Capítulo 29: Decisiones, decisiones


Noa (Horas Antes)

Mis manos temblaban sin parar. Intentaba sujetar el aparato electrónico en la oreja, mientras escuchaba esos horribles tonos. Mi boca se había quedado totalmente seca, por mi frente caían gotas de sudor. Sentía como mi Sign cobraba vida de una manera calurosa y placentera. El tatuaje percibía a Abel, lo sentía. Decían que cuando te separabas de tu alma gemela durante un periodo bastante largo, cuando por fin lo tenías cerca, el Sign te lo señalaba dando esta placentera sensación.

Yo había vuelto a esta ciudad por esa razón. Deseaba que mi Sign vibrara, que me diese esa sensación de paz. Así me sentía más cerca de Abel. No lo había dejado de amar en ningún momento, aunque hubiera pasado ya 14 años. Pero una parte de mí, estaba enojada, helada y desconsolada. Sabía que se había alejado para proteger a Zoey, pero una parte de mí no podía evitar sentirme abandonada. Hubo un periodo de tiempo que sentía una profunda rabia. Cada vez que mi hija preguntaba por su padre, evadía su pregunta e incluso le contestaba muy tajantemente. Alejé estos pensamientos y volví a prestar atención a los tonos de la llamada. Contaba en voz alta.

De pronto sentía como el tono de llamada se apagaba y le remplazaba una leve respiración. Contuve el aliento cuando lo escuché hablar.

— Abel Vidal ¿Quién llama?

— A...Abel, necesito tu ayuda — dije con un hilito de voz.

No me acordaba de su voz tan dulce y pausada. Me daba tanta seguridad, un refugio donde reposar mis preocupaciones. Mi Sign me dio una descarga de calidez que me llegó hasta el pecho, dándome así, la señal de que estaba de acuerdo.

— Noa, ¿Eres tú? Tienes la misma voz de niña — dijo contento.

— Y tú, de un viejo cascarrabias — dije siguiéndole la broma que siempre nos hacíamos antaño.

— Si me has llamado es que pasa algo ¿me equivoco?

Suspiré fuerte. Le hice una promesa años atrás de que no le buscaría a no ser que pasara una urgencia. Por desgracia esta urgencia había llegado.

— Adón ha encontrado a Zoey — solté sin rodeos.

— A ¿Zoey?

— A nuestra hija, Abel. A Leyre.

— ¡¿Cómo!?— gritó.

Escuché como maldecía en voz alta y como daba golpes a las paredes.

— He visto que se ha hecho ya el Sign. Tú le predestinaste uno, pero hiciste que no se manifestara hasta que Abril se lo tatuara. Se lo he visto, en la palma de la mano.

— Pero ¿Cómo la ha encontrado?

— Eso no lo sé. No he podido hablar con ella dado que Adón la llamó para una misión. Desconozco cuanto tiempo hace que está en la ODDSI, pero está en peligro.

— Tengo que entrar en la organización como sea — dijo Abel más para sí.

Ambos sabíamos cómo era Adón. Experimentamos su furia y sabíamos que no había nada bueno en sus intenciones. Si no la había matado ya, era por una razón. La razón era para llegar a Abel o incluso para llegar a mí.

— Tengo miedo de que cumpla su venganza. Le contaré todo a Zoey. De quién eres tú, de Adón y sobre mí. Quiero que se aleje del jefe de la ODDSI. Pero quiero que en las misiones tú la protejas — dije en forma de súplica.

— Destruiré la ODDSI si es preciso, Noa. No le hará daño te lo prometo. No he estado lejos de mi familia para que ahora destruya lo mejor que he creado en mi vida.

— Gracias, lo necesitaba oír — dije ya más tranquila.

Hubo un silencio incómodo. No sabía que decir, después de tanto años. Aún sentía esa sensación de abandono, aunque no podía evitar sentir las ganas de verle. De besarle... ¡Noa, céntrate!

Después de unos minutos Abel rompió el hielo.

— Noa, te he echado de menos. Oír tu voz me tranquiliza y me llena de nostalgia. Desearía poderte besar ahora. Mi Sign no deja de vibrar deseando poderse fundir con el tuyo.

Me estremecí al escuchar esa confesión. Yo sentía lo mismo. Era como si mi tatuaje quisiera sobre salir de mi tobillo y saltar dentro del móvil. Y sin duda, si estuviese enfrente de él, no podría evitar lanzarme a sus brazos. Gracias a Dios no era así y podía razonar.

— Ha pasado mucho tiempo, Abel. Siento emociones enfrentadas. De todas formas lo que me importa ahora es mi hija, lo demás es secundario.

— Lo sé, siempre ha sido así — dijo Abel con tristeza — Seguramente Adón mandará a Zoey a mi organización. La usará como moneda de cambio o incluso para que sea mi asesina. No sé qué pasa por su mente tan retorcida. No te preocupes Noa, la cuidaré. Como siempre he hecho.

— Gracias Abel. Voy a colgar.

— Te quiero Noa, siempre te he querido. Estamos destinados a estar juntos y lucharé para que nuestros Signs vuelvan a rencontrarse.

Me quedé callada contemplando por la ventana a las personas pasar. Cerré por un momento los ojos y recordé el último día cuando Abel se fue. Me dijo exactamente lo mismo. Pero ahora era diferente. Éstos años me han obligado a ser un témpano de hielo. Pensar más en Zoey, que en mis propias emociones.

— Desearía poder decir lo mismo. Pero mi corazón está tan dolido que ni el mito, ni el Sign lo puede curar. Piensas que con decir eso ya todo se arregla. No soy un ordenador que cuando va mal me puedes formatear. Mi corazón no tiene esa habilidad de borrar el dolor. Es más bien, una memoria imborrable. Necesito tiempo y otra situación.

— Entiendo lo que dices. Por eso no pararé mi lucha por volver a estar contigo. Te lo prometí y yo también cumplo mis promesas. Te dejo, Noa, pero ahora sólo será por un periodo corto de tiempo.

— Cuida de nuestra Hija — dije ignorando sus palabras. No quería hacerme ilusiones. No quería sufrir otra vez.

— Siempre.

Entonces colgó y tiré el móvil al sofá al mismo tiempo que rompía a llorar.

Zoey (En el presente)

Corría por la autopista, a 120 kilómetros por hora en mi moto clonada y fabricada por la ODDSI. Era exclusiva, sólo para mí. Os preguntaréis cómo podría una invidente conducir una moto. El motivo es que no es una moto normal. Está llena de mini cámaras que pasaban desapercibidas por el ojo humano. Dichas cámaras mandan las imágenes al ordenador interno de la moto. Por ese medio puedo usar mi don, sale proyectado en mi mente. Es decir veía perfectamente la calle, las señales, los obstáculos... TODO.

Toqué mi Sign y me dispuse a llamar a Zeth. Necesitaba hablar con él, contarle todo lo que me había dicho mi padre. Entre los dos tomaríamos alguna decisión sabia. También guardé en mi mente los archivos que robé en la organización de Abel. Más tarde podría sacarle beneficio a esa información.

Llamé a Zeth. El teléfono empezó a dar tono y cuando ya sonaba por el sexto escuché como descolgaba.

— Zeth necesito hablar contigo, es urgente. Es sobre Adón ...

— Lo siento, Zeth no puede ponerse.

Me quedé blanca. De repente, paré en seco la moto en uno de los callejones de Barcelona.

— Dalila, pásame a Zeth tengo que hablar con él.

— No podrá. Está en la cama descansando, dado que ha tenido mucha actividad física y necesita descansar.

Tragué saliva, necesitaba controlarme. Estaba demasiado estresada y Dalila me estaba provocando. Si hubiese estado de buen humor me hubiera reído de ella pero ahora no estaba en condiciones de escuchar tonterías.

— No lo entiendes Dalila, pásame a Zeth y déjate de tonterías porque no estoy de buen humor. Así que si no quieres perder tu cara bonita y llena de botox, pásame con Zeth de una vez...

Dalila empezó a reírse a carcajadas sin sentir ninguna reacción por mi amenaza.

— La que no entiende nada eres tú, Zoey. Zeth y yo hemos tenido un momento de pasión, se ha quedado indispuesto. Siempre se queda así después de pasar un buen rato. He notado que estaba muy necesitado dado que tú no le has dado nada. Eres una niña, Zoey, él necesita una mujer.

Perdí los estribos de mala manera. Si la hubiera tenido delante le hubiera dejado calva a mordiscos.

— ¡Escúchame zorra! pásame a Zeth de una vez si no quieres que te mate imbécil.

— Lo siento, Zoey. Zeth es mío, como siempre ha sido.

Acto seguido colgó.

Me quedé perpleja, no sabía que pensar. Si creer a Dalila o confiar ciegamente en Zeth. Decidí ir a Naélium para hablar con él, así que junté las manos para tocar mi Sign. Cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas ver a Zeth.

Después de un rato abrí los párpados y me encontré en el bosque de Naélium. Comencé a caminar y a llamar a Zeth. Estuve bastante tiempo buscándole, pero no encontré ni rastro de él. Así que me senté en una roca que tenía cerca. Fue entonces cuando los nervios y el estrés me ganaron la partida. Unos lagrimones cayeron sin remedio por mis mejillas, lloraba amargamente. Me tapé la cara con ambas manos deseando que todo lo que había ocurrido en las últimas horas no hubiera sucedido. De pronto, noté como me cayeron unas gotas. Miré hacia arriba y contemplé atónita que el cielo estaba demasiado negro, lloviendo levemente. Se había puesto así de pronto coincidiendo con mis emociones. Admiré todo el cielo y pude ver una persona suspendida en él, como si estuviera durmiendo. Rápidamente me subí a un árbol para poder ver quién era. A las alturas pude ver que era Zeth, estaba profundamente dormido.

— ¡Zeth, despierta! ¿Qué te pasa?

Él no contestaba. Así que alargué el brazo para tocarle y en ese momento sentí que mi mente volvía al mundo real sin poder remediarlo. Me metí dentro de las cámaras de la moto y verifiqué que la calle seguía vacía. Parecía una ciudad fantasma, era lo normal, ya que era bien entrada la madrugada.

Pensé un rato en lo que acababa de ver, a Zeth suspendido en el aire completamente dormido. Dalila había dicho que estaba descansando, pero no era normal parecía que estaba atrapado en un sueño, como si estuviese en coma. Me quedé de piedra cuando mi mente me reveló algo que ya había comenzado a sospechar desde hacía tiempo: Adón ya se había enterado de lo mío con Zeth y le había hecho algo. Esa era su venganza, destruir a mi alma gemela. Tenía que ayudarlo y de paso encargarme de una vez por todas de Adón, para que me dejase en paz. A mi familia y a mí.

Toqué mi Sign y repasé con mi mente los números de teléfonos que tenía hasta llegar al de Abel. Aún sentía rencor hacia él, pero necesitaba su ayuda y estaba casi segura de que él nunca me traicionaría. Ante todo era su hija. Le llamé y mientras escuchaba los tonos noté como mi cuerpo se ponía nervioso ante esta situación.

— ¿Diga?

— Hola Abel, soy Zoey.

— Hola, pensaba que ya no iba a saber nada más de ti. En cierta manera me lo merezco...

— Deja de hacerte la víctima. Vamos a dejar eso para más tarde, necesito tu ayuda.

— Claro, dime ¿que necesitas?

— Adón tiene a Zeth, necesito que...

— Un momento ¿Quién es Zeth?

— Es mi alma gemela, como Noa y tu

— Aaa... ese tan listo que te trajo hasta Adón.

— Yo creo que no estás en condiciones de recriminar nada a nadie dado que tú fuiste el primero en joderme la vida. De todas formas ni él, ni yo sabíamos la historia y de quién era en realidad Adón.

— Es cierto, perdóname Leyre. Dime ¿que necesitas?

— Primero ¡ NO ME LLAMES LEYRE! Mi nombre es Zoey. Segundo: quiero invadir a la fuerza la ODDSI. Coger a Adón para tenerlo controlado y salvar a Zeth de lo que sea que le han hecho.

— Lo siento, Zoey — dijo titubeando. Se notaba que no le gustaba llamarme así — . Entiendo por dónde vas, necesitas mi organización para que te ayude a pegar el golpe. De todas formas mis chicos no tienen tanto conocimiento en la lucha como los de las ODDSI. Su trabajo es investigar no luchar.

— No te preocupes por eso, al menos tienen conocimientos de armas ¿no? De todas formas conozco a bastantes Gifts que seguro que se pondrán de nuestro lado.

Pensé en Blanca, Isaac, Abril e incluso a Sora. Seguro que se pondrían de mi lado. Casi todos tenían motivo para odiar a Adón. Blanca e Isaac lo harían por lealtad hacía mí. Parpadeé y seguí con la conversación.

— Sólo necesito una distracción para meterme en el despacho de Adón y averiguar donde esta Zeth. Después iremos a por el jefe cuando mi novio este fuera de peligro.

— Vale, igualmente necesitamos quedar para poner las cosas claras. En cómo, cuándo y saber a cuanta gente disponemos.

— No hay problema, ¿en qué sitio quedamos?

— Yo tengo una sala alquilada y sólo para mí en una Biblioteca del Centric del Prat ¿sabes dónde es?

— Sí, pues allí estaré con mis compañeros. Dame una hora, antes iré a ver a Noa y a comunicarme con mis amigos.

— Vale Ley.. Zoey ten cuidado no quiero volver a perderte.

Protesté. Odiaba que se equivocara. Para mí cambiarme el nombre, era como tomar la confianza que él no se había ganado.

— Lo tendré, gracias por tu ayuda. Por cierto me perdiste porque quisiste. Siempre pudiste mantenerte en contacto conmigo. De una forma u otra. No te hagas ilusiones, para mí sólo eres un perfecto desconocido.

— Tengo bastante paciencia. Me ganaré tu confianza, hasta que me llames papá — dijo lentamente, poniendo énfasis en la última palabra.

— Pues ya puedes empezar, ayúdame a salvar a Zeth. Después ya hablaremos.

Acto seguido Colgué.

Aceleré de golpe la moto y me dirigí a la casa de mi madre. Deseaba hablar con ella y deseaba poder tener enfrente a Adón para aclarar las cosas.


¿Podrá Zoey entrar en la ODDSI?

¿Llegará a tiempo a salvar a Zeth?

¿Noa perdonará a Abel y volverán a estar juntos?

¿Zoey por su parte también podrá perdonarle?

Os animo a leer el próximo capítulo!

Mis queridos Gifts, gracias por seguir todos los capítulos y ser seguidores de "Dones".

PD: nueva portada Gracias a @MarianneAguileraMi

¡Nos leemos pronto!

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