Capítulo 34: Un Sign, Un gran privilegio
Akin
Abría mi taquilla una y otra vez. Estaba muy nervioso. Hoy era un día importante. Tendría mi Sign y me haría inmortal. Esto era un privilegio que sólo los más allegados a Adón, tenían acceso. Te convertía en su ejército personal, en su soldado leal.
Ante los ojos de los demás, si hay alguna discusión y tú tienes un Sign, siempre creerán a éste y no al otro. No harán preguntas, no harán juicios, no investigarán. Te da poder de hacer lo que quieras, siempre y cuando no sea en contra del jefe.
También tenías derecho a pedir lo que quisiera a Adón. Éste no te lo podía negar, a no ser que sea en contra de la ODDSI. Yo tenía decidido lo que iba a pedir. Lo había estado pensando durante meses y ya lo tenía claro. Sólo esperaba que el jefe tuviera un poco de misericordia, cosa que le faltaba bastante.
Respiré hondo y me senté en el banco. Cogí una foto de Abril, la que le había cogido sin que ella se enterase, de su taquilla. Sabía que ella no me la negaría, pero me daba vergüenza dado sentía algo por ella desde el primer día. La veía tan lejana, no me la merecía. Mi pasado es oscuro y siempre he pensado que no merezco aquello que llaman felicidad. Pero desde que ella entró en mi vida, ese concepto de mí cambió. Por ella haría cualquier cosa, incluso revelarme contra el hombre más poderoso que conozco.
Estaba ensimismado en mis pensamientos cuando escuché que alguien entraba en la sala. Guardé lo más disimuladamente que pude la foto de Abril en la taquilla y respiré hondo.
—Por fin te encuentro, Akin — dijo con un tono relajado Adón.
Me giré de golpe, no me imaginé que me estuviera buscando. Él nunca me buscaba, me mandaba a llamar, esto era raro ¿Había descubierto el plan que teníamos Abril, Zeth y yo? Si es así, ya estamos muertos seguro. Me puse de pie, señal de respeto y le hice una pequeña reverencia con la cabeza. Él sonrió por mi saludo y esperó que dijera algo.
—Estaba preparándome para la ceremonia, señor — dije con un tono firme.
Él me tocó el hombro con firmeza y sonrió con ganas. Le caía bastante bien, aunque no entendía por qué. No había hecho grandes hazañas y otros Gifts, habían hecho mejores misiones que yo. Pero tampoco iba a negar ésta amabilidad.
—Es verdad, hoy vas a ser inmortal y mi leal siervo — dijo en un susurro — eres unos de los pocos que merece mi confianza.
—Me halaga — dije con una fingida sinceridad.
—Por ese motivo, te voy a encargar una misión especial y secreta — dijo directo.
Me quedé parado ante la confesión. Adón me hizo una señal para que me sentara en el banco. Me senté y él hizo lo mismo. Intenté que no se notara que estaba muy nervioso.
—Que desea — le dije con educación.
—Quiero que vigiles a Zeth — dijo con la cabeza en alto — a partir de mañana estarás en todas las misiones que él esté.
Tragué saliva.
—Si él la caga, será responsabilidad tuya. Si él se escapa, tú lo pagarás. Si él me traiciona el que saldrá perdiendo serás tú ¿Me estás entendiendo?
—Con total claridad — dije guardando las manos para que no se notase que estaba temblando — quieres que haga de canguro.
—Efectivamente — dijo dándome una palmada en la espalda— no le daría ésta misión a nadie que no confiase. Necesito que Zeth me sea leal. Busca su punto débil para hacer que sea más colaborador.
—Creo que su punto débil ya los mataste — se me escapó.
Adón me cogió del cuello y me estampó contra la taquilla. Me puse tensó por su reacción. Me pasé de listo, lo admito, pero me daba mucha rábia. Le había quitado su familia, su hogar, su vida... y todavía le quiere dejar más indefenso ¿Qué tiene éste hombre en la cabeza?
—Cuando yo quiero algo, lo consigo como sea — dijo amenazante — limítate hacer la misión, a no ser que quieras que busque tu punto débil.
Asentí con la cabeza y éste me soltó. Comencé a toser como un loco. Sentí dolor en la garganta, pero no me quejé.
—Será como usted quiera —dije con una reverencia.
—Zeth tiene que hacer todo lo que yo quiera. Tiene misiones que cumplir.
Abrí mi taquilla y cogí mi chupa de cuero. Me lo puse dado que me representaba y me sentía cómodo cuando me lo ponía. Pero una parte de mi celebro pensaba en la importancia que le daba Adón a ese chico. Cuando el jefe estaba a punto de salir del vestuario, pregunté:
—¿Por qué es tan importante? — pregunté movido por mi curiosidad — ¿Su don es tan poderoso?
Adón se giró lentamente y me miró con desafío. Su mirada me heló la sangre y me arrepentí de haberle hecho esas preguntas. Éste hombre cuando quería dar miedo lo conseguía. Su aura, su talante, su figura, su mirada, su gesto, su postura...Pero por mi extraña naturaleza, me encantaba pasar miedo, sentir esa adrenalina de jugarme el pellejo. Con esto en mente, le miré a los ojos sin apartarle la mirada ni un instante.
—Tiene un destino que cumplir — dijo con aura de misterio — y yo me encargaré que lo cumpla.
Seguidamente salió de la estancia dando un gran portazo. Me quedé pensando en la amenaza que me hizo Adón. Buscaría mi punto débil ¿Sabrá que es Abril? Si Adón la toca, juro que haré lo que sea por destruirle. Por ese motivo, me curaré en salud y me encargaré que Zeth cumpla sus misiones, o si no, también tendré que buscar su punto débil, pero para usarlo a mi antojo.
Abril
Contemplé la inmensa sala. No me gustaba ser el centro de atención. He hecho varios Signs, pero aún no me acostumbro a ésta estúpida ceremonia. Adón premiaba la lealtad con inmortalidad, pero la pregunta es ¿Merece la inmortalidad la humanidad?
Caminaba alrededor de la camilla, preparando los utensilios para hacer el tatuaje. Ya había bastantes personas sentadas en las gradas esperando que empiece la ceremonia. Ésta sala, era la sala más grande que había en la organización. Aquí se hace los Signs, las reuniones importantes y a veces, cuando Adón está de buenas, hacemos un gran buffet. Tenía capacidad para unas 500 personas. No éramos tantos por ese motivo la sala parecía más grande.
Entre el gentío pude diferenciar a Zeth. Su Sign en el cuello, estaba demasiado rojo. Lo miré con extrañeza y me acerqué a él sin dudar. Él al verme, se acercó a mi situación. Estábamos separados por una valla, pero ésta tenía agujeros. Cuando llegué le toqué con mala gana el tatuaje, el gritó de dolor.
—¿Qué haces? — preguntó con enfado.
—NO, ¿Qué haces tú? — dije enfadada — ¿Has intentado quitarte el tatuaje? ¡Está infectado!
Él me miró con desgana, mientras se tocaba con delicadeza el cuello. Bajó la cabeza, era signo de culpabilidad.
—No quiero ser marcado como si fuera un ganado — dijo en susurros con los dientes apretados — yo no le quiero pertenecer, al malnacido que asesinó a mi familia.
Me acerqué lo más cerca que pude y atravesé mi brazo entre las rejas. Le cogí del cuello con la mano y apreté fuerte.
—No seas imbécil — dije también en susurros — tener la confianza de Adón te puede salvar la vida. Eso te interesa.
—¿Para qué? — preguntó afectado — Ya no tengo ningún motivo para vivir.
—Porque si estás muerto no puedes vengarte — dije con tranquilidad — los muertos no pueden idear planes y hacer sufrir al mayor imbécil que este mundo ha conocido. Así que, relájate y disfruta. Haz que Adón confíe en ti y entonces cumple tu venganza. Pero no antes.
Seguidamente me fui a la camilla dejando a un Zeth, tocado y bastante afectado. Espero que pueda resistir esa rabia, porque si no, nuestro plan se irá al traste. Cuando llegué a mi situación apareció Adón. Toda la sala se quedó en silencio ante su presencia, en señal de respeto.
Me erguí intentando mantener el malestar. La sala se estaba llenando poco a poco. Akin tenía muchos amigos y a todos les caía bien. También había algunos que no era santo de su devoción, dado que él hacía poco tiempo que estaba en la ODDSI y ya iba a tener éste cargo. Esto hizo que despertarse mucha envidia en el personal. Así que enemigos tampoco le faltaban. Por el motivo que fuera, si era amistad o enemistad, la sala estaba llena y todos me miraban a mí con curiosidad.
Adón se fue a una sala pequeña, que estaba en las alturas. abierta a la grande. Allí tenía un asiento especial. Se veía toda la sala y tenía los comandos para abrir puertas, poner música. Al llegar allí Adón cogió un micrófono y se dispuso a dar el discurso de siempre.
—Estimados Gifts — dijo con tono de locutor — estamos aquí para apoyar a un compañero que pasa a ser un soldado leal.
Los presentes aplaudieron y vitorearon el nombre de Akin. Yo no pude evitar sacar una sonrisa.
—Hoy se le proporcionará un Sign especial, hecho a sus características y a sus dones. Con esto se le hará inmortal. Demos una grata bienvenida a ¡Akin!
Entonces apareció el chico por la puerta y todos aplaudieron con gran ruido y devoción. Él en cambio se le veía distraído y como si todo esto que se había formado no iba con él. Me preocupó bastante, dado que no parecía ido.
Se acercó con un paso pausado hasta donde yo estaba. Me saludó como si no me conociese, se quitó la chaqueta de cuero y se sentó en la silla. Me quedé sorprendida. No me ha sonreído, ni siquiera me ha mirado como alguna conocida... Me ha ignorado completamente. Me dolió, pero seguí su juego. No permitiría que el notase que me afectó su desprecio.
—Abril, puedes empezar — soltó Adón y se sentó.
Tecleé el ordenador. Ya tenía el patrón, la tinta de la inmortalidad y las características para que sus dones concordasen con el tatuaje. Aunque la forma se acabaría diluyendo conforme vaya haciendo. Ahora tendría que mirar dónde se lo pondría. Comencé a tocar sus brazos, su cabeza, cuello, torso... conforme iba bajando la multitud se volvía más pícara, silbaban y decían obscenidades. Pasé más debajo de su cintura, los muslos hasta que llegué al gemelo izquierdo. Sentí como mi mano se sentía atraída hacia ese lugar ¡Ahí era!
—¡Date la vuelta! — le ordené de malas maneras.
Él arrugó la nariz y me hizo caso. Se puso bocabajo y yo le quité los pantalones de cuajo. Todos empezaron aplaudir y a decir que nos fuéramos a un hotel. Yo rodé los ojos y no hice caso a las habladurías. Comencé a tatuar lentamente.
Mientras lo tatuaba, recordé mi primer día aquí. Estaba sola perdida, muerta de miedo pensando que me había metido en una especie de mafia. Adón nada más verme supo que podía serle útil. Soy la única que tiene éste don, por eso creo que estoy viva. Tengo claro que el día que alguien más pueda hacer lo mismo yo, ese día mi vida no valdrá nada. También por ese motivo Adón me trata diferente. Más amable, bueno dentro de lo que se puede ser amable siendo Adón. Pero me sentía como una esclava.
Estaba condenada a estar haciendo tatuajes, a trabajar para un asesino y no tenía libertad de irme cuando quisiera, de viajar, de formar una familia... Mi sign, ese que está detrás de mi oreja, señalaba que era una propiedad. Zeth tenía razón, para Adón somos ganado. Unas ovejas descarriladas. No importa si una se pierde, es comida por los lobos, o se cae en un pozo... siempre habrá suficientes ovejas para tener leche. Así piensa Adón, siempre habrá suficientes Gifts para seguir con sus planes. Pero ¿Cuáles son? Nadie lo sabe, sólo Marc.
Mientras tatuaba al chico que me gustaba, me vino la mayor revelación de mi vida. Ahí estaba la clave. Si descubríamos los planes de Adón y lo destruíamos, podíamos vencerle. No hacía falta tener un gran número de aliados, sólo hacía falta conocimiento.
Al llegar a esta conclusión sonreí ante la magnificencia de mi inteligencia. Ante éste subidón acabé el tatuaje de Akin. Lo limpié dado que la sangre cubría el tatuaje y cuando vi el dibujo me quedé pálida. Intenté disimular y tragué saliva.
—Bienvenido a mi legado, amigo — dijo Adón por el altavoz — ahora eres inmortal y tu Sign resplandece con honor.
Akin se giró y me miró. Vio mi semblante y pude ver en su cara preocupación. Él alargó la mano para tocarme, pero yo me alejé y le di la chaqueta en respuesta. Teníamos que disimular, esto era grave. Él se la puso e intentó recomponerse para la segunda parte de la ceremonia. Se puso de pie y esperó a que el jefe continuara.
—Como ya sabéis es costumbre que cuando uno se hace leal, pida un deseo — dijo de nuevo con voz de locutor — puede pedir cualquier cosa, siempre que no sea en contra de la organización o en contra de mi vida. Así pues, ¿Cuál es tu deseo?
Toda la sala se quedó en silencio. Akin se alejó decidido y se puso más cerca de la sala donde el jefe, inacanzable, esperaba la respuesta. Yo no tenía ni idea, nunca habíamos hablado de lo que pediría. Casi siempre pedían cosas tontas y materiales: Dinero, caballos, granjas, ser conde, rey de algún lado... Hubo un Gift que pidió un lobo como animal de compañía, pero algo más raro que eso no hubo. Conociendo a Akin seguro que pediría algo de comida o algún carro de última generación. Pero lo que pidió nos sorprendió a todos.
—Quiero que se haga el Sign y por ello la inmortalidad a cualquier Gift que lo solicite — dijo en voz alta para que Adón le escuchara.
El jefe se levantó de golpe de su "trono" con una cara de cabreo. Nadie djio nada, el silencio de la sala era tan intenso, incómodo y peligroso, que se podía cortar un pepino con sólo lanzarlo al aire. Comencé a temblar y mis manos sudaban ¿Se había vuelto loco? Pedir eso era como desafiarle. Él había puesto la norma de que sólo Adón decidía quien tenía Sign y quién no. Era su señal de identidad, señal de propiedad.
El jefe de la ODDSI bajó de la sala y se puso a escasos centímetros de Akin. Marc iba detrás y algunos soldados leales también. La cosa se estaba poniendo chunga. Me alegré de que le acababa de hacer inmortal y no podía morir. Pero hay cosas peores que la muerte.
—Eres muy valiente a pedirme esto — dijo con la cabeza en alto.
Akin hizo una reverencia en señal de respeto. La había cagado, pero bien.
—No puedo cumplirte por completo ese deseo — dijo lentamente Adón — tendrá que tener una variante.
—¿Cuál, mi Señor? — preguntó Akin tartamudeando.
—Que los que sean por mi voluntad, sean de letras o signos. En cambio, los que se hagan un Sign por su propia voluntad serán de animales como se estaba haciendo hasta ahora. Si no aceptas mi variante tendrás que pedir otro deseo, mi fiel amigo.
Se hizo un silencio mientras Akin se lo pensaba. Levantó la cabeza y dijo en alto:
—¡Acepto!
La sala entera aplaudió y rompió en vítores. Adón se fue, mosqueado, hacía su despacho dejándonos a solas. Decenas de Gifts vinieron a mi lugar para pedirme que le hiciera los Signs. Otros se iban a Akin para agradecérselo.
Yo no podía prestar atención a todo éste caos, por mi pensamiento aún estaba en el tatuaje de Akin. Era de una garza muy hermosa, algo irónico porque él se transformaba en eso. Pero lo que me preocupaba que era idéntico al mío. Éramos almas gemelas. Podía ser algo de alegría, pero conociendo a Adón puede ser sinónimo de problemas. Después estaba otra variante igual de preocupante. En aquel momento no me fijé porque estaba más atenta a la conversación, que al tatuaje en sí... El Sign de Zeth no era un animal, era unas letras entrelazadas... era la primera vez que hacía un tatuaje que no fuese animal ¿Tendría esto algo que ver con los planes de Adón?
¿Qué planes tiene Adón para Zeth?
¿Porqué confía en Akin?
¿Podrá Zeth aguantarse las ganas de vengarse?
¿Descubrirá Adón que son almas gemelas Abril y Akin?
¿Porqué Zeth tiene un Sign de letras y no de animales?
¿Por qué puso esa condición Adón para cumplir el deseo de Akin?
¡Sabremos las respuestas en los siguientes capítulos!
¡Hola mis queridos Gifts!
Espero que os haya gustado el capítulo. Hasta ahora:
¿Qué historia de las cinco os gusta más?
¿Con qué personaje te identificas?
¿De que nación te gustaría pertencer?
Me encantaría saber vuestras opiniones y leer los comentarios.
Muchas gracias por pasaros a leer y seguir tan fielmente los capítulos cada semana.
¡Nos leemos y nos escuchamos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top