Capítulo 21: La flauta mágica y el Zaste
Esmeralda
Caminaba lentamente por el bosque, con el arco preparado listo para atacar si era necesario. Uma, mi compañera felina, iba silenciosamente detrás de mí mirando alrededor. Kaliska decidió que fuera a buscar la "Flauta mágica" la reliquia sagrada del reino de Kiau. Me escogió a mí, dado que era la que mejor conocía el bosque. De eso no había duda, pero cuando le pregunté por qué mi compañera de viaje era Uma, ella me contestó:
"Es mejor la sabiduría que la lucha y Uma sabe cazar las buenas ideas"
No entendí en ese momento, la frase, pero confié en la Sabia, aunque últimamente me salen dudas de su sinceridad. Antiguamente, cuando la conocí, confié en ella por la necesidad. Iba perdida, dado que supuestamente era la persona que iba a salvar el desastre de Naélium y mi hijo iba a sanarlo. Por los hechos de ella la creí y nunca dudé de su nobleza. Pero ahora que he vuelto a despertar me he dado cuenta que me ocultó cosas, pero ¿Eso significaba que me había mentido?
Bajé el arma y moví con la cabeza a ambos lados para quitarme esas ideas. Uma me lamió la mano para animarme, dado que había notado mi estado de ánimo.
—¿Estás bien, Esmeralda? — me preguntó la tigresa.
Miré alrededor, mi bosque, mi hogar, mi casa y después sonreí al animal. Le acaricié la cabeza.
—Estoy recordando — dije con una mirada de nostálgica — siento como si fuera siglos que no pisara estas tierras.
—Así es — contestó Uma — te he estado esperando mucho tiempo.
Entonces caí en la cuenta. Si todo Naélium estaba congelado ¿cómo era posible que ella estuviera sana y podía moverse?
—¿Cómo no estás en letargo? — le pregunté volviendo a caminar mirando alrededor.
—Supongo que como tú me has creado, no me afecta el hechizo — dijo mirándome con confusión.
Entonces el animal corrió hacia un árbol y escaló con sus garras. Llegó a una rama firme y olisqueó el lugar. Yo me la quedé mirando desde tierra firme. No era lo correcto, pero dejé que Uma hiciera su cometido. Seguí caminando y recordé lo que me dijo Kaliska.
Flashback
—La flauta mágica fue creada por la semidiosa encargada de proteger el reino de Kiau. Se dice que esa flauta podía ofrecer todo lo que quisiera quien la supiera tocar. Cumplía todos sus deseos — narró Kaliska.
—Como la lámpara mágica de Aladdín — intervino Blanca.
—Algo parecido — contestó la Sabia — pero ésta no sólo cumple tres deseos, es ilimitado. Bueno hasta que deja de serte leal.
—¿Cómo que deja de serte leal? — preguntó Isaac el Curasangre.
—La flauta es un ser vivo, así la creó la Diosa. Ella evalúa tu corazón, si eres puro te será leal. Pero con el tiempo, como somos humanos, nos volvemos varicosos y la flauta detecta que tu corazón se ha ensuciado y deja de obedecerte. Si esto pasa, entonces se convierte en una flauta normal y corriente — acabó de narrar Kaliska.
Por un momento pensé en quién sería el afortunado/a que la tocaría para hacer el hechizo, pero me vino a la cabeza una pregunta más importante.
—¿Dónde está la flauta? —preguntó acercándome al libro que Kaliska no dejaba de leer.
—La SemiDiosa al crearla vió que era muy poderosa y codiciosa, así que le dijo a uno de sus guardianes que la escondiera — dijo mirándome detenidamente — Lo escondió en un árbol centenario.
—Bueno ahora no será centenario — recalcó Rocks — ahora tendrá miles de años.
La Sabia lo miró con dureza, señal de que el comentario no le había gustado. Después suavizó su mirada y nos ofreció una mirada cautelosa uno a uno.
—Es un árbol CENTENARIO — esto último lo dijo con un tono más fuerte mirando a Rocks — que cambia de ubicación a su antojo. Por eso nunca ha sido encontrado.
—¿Cómo vamos a encontrarlo? — preguntó Kiara.
—Con una ayudita — entonces enseñó un frasco que su interior había un líquido rosa/azulado.
Fin del Flashback
Saqué el frasco que me había dado Kaliska y lo alcé para que el sol lo atravesara. Su color era precioso y a la vez hipnótico. En ese instante, sentí como Uma bajaba del árbol y caía al lado mío.
—¿Qué es eso? — preguntó la tigresa de color blanco y rayas negras.
—Con esto encontraremos ese árbol — dije con una sonrisa — ¡Ven!
Uma negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia atrás.
—No tengas miedo, amiga. No te hará daño — le dije intentando tranquilizarla.
—Eso es magia y puede pasar algo malo — dijo subiéndose de nuevo a un árbol para alejarse de mí.
Le miré con resignación y bufé en alto ¿Cómo una tigresa de un tamaño considerable y una fuerza descomunal, tenía miedo a un frasquito?
—Tú has sido creada con magia y eres espectacular — dije dándole en el centro de sus sentimientos.
—Touché — contestó el animal.
Seguidamente bajó y se acercó lentamente aún con miedo. Me agaché para poner mi altura a la suya y abrí el frasco.
—Sólo tienes que olerlo — expliqué con paciencia — es el olor que tiene el árbol. Tú tienes un gran olfato y con ayuda de la magia que fomentará tus habilidades lo podemos encontrar ¿Puedes hacerlo?
La Tigresa se sentó sobre sus patas traseras y alzó su cabeza con orgullo. Supe en ese instante que era un "sí" en toda regla. Así que me senté en su lomo y dejé que oliese el frasco. Entonces como si algo le hubiera pinchado el trasero, comenzó a correr como si no hubiera un mañana.
Uma se paró enfrente de un árbol bastante grande y muy raro. Miré hacia arriba para ver hasta donde llegaba la copa, pero no pude verlo. De pronto me vino una imagen de otro árbol igual de grande, pero en otro lugar. Me quedé extrañada ¿yo había visto ese lugar en algún momento? Entonces otra imagen me vino a la mente y era un cartel grande en medio del bosque. Su idioma era desconocido para mí, pero a sus pies habían ovillo de lana y ésta atada en los árboles y en el cartel ¿Qué significaba esto?
Mi amiga hizo un bufido y con ello consiguió que volviese en sí. Bajé de su lomo con lentitud y le acaricié la cabeza.
—Qué árbol más raro — dijo — sus frutos ... no los conozco.
Observé lo que el animal me estaba diciendo. Era verdad, es un fruto extraño, raro y que nunca había visto. Intenté contar los frutos y creo que conté cien ¿Por eso se llama centenario? Me acerqué al árbol y lo toqué suavemente. Su tacto era liso, suave y caliente.
—¡Qué extraño! — exclamé — sin duda éste es el susodicho árbol.
—¿Ahora qué hacemos? — preguntó Uma.
—Muy sencillo: Magia
Entonces lancé el contenido del frasco al árbol y éste comenzó a moverse. Comenzó a levantarse como si estuviera vivo y dejó ver, debajo de él, un pequeño altar donde reposaba la flauta. Uma corrió hacia ella, antes de que pudiera detenerle. Entonces algo o alguien la lanzó por los aires haciendo que cayese a pocos metros de mí.
Me acerqué a mi amiga y comprobé si se había hecho daño. Estaba bien, había salido ilesa. Uma se levantó y me miró con arrepentimiento. Le acaricié la cabeza y le animé a avanzar al lado mío.
Llegamos al altar y esperé a que ocurriera algo. Pensaba que me iba a lanzar lejos, como hizo con la tigresa, pero no ocurrió. Levanté la mano y poco a poco cogí la flauta. Cuando ya lo tenía en mis manos, esta comenzó a vibrar y se transformó en un animal mágico. Era un Zaste* no cabía duda. Su cabeza de serpiente, su cuerpo de mono y su cola de dragón era inconfundible. El bicho me mordió el dedo gordo y automáticamente lo solté. El animal volvió al altar y se acurrucó en él.
—Estupendo — dice Uma — ahora resulta que el animal éste se ha comido la flauta.
Me reí ante su deducción, pero no fui la única que se rio. La tigresa saltó del susto, mientras alguien se reía carcajadas sin darse a conocer. Era una voz de hombre.
—Le has caído bien — sonó con una voz suave melodiosa.
—¿Quién eres? — pregunté mirando a todos lados.
—Soy el guardián de la flauta, me llamo Tot*.
Seguidamente se dio a conocer. Uma le gruñó y yo le acaricié la cabeza con dulzura para tranquilizarla. Miré al guardián. Su cabeza era como un pájaro, pero su cuerpo era de un Humano. Llevaba en su mano una pluma y en la otra una especie de tablilla de madera. Desde que apareció no dejaba de escribir.
—¿Vosotras quiénes sois? — dijo desviando por un momento la mirada de su tablilla, para mirarnos a nosotras.
—Esmeralda y Uma — dije señalándonos — venimos de parte de Kaliska para coger la flauta mágica.
Tot dejó de escribir e hizo que la tablilla desapareciera. Se acercó al altar y acarició con ternura el Zaste. Éste hizo un ruido un poco desagradable al recibir la caricia.
—¿Os manda Kaliska? — preguntó sin creérselo del todo.
—¿Cómo si no, hubiéramos encontrado el árbol? — le contesté con una pregunta.
El guardián sonrió y dejó ver sus dientes blancos. Entonces cogió al mágico animal y me lo acercó con lentitud. Uma quiso alejarse, no le gustaba el Zaste, pero yo me quedé en mi puesto. Si nos quería hacer daño ha tenido su oportunidad antes.
—Muy bien, para llevarte la flauta tienes que pasar una prueba — dijo dando vueltas lentamente alrededor de mí.
—¿Qué tengo que hacer? — pregunté mirando al frente para no marearme con sus vueltas.
—Tienes que tocar una canción hermosa, tocada desde el corazón con un instrumento. Si consigues hacer llorar al Zaste, te daré la flauta.
Me lo quedé mirando ya derrotada. Él sonrió ya dándose vencedor ¡No era justo!
—Un Zaste no puede llorar — reproché —.
Tot paró de dar vueltas y se puso enfrente de mí y levantó el animal. Él me observaba con atención.
—¿Te rindes sin haberlo intentado? — preguntó fingiendo dolor — Kaliska ha enviado a una perdedora.
Sabía lo que estaba haciendo, tentarme para que lo probara, pero ¿Qué tenía que perder? Así que me alejé de él y deseé un arpa. Me senté en una raíz de árbol, cerré los ojos y comencé a tocar el arpa con todo mi corazón.
Mientras tocaba recordé a Charles. La primera vez que lo vi, en el mercado de Kiau disfrazado de plebeyo. Después el recuerdo de su palacio cuando me acusaron por primera vez de bruja y me llevaron ante él. Recordé cómo él me dijo por primera vez que me amaba y acto seguido el primer beso. Recordé cómo hacíamos el amor y lo que sentí cuando parí. Recordé mis últimas noches con él en la cama...
Cuando estaba llegando al clímax de la canción, reflejé por medio de la música, mi muerte. El dolor, la pérdida, el enojo, la soledad, ver a Charles llorar porque nunca más me volvería a ver. Recordé mi despedida en nuestro lugar secreto por medio de sueños y recordé como me llamaba desesperado a continuación.
Acabé la canción con ese sentimiento, con esa emoción. Cuando abrí los ojos, vi a Uma llorar a un lado, Tot intentaba reprimir las lágrimas, pero el Zaste me sonreía y me sacaba la lengua como vil serpiente que era. No había funcionado.
—Lo siento — dijo Tot recomponiéndose — pero el animal no ha llorado.
Bufé en alto y me acerqué al ver al animal. Uma se puso a mi lado y con su cabeza intentó animarme.
—Claro que no lloran — dijo la tigresa — es que sus ojos no son como los míos no pueden llorar. Es insensible.
Entonces algo se iluminó, una idea. Así que la frase de Kaliska era cierta. Uma cazaba las ideas. Me fijé en los ojos del animal. Tenía razón, la tigresa, el Zaste no podía llorar porque no tenía lagrimal. Así que simulé que me agachaba para abrazar a Uma, cogí arena del suelo y acto seguido me levanté. Deseé que el Zaste tuviera lágrimal y seguidamente le tiré arena en los ojos. El animal saltó de las manos de Tot y se fue al altar. El guardián estaba a punto de reñirme por mi comportamiento cuando vio que el Zaste estaba llorando. Sonreí al ver mi triunfo. Seguidamente Tot se giró en redondo y se encaró conmigo.
—¿Qué has hecho? — preguntó enfadado.
—Hacerle llorar — dije encogiéndome de hombros.
—Los Zaste no pueden llorar — dijo cogiendo el animal, observando cómo se le caía las lágrimas.
—Tendrá alergia a la tierra — bromeé.
Tot empezó a temblar y supe que me iba atacar, pero entonces Uma se puso delante de mí con la intención de defenderme. Me subí a su lomo, por si teníamos que salir por patas. El guardián cerró los ojos y comenzó a respirar lentamente. Se tranquilizó al instante.
—Está bien — dijo ya tranquilo — has superado la prueba la flauta es tuya.
Entonces cogió al Zaste y lo convirtió, otra vez, en la flauta mágica y me lo dio en la mano. Sonreí al verla. Era preciosa, tenía tallado flores y ramas con pinturas hermosas.
—No quiero verte por aquí de nuevo — me amenazó Tot.
—Tranquilo — dije haciendo que Uma retrocediese lentamente — tampoco es un sitio tan bonito para volver.
Seguidamente le di la orden a Uma para que nos llevara lejos de ese lugar. Mientras la tigresa corría, miré hacia atrás y me pareció ver que al lado de Tot aparecía Kaliska. Pero desapareció al instante. Seguramente fue mi imaginación.
Palabras de texto con *:
Zaste: Animal mágico común en el bosque de Kiau. Su característica física es: La cabeza de serpiente, cuerpo de mono y cola de dragón. Le gusta comer fruta pero su obsesión son las frutas Sali, que sólo crecen en el árbol centenario del bosque de Kiau. Éste animal tiene sentimientos y entiende perfectamente la muerte. Acostumbran vivir en manadas. A pesar de que son muy sentimentalistas no pueden llorar.
Tot: en , Θώθ thṓth. : ḏḥwty, Dyehuty es el dios de la sabiduría, la escritura, la música, los conjuros, dominio de sueños, el tiempo, hechizos mágicos y símbolo de la en la antigua . También se puede ver escrito como Thot, Toth o Thoth. Es un ser con cabeza de , una pluma y la tablilla de escritura celestial para anotar los pensamientos, palabras y actos de los hombres y pesarlos en su balanza. Llevaba el en una de sus manos. (info sacado de wikipedía)
¡Hola mis queridos Gifts!
Os traigo éste capítulo un día más tarde de lo habitual. Por motivos personales, no lo he podido hacer antes. Pero mejor tarde que nunca.
¿Os ha gustado el capítulo?
¿Qué os parece los objetos sagrados?
¿Os esperabais lo del Zaste y la flauta?
¿Os gusta la mezcla de mitología de Naélium con otras?
Si os ha gustado os animo a seguir leyendo.
¡Nos leemos y nos escuchamos pronto!
P.D: Vídeo del encabezado "Mis top 10 de villanos favoritos"
Os invito a pasaros por mi canal de youtube, donde subo Audiolibros y vídeos sobre Disney, reseñas de otros libros y muchas curiosidades más.
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