Capítulo 5: Clase de Gimnasia

Zeth

Un día más en este aburrido instituto, al menos hoy tocaba gimnasia y ya la profesora Eva López sabía que me tenía que dejar mi espacio, por ese motivo estaba a mis anchas. Hoy hacía un sol radiante y Eva había decidido ponernos a correr 10 minutos dando vueltas sin sentido.

Me situaba a una distancia prudente detrás de Blanca y Zoey. A esta última, desde hacía días, no podía dejar de observarla. Había algo raro en ella, se mostraba como si no viera pero a veces parecía lo contrario.

Luego estaba esa sensación que sentía... como si algo o alguien quisieran entrar en mi cabeza. Eso me producía cierto malestar. Dado que yo tengo un don no era una locura pensar que alguien más pudiera tenerlo y creo que Zoey lo tiene, me gustaría saber cuál es.

El primer día esquivó una piedra enorme que estaba delante de ella sin problemas y sin dudar. El otro día le puse la zancadilla (si, es un poco cruel, pero son mis métodos) y ella la esquivó inexplicablemente. 

Cuando almuerza con Blanca sabe exactamente donde están sus respectivas coca colas, nunca se equivoca. Ahora en gimnasia que esta corriendo, con una mano en el hombro de su amiga, a veces parece que es ella la que dirige la dirección por donde quiere ir y no Blanca.

Ante todas estas sospechas, me propuse hacerle una prueba. Ya la había observado, ahora me tocaba confirmar mis dudas. Así que me acerqué a la profesora, ella extrañada me miró y esperó a que me explicara.

—Perdone, no me encuentro muy bien, me estoy mareando ¿podría sentarme un momento?

En ese momento fingí que me mareaba y toqué a Eva. Ante ese contacto vi pasar por mis ojos su pasado (los novios, el instituto, la carrera de magisterio), el presente (podía ver su cara sorprendida por mi contacto y preocupada por mi salud) y finalmente su futuro (que dentro de poco se quedaría embarazada y llamaría al bebé Quim).

Aprovechando la visión de su futuro, me inventé una parte del futuro inminente (dado que también era mi don inventarme sucesos que ya habían pasado, están pasando o está por pasar). Es un don bastante chulo si sabes usarlo. Pero lo hago con poca frecuencia dado que no me gusta jugar con el destino de las personas.

Era bastante fácil, cogías un momento de su futuro y lo reescribes o sinceramente te invitas una historia. Si no me gustaba podía borrarlo o rebobinar en el tiempo. Me gustaba bastante hacer eso pero a la misma vez era muy peligroso. Jugando así, puedes hacer que la persona se vuelva loca hasta el punto de que no sepa que es verdad o mentira. Por ese motivo fui bastante cuidadoso.

Me inventé un suceso y cuando me sentí satisfecho por este que había inventado solté a Eva y comencé a marearme. No estaba fingiendo, ahora era de verdad. Por eso rara vez usaba mi don porque me producía mareos y ganas de vomitar.

Eva, sin hacerme caso y como si le hubieran reiniciado el disco duro, se fue directamente a los alumnos que aún corrían y dijo:

—He pensado que mejor, vamos hacer una pequeña liga de fútbol ¡Haced dos equipos!

Se giró en dirección donde estaba Zoey, con una mirada tierna y dulce.

—Zoey tu siéntate en el banco.

Esta se fue a sentar obedientemente con la ayuda de Blanca dando así el comienzo del partido. Yo estaba sentado "supuestamente porque me sentía mal" observando el juego, esperando a que sucediera lo que había planeado.

Zoey estaba en el banco con un libro en la mano leyendo en braille, o eso deduje, dado que tocaba el libro con sus dedos. Mantenía la mirada fija en un punto y movía los labios como si leyera en voz alta. Me quedé un rato observándola embobado por la ternura que me producía.

Su postura reflejaba seguridad y su cabello (de esos tres colores tan extraños) se movía con el viento, haciendo dibujos muy curiosos. Una gran parte de mi deseaba abrazarla y besar esos labios que se movían con rapidez. Espera un momento, ¿acabo de desear besar a Zoey?

Cerré los ojos para concentrarme. Estoy aquí por trabajo, necesito saber si ella  especial para la organización, nada más.

Después de auto convencerme, me cansé de esperar y le pedí a Eva que me dejara jugar. Al entrar en la pista mis compañeros se alejaron de mí (producía ese efecto en los demás) y por este motivo fue bastante fácil coger el balón.

Corrí hacia la portería, calculé la fuerza que necesitaba para mi objetivo y chuté.

Zoey seguía sumergida en su libro, aún con la postura relajada y tatareando en voz baja lo que leía, aparentemente no podía prever lo que se le venía encima.

La pelota poco a poco se le iba acercando y cuando por fin iba a darle en toda la cara, ella por acto reflejo o eso fue lo que alegó después, le dio con la mano.

Algunos ante la situación fliparon, preguntándose como lo había hecho. Otros decían que había tenido mucha suerte en poner justo en ese momento la mano cuando le iba a dar la pelota. A mí no me extrañó lo más mínimo. Ya le había observado anteriormente haciendo cosas similares que era inexplicable por su situación. Pero aún me faltaba algo para concienciarme de que tenía razón así que me acerqué a un chico cualquiera, lo toqué. Le modifiqué e inventé un suceso.

Cuando lo solté se fue rápidamente a donde estaba Zoey y le quitó las gafas de sol. El chico se quedó petrificado al darse cuenta de lo que hizo.

Cuando volvió en sí, le devolvió las gafas pidiéndole perdón por su conducta. Zoey se notaba que estaba muy confusa e indudablemente enfadada. Aceptó las disculpas e intentó pasar desapercibida. A mí, ante tanto follón, me dio tiempo de acercarme disimuladamente y ver que sus ojos eran del color de la nieve, blancos y opacos como si tuviera una tela que le tapara las retinas. Al ver esto me giré y volví a la pista de fútbol.

Entonces empecé a aclararme las ideas; aparentemente era ciega, sus ojos lo demostraban, pero sus actos no. ¿Era Zoey aquello único y especial que tanto había buscado todos estos años?

Zoey se levantó del banco tenía las mejillas rojas, empezó a andar hacía el centro con una prisa arrolladora. Una vez más cometió otro error, en ese momento salieron un grupo numeroso de alumnos al patio. Ella empezó a esquivarlos como si nada.

Ladeé la cabeza, definitivamente esta chica era una Gift, pero una inexperta, no tenía ni idea de cómo pasar desapercibida.

Preguntando a mis compañeros me enteré de las numerosas mudanzas de Zoey y que vivía cerca del instituto. Entonces caí en la cuenta de porque había cambiado tantas veces de instituto, seguro que le habían pillado y tuvo que irse para evitar burlas.

Mi instinto salió de pronto, quería protegerla, le ayudaría a ser parte de mi mundo y no para cumplir la misión, si no porque lo deseaba, deseaba que ella estuviera en mi mundo. Poco a poco ella se estaba transformando en el foco de mi vida.

Si, esta claro le convertiría en una Gift, le llevaría a mi organización, pero primero de todo tenía que hacer que me confesara sus dones, sabía que era especial, pero no sabía que don tenía. Mi mente vagó ante las posibilidades, ¿su don sería fascinar a las personas? Ella definitivamente me había fascinado pero no creo que ese fuera su don.

¿Su don sería la capacidad de convencer a las personas? O ¿sería de otra temática su don? Mientras pensaba e intentaba descubrir su don, la profesora dio la señal del final de la clase.

Miré mis manos como si buscara las respuestas a mis preguntas en ellas y caí en la cuenta que sólo había una persona que podía satisfacer mi curiosidad. Zoey me lo tendría que contar de una manera u otra.


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Nos leemos pronto! 

PD: ¡Ya tenéis disponible el capítulo en formato Audiolibro en el canal de Youtube!

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