aseguraros que pueda daros información.

Levanté mi mano y la posé suavemente encima de la pierna derecha. Era uno de los pocos miembros que se mantenían en perfecto estado. Cerré los ojos y esperé a que mi don se pusiera en funcionamiento. Al principio no detecté nada. Supuse que como su presente era la muerte y no tenía futuro, mi don le costaba encontrar algo. Empecé a retroceder en el tiempo. Llegué hasta el tiempo de su adolescencia. Le observé en una cafetería hablando animosamente con una chica. Claramente le gustaba pero no se animaba a decirle lo que sentía. Dejé ese recuerdo atrás, dado que no me interesaba. Vi pasar por mi mente recuerdos y más sucesos de la víctima hasta que llegué a la escena que me interesaba.

– La víctima salía de su trabajo – empecé a relatar lo que estaba viendo en mi mente – de un polígono industrial, no logro reconocer el lugar. Se dispuso a coger su coche pero dos chicos con pasamontañas lo cogen desprevenido. Lo dejan inmovilizado mientras un tercero le pone un trapo, con un olor desagradable, en la nariz.

– Sería cloroformo – interrumpió Abril – lo dejarían inconsciente para llevarlo a un lugar específico.

– Intenta adelantar un poco ¿La víctima se despertó? – preguntó mi novia.

Volví a dirigir mi atención a los recuerdos del cadáver. Estuvo bastante tiempo inconsciente dado que hay un trozo de su recuerdo en blanco. Después de adelantar un poco más, el dueño de los recuerdos, volvió en sí.

– Sí, se despertó. Puedo apreciar que está encerrado en un lugar mugriento y lleno de cajas. El hombre se siente bastante mareado. Creo que está colocado –miraba a través de sus recuerdos. Pude apreciar que él se levantó del lugar y no paraba de dar bandazos por todo el lugar - Viene alguien. Es un hombre, no le reconozco. Le enseña un objeto. No puedo verlo, la sustancia desconocida que le han inyectado, le está nublando la vista. El atacante le ha dado un puñetazo y le vuelve a dejar inconsciente. Después de eso sólo logro sentir emociones: Miedo, dolor, terror, súplica, desesperación...

Abrí los ojos y moví la cabeza de lado a lado. Quería quitarme sus recuerdos. Eran tan dolorosos que apenas podía respirar. Observé a las cuatros personas que me miraban con expectación.

– Lo siento no aguantaba más. No creo que podamos sacar más información del cadáver –dije excusándome.

– ¿Recuerdas el modelo del coche y la matrícula? –preguntó Abril – así podemos saber la identidad del hombre.

– Bien pensado Abril – le felicitó Zoey.

– Creo que sí, ahora voy contigo.

– Igualmente cogeré más muestras y las analizaré. Descubriré las sustancias sospechosas y sobretodo que sustancia hace lo del brazo – concluyó Abril.

El jefe dado por terminada la conversación se dirigió a la puerta. Pero Zoey se fue en su búsqueda y le cortó el paso.

– Creo que queda pendiente el interrogatorio con el Alfa... Kylian se llama – desafió Zoey a su padre.

– Todavía no, Leyre, tengo que acabar de hacer preparativos para que el interrogatorio sea efectivo. Tiene una información muy valiosa para dar y quiero hacerlo bien. No sabemos que lealtad tiene hacía Adón.

– No me llames Leyre –dijo mi novia con un tono amargo – mi nombre es Zoey, tu renunciaste al derecho de llamarme con el otro nombre el día que nos abandonaste.

– Pero hija...

– No, lo siento.

Acto seguido Zoey dio un portazo y se fue de la sala mortuoria. Dirigí una mirada de disculpa a Abril y le hice una señal a Isaac para que saliera conmigo. Nos despedimos de Abel y juntos nos dirigimos a la sala de las taquillas. Decidí dejar a Zoey dado que conocía y sabía que preferiría estar sola.

– Ha sido una reunión muy grata – dijo Isaac con ironía – y sobre todo el final... ha dejado un ambiente de buen rollo.

– Zoey aún no ha perdonado a su padre.

– Ya, supongo. No es fácil la situación – dijo mi amigo dándome un empujón amistoso – Zeth, ¿Qué te apetece hacer?

– Vamos a ver al Alfa Kylian y a descubrir porqué aún no hemos hecho el interrogatorio.

– Buena idea. Me encanta desafiar a la autoridad – dijo Isaac alegre.

Irónicamente a mí también.


¿Volverá Zoey a ser la misma?

¿Qué le ha pasado a la víctima?

¿Qué o quién le ha hecho esto?

¿Por qué no han interrogado a Kylian?

¿Qué oculta Abel?

Todo esto y mucho más en el siguiente capítulo.



Palabras en el texto con *:

Manía: Costumbre o comportamiento raro. Preocupación injustificada.

Tendría que currar: Esforzarse al máximo.

Me estampó: Empujar muy fuerte una persona contra un objeto.

Canción: Artista Reik canción "Sabes".

https://youtu.be/vxCwT7xyAKM

Fiambre: Sinónimo de Cadáver.

Post Mortem: Después de la muerte.


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