Capítulo 53: La cueva de Cristal
Kiara
Caminaba lenta y segura. Los Lux, a pesar de que me habían dejado pasar la frontera, me miraban con recelo. Samán había sido mi hogar durante años, pero para mí, había sido mi cárcel personalizada. Definitivamente ya no era mi casa. Mi hogar era junto con Kaliska y Esmeralda.
La imagen de Guideon pasó por mi mente de una manera fugaz. Por un momento tuve la tentación de darme la vuelta e irme con él. Él se había mostrado sincero y me había ayudado cuando no tendría que hacerlo ¿Por qué lo había hecho?
Suspiré alto y pensé en él. En su sonrisa, en su incoherencia de sus actos y sus palabras, en su naturaleza en su extraña empatía hacia mí... en sus labios. Paré en seco cuando me di cuenta de mi último pensamiento. ¿Estaba pensando en Guideon con una intención amorosa? No podía ser. Yo nunca me había enamorado, nunca había llegado el caso.
Para mí era de más importancia la amistad que otra cosa. La lealtad por encima del amor, ese era mi lema. Pensé entonces en Esmeralda y supe que no era del todo real. En su caso el amor hacia mi amiga era igual de poderoso que mi lealtad.
Mientras pensaba en estas cosas me dirigí a las cuevas rocosas blancas llenas de sal. Allí iba a ser mi escondite durante quince años. Miré a mi alrededor y supe que iba a ser muy duro. Me encogí de hombros y noté a Daren en mi espalda. Estaba demasiado quieto y supuse que se había dormido. Tenía ganas de estrecharlo a mi pecho, pero tenía miedo de que nos descubrieran.
No había nadie cercano. Tampoco notaba la presencia y el aura de nadie, pero no quería tentar la suerte. Así que reprimir ese deseo y me fui corriendo hacia la cueva de rocas blancas que Kaliska me había señalado por medio de los sueños.
Desde que me separé de mis amigas, mi comunicación con la gran Sabia era por medio de los sueños. Ella me decía lo que tenía que hacer y cómo. Yo la obedecía sin dudar, estaba en deuda con ella de por vida. Kaliska era como mi madre, aquella que me condujo por el buen camino, cuando mi propia madre fue asesinada por Aini. Apreté los puños cuando llegué en la entrada de la cueva y con decisión entré.
La cueva era hermosa, tan hermosa que parecía que había entrado en un mundo paralelo. Los cristales de sal de alrededor brillaban y centellaban sin parar. El aire volaba por la estancia como si estuviéramos al aire libre.
Me asusté cuando vi un par de animales hermosísimos de cristal. Éstos parecían una especie de lobos, pero en pequeño. Su cuerpo parecía que estaban hecho de cristal y piedras preciosas y parecían tan delicados que si los tocabas se podían romper.
Los miré con adoración y seguí caminado hacía las profundidas de la cueva. Noté como varios animales de éstos me seguían por detrás. Conforme iba avanzado, más animales se sumaman. Llegaron a ser una veintena de lobos de cristal.
Uno se acercó tanto que tocó mis alas. En respuesta a su proximidad escuché como Daren daba un chillido de sorpresa. El lobo aulló débilmente y comenzó a oler por curiosidad. Dejé de ocultar al bebé y me lo puse en los brazos. El lobo curioso trepó por mis piernas hasta situarse en mi hombro. Paré en seco.
Esperé la reacción del animal. No quería pelear, ni hacerle daño, pero si osaba morder al niño me lo cargaba sin duda. Éste, ajeno a mi lucha interna, olfateó de nuevo al niño. Daren, ni corto y perezoso le cogió del cuello y lo abrazó con fuerza. Estuve apunto de apartar a los dos, cuando el lobo le empezó a lamer la cara con dulzura.
—Parece que has hecho un amigo — le dije a Daren.
Éste me miró con los ojos muy abiertos. No parecía un bebé, estaba demasiado despierto para su edad. Acto seguido el lobo me miró. En ese momento me fijé que los otros lobos habían hecho un círculo alrededor de mí. Eran muchos, demasiados. Si nos atacaban íbamos a resultar muy mal parados.
El lobo hizo un débil aullido para llamar mi atención. Le miré directamente y le sonreí. Parecía amable y que no nos haría daño. Pasé el niño a mi ala y levanté una mano para acariciar al animal. Toqué su cabeza. Era muy raro su tacto. Era duro, pero a la vez frágil. Suave y a la vez rugoso. En un momento pude ver que en su cuello colgaba una piedra hermosísima que brillaba con fuerza, como si tuviera un ritmo armonioso. Me fijé y llegué a la conclusión que parecía el latido de un corazón, de su corazón.
Estos animales eran muy especiales, hermosos y mágicos. No quise hacerlos daño ni tampoco caerles mal, pudiera ser que fuera sagrados por los Lux. Yo apenas había salido de mi aldea de pequeña, dado que no era muy bien recibida por mi antecedente familiar.
—Hola pequeño — le hablé — no temas no te haremos daño.
El lobito se acurrucó entre mi pecho y mi brazo. Sonreí, dado que parecía que era de su agrado. Entonces recordé del porqué estaba allí. Tenía que llegar a mi misión. Miré con determinación al animal y éste se sentó atento.
—Necesitamos vuestra ayuda — dije mirando también a mis pies donde estaban los demás — tengo que encontrarlo. Es nuestra única salida.
El lobo miró a Daren y éste empezó hacer ruidos. Lo acerqué al animal y se puso contento. Se habían caído muy bien, ambos.
—Necesito protección — dije tajante — es para él, Daren. Esus y Aini quieren matarle.
No sabía porqué le daba tantas explicaciones a un simple animal, pero estaba desesperada. Aquí encontraría la ayuda que necesitaba desesperadamente, pero no había nadie ¿Había fracasado?
—Tu fe es débil — dijo una voz por toda la cueva — pero tu voluntad y terquedad es sólida.
—Yo le llamo Lealtad — dije mirando a todos lados, buscando el origen de su voz.
—A veces la lealtad nos hace hacer cosas incorrectas, ¿cómo sabes si lo que estas haciendo es correcto?
—Porque creo en quién me envió — dije firme.
Escuché una risa agradable. Entonces los lobos se alejaron poco a poco hacia el final de la cueva dónde apareció un ser hermosísimo. Era mas o menos de mi estatura. Su pelo era de color dorado, su armadura del color del oro. Su cuerpo tenía curvas y sus alas eran enormes y muy esponjosas. Me quedé fascinada por su hermosura.
Me acerqué poco a poco a su ubicación y me maravillé al contemplar su aura. Transmitía paz, tranquilidad, serenidad, empatía... Todo de ella hacía que quisieras acercarte. Kaliska me advirtió de lo que sería capaz éste ser y lo que era. Pero se había quedado corta, sin duda.
—¿Eres Arconte*? — pregunté aún absorta por su presencia — pensaba que eras un él.
Se rió con ganas y se sentó en una roca. Los lobos se situaron a sus pies, otros en sus piernas. Ella los acariciaba con amor.
—Así es — dijo terminando de reír — Soy de ambos sexos o de ninguno. Me puedo mostrar como vosotros identificais como mujer, pero a la misma vez puedo ser como un él.
Entonces hizo cambiar su apariencia. Sus brazos se volvieron más fuertes, sus pechos dejaron de ser femeninos y se podía ver los pectorales. Sus facciones dejaron de ser delicados y finos, a ser gruesos y con una mandíbula fuerte. Lo único que no cambió fue su pelo y sus alas. Ahora me había quedado más fascinada. Nunca había conocido un Arconte, ni tampoco había contemplado su belleza.
—Entonces, ¿Cómo te llamas? — dije tartamudeando.
—Me llamo Sasha* y soy el único Arconte creado por Yutai — dijo sonriéndome — el protector sagrado.
Entonces levantó la mano y sentí como una fuerza me empujaba hacia él. No me resistí, dado que no parecía una amenaza. Cuando llegué a su situación lo pude ver de cerca. Era tan hipnotizante y tan hermoso que se me olvidó por un momento del porqué estaba allí.
Sasha cogió a Daren de mis alas y lo alzó. Sonrió ante los movimientos del bebé. El lobito, que se encontraba en mis brazos, saltó hacia la roca y lamió al bebé que estaba en brazos del Arconte. En ese preciso instante me deperté de mi ensueño y quise cogerlo.
—Tranquila, Kiara — dijo lentamente y con serenidad — Daren estará a salvo. No dejaré que ninguna fuerza oscura le posea.
Acto seguido se acercó, tan cerca que mi mente tocaba con la suya.
—Tu y yo seremos un gran equipo. Daren cumplirá su destino. Lo prometo.
(Imagen hecha por Jason Chan)
Fueron pasando los días. Estaba muy nerviosa. Hacia días que Charles y Navit se habían casado. Kaliska me confesó, por medio de un sueño, que hoy sentenciarían a Esmeralda de muerte. Por ese motivo no podía estar parada. No paraba de caminar de un lado a otro de la cueva. No quería estar de brazos cruzados mientras mi mejor amiga, pasaba el peor día de su vida. No era justo, no era correcto.
Por otra parte, estaba aquí exiliada, escondida protegiendo el futuro de nuestro mundo, de las naciones, del universo. Gracias a Sasha por sus conjuros, Daren iba creciendo deprisa. A pesar de tener unos días, parecían que tenía ya dos años. Era curioso, atrevido y muy aventurero. Me recordaba a su madre y eso hacía que me entristeciera más.
Había pasado todo el día jugando con Daren y estaba cansada. Era de noche y contemplaba al niño dormir. Su cara era de paz y sonreía sin parar. Le gustaba este lugar. Vivía rodeado de dos ángeles raros y un grupo de lobos de cristal. No era vida para un niño, pero desgraciadamente era lo que le había tocado.
Mientras contemplaba al niño, mi fuero interno se debatía entre hacer que me habían mandado o irme a buscar a Esmeralda. Sabía que no tendría que interferir en su muerte (aunque lo deseaba con todo mi ser) pero al menos pasar los últimos momentos a su lado. Sabía que Daren iba a estar bien. Sasha lo quería y lo protegía con adoración.
—¡No lo hagas! — me dijo Sasha apareciendo en su forma femenina — no te vayas y le dejes desamparado.
—No está sólo, te tiene a ti — le dije acercándome a ella.
Sasha me miró y volvió a cambiar su apariencia. Ahora tenía rasgos femeninos y masculinos. No podía bien percibir que sexo era más aparente. Decidí que me daba igual. Para mi era Sasha, independientemente de la forma física que se mostrara.
—Ese niño te ha sido confiado — dijo con un tono neutro — si te vas, lo estarás abandonando.
Intenté no llorar al imaginar a mi amiga ardiendo en la hoguera. Le estaba abandonado, le estaba dejando sufrir, sola. No pude reprimir más una lágrima y ésta cayó por mis mejillas. Sasha me observó con mucha atención. Tocó una lágrima con los dedos y se la llevó a la boca. Le miré extrañada.
—¿Nunca has visto llorar? — dije intentando ocultar mi rostro.
—No — dijo sincera — tampoco he experimentado esa emoción que hace que llores. Así que nunca he llorado.
Le miré sorprendida y no supe que decir. Daren hizo un ruido y cambió de posición. Lobito (al final se quedó con ese nombre) estaba durmiendo a su lado. El niño le cogía el pelaje con ternura.
—¿No sientes emociones? — pregunté.
Negó con la cabeza.
—No, no fui creada para sentirlas, si no para proteger.
—Es triste — dije sin pensar — las emociones son muy intensas y a veces dolorosas, pero te hacen sentir vivo.
Sasha no dijo nada. Levanté mi ala izquierda y sin querer toqué su ala derecha. Él notó mi caricia, pero no se apartó. Es más, la acercó más para que pudiera acariciarla. Ante este gesto me permití, pasar el límite.
Estos días habían sido muy intensos, pero a la vez muy gratificantes. Como he dicho antes, nunca me he sentido atraída sexual y amorosamente ante nadie. Pero Sasha había despertado estos sentimientos.
Levanté la mano y le acaricié sin tapujos su ala. Él sonrió con agrado. Me imitó y tocó mi ala, la que me había herido Guidon e hizo un gesto de dolor. Ya estaba curada, pero se había quedado un poco malformada. Seguidamente, con la otra mano le toqué la mejilla. Sus facciones eran delicadas pero su nariz y barbilla eran gruesos. Sasha había decidido mantenerse en la forma "neutra" por así decirlo y sinceramente así me gustaba más. Le toqué la nariz delicadamente, seguido de su pelo.
Sonreí al notar como ella no se apartaba y debaja que siguiera con las caricias. No se me olvidaba que era Arconte y era un ser mitológico importante y sagrado. Mi existencia comparada con la suya era insignificante, pero no me importaba.
Por la sonrisa dejé que mis colmillos salieran. Hacía días que no me alimentaba y no tenía ninguna planta de ordre. Así que tenía sed, pero gracias a Yutai, Sasha no despertaba mi lado más animal. Su sangre no me atraía o al menos su olor. Su sabor sería otra historia, pero no se me pasaría por la cabeza morderle. Al menos aún no...
—Eres un ser especial — me confesó el Arconte.
Acercó su dedo a mis colmillos e hizo que se clavase en la carne. Pegué un respingo cuando noté el sabor de su sangre en mi boca. Era deliciosa, la sangre más dulce que había probado. Le miré con las pupilas dilatadas por la sed que había despertado. Sasha rió como si no entendiera lo que había despertado.
No pude reprimirme más y le cogí por el cuello y le besé. Mis colmillos rozaron sus dientes. Le abracé con mis brazos, pero a la misma vez, le abracé con las alas. Sasha no me correspondía, pero tampoco se apartaba se sentía a gusto con mi cercanía.
Al no rechazarme dejé de besarle y comencé a darle besos castos por el cuello. Aparté su pelo delicadamente y le pasé la lengua por la clavícula. Olía de maravilla. Empecé a darle mordisquitos pequeños y notaba como mis colmillos deseaban penetrar su carne. No pude resistirme y puse mis colmillos listos para morder.
—Kiara — dijo lentamente Sasha — no ...
Ante su negativa me forcé a parar. Cerré la boca intentando esconder mis colmillos y me incorporé para verle detenidamente.
—Lo siento — dije al darme cuenta que me había excedido.
Él era un ser hermoso con un propósito creado de la mano de Yutai. Mientras, yo era un ser nacido de dos razas. No tenía una nación predilecta. Estaba en medio de una y a la vez no pertenecía a ninguna.
—No pienses tan duramente de ti misma — dijo sabiendo mis pensamientos.
Ya no me extrañaba que fuera capaz de leer mis pensamientos. Kaliska lo hacía todo el tiempo. Había aprendido a no tener intimidad.
—No es por lo que tú eres — volvió a decir — si no por lo que soy yo. Soy incapaz de sentir emociones, incapaz de sentir amor... Vosotros os mueve el afán de reproduciros por eso teneís ese sentimiento que llamais amor que al final lo que hace es llevar a cabo el acto de reproducirse. En cambio, yo he sido creada para proteger lo más sagrado de este mundo.
Señaló a Daren. El niño volvió a cambiar de posición y el lobito levantó su cabeza y nos observó a las dos.
—Nunca podré sentir lo mismo que tu. Somos dos seres creados por motivos diferentes. Nunca podré corresponderte, al menos de la manera que tú quieres.
Asentí y me alejé de ella. Mis alas se expandieron e intenté no tocarle en ninguna parte de su cuerpo. En seguida sentí una soledad absoluta y entonces comprendí lo que significaba amor. Empecé a sentir como si me faltara el aire y no pude reprimir llorar. Giré la cabeza hacia el lado opuesto para que Sasha no me viera.
—No quiero hacerte daño — dijo en un susurro — a ti no.
Le volví a mirar y contemplé maravillada como una pequeña lágrima salía de su ojo derecho. Sasha había dicho que nunca había llorado. Ella levantó su mano y se tocó la lágrima. Me miró sobresaltada. Ella tampoco entendía porqué le pasaba esto.
En ese preciso momento Kaliska apareció delante de nosotras. Ambas nos sobresaltamos al notar su presencia. En cambio, la Sabia se mostraba alegre y nos miró con aprobación al comprobar que estábamos llorando. Ella sabía de nuestros sentimientos y lo aprobaba ¿Significaba esto que tendría algún futuro?
Palabras del texto con *:
Arconte: Son verdaderas autoridades de la moral y la ética. Han existido desde el nacimiento de los dioses. De hecho, la palabra arconte viene del griego "archai" y significa origen o comienzo. En la antigua Grecia se conocía como arcontes a los habitantes destinados a convertirse en la autoridad suprema, fuese política o religiosa. Dictaban las normas, las hacían cumplir e impartían castisgos a los descarriados.
Los arcontes son eficaces y poderosos intermediarios. Son la conciencia y, en cierto modo, el ente físico que se encarga de llevar a cabo todo lo que el dios necesita ejecutar. Son la autoridad. Es lógico pensar que estos seres possen un gran poder, pero hay mucho más. Su fuerza y gracia son celestiales, divinas. No necesitan hablar, aunque lo hagan y no necesitan luchar, aunque porten armas arcanas. Su mera presencia es una revelación que despeja la mente y el espíritu.
Información sacado de:
Sasha: Es cómo se llama el Arconte. Es un nombre unisex, de origen griego y significa "protector".
¿Qué os ha parecido Sasha?
¿Os gusta la pareja de Sasha y Kiara?
¿Conseguirán mantener a salvo a Daren?
¿A qué ha venido Kaliska?
Os espero el próximo sábado con un nuevo capítulo
¡Nos leemos y nos escuchamos pronto!
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