Zoey

Me encontraba completamente sola en clase. Blanca no vino dado que estaba enferma. No sabía cuánto significaba su presencia hasta que me faltó, me sentía sola y fuera de lugar. Suspiré fuerte intentando que su ausencia no me afectara aún más. Ella se había convertido en una buena amiga, en pocos días. Sentía que podía confiar en ella y a pesar de que no le conté nada de mis poderes parecía que estuviéramos conectadas por algo más que amistad.

Alguna vez estuve a punto de contarle mis dones, seguro que ella no se burlaría, es más me haría bromas divertidas para animarme. Pero aún quería tener más tiempo para sentirme segura. Tenía claro que algún día se lo contaría.

Seguí leyendo el libro de mitología, faltaba poco para el examen y quería estudiar así que deslicé mis dedos por el libro y empecé a leer. Gracias a la gentileza del socio de mi padre, tenía todos los libros en braille, también podía hacer los deberes en dicha lengua. Los profes, gracias a una donación de nueva tecnología, podían escanear todos los documentos en braille. Saliendo automáticamente traducido.

Sí, mi padre era un mandamás y sí, soy rica pero intentamos vivir humildemente, ya en otro momento os explicaré el porqué. De pronto sonó la alarma, escuché como una masa de estudiantes entraban en clase, también escuché la mente de Isaac el gamberro de clase, se sentó a la otra punta de mí, no paraba de observarme.

Este chico le encantaba meterse con todos, menos mal que conmigo no lo hacía y no era por comprensión. Era porque es muy fácil sacarme un defecto y a él le gustaban los retos. Por ejemplo Blanca que era como la doble de Britney Spears, preciosa... pues parece increíble pero le encontró un defecto para poder meterse con ella, Blanca era bastante alta y un poco patosa.

Pero ese no es el caso, Isaac no paraba de mirarme pero por una razón. Zeth acababa de entrar y se dirigía a donde me encontraba sentada. Sentí una decepción cuando me metí en los ojos de Isaac y vi a Zeth otra vez como una figura difuminada, casi una sombra, yo pensaba que después de varias semanas de estar aquí ya podía haberme acostumbrado y así poder verle, pero nada. Seguía siendo un completo desconocido para mí. Zeth se acercó, se sentó en el sitio que le pertenecía a Blanca y a continuación se me quedó observando en silencio.

—Hola Zoey, ¿cómo estás? — dijo muy lento y seguro con un tono seductor.

Era la primera vez que escuchaba su voz, extrañamente me era familiar, tierna, no podía resistirme a ignorarle, esa voz me invitaba a seguirla, fuera cual fuera su dirección.

— Hola Zeth — dije automáticamente— que raro tú por aquí...

— Siempre estoy aquí —protestó—  .

— Pero siempre estas callado y pasas desapercibido.

— Lo contrario que tu, ¿no?

Se rió, con una risa de sospecha hacía mí, como si lo supiera todo. Recordé aquel accidente hace una semana atrás, en clase de gimnasia, donde admiraba como jugaba a fútbol y por casualidad él chutó la pelota hacía mi posición. 

Menos mal que estaba viendo a través de los ojos de Eva, la profesora, que si no me hubiera dado en toda la jeta. Al principio pensé que fue por accidente y Zeth lo hizo sin querer. Pero después por la manera en que después se acercó a mí a verme como un chico me quitaba las gafas, comencé a pensar que estaban de acuerdo los dos para reírse de mí. Básicamente me equivoqué en evitar que me diera la pelota. Todos se quedaron fascinados al ver que la había parado sin problemas. Fue un error exponerme tanto.

— Ya, con las gafas y el bastón es imposible — dije intentando desviar la conversación—  .

—Claro — dijo despacio — O por tu peculiar tono de cabello.

No pude contestarle porque el profesor César estaba entrado por la puerta. Este profesor era el que gentilmente se ofreció el primer día a enseñarme donde estaba la clase. Empezó la lección, Zeth parecía que estaba muy atento. De vez en cuando sentía como me observaba. Cuando lo hacía se quedaba un buen rato mirándome. Podía oler su perfume, era como las olas del mar con fragancias de rosas. Inexplicablemente ese olor me era familiar y acogedor a la vez.

Yo, al mismo tiempo que olía su esencia, salía y me metía en los ojos de varios compañeros y del profesor incluido para observar cada gesto que hacía.

Cuando me había relajado, Zeth alargó la mano cogió una hoja mía, la regleta, el punzón y escribió algo. Esperaba con asombro a que me diera la nota, ¿él sabía escribir Braille? Resultaba que sí, ¿dónde había aprendido a escribir y a leer?

Cuanto misterio tiene este chico, eso me hace perder de vista el aviso de mi madre, de que me apartara de él.

Después de unos segundos que se me hicieron eternos, me puso enfrente la nota. Me llamó la atención como a Isaac, al gamberro el cual se había ofrecido sin ser consciente sus ojos, que Zeth intentaba no tocarme, es más estaba sentado lo más alejado posible.

De repente me vino a la mente una escena de un libro. Todo ocurre en una clase de Biología y era entre una humana y un vampiro.

Desvié ese pensamiento y toqué con delicadeza el papel, lo leí despacio con cuidado. Comprendí lo que ponía y a continuación empezaron a sonar alarmas en mi cabeza. Ponía:

"Sé que eres especial y te prometo que descubriré quien eres en realidad. Nada que digas o hagas me quitará de mi empeño. Tarde o temprano me confesarás quién eres y qué puedes hacer".

Cuando acabé de leer, el se levantó del asiento y se fue por la puerta justo cuando pitaba el timbre. Me quedé pálida y sin saber qué hacer. Mi cuerpo empezó a temblar sin que pudiera hacer nada para tranquilizarme.

Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Por mis descuidos me tendría que mudar otra vez, ¡seré estúpida! Sabía que al no poder usar mis dones con Zeth era mala señal, pero mi corazón me decía que tenía que seguir en este sitio. Como si hubiera un objetivo aquí.

Me levanté, caminé despacio entre las sillas negando con la cabeza. No quería irme de este sitio, no le podía hacer esto a mi madre, no me lo podía hacer a mí misma. Barcelona me gustaba, esta ciudad pequeña me gustaba. Había empezado a sentir este lugar como mi hogar.

Había una clase más antes de que se acabara la jornada, pero decidí irme. Necesitaba pensar todo, poner claro mis ideas. Cuando llegué a casa, pasé por la cocina donde estaba mi madre que estaba preparando un pastel o eso deduje por el olor. No le dije nada, ya habíamos discutido por lo de Zeth. No quería enfrentarme a ella y decirle que tenía razón.

Así que me fui corriendo hacia mi habitación. Mi mundo que apenas hacía una hora era acogedor, se volvió atronador, con peligro de perderse otra vez, como todas las vidas que había dejado atrás junto con todas las casas que he dejado por muchas localidades.

Escuché como mi móvil vibraba en mi bolsillo, lo cogí y le di a uno de los dos botones que mi móvil tenía, era uno especial para mí.

—¿Diga? — Dije despacio con mucha tristeza-.

— ¿Zoey, estás bien? se te escucha muy triste...

Era Blanca, mi amiga, la única amiga de verdad que he tenido en toda mi vida. La iba a perder por mi estupidez.

—He estado mejor... pero lo importante es como estás tu

—Bueno tirando... te he echado mucho de menos y eso que solo he pasado una semana enferma ¿Me habrás guardado los deberes y cogido apuntes?

Sonreí, Blanca era tan normal, en el buen sentido de la palabra. Ojala fuera como ella, tan sólo preocuparme del instituto y de los chicos nada más.

—Te he guardado los deberes sí, pero los apuntes lo tendrás muy chungo para entenderlos. Dicen que tengo muy mala letra.

Se escuchó una carcajada por la otra parte del teléfono, cuanto tiempo hacía que no escuchaba su risa.

— Ya haremos algo para solucionarlo — dijo aun recuperándose de la risa.

Suspiré fuerte al mismo tiempo que me tumbaba en la cama, mi mente estaba exhausta, cansada... tenía ganas de desconectar de todo e imaginarme mi mundo perfecto.

— Zoey, de verdad cuéntame que te pasa. Soy tu amiga y aunque parece increíble por lo poco que te conozco, sé cuando estas preocupada.

—Blanca, creo que me tendré que ir dentro de poco... — dije rápidamente, con la esperanza de que fuera menos doloroso–  .

Ella se quedó callada supongo que se preguntaba a que me refería. Después de un rato dijo:

— No sé el motivo, pero acabas de llegar Zoey, solo llevas unas semanas... tranquila, ve con calma. No sé cuál es el problema pero es mejor enfrentarse a él que seguir huyendo, porque si huyes te vas a condenar a huir toda tu vida.

Me callé y me quedé totalmente absorta por su contestación. Era tan profunda, tan madura. Blanca seguro que tenía problemas o habría tenido en algún momento. No era normal que fuera tan madura para su edad, era como si hubiera pasado por algo horrible y esa experiencia le hubiera ayudado a crecer como persona. 

No sabía que problemas tenía pero según su manera de ser y sus pensamientos, que pocas veces me otorgaban información, sabía que estaba sufriendo y luchaba contra ellos. Por ese motivo tendría que coger ejemplo de ella y enfrentarme a Zeth. Dejaría que él diese el primer paso, quería saber que sabe de mí.

— Gracias Blanca por tu apoyo de verdad, no sabes cuánto me has ayudado.

— De nada Zoey, siempre estaré para ayudarte no lo dudes. Por cierto te dije que ahora saldríamos algún lado...

— ¡Es verdad! — dije emocionada — ¿a donde vamos?

— ¿Que te parece al Gran vía 4?

— Sí me encantaría ir, nunca he ido, pero lo que más me gusta es poder ir contigo.

— Vale pues cuando te vaya bien quedamos en tu casa y vamos juntas.

— Me encantaría — dije sonriendo—  .

—Bueno me voy a descansar... te quiero Zoey

— Y Yo preciosa.

Colgó.

Respiré hondo, para que así mis pulmones se llenaran de oxigeno. Definitivamente me quedaría aquí no quiero huir más, lucharía por mi vida. Ya nunca más me mudaría, quería quedarme fija en un sólo sitio y dejar de vagar de un sitio a otro. Me quedaré y que sea lo que Dios quiera.

Me tumbé en la cama, para pensar bien como tratar a Zeth, no sabía que intenciones tenía. Si sabía mi secreto era un grave peligro para mí, pero a lo mejor sólo tenía dudas.

Me armé de valor y dije en voz alta:

— Está bien Zeth, aquí me tienes. Ven a buscarme.

Entonces aparté estos pensamientos de mi cabeza y cerré los ojos para poder descansar.

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Nos leemos pronto!

PD:

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